Asómate al mundo exterior...Y VERÁS TODO LO BUENO QUE TIENE!

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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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jueves, 9 de febrero de 2012

Lunes plagado de héroes...


La explicación es lo más absurda que me habría podido imaginar... ¡¡¡Filo ha llevado a su hijo a un brujo....!!!. Lo sé porque esta mañana, en el desayuno, Amado me ha dicho que la ha llamado y que ella se lo ha dicho.

No me puedo creer lo que oigo... ¡¡La catequista llevando a su hijo a un brujo!! Ya me decía y redecía Don Emiliano que mi europeismo mental aquí no es válido... Y hablando acerca del tema, Amado me explica qué es exactamente un brujo peruano.

Se trata de un señor (o señora si es bruja) que, calavera en mano, y con velas y demás archiperres esotéricos, formula hechizos sobre los moribundos y desgraciados enfermos, los cuales se dejan hechizar porque nunca se puede cerrar una puerta a la curación, sea cual sea... Eso sí, entre los múltiples objetos paganos y la calavera que en su día alojaba un verdadero cerebro pensante, para el ritual de brujería se necesita la Biblia y un crucifijo...

Efectivamente mi europeismo mental no da más de sí...

No sabía que Jesús en los evangelios podría llegar a decir: “¡¡¡Cuando veas a un enfermo, ponte un taparrabos y cuatro plumas de gallina vieja en la cabeza... salta alrededor del enfermo y sacúdele unos mamporros con un palo mojado en sangre humana... coge una calavera y haz el baile de San Vito, después formula un hechizo mientras le escupes a la cara un brebaje de aguardiente... y por último, en mi nombre, cúralo.....!!!”

            De todos modos releeré el evangelio, no sea que el equivocado sea yo...

En fin... que nada puedo hacer, porque de echarme a la cara a Filo lo mismo la estrangulo que lo mismo me compadezco de la pobre... Ya me enteraré de los “milagros” del curandero bailón... y si da resultado, lo mismo le copio. A lo mejor me gano la vida en España a base de bien...

Acabado el desayuno, me voy a buscar la compañía que saca a la calle a diario un “combi” o lo que nosotros llamamos furgoneta. Es el medio de transporte colectivo al que aquí también le llaman “colectivo”... bien elegido el nombre. Pero para mi sorpresa, los combis salen a las 5:00 de la mañana...

Aquí todo es temprano, los combis, las comidas, las misas, las cenas y la hora de dormir... También es cierto que a las 17:00 ya es casi de noche.

Pues nada, hoy es lunes, tenía que estar camino de Granada y no lo estoy, pero nunca está de más captar la señal de que cuando estas cosas pasan es porque el Señor te tiene preparadas otras bien distintas. Quien maneja es Él, no nosotros...   

Voy a llamar al alcalde de Granada, Toni. Vamos Don Emiliano y yo a ver al alcalde provincial de Chachapoyas, el Dr. Diógenes. Aquí a los alcaldes provinciales se les llama doctores. Espero que a los doctores no les llamen alcaldes...

El alcalde Diógenes llama a Toni, pero éste se encuentra en Chiclayo y hasta mañana no vendrá, así que ya sé que voy a pasar otro día en Chachapoyas, lo sabe Don Emilano y por ende, lo sabe también Diógenes, el cual aprovecha la coyuntura de tal situación, y a sabiendas de que no tengo nada que hacer porque tenía pensado viajar a Granada y no puedo, se lanza al barro y me pide que le acompañe a visitar otra Iglesia, esta vez en Molinopampa, el poblado donde vive Juan de Dios. Como no puedo escaquearme de ningún modo, y además no tengo nada mejor que hacer, acepto. Estoy de ver Iglesias hasta la coronilla. He visto tantas ya que ya no sé cual es de cada sitio, y aquí la gente confía en que las arregle todas.

Quedamos en que me recoge en el Obispado cuando termine una reunión que tiene, así que ahí le espero. A eso de las 10:00 me viene a buscar, me monto en su Toyota (cómo no) y nos vamos de viaje. No imaginaba entonces la aventura que me esperaba.

