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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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lunes, 6 de febrero de 2012

¡¡POR FIN GRANADA Y OLLEROS...!!


2 de febrero de 2012
           
         Una vez más me despierto a eso de las 6:00 de la mañana y ya no vuelvo a dormirme. Doy vueltas en la cama y pongo algo de “La rosa de los vientos” o de “Luces en la oscuridad”. En España, cuando me pasaba esto, al escuchar la voz de Juan Antonio Cebrián o Pedro Rivas, me quedaba dormido antes de que supiera de qué iban a hablar. Aquí no funciona. De todos modos, hoy hemos quedado a las 7:00 para salir de viaje, así que me levanto.

         Es un buen momento para despejarse uno, y una ducha es lo mejor. Tengo que aprovechar que tengo ducha, porque en unos días se acabará este privilegio. Se me va juntando la ropa sucia y todavía no he tenido tiempo de lavarla. De mañana no pasa.

         Anoche en la cena estuvimos hablando del viaje, y no sé porqué, hablando de varias cosas dije algo de pinchar una rueda del coche. Algunos de los curas (los peruanos) me miraron con cara extraña y se rieron, y entonces D. Emiliano salió al quite y me dijo que en Perú no se me ocurra decir la palabra “pinchar” si no quiero tener problemas. De paso me aconsejó que tampoco usara la palabra “fregar”, que tampoco traería buenas consecuencias. Es bueno saber todas estas cosas antes de meter la pata, aunque para mí las ruedas se seguirán pinchando y los platos se seguirán fregando. Para ellos las ruedas “se bajan” y los platos “se lavan”... vamos, que habrá que tenerlo en cuenta por si acaso...

Mons. Emiliano Cisneros. Obispo de Chachapoyas
         A las 7:00 en punto, Juanito, el chófer del Obispo me viene a buscar hasta la planta segunda de la pensión: “Don Martín, don Martín... ¿está usted despierto?”... Voy, voy... le digo. Tengo el sueño cambiado, me despierto antes de tiempo y encima llego tarde. No queda bien que el obispo me espere, debería ser más bien al revés. De todos modos, este obispo es algo peculiar, no tiene nada que ver con lo que nosotros conocemos como Obispo en España. No es ni mejor ni peor que los demás, pero las cosas que hace este no las hacen los demás. Será por lo distinto de la situación, pero D. Emiliano es otra cosa. Es la primera vez que cuando hablo con un Obispo, hablo como si hablara con un compañero del trabajo... Se nota que es Obispo por la cruz colgada al pecho, por lo demás, es un hombre igual que cualquiera. Desde el primer momento, cuando me vino a buscar al aeropuerto, me di cuenta de su sencillez. Cualquier otro habría mandado a buscarme. El, no solo me fue a buscar, sino que me acompañó al hotel y cenó conmigo. En Chachapoyas me fue a buscar a la estación de autobuses y, acto seguido, me hizo una visita turística por todo Chachapoyas con el chófer Juanito. Me explicaron todo lo explicable. Me llevaron a la pensión y me acompañaron para enseñarme el Obispado y cenar. Solo conozco a otro como él, y no en persona. Me refiero al Obispo de Yauyos que tan bien describe Samuel Valero en su libro "Yauyos, una aventura en los andes". Las cosas que le pasaban a Don Ignacio, el Obispo, no eran normales... Al igual que él, Don Emiliano vive la  aventura andina a diario, no exenta de riesgos y contratiempos, entre temblores, huaycos y asaltos para llevar el evangelio allí donde es tan difícil.

