Asómate al mundo exterior...Y VERÁS TODO LO BUENO QUE TIENE!

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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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domingo, 12 de febrero de 2012

CUMPLEAÑOS DE MONSEÑOR Y BUENAS NOTICIAS DE JAVIER...


Hoy tampoco se puede salir de viaje, ni hacia Chiclayo ni hacia Molinopampa, así que Chachapoyas está aislada... Lo que pasa es que Chachapoyas es autosuficiente y este aislamiento no le produce tantos estragos como si fuera un poblado.

Después del desayuno, Amado y yo tomamos un taxi y vamos directos al hospital a ver a Javier... Nada más llegar me quedo sorprendido de lo que aquí es un hospital. Os lo describo:

Exagerada era...
Entras y te parece que estuvieras en una especie de barracón oscuro, sin iluminación natural, paredes y suelos viejos, ventanas de hierro oxidadas con cristales translúcidos que dejan pasar un atisbo de claridad. Enfermeros y enfermeras correteando por pasillos, que sabes que lo son porque van corriendo pidiendo paso, pero no porque lleven uniformes blancos lavados con “Ariel” precisamente. Los pasillos llenos de gentes pobres con ropas raídas, sentados haciendo ganchillo y cosas similares... unas cucarachas por aquí y unas arañas por allá... las paredes llenas de papeles informativos de todo tipo... habitaciones compartidas para una media de 5 enfermos, camastros oxidados y colchones que mejor no descibo... Existen goteras, por supuesto, y el olor a humedad y otros productos indeterminados te golpea al entrar, aunque te acostumbras rápido. No se puede decir que sea precisamente un sitio cómodo, aunque también es cierto que es más cómodo que la casa de Javier. Pero vamos, que por lo demás, el sitio está bastante bien...

Cuando pasa una enfermera con una camilla en la que lleva un enfermo, me fijo en que tiene una sonda puesta con un tubo de los que bien podríamos usar para fontanería, y vertiendo en un tarro de cristal con tapa de chapa, típico de los “espárragos carretilla”... por otro lado, la gente está atendida, que al final es lo que importa.

No podemos ver a Javier, porque el bedel no permite el paso ni a su madre.. intentamos colarnos, pero nos pillan y nos hacen volver. Pero Amado, haciendo uso de su autoridad como sacerdote en un sitio donde los sacerdotes son autoridad, y bajo la excusa de querer administrar la unción de los enfermos, se cuela solo y nos deja fuera. Bueno, al menos sabrá de él.

Cuando sale nos dice que está bien y contento... y pare nuestra sorpresa ha grabado un pequeño video como documento. ¡Bien por Amado! En cuando aprendamos a descargarlo lo subo...

Parece ser que mañana le operan a eso de las 11:00 de la mañana. Dice Amado que ha hablado con el médico y lo que tiene es una bolsa de sangre coagulada del golpe que le está oprimiendo el nervio ciático, como para no dolerle.... y lo dejaban a su libre albedrío para que sanara solo.

La operación será sencilla, abrir, sacar el coágulo y cerrar... como si se tratara de un bote de aceitunas rellenas. Supongo que lo que nosotros vemos como fácil no lo será tanto... pero vamos, que no es una operación a corazón abierto.

Regresamos al pueblo porque vamos al colegio a tomar medidas para el diseño de la nueva cubierta. Aquí las obras se hacen de aquella manera. Tu vas al ayuntamiento y dices:

             - Quiero cubrir el patio del colegio...

- Tira palante..., te responden....

- Gracias, buenos días.... y te vas. ¡Licencia concedida!

Al menos eso es lo que yo estoy viendo... eso sí, hay que pagar.

El patio del colegio
 Después de tomar medidas, nos vamos a comer al Obispado. Hoy es el cumpleaños de Monseñor Emiliano Cisneros, que cumple 67 abriles y que no trata de ocultarlo... es más, como nadie se atreve a hacer esa fatal pregunta que puede resultar explosiva si se la haces a una mujer madurita, él mismo salta:

            ¿Nadie tiene curiosidad por saber cuantos cumplo?

Claro, claro..., dicen las monjitas invitadas al ágape...

¡67!, responde Monseñor...

Todos de cumpleaños
 Ya nos hemos enterado... no los aparenta. Parece que la vida de misionero en un país extranjero rejuvenece... quizás haya que ponerlo en conocimiento de esas señoritas que quieren estar siempre como si su cara fuera un eterno melocotón verde.... Podríamos llegar a un acuerdo simbiótico: ellas se viene a Perú, trabajan aquí unos años y se vuelven con la misma edad que vinieron... ¡arreglado!

En la comida me presentan a las monjitas franciscanas que vienen a celebrar el cumpleaños, y otras cuya congregación no recuerdo, pero son franciscanas, lo cual no deja de ser bueno. Viene el padre inglés, otro peruano y los de la casa. Falta Ilder, que está de vacaciones en casa de sus padres.

La comida es un momento alegre, lleno de anécdotas de misión peruana en los años de trasiego del Obispo y demás... Cuarenta años, que se dice pronto, fuera de su país (y el mío) misionando las Américas.

Las hermanitas son muy simpáticas, e incluso una de ellas tiene facebook, así que quedamos en contactar.

Las hermanas haciendo los honores
Terminada la comida, viene el momento de celebración al más puro estilo español... puro, puro, nunca mejor dicho... Llegó el momento de fumarse el puraco que para la ocasión tiene guardado el padre Antonio. Esta vez se suma a la fiesta humeante el padre Amado. No sabía esa afición suya. Y ahí, mano a mano, nos clavamos el puro alemán... no sé cuántos le quedarán al padre Antonio, pero entre el anterior y estos dos ya ha gastado tres... habrá que hacer averiguaciones, ya que en toda la región no se pueden comprar estos artículos de lujo... lo mismo llegamos a un acuerdo y practicamos el contrabando dentro del obispado.