Al principio la cosa es un poco tensa, ya que cuando no conoces a alguien y te vas a pegar un viaje de un par de horas con él, lo primero que dices es:

- Llueve, ¿eh?
- ¡Claro, claro..! responde el otro.
- Bueno... estooo... ¿y cómo está la cosa por Chachapoyas...?
- Malogradita... bien malogradita...

Pero poco a poco va entonándose la conversación, sobre todo porque nada más salir de Chachapoyas tenemos un huaico que os tapa el camino y tenemos que esperar a que la máquina lo quite. El derrumbe ha sido de la ladera sobre la carretera y esos huaicos son más fáciles de reparar porque sólo hay que quitar la tierra de la pista y verterla abismo abajo. Los huaicos en los que lo que se desprende es la pista en sí, son más trabajosos porque lo que hay que hacer es comer terreno a la ladera y verterlo sobre lo que antes era pista y ahora es abismo... y así hasta llenarlo o abrir un camino más pegado a la ladera.

Con el alcalde Diógenes en San Francisco de Daguas
 Salimos del coche y esperamos fuera, porque es tontería pasar una hora o más sentado en el coche. Por suerte, hace más de una hora que está la máquina sacando tierra y cuando llegamos ya casi está acabado. Una vez terminado, seguimos la marcha.



El alcalde Diógenes ha contactado con el alcalde de Molinopampa para concertar la visita. Sólo espero que no me hagan otro recibimiento al estilo andino, como en Granada. Seguimos por la pista de tierra, bordeando piedras, palmeras y todo tipo de obstáculos hasta que nos topamos con otro corte. Esta vez ha sido un camión que ha salido disparado ladera abajo y las máquinas tratan de tirar de él con eslingas. Me parece que el trabajo será en vano, pues el camión está lo menos a 300 metros ladera abajo. Por fortuna el chófer ha sufrido pocos daños.


Bordeamos las máquinas que trabajan para sacar al infortunado y proseguimos, y unos minutos más adelante le llaman por teléfono... Una urgencia.

Ya nos advirtió Diógenes que la máquina de Chachapoyas no podrían prestárnosla para la obra de Granada porque normalmente está trabajando en los haicos, cuando no hay uno aquí hay dos o tres allá... El maquinista está especializado sólo en huaicos y dudo que haya abierto alguna vez una cimentación.

Vereda abierta para el paso provisional
La llamada era para que enviara la máquina al camino de Chontapampa, el cual ha sufrido un derrumbe de la pista y sus gentes están incomunicadas. Son personas muy pobres que dependen del camino para vender diariamente sus productos agrícolas y su leche en Chachapoyas. Un día o dos sin salir a vender produciría la pérdida de la mercancía perecedera, y no están para pérdidas precisamente. Hay un conflicto de intereses, porque por cuestión de escasos 10 metros, el derrumbe se produce en el distrito de San Francisco de Daguas en lugar de en el de Quinjalca, así que le toca la papeleta a la alcaldesa de San Francisco de Daguas. Los pobladores aislados no entienden de política, sólo de bestias y hortalizas, y saben que sus bestias no pueden acarrear sus hortalizas... por lo demás, quien les arregle el camino les da igual.

Aquí empiezo a ver los héroes a la fuerza, héroes de día a día en la cordillera andina. Cómo hombres, mujeres y niños empiezan a trabajar por su cuenta sin esperar a nadie para, por lo menos, abrir una vereda por la que poder pasar los mercaderes con la mercancía. Resulta que, además, el terreno es rocoso, cosa poco frecuente en un huaico, y como lo que se ha derrumbado ha sido la pista, tienen que comer manualmente terreno a la pared de roca para abrir un pequeño paso. Y empiezan a picar mientras llueve sin parar y justo al borde de una caída de unos 50 metros... y cuando llegamos a valorar los daños Diógenes y yo, ya tienen una veredita abierta y están pasando los borriquillos, ajenos a lo que tiene debajo... Lo mismo no son ajenos, pero saben que si no pasan puede ser peor...

