Asómate al mundo exterior...Y VERÁS TODO LO BUENO QUE TIENE!

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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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domingo, 12 de febrero de 2012

VISITA A JAVIER Y MÁS DOSIS DE REALIDAD...


Esta mañana después de desayunar he intentado llamar a Iván, el chico ruso. Se va en dos semanas y necesita algún contacto en Lima para estar más tranquilo, especialmente porque los autobuses a Lima llegan de madrugada y la zona donde está la parada no es precisamente una parroquia de barrio.

Como tengo un amigo en Lima, el taxista Manolo, le quiero dar su teléfono, porque en Lima hay que tener cuidado hasta con los taxistas... mejor no os cuento las leyendas urbanas que corren por ahí.

La mañana la paso haciendo un listado interminable de defectos en la obra nueva del seminario, hasta la hora de comer.

Por la tarde, Amado y yo vamos al hospital a ver al ya operado Javier, para saber qué tal está. Cuando llegamos todo son pases abiertos, no sé si por la hora o porque no están vigilando... debe ser que ahora se permiten visitas. Entramos y aparecemos en la habitación... seis camas para seis enfermos dentro de la misma habitación. Sólo queda una libre, pero estando nosotros se termina de llenar con el enfermo que faltaba para la colección de seis.

El niño está animado y bien. No parece que le hayan operado, aunque le han dicho que no hable mucho. No sé si es para meterle miedo para que se calle por lo hablador que es o si es que se ha resfriado en el quirófano. El caso es que no puede hablar alto.

Cuando entramos ya está esperando las cosas que le llevamos. El padre Amado, caramelos y yo, un espejito... parece una tontería, pero cuando yo tenía su edad, un espejo con el que deslumbrar a la gente y hacer juegos con el sol en las paredes me chiflaba. ¡Y vaya si le gusta!, aunque lo primero que me dice el tío es que el espejo lo necesito yo para afeitarme... ¡el jodío!.

Unos caramelos por aquí y un espejito por allá y la cara es otra...
 Después de charlar un rato con él y con su madre, Amado se retira a hablar con un niño que hay en la habitación en otra cama. Me acerco a conocerle. Se llama Jhorby, aunque he tenido que preguntárselo como cuatro veces hasta que me he enterado, y cuando me he enterado le he pedido que me lo deletreara: jota..., hache..., o..., r..., b alta, ye...

Bien, bien... ¿y qué te pasa, Jhorby?

Que me he caído de un caballo...

         Nos cuenta que se golpeó en la frente con una rama mientras cabalgaba, algo que resulta cómico cuando lo ves en los “videos de primera”, pero que cuando te trae al hospital no lo es tanto.

Hablamos un rato. Tiene nueve años, uno más que Javier. Está solo en el hospital, aunque dice que su padre anda por ahí. Luego se presenta el padre.

Seguimos viendo enfermos. El próximo es un hombre mayor, de 83 años, aunque no los aparenta. Está enfermo y acompañado de una mujer que yo creía que era su esposa, pero resulta ser su hija. Todo lo que él aparenta de joven, ella lo aparenta de mayor. También está la nieta, supongo... El hombre se llama César Augusto y tiene mucha energía a pesar de sus años, ya que le doy la mano y se incorpora de un golpe de abdominal como un resorte con muelles... ni yo soy capaz de levantarme así.

Pasamos a otra cama. Su morador es un chico de unos 30 años. Tiene un pulmón perforado y daños en el riñón. Su nombre no lo recuerdo, y resulta ser el copiloto de un autobús que hace un par de días se ha despeñado por un barranco e incluso hasta ayer estaban buscando a unos cuantos desaparecidos. Ha habido muertos y nos cuenta cómo sucedió. Bajaba el bus una cuesta pronunciada cuando de repente se quedó sin frenos, y el conductor tuvo que meterse en un puente el final de la cuesta como pudo para no caer por un precipicio mayor... el golpe fue tremendo y cayeron a un río. Él iba descansando en ese momento, ya que era el chófer de reserva para cuando el otro acabara su turno por lo largo de los viajes aquí. Dice recordar que se despertó con los gritos, sintió la caída y el golpe, y lo próximo que recuerda es hoy en el hospital, ya que ha estado dos días en coma. Tremendo suceso del cual parece estar bastante recuperado. Amado hace una oración y él la reza con fervor. Le dejamos y vamos a por otro desgraciado...