Con los puracos...

Acabado el puro nos vamos a los cuartos... y como ya tengo internet, después de un día entero sin poder conectarme por problemas de “Claro” (la empresa de internet), me conecto y hablo un poco con todos... Así hasta la hora de misa en la catedral.

Una vez acabada la misa, muy bien cantada por las mismas monjitas que vinieron a comer, me vienen a visitar y me dan un sobrecito marrón, sellado con un pequeñito adhesivo de una cara sonriente como las que se ponen en los correos electrónicos... me dicen que es un regalito franciscano.. lo abro, y efectivamente es una Tau. Es preciosa, pequeña de madera y tallada... La guardaré para mi colección como una especial.. No a uno le regalan todos los días una Tau en Perú. Ellas se llaman Márllury e Yrmita... creo que lo he escrito bien... dos nombres que no conocía, pero que a partir de ahora me serán familiares...

¡¡El detallazo....!!
 Tras esto, me dirijo a la inauguración de una biblioteca pública en el centro del pueblo, en la plaza de Armas. El padre Amado es el encargado de bendecirla.

Aquí se conservan ciertas tradiciones muy buenas, como esta. Se llama a los sacerdotes para que bendigan las instalaciones nuevas. Como en todos lados, hay gente que no practica, sin embargo respeta estas tradiciones porque son parte de su cultura y porque hay otras personas que sí que lo desean. Sólo eso es motivo suficiente para respetarlo. Es una pena que en el mundo “avanzado” se considere incluso un insulto este tipo de actos, o que incluso pretendan quitar crucifijos de los lugares públicos, como si fueran crucifijos explosivos a punto de explotar. A medida que avanzamos técnicamente nos separamos de ciertas tradiciones muy sanas y que forman parte de la cultura de nuestro pueblo. Parece como si bendecir un espacio fuera un acto de agravio contra quienes no creen en nada, y que cuando entren dentro de esos espacios bendecidos fueran a sufrir algún trastorno psíquico.

Aquí el respeto todavía se estila, y de eso más nos valdría aprender algo... nos convendría tomar nota.

Llego a la biblioteca y, como no puede ser de otra manera, me sientan junto a las personalidades: Alcalde, concejales, ingenieros municipales, técnicos responsbles de la biblioteca y familiares del señor del cual toma nombre la biblioteca. Aquí, sólo el hecho de ser extranjero, tener estudios y venir a hacer algo solidario,  te da derecho a formar parte de las comitivas sociales de lo que vendría a ser la “prensa rosa peruana”. Yo, como no puede ser de otra forma, acepto gustoso tal privilegio...

Discurso del alcalde, de los responsables y del cura. Y ahí el padre Amado aprovecha para meter una “cuña” entre sus palabras... Claro está que tratándose de una biblioteca, está cantado que hay que hacer mención a un libro concreto... ¿cual?

¡¡Pues cual va a ser, mostrenc@!!... ¡La Biblia!

Hace mención de que es el libro más importante, no sólo sagrado, sino también histórico y reconocido por todos los grandes autores y literatos del planeta... y es verdad.

Da su charlita, y comienza a bendecir... curioso es que lo haga con el agua bendita esparciéndola con un peculiar brochón: una rosa.

Terminada la bedicion, una empanada y un brindis con un brebaje que no logro beber entero... unas palabras del hijo del Ilustre señor que da nombre a la biblioteca y todos para casa...

Las autoridades de Chachapoyas en la inauguración de la biblioteca
 Antes de esto hay un baile regional. Tres chicas y tres chicos se ponen a pegar brincos como locos sobre el entarimado de madera apoyado en vigas también de madera y repleto de gente... aquello empieza a vibrar y todos notamos a la altura de la garganta un “no sé qué” que nos hace estremecer... quien más quien menos piensa que esos brincos harán que todos viajemos una planta hacia abajo sin necesidad de tomar la escalera.... A mí no me gusta un pelo, y se lo comunico al padre Amado.

Son estas cosas que cuando las ignoras eres tan feliz, pero cuando sabes el peligro que corres, no ves el momento de salir por patas... y como el padre Amado estaba tan contento, se lo dije... y entonces le cambió la cara... como a mí. Los únicos que parecían ajenos al potencial colapso eran los bailarines, que a medida que bailaban se animaban más y aumentaban sus brincos sobre el entarimado. Así que, cuando acabó el baile, fueron varias las manos que sacaron sus pañuelos para secarse la frente, mientras metían el dedo índice entre el cuello y la camisa apretada con la corbata como diciendo: “pa habernos matao...

           Pero no llegó a más. No obstante, le comento al padre que no está bien hacer un local público, con estanterías plagadas de libros (10.000 decían) sobre unas patitas de hierro apoyadas en un forjado de madera que no sé muy bien cómo andará. Por otro lado, un edificio totalmente de madera, en el que se aloja una biblioteca, bien merece siquiera un extintor que no encuentro por ningún lado... ¡Madre mía! A veces las cosas no pasan porque Dios no lo permite...

          Ya en la calle, nos sentimos algo mejor por haber abandonado aquella “biblioteca bomba”, y vamos a cenar. El Obispo y el padre Antonio están celebrando el cumpleaños en Cáritas, así que cenamos Amado y yo.

              Sopa, arroz blanco y trucha frita... y a dormir.

              Hasta mañana!

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