Alcalde al pie del cañón, nunca mejor dicho...
El alcalde hace sus llamadas y localiza la máquina, pero da la casualidad de que está trabajando en otro derrumbe cercano. Les dice a los lugareños que en cuanto acabe la máquina en el otro sitio la envía, pero claro, él pone la máquina y el combustible lo tendrá que poner la alcaldesa de San Francisco de Daguas... aquí las cosas funcionan así, por cooperación.

Hace mucho que no comparo continentes... así que ahí voy:

En España la alcaldesa habría dicho que le da igual que el derrumbe sea en su distrito, que tiene obligación de repararlo, sí, pero que ya lo hará cuando pueda, que ahora está muy ocupada y está escasa de efectivo para gastarlo e gasóil... y mientras tanto, el alcalde del otro distrito habría puesto el grito en el cielo metiendo prisa y amenazando con ir a los tribunales militares si fuera el caso. Al final, los perjudicados habrían sido los lugareños que, con su leche cortada, habrían tenido que dar media vuelta y rezar porque las vacas aguantaran sin su ordeño al menos una semana.. eso o beber leche para desayunar, comer y cenar.

Luda, alcaldesa de San Francisco de Daguas
Pero en Perú no. La cosa fue exactamente todo lo contrario. Una combinación de cooperación, preocupación por los afectados y no tener miedo a realizar el trabajo sucio aunque seas un alcalde, es lo que acabó por solucionar el problema y que todo acabara como en los cuentos de Disney.

La secuencia sucedió así:

- Por la mañana temprano, el alcalde de Quinjalca envía un fax a la alcaldesa de San Francisco de Daguas, donde le comunica lo ocurrido y la importancia de arreglarlo cuanto antes en beneficio de los pobres pobladores afectados. Lo primero que me sorprende es que la alcaldesa no pone pegas en que fotografíe un “documento oficial” y me lo presta encantada.


- Acto seguido, la alcaldesa se pone en contacto con el alcalde de Granada, pero al no estar en su despacho por estar conmigo y no tener cobertura por esas tierras montañosas, se pone manos a la obra y empieza a buscar máquinas para arreglar el problema.

- La alcaldesa tiene suerte, ya que a quien tanto llamaba para pedirle la máquina, por casualidad, va conmigo a ver la Iglesia de Molinopampa y pasamos a saludarla, así que se vuelve loca de alegría...

- Informado de lo ocurrido, el alcalde entra en la alcaldía de San Francisco de Daguas para llamar con el fijo. Se informa de dónde está la máquina y por suerte, está cerca de nosotros.

Explicando los pasos que vamos a dar...
- Mientras la alcaldesa se va a preparar y a buscar fondos para “el petróleo”, Diógenes y yo vamos a ver el derrumbe y vemos a los lugareños trabajando, les decimos que estamos en ello y que en breve vendremos con una máquina. Vamos a buscar a la máquina para valorar cuánto le queda de trabajo en el otro derrumbe. Cuando llegamos, le queda poco, más o menos una hora, así que le esperamos para que termine, pero como le queda poco gasoil, le explica que tiene que ir a San Francisco de Daguas y que la alcaldesa le guiará al nuevo trabajo. Nosotros vamos a procurar el combustible.

- Cuando llegamos a San Francisco de Daguas, informamos a la alcaldesa y vamos a por gasoil. Ella guiará a la máquina, pero entre preparativos y tal, llega la máquina y no hemos salido todavía a por el gasoil. Le dejamos trabajando en el derrumbe y nos vamos con la alcaldesa a por el combustible.

- Recogemos a un Ingeniero que trabajaba cerca para acercarle a Chachapoyas, pero si quiere venir con nosotros, tendrá que acompañarnos hasta que acabemos y luego, cuando todos vayamos a casa, le llevaremos... Como no le queda otra, acepta... Aquí todos aceptan todo... Conozco un país donde nos habrían mandado a freir espárragos si les decimos que antes de llevarles tenemos que hacer unos asuntos.

Con Hilmer, el Ingeniero solidario
- En compañía de la alcaldesa, que por cierto se llama Luda y del Ingeniero, llamado Hilmer, vamos en busca del preciado líquido, pero antes tenemos que comer, porque son las 14:00 y aquí se almuerza a las 12:00. A la alcaldesa no le importa lo más mínimo invitar a tres personas, aunque dos seamos agregados.