Por último, las dos camas que quedan están ocupadas por dos hermanos... uno estaba cuando llegamos, el otro es el que llegó estando nosotros ya ahí. Está su padre y otro hermano y nos cuentan que iban en una moto cuando les salieron unos asaltantes a tiros, alcanzándoles los balazos a ambos. Uno ha sido alcanzado en una pierna, ha tenido suerte. El otro ha recibido el balazo en el vientre y su estado parece que es peor, aunque no parece grave. Huyeron como pudieron en la moto mientras les seguían disparando y tuvieron suerte de que no les acertaran a dar más tiros.

Y esta es la realidad de las calles peruanas. De nuevo, uno se queda sorprendido al ver aquí lo que está acostumbrado a ver en los telediarios.

Hablamos un rato más con Javier y nos despedimos hasta mañana, y cuando salimos fuera, una señora llama a Amado para que visite a su hijo. Entramos a verlo. Se llama Roberto Carlos y tiene un tremendo crucifijo colgado del cuello. No parece muy afectado en su cuerpo por nada, sin embargo un tobillo lo tiene hinchadísimo... nos cuenta que ha sufrido un accidente de autobús, el que cayó por la ladera al río... qué curioso. No creo que sepa que uno de los pilotos del bus está justo en la habitación contigua. El chico intenta hablarnos cuando le conocemos y le preguntamos qué le pasó... pero no era capaz de decirlo... se emocionaba y no podía, hasta que tuvo que hacerlo la madre, que también se emocionaba. Ha visto la muerte tan de cerca y morir a sus acompañantes de viaje, y eso le ha impactado tanto que no es capaz de recordar el momento... sólo quiere rezar y cuando Amado comienza el “yo pecador...” empieza a darse golpes en el pecho desde el principio hasta el final... como si toda la oración fuera un “por mi culpa...”

Le dejamos y salimos fuera. Parece que necesito un poco de aire y sobre todo no ver más casos de “impacto TV” en directo.

Cuando salimos, como nota graciosa, hablamos de Jhorby y de su accidente, de cómo nos volvemos a encontrar con otro traumatismo infantil... y le digo que para haberse dado un golpe en la frente con una rama no tenía señal alguna... Entonces me dice Amado que Jhorby tiene los testículos hinchados... me quedo mirándole como diciendo: “¿porqué me cuentas eso...?” y me responde que el golpe se lo ha llevado ahí....

Me quedo pensando en la forma de darse un golpe en los innombrables con una rama mientras vas a caballo, y por más vueltas que le doy no logro entenderlo... entonces Amado me explica: “Cuando se dio el golpe, se cayó del caballo con tan mala suerte que cayó de culo sobre una piedra y se golpeó los testículos....”

            Después de treinta segundos de silencio...

- ¡Dios mio! ¿Cómo?....

- En los testículos, me repite....

- Ya, ya... pero no entiendo... ¿en los dos?

             - ¡En los dos!

Y nos miramos... y nos echamos a reir... A ver, esas cosas son sin maldad, pero la verdad es que es gracioso... aunque para Jhorby no debe tener mucha gracia...

- ¿Y cómo lo sabes tú...?

- Porque lo ha dicho...

- Pues yo no me he enterado... y menos mal, porque si me entero en la habitación me da el ataque de risa y la liamos....

Nos volvemos a reir un rato, sobre todo cuando Amado escucha la palabra española por excelencia para nombrar los innombrables y le digo que pobre chico, la mala suerte que tiene al machacarse los güevos con una piedra...

No sé si es que aquí no se usa esa palabra o es que le sorprendió que fuera tan llano... pero regresamos a casa entre risas... Aunque cuando piensas en el momento y te pones en el lugar, lo mejor que puedes hacer es pensar rápido en otra cosa...

Por la tarde la cosa igual que ayer... sólo que hoy, después de misa he esperado a las hermanillas Márllury e Yrmita para hacerles un regalo en respuesta al suyo... unos rosaritos negros pequeños.

Igual que ellas me dijeron cuando me dieron el sobrecito que era un regalito muy franciscano, yo les digo que el mío es un regalito muy dominico... pero ya se lo contaré.

Después las etiqueto en facebook en la foto donde están los rosarios pasados por la tumba del santo Martín de Porres, y creo que les hace ilusión...

Así acaba el día... hasta mañana!!

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