Juanito (izq). La ayuda que todo Obispo querría
         Juanito no se queda atrás. Es como el típico mayordomo-chófer-multiusos de los ricos de las telenovelas. Noble, bueno, atento... A veces me resulta incómodo que me llame Don Martín. También que cuando subo al coche me abra y cierre la puerta. Cuando voy a entrar a algún sitio sólo le falta tirarse en plancha para que no toque el pomo de la puerta... Es un buen conductor, y se nota que controla los caminos andinos que conoce con los ojos cerrados.. Esos caminos, carreteras para ellos, para nosotros son caminos de cabras, pero os aseguro que va más seguro él por ellos que nosotros por una carretera convencional. Sólo tiene un defecto: que corre que se las pela... Sólo de pensar que tenemos un constante abismo debajo de nosotros, y que conduce como si fuera por autovía, se me ponían los pelos como escarpias... Las curvas ya las quisiera tomar así Fernando Alonso, y los adelantamientos son dignos de una carrera en “Le mans”... El Obispo delante, disimula su angustia constante... o eso creo yo. Yo también, aunque me pongo los cinturones hasta alrededor del cuello... pero bien pensado, en una caída de más de 3.000 metros no creo que sirvan de mucho... 

    Cuando le veo me acuerdo de Sor Isabel, del convento de monjas de Santa Clara de Almendralejo, ya que, al igual que ella, no usa calzado cerrado. Da igual si hace calor como si hace frío o llueve... él va con los pies al aire, porque dice que lo natural son los "zapatos de piel" que el lleva... y tiene razón: esos sí que son zapatos de piel... ¡¡humana!!

      Bueno, pues el camino, como decía, ha sido un poco espeluznante. Sólo pensaba: “verás tú con el Juanito de los ...., cómo después de hacer todo el viaje hasta aquí sin contratiempo, nos despeña por estos barrancos...”

         Y así, entre espasmos, encomiendas y rezos, llegamos al final de un camino de abismos, aunque llano, para pasar a un camino campo a través, sin grandes caídas, pero digno del mejor rally “París-Dakar”... Por estos caminos quería ver yo al Carlos Sainz.
  
Juan de Dios preparando el desayuno
  Paramos en Molinopampa a desayunar, ya que nos esperaba Juan de Dios, el párroco de Molinopampa, Granada, Olleros, el alto Imaza y varios pueblos más... Es digno de admiración este hombre. A diario recorre los caminos de peñas y barrancos para llevar la palabra de Dios a las pobres gentes perdidas por las laderas de las montañas, en moto, todo-terreno y caballo..., indistintamente, como comprenderás.

 La gente vive generalmente en comunidades, aunque pequeñas. Unas comunidades de otras distan varios kilómetros, que ya os dije que se miden en horas. Sin embargo, existen muchos núcleos pequeños de dos o tres familias, e incluso familias individuales solas perdidas por los montes... A todos visita más tarde o más temprano.

         Es muy bohemio ver cómo los pobladitos donde el cura no llega más que una vez al mes, su figura la suple la “catequista”, que para nada se asemeja a la figura del catequista que conocemos nosotros en España. La catequista hace las veces de cura: da la comunión, proclama la palabra, dirige los rezos de la comunidad, organiza los rosarios, catequiza a los niños, se ocupa del agua bendita para que dure hasta la próxima venida del cura, para lo cual antes pregunta cuando será la próxima visita y así calcula si el cura debe bendecir un litro o quice... y aparte de esto, la catequista es madre, ama de casa y trabajadora en el campo o vendedora en mercados ambulantes... Mientras tanto, nosotros, en nuestros países “civilizados” donde nos dan todo hecho, nos cuesta hasta trabajo vestirnos para ir a misa...

         Bueno, dejando las críticas aparte, sigo con la aventura granadina...

Especie de mermelada de no sé qué, pero buenísimo...
   Juan de Dios nos prepara un desayuno típico andino, con café peruano con leche evaporada, pan de maiz con mermelada de fresa natural, nada de comprada en mercados. También una mezcla pastosa de una especie de mermelada de una fruta que no me acuerdo, pero que no había oído nunca, y que sabe bastante bien. Todo esto en una cocina tradicional peruana, con pucheros andinos y un paisaje en la ventana de los que dan ganas de no dejar de mirar... Seguro que a más de uno os gustaría desayunar mientras ves cómo liba néctar un colibrí... ¡espectacular! Pero esos bichos salen como alma que lleva el diablo en cuanto te acercas, así que os quedáis sin foto.