El menú de Luda
- Comemos rápido. Sopa de esas hierbas con gallina y pasta y cómo no, nuestro queridísimo amigo el Kui, sonriente sobre una base de arroz, patatas y garbanzos. De refresco nos pone una bebida caliente que prefiero no preguntar qué es. El concepto de refrescar no creo que lo tengan muy depurado.

- Salimos todos hacia Molinopampa, después de haber avisado al alcalde que nos esperaba y al que ya se le hacía raro que tardaramos tanto para ir a ver la Iglesia. Pero como aquí lo normal es que pase algo por el camino, la gente no se preocupa y piensa que lo más lógico es que nos hayamos entretenido por algún derrumbe o desastre similar.

- Llegamos a Molinopampa y el alcalde está en la alcaldía trabajando aunque son las 15:30 horas. Su turno no acaba hasta las 20:00 horas, como de costumbre de lunes a sábado... los domingos sólo trabajan por la mañana... y si hiciera comparaciones ahora sería un poco cruel.

- Como el responsable del grifo (surtidor) tardará en venir, optamos por tomar un café en un bar frente a la municipalidad (ayuntamiento). Aquí no merece la pena perder los nervios por las prisas, sobre todo cuando no puedes hacer nada. Mientras viene y no viene, y negocia el precio del líquido y acepta que tiene que ser fiado porque, lógicamente, no veníamos con este fin, nos tomamos el café. Todos lo toman solo, y yo le digo al camarero que mitad café mitad leche, porque otro día dije café con leche y me pusieron el café por un lado y la leche por otro a rebosar los dos. Y mi sorpresa es que para tomar con el café no trae pastas o dulces, ni bombones o galletas.... ¡¡nos trae queso!! Y pan, por supuesto. Nos lo jalamos y proseguimos. Incluso su forma de cortar el queso me parece de lo más extraña. Yo lo habría cortado haciendo cuñas desde el centro a los bordes. Ellos lo cortan igual que si fuera cuadrado, de un extremo al otro... así que al que le toca el primer corte prácticamente no mueve mandíbula, mientras que el que coge el del centro se frota las manos.
Haciendo tiempo en un pequeño bar
- Salimos del bar y llega el responsable del gasoil. Llena un depósito que echó el alcalde Diógenes (él mismo, sin delegar como se haría en España) en el maletero y salimos a que el maquinista pudiera seguir trabajando.
Alcalde de Molinopampa y responsable del surtidor

- Llegamos al derrumbe y los pobres lugareños están todos mojados y mirando cómo trabaja la máquina, asistiendo al maquinista en todo cuanto necesita. Cuando llegamos nos vienen a saludar saltando sobre el abismo como aquellos que no tienen vida que perder... mujeres y niños incluidos. Están muy agradecidos porque sabe que, de no ser por la máquina, lo mismo en un mes todavía no habrían terminado.

- Con la máquina llena, nos acercamos con ellos a ver un puente en mal estado, ya que el ingeniero y yo entendemos algo del tema y les podemos orientar.. cuando llegamos me sorprendo de que a eso le llamen puente. No puedo entender cómo pasan a diario por encima con el combi lleno de leche y verdura hasta las trancas.. y encima te dicen que el pilar central del puente “lo llevó el agua” tan tranquilos mientras siguen pasando con la combi cargada.

Esto es el puente del que depende el poblado de Chontapampa... el pilar central se lo llevó el agua
- Les orientamos sobre qué hacer y el alcalde decide que la máquina se quede mañana también para arreglar los desaguisados. Ya que está aquí, lo mejor es rematar la faena y hacer las cosas bien. Así que, como nos tenemos que llevar al maquinista de vuelta a Chachapoyas, porque no suelen dormir al raso, tenemos que esperar a que termine de arreglar la pista y su jornada laboral y así poder ir los cinco a Chachapoyas.

Y aquí un día normal es así, sales a por pan y te vienes con dos alcaldes un Ingeniero y un maquinista, mojado hasta los huesos y lleno de barro. Cosas del Perú, dicen ellos tan tranquilos.

