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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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domingo, 11 de marzo de 2012

JUEVES DE VISITA. JUAN DE DIOS...

         Esta mañana se ha levantado mala. No se sabe muy bien cómo acabará el día, pero de momento ha empezado frío y lluvioso. Todavía no me acabo de creer mucho eso de que aquí estamos en verano. ¿Cómo serán los inviernos aquí...?
Aquí uno se busca las vueltas con tal de que se trabaje...
         Como de costumbre, la hora tarde no hay quien nos la quite. Incluso estoy esperando al carpintero de Jumbilla para que comience los trabajos, tal y como quedamos, y también para renegociar con él el precio de la carpintería entera. Ha tenido problemas, cómo no, un huayco... y llega dos horas tarde.

Había dicho que en 10.000 soles estaba incluido el retablo, el coro, las tres ventanas y el retablo pequeño del Cristo de Bagazán. Quedaban fuera las puertas de entrada y lateral, el púlpito y la puerta de la sacristía. También quedaba fuera la cubrición del portal de entrada y el frontal de la Iglesia.

         Será dura la negociación, porque viene dispuesto a trabajar, pero nosotros estamos dispuestos a luchar para que en el mismo precio nos incluya todo eso. Al principio el sale por los 14.000 soles, aunque ya sabemos cómo pajea la gente por aquí... lo que quiere es dejarlo en 12.000. Por esa misma regla de tres, yo le digo que le pagamos 8.000 soles, para dejarlo en 10.000.

         Toda la mañana después, y tras un tira y afloja en el que me repite hasta la saciedad el trabajo que tiene toda la carpintería, decidimos que no hará la carpintería. Después de toda la mañana luchando, no está interesado en ese precio y yo ya me he cansado de negociar. Le ofrecí comprarle las bisagras de la puerta de entrada, ponerle un peón para lo que necesite, que use la madera vieja que esté en buen estado con el consiguiente ahorro en material, e incluso ayuda puntual con varios operarios para trabajos de esfuerzo grande, como puede ser el desmontaje del retablo o el desmontaje de las enormes puertas. Así y todo sigue en sus trece y no se baja de los 12.000. Entonces, en un momento dado le doy la mano, le digo lo siento, que gracias por su interés, pero que me busco a otro... todos me miran como pensando que, como me salga mal el farol, mal vamos todos... no existe otro carpintero en kilómetros a la redonda que sepa tallar la madera.

         Y por un instante bueno, sentí que había metido la pata... El se fue a hablar con su hijo, y entonces vi un pequeño atisbo de posibilidad de que accediera, pero no...

         Me doy la vuelta, digo que me voy a mi cuarto y le pido a Horacio que me busque el número del carpintero de Molinopampa, pero se lo pido en alto para que me oiga el carpintero. Y justo cuando estoy yéndome, me dice: “... espere, don Martín”... y ahí ya supe que había ganado el pulso...

         “Hágame un contrato, hacemos el trato...”
        
         En ese momento no cabía dentro de mí, aunque intentaba disimular los saltos de alegría que daba por dentro... hasta las orejas se me movían solas... y tuve que esperar a celebrarlo con un orujito cuando se fue... todos estábamos locos de alegría.
        
         Cuando me dijo eso, automáticamente me puse a hacer el contrato. Lo había empezado Toni, pero escribiendo con dos dedos justo a la hora de comer y sin saber qué poner, le ruego que me preste el sitio un segundo... que la comida espera y hay prisa. Un rato más tarde, imprimo los contratos y salimos a comer.

         Por la tarde, mientras se desmonta el retablo, se firman los contratos y se deja pendiente el asunto para el próximo miércoles. Yo había dicho que el lunes lo más tardar, pero dado que el carpintero aceptó bajarse de la burra, no quise pasarme de mandón y acepté el miércoles, aunque él quería el lunes siguiente.

Desmontando el retablo
Cotrafuertes laterales
         Mientras todo esto, los trabajadores estaban con los contrafuertes de la puerta lateral y con el cimiento de la torre. Tanto una cosa como la otra han avanzado bastante, y el primer contrafuerte está casi a 1,00 metro de altura y el cimiento de la torre ya se ha llenado en parte con piedra y hormigón.

         Terminada la chamba, les pongo una película a los niños... Hoy me doy cuenta de muchas picardías que ya no voy a tolerar más. Por ejemplo, hay muchos niños que se quedan jugando al fútbol mientras dura la película, pero cuando está a punto de acabar, llegan a la plaza y esperan dando toques al balón hasta que acaba la peli, es decir, la hora de los regalos... entonces entran como aquellos que llevan toda la película dentro.

La hora del cine ya es tradicional aquí... y mejor que no falle.
         Otros se pasan la película haciendo el ganso, sin importarles lo que salga y molestando a los demás. Además, la mayoría hoy se ha pasado la película hablando y molestando a los que sí querían verla, pero como no se querían ir para no perder el regalo, prefirieron seguir molestando dentro.