Iglesia de Molinopampa
         Terminado el desayuno, nos enseña la casa de la Iglesia y la Iglesia. Como todas las casas de perú, la gente construye a medida que tiene algo de dinero para comprar el material. Esta casa es de estructura de hormigón, con pilares con ferralla. Pero hacen la planta baja completa y rematada y después empiezan la segunda, con lo que nunca tienen tejado y tienen unas goteras por toda la vivienda que soportan estoicamente, porque aquí la humedad es el mal menor. Y cuando tienen dinero comienzan la segunda planta, y lo mismo, la rematan por dentro hasta con ventanas, yesos y pinturas... y vuelven a dejarla uno, dos o diez años hasta que hacen el tejado... Son cosas que nosotros no entenderíamos nunca, sin embargo aquí es más que normal... Incluso le dije que deberían haber invertido el dinero de los pisos, las instalaciones, alicatados y aparatos sanitarios, yesos, pinturas, etc... en hacer el piso superior en bruto y el tejado, a lo que me respondió:

 ...y entonces, ¿dónde me meto?... 

... te quedas patidifuso... En España le habría dicho que se metiera en mis... pero aquí simplemente lo entiendes, aunque no por eso le dejo de decir que le ponga al menos un plástico por encima, ... ¡que parecen tontos, hombre!

         Nos montamos en el coche y proseguimos el viaje. Llevamos unas dos horas y todavía nos queda hora y media... Me dice Don Emiliano a modo de guasa: tranquilo, que ahora cambia el camino... Yo, pensando que cambiaría para ser un camino asfaltado, me quedé de piedra cuando entramos en el camino y empezamos a votar dentro de la furgoneta como si estuviéramos en un castillo hinchable lleno de críos saltando. Vamos, que te arrascas la cara y te saltas un ojo... ¡Y así hora y media!.. Al principio te ries, al final te desco...yuntas.

         Lo malo de estos caminos no es la distancia, sino el tiempo. Son interminables, y cuando miras el cuenta kilómetros, te das cuenta que llevas media hora de pegar cabezazos en el techo y cuatro kilómetros recorridos. Cuando no te metes en el barro hasta la cintura, saltas por encima de piedras que no se las salta un galgo. Y encima con el desayuno recién tomado... Para mi sorpresa, me acuerdo de la biodramina de Nina... ahora sí que la necesitaría. Pero tampoco, no la he necesitado tanto como un collarín.

Las perdices se quedan calvas por saltar compulsivamente dentro de la jaula... nosotros nos vamos a quedar calvos de viajar a Granada.

         ¡Y por fin, llegamos a Granada! No me lo puedo creer... casi un año detrás de este proyecto, a ciegas porque google no se acuerda de estos pueblos, y de repente, estoy aquí... Me acuerdo de las horas de viaje y del camino de cabras, pero aquí estoy... Me siento como Ronald Admunsen cuando pinchó su bandera en la antártida, aunque creo que aún mejor todavía.

         La sorpresa no hace más que empezar... Nos espera el pueblo a modo de comitiva de bienvenida... Hombres, mujeres, niños, perros y gatos... todo el pueblo vestido de gala, como quienes reciben a una alta personalidad de estado. Veo vestigios de que ha llegado la luz eléctrica... ¡qué sorpresa! Me dijeron que no había. Tienen una nave que hace las veces de salón de actos, y en unas sillas de plástico nos hacen sentar para darnos la bienvenida... Habla el alcalde... se emociona y nos emociona a nosotros... ¡anda que...! Pero lo mejor es que se refiere a mí como El Ilustrísimo señor Arquitecto don Martín de España...¡toma ya!...