La moraleja del día es que una aventura así te hace ver que las personas aquí son de otra pasta:

- Los alcaldes se preocupan por su pueblo, y trabajan como cualquier otro. No les importa mojarse ni meter los pies en el barro, ni cargar o descargar o ser los mozos de los recados para acarrear gasóleo.

- El ingeniero tiene que vivir una aventura más cuando le corresponde ir a casa a descansar, que para eso ha terminado su jornada, y sin embargo, se presta como cualquier otro a cooperar en lo que haga falta y llenarse de barro cuando había logrado ir a casa bien limpio, fruto de un cuidado extremo en obra.

- Los lugareños son entregados y trabajan de sol a sol, recorren distancias a pie que nosotros no haríamos ni en moto, cargan con los niños y las bestias, y después de perder un día de trabajo y su mercancía, no pierden la sonrisa porque al final, que la carretera esté repuesta es una buena noticia, y con esa se quedan, no con el día de perros que han tenido. Se van a la cama con la única cosa buena que ha pasado y ni se acuerdan de las 18 horas de penurias anteriores. Y después de decirnos que no han podido comer porque el pueblo está a 2 horas andando, se van contentos, aunque todavía les queda llegar y es de noche. Eso sí, no han traído comida, pero una botella de 2 litros de aguardiente sí, y tras un discurso del alcalde y luego de la alcaldesa, hay unos brindis con aguardiente. Al alcalde se le ocurre decir que el Sr. Martín de España ha donado 50 soles para la compra del gasóleo, con lo que de nuevo las miradas se clavan en mí y me tratan como si fuera San Martín de Porres... me aplauden, me vienen todos a dar un gesto de cariño, manos y besos, y el gerente del aguardiente me dice: “Dos son mis ojos...”. Yo, ajeno a lo que quiere decir, me entero cuando los alcaldes se ríen, porque por lo visto, cuando alguien es persona grata por ser un bienhechor, se le dice eso, haciéndole saber que mientras todos han tomado un trago del aguardiente, a mí me corresponden dos... ¡Toma ya! Y cómo no, me clavo otro chupito, o mejor dicho, otro culo de botellín de agua partido con una navaja. Entonces pienso que menos mal que no di 100 soles, porque de haberlo hecho lo mismo me dicen “diez son mis dedos” y me tengo que agenciar los dos litros de aguardiente...

El Ingeniero Hilmer dándole al aguardiente...
Cuando dicen que te llevas más de lo que das cuando vienes a estos sitios, me parece que es algo típico de decir, pero luego ves que no puede ser más cierto. Me voy de aquí viendo héroes y heroinas, incluso heroininos... no los que tienen cargo político, que también, sino los que no tienen nada...

Los heroininos... bonito collar de cuerda... 
Y por mucho que se quieran expresar estas cosas con palabras, jamás se podrá expresar lo que uno ha vivido, por más que uno intente reflejarlo todo... Yo le había dicho a Juanita, la cocinera del Obispado, que llegaría a la hora de comer... mientras tanto, nos daban las 19:00 y seguíamos embarrados.

Si 50 soles, que al cambio son poco más de 15 euros, han ayudado para que estas personas caminen dos horas cantando de vuelta a casa en lugar de lamentándose, es que efectivamente uno se lleva más de lo que da. Por cierto, esos 50 soles salieron de la parte que corresponde a la aportación de Pepi del  Centro Juvenil Francisco y Clara de Almendralejo, así que gracias a ella, esto ha sido posible hoy... esta es la prueba de que, a pesar de estar a 10.000 Km, estamos más cerca de lo que pensamos. ¡Gracias Pepi!

Por eso, hoy el homenaje es para estas personas. Da igual quienes sean... lo que a mí me importa es que, de nuevo, he vivido el evangelio en los montes andinos: ayuda al necesitado..., haz bien y no mires a quién...,y cómo no, todos somos hermanos...

La Iglesia de Molinopampa, mientras tanto, puede esperar...




Y aquí, mi pequeño homenaje a estos héroes de diario, héroes a la fuerza...


Hasta mañana! 

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