         En un momento, me planté... paré la película y me puse serio. Les dije claramente que hoy no había regalo, así que quien se quisiera ir que lo hiciera tranquilo. Al final de la película, se pensaban que era de broma... se ponen todos en fila como de costumbre, pero les digo claramente que se han portado muy mal, que la próxima vez se acabaron las películas para siempre, y para dar ejemplo, les hago ir a casa sin regalo. Lo cierto es que a mí me duele más que a ellos, pero una señora me aconsejó hacerlo porque dice que estos niños sólo aprenden así...

         El lunes veré si ha surtido efecto... Pero una cosa tengo clara, y es que a los quince minutos de empezar la película, cerraré la puerta, y quien no esté dentro no entrará... Prefiero que ahora aprendan algo antes que de mayores se conviertan en personas que llegan una hora tarde a las citas de trabajo, como sus padres.

         Terminada la película, hay misa. Vino Juan de Dios de Molinopampa para celebrar. Cómo sabrá ya el funcionamiento de estas gentes que en la megafonía hace decir que la misa es a las 19:00, y cuando le digo que pensaba que era más tarde, me dice que es a las 20:00, pero que si dice eso, se presentarán todos a las 21:00.

Esto es un cura entregado por sus fieles... el camino que tiene que recorrer es casi imposible, aparte de otros pueblos
         La pena que me da cuando entro en misa es abrumadora. Apenas estamos ocho o diez personas, de las cuales cuatro son niños. Este es el enorme interés que tiene el pueblo de Granada por su Iglesia.

         Toda la misa me la paso pensando en cómo aguantarme las ganas de decirle a Toni lo descontento que estoy con la actitud del pueblo. Todos sabían que había misa, eran muchos los que se apuntaban, pero a a la hora de la verdad prefieren vaguear en casa antes que acudir a la cita que no tenían desde el mes de diciembre pasado. Es decir, que van tres meses sin misa, y para una vez que viene el párroco, todos tienen algo mejor que hacer...

         Para trabajar en la Iglesia y ganar algún dinero todos están dispuestos... pero para dar gracias a Dios por que haya venido un extranjero con dinero y voluntad para arreglar su Iglesia y darles trabajo, no parece que haya tiempo... Cada vez creo más que tengo que hablar con Toni y decirle claramente que este proyecto está a punto de acabar para empezar con otro distrito más interesado.

Algunos niños comprometidos
         ¿Para qué querrán arreglar el templo? ¿Para que lo vean de noche los murciélagos?... ¿o sólo para alguna boda puntual o un bautizo? Porque, desde luego, para su propio disfrute no es...

         Luego decimos de los evangélicos y adventistas que hay en el pueblo, pero ellos al menos son capaces de reunirse en su totalidad para sus celebraciones... y a la hora marcada.



         Le comento a Juan de Dios lo triste que me voy para casa y me dice que él ya está acostumbrado. Es una pena ver cómo, después de decir por megafonía que la misa era a las 19:00, la mayoría de la gente se presenta en misa después de la comunión. Gracias a que la misa era a las 20:00, si no, cuando hubieran llegado ya no estaríamos y la Iglesia estaría cerrada...

         El pobre Juan de Dios tiene que ver de frente cómo la ente entra en la Iglesia en el momento que está dando la bendición final, sin vergüenza alguna, como aquellos que ya han cumplido con su obligación de cristiano por venir... pero no se arredra y suelta las cosas bien claras:

Al pie del cañón
         “Debemos dar gracias a Dios por Martín, por haber venido a ayudarnos y a reparar este templo que tanto lo necesita. El y otras muchas personas, trabajan para conseguir un dinero y venir a invertirlo aquí... He hablado con él y me ha comentado que ya conoce nuestra realidad y nuestras costumbres... la realidad y las costumbres peruanas, pero hoy le estamos mostrando otra realidad muy nuestra: nuestra falta de compromiso, nuestro desinterés por todo lo nuestro... el mismo interés que hemos puesto en esta Iglesia, en la que no podemos echar un par de días al año al menos para limpiar las acequias, lo ponemos en el centro de la celebración eucarística, en el trabajo y en todo lo que no nos interesa... No somos capaces de asistir a una cita trimestral de media hora con puntualidad, y llegamos justo al final de la eucaristía... Creo que esto debemos cambiarlo”

         Y dicho esto, procede: “Podéis ir en paz...”

         El caso es que los asistentes hemos podido disfrutar de una celebración fuera de lo corriente. El cura, guitarra en mano, tan pronto está consagrando como tocando una canción. Tan pronto está delante del altar como detrás... Es raro asistir a una misa en un templo donde vuelan murciélagos, en el que la luz es tenue y el templo está casi en ruinas... no hay retablo, el suelo es de tierra como el de una cuadra... poca gente y prácticamente en el centro de la Iglesia por tanto mueble del retablo acumulado por ahí... Curioso, cuanto menos... pero por otro lado, muy evangélico. Me gustó.

         En fin, que Juan de Dios me deja en mi cuarto y me pongo a ver mi documental mientras ceno...

         Mañana será otro día, gracias a Dios...

         Hasta mañana!!

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