         Menos mal que llevaba una bolsa llena de caramelos para repartir entre los niños: chupa-chups, caramelos, peta-zetas, gominolas... Las tiraba y los niños las cogían al vuelo. Yo creo que ni un solo caramelo llegó a tomar la parábola en sentido descendente... Si los hubiera tirado al tejado de la Iglesia, habrían subido a él como un cohete de feria y los habrían barrido ipso-facto.

Eso sí que es ilusión... cuando un niño no tiene nada en absoluto, un caramelo le hace más ilusión que una Wii a un niño portugués. No se imaginan lo que tengo preparado para ellos... Cine diario con cientos de pelis que llevo para ver de dibujos animados, y 500 euros que al cambio son unos 2.000 nuevos soles peruanos para invertir sólo en ellos: material escolar, juguetes de todo tipo (individuales y colectivos), golosinas, plastilinas y material de manualidades, pizarras y tizas, y un largo etcétera de lo que se me vaya ocurriendo, todo ello gracias a los generosos aportes de mis amigos.... Por lo pronto ya tengo un cargamento encargado de balones, combas, muñecas, caramelos, cuadernos, bolis, lápices y sacapuntas, gomas, libros para colorear, ceras y rotuladores, cuadernos y blocs.... y todo por poco más de 180 nuevos soles, es decir, unos 50 euros. Para que os hagáis una idea, un arquitecto que trabaja para el Obispado cobra 300 nuevos soles al mes, y yo tengo para ellos 2.000... Por una vez estos niños van a tener lo mismo que los europeos. Y todo este material en España me habría constado al menos 300 ó 400 euros.

         Ya os imaginaréis la sencillez y humildad de estas gentes, que reciben a un extranjero como si fuera el mismo Papa venido del Vaticano... Lo que en cualquier lugar pasa desapercibido, aquí se le da una atención especial. Nos dan el discurso, agradecimientos y demás honores...y después sacan la artillería pesada: los niños cantando y bailando a coro especialmente para nosotros... Yo no doy crédito a lo que veo... Han estado ensayando los coros y las danzas para recibirnos... pero esto no acaba aquí... Resulta que después de esto, nos sacan a la calle para celebrar “el muy noble y honroso gesto del izado de la bandera nacional peruana...” Ahí tienes al señor Obispo izando la bandera con cara de asustado... y todo el pueblo cantando el himno nacional peruano sobre una base de música grabada en un disco... hasta los niños...

          Vamos, una entrada triunfal en Granada...

      Lo mejor es que para mi sorpresa, la luz eléctrica ha llegado a ambos pueblos, con lo que será todo más fácil. Venía predispuesto a no contar con este privilegio y traía mi equipo personal.

         Por supuesto, han venido personalidades y altos cargos de distritos vecinos del Alto Imaza, como un representante de la policía nacional y el teniente de alcalde del distrito de Olleros. Se quieren unir a tan honorable ceremonia... Y ahí, entre alcaldes, tenientes, representantes de las fuerzas armadas, Obispos, niños, perros y gatos... me sacan a la palestra para dar “mi discurso”... y yo, por supuesto, sin haber preparado nada.

Teniente Alcalde Olleros (izq). Alcalde Granada (dcha)
          Pero agarro el toro por los cuernos, y tomo el micrófono en la mano sin darme cuenta de que de nada sirve cuando hablas en una pequeña habitación para cuatro gatos... sin embargo, me lo arrimo bien y les doy mi discurso:

         “Amigos Granadinos... Ante todo quiero daros las gracias por tan caluroso recibimiento... no lo esperaba, y me ha emocionado. Sólo este recibimiento bien vale el largo viaje que he hecho desde España. Dos días de viaje para venir a veros y compartir con vosotros mis experiencias y mi persona. No puedo estar más orgulloso de haber llegado al fin a este vuestro pueblo que siento como mío, porque es más de un año el que llevo trabajando sin que nos conociéramos para poder estar ahora aquí. Sin vosotros saberlo, hemos movido muchos hilos en la Ofra, con Don Humberto desde Madrid, en España, al cual le habría encantado estar aquí. Doy gracias también a Monseñor Don Emiliano, que tan generosamente nos ha allanado todos los caminos y nos ha facilitado todos los medios a su disposición. Hoy comenzamos un trabajo común, la restauración de ésta, vuestra Iglesia de Granada. Yo no vengo sólo a construir muros, sino que vengo a construir lazos, entre vosotros y yo, entre vuestro pueblo y el mío... Y vengo a construir algo más grande que un edificio de piedra: la casa de Dios. Y vamos a hacerlo todos, hombres, mujeres y niños... cada uno en la medida de sus posibilidades. Yo no vengo a dirigiros, ni a ser el jefe de esta obra. Vengo a trabajar con mis manos junto a vosotros, y traeré mis guantes, mi poncho impermeable y mis botas de agua para trabajar codo con codo con vosotros. También quiero que sepáis que esta es la primera vez que vengo, pero deseo que no sea la última, sino que a partir de ahora podamos seguir colaborando y poco a poco establecer una amistad que dure más allá del plazo de ejecución de la obra. Ahora me voy hasta el lunes, pero este fin de semana seguiré trabajando elaborando un plan de acción para ponerlo en marcha cuanto antes. El lunes comenzaremos y entre todos, ya veréis cómo hacemos un trabajo digno de reconstrucción del templo de nuestro Señor... Que Dios nos ayude y nos de las fuerzas y el ánimo necesario. Muchas gracias.....”

         El clamor y el sonido de los aplausos no hacían justicia al número de personas, ya que parecía que estaba aplaudiendo el mismo estadio Santiago Bernabeu en partido de Champions. Se les iluminó la cara al escuchar el discurso, especialmente en la parte que digo que voy a trabajar con ellos, con guantes y botas, al pie del cañón... ¡serán los tíos! Es como si pensaran: ¡¡este viene de señorito...!!, y luego se dieran cuenta de que iba a pringar como el que más.

Y por supuesto, llegó el momento del brindis... por Monseñor y por Don Martín... y nos clavamos un chupito de un licor fabricado por ellos... y los niños, inca-cola, una variedad peruana de la extendida bebida gringa, pero de color amarillo. El caso es que me hizo gracias que hicieran partícipes a los niños del brindis.. En España los padres les habrían dicho: “Iros a tomar por..... un rato, niños”

         Se me hincha la vena crítica más de lo que quisiera... prosigo:

Después del brindis, salimos por fin a ojear la Iglesia y os podéis imaginar... todos detrás del Ilustrísimo señor Don Martín esperando cada frase y cada opinión que tengo acerca de la construcción... voy andando, echando fotos y valorando, y cuando miro atrás... mil ojos observándome.. ¡hasta los del obispo!

         - ¡Dejen que Don Martín valore...!, decía el Obispo.

         - Está muy malogradita la Iglesia... dicen ellos...

         - Esto tiene tela..., digo yo...

         - ¿¿... tela...?? , dicen ellos...

         - ejem,.. quiero decir que tiene mucho trabajo....

         - claro, claro, don Martín... nosotros vamos a trabajar..., responden.

Aspecto exterior
Aspecto interior

         Y acto seguido comienza el segundo acto de acogida.. la comida. Los peruanos tienen la costumbre de ofrecer lo mejor que tienen a sus visitas, y como por regla general no tienen nada, lo mejor que pueden ofrecer es una buena comida caliente...

         De primer plato sopa de no sé qué... calentita y bastante buena... aderezada con unas hierbas que saben fuerte, pero bien... De segundo un plato de arroz, con una especie de habas pequeñas verdes que saben fuerte también, un trozo de trucha frita y un trozo de tronco de yuca. Después un vaso de agua caliente para echarle café en polvo y azúcar de caña, sin leche ni nada... a pelo.

Primer plato
Segundo plato
     Es gracioso ver lo detallistas que son. Como ejemplo os diré que en un momento dado me apetecía orinar, así que pregunto si tienen cuarto de baño... Luego pienso en lo absurdo de la pregunta viviendo en medio de una selva, así que me dirijo a la calle para ir a mear tras la primera palmera que encuentre... y de repente, empiezan a murmurar:

         ¿Mayores o menores... eh, eh...?

         No sé, no sé... acompáñale...

         Don Martín.... miccionar o defecar...
        
         Y yo: ejem... no, no... sólo voy a mear... gracias, gracias...

         Llévale, llévale... decía uno...

         Don Martín, espere, por favor....
        
           Y se dirige a por su moto todo terreno de 49 c.c.

         Así que el tío se pega una carrera de 150 metros para ir a por la moto para llevarme a un cuarto de baño que está a 20... y otro sale corriendo a buscar algo... y yo en medio sin saber qué hacer... y por fin se presenta uno por un lado con la moto para que no me manche los pies de barro y el otro corriendo por el lado contrario con un rollo de papel higiénico en la mano para dármelo...

         Y ahí me tenéis a mí montado detrás en la moto, con el rollo de papel en la mano, bajo la lluvia y, mientras tanto, el resto de Ilustres ven el espectáculo como algo digno de sustituir al mejor programa de entretenimiento televisivo.

Terminada la faena, me dirijo hacia ellos, y me espera el motorista con el puño en el acelerador para acercarme de nuevo. Me monto para no parecer hosco y vuelvo con sus señorías.

Después de ésta anécdota, salimos rumbo a Olleros, ya que allí nos espera otra comitiva. Aunque el teniente de alcalde de Olleros no esperaba que fuéramos para allá, nos convenció porque quería que viéramos también su Iglesia. Pero como no había avisado a nadie, nos dijo que, por favor, demoráramos un poco nuestra visita mientras ellos iban como un torpedo camino abajo para darles tiempo de avisar al pueblo y recibirnos lo más dignamente posible, no fuera a ser que nos presentáramos como si tal cosa. Mira que Juanito corre con el Toyota, pero los Olleranos salen como un tiro para dejar el pabellón lo más alto posible... volaban ladera abajo... me dio la impresión de una viñeta de mingote, de Mortadelo y Filemón, saliendo humo y chispas de las ruedas del coche...

Efectivamente, cuando llegamos ya han reunido al pueblo entero que nos espera en la plaza mayor (y menor, y única...) para la recepción de rigor... Como no estaba previsto, sólo pueden pasar uno a uno a darnos besos y abrazos y a desearnos lo mejor, y mil gracias, y encantados... etc, etc...

Pasamos a ver la Iglesia rápido porque se nos echa el tiempo encima y no conviene viajar de noche en esos parajes... vemos los interiores y los alrededores.. y para mi sorpresa, esta Iglesia está peor que la de Granada... pero a ver quién dice ahora que vamos a cambiar los planes... Nos conmueven tanto, que decidimos sobre la marcha hacer una actuación conjunta... lo más gordo en Granada, pero escapándome puntualmente a Olleros para marcarles las pautas para la reconstrucción de su Iglesia. Lo primero será quitar toda la vegetación de las paredes... Tanto en Granada como en Olleros, han dejado crecer auténticas parras, palmeras y otras variedades botánicas entre las juntas de las piedras, lo que está haciendo que sus raíces las separen y se caigan...
Conservación (si se puede llamar así) de Iglesia de Olleros

Vemos la posibilidad de una limpieza general de los alrededores, a los que sólo les faltan los monos colgando de las ramas... y para ello Don Emiliano dice que el Alcalde de Chachapoyas nos cederá gustoso una máquina excavadora... yo pienso que el alcalde estará gustoso, pero al que le toque llevar la máquina por esos andurriales no lo va a estar tanto... sobre todo al bajar.

Todos se me echan encima con mil preguntas acerca de su Iglesia y cómo salvarla...

¡¡Sálvela, por favor, don Martín... aquí somos todos católicos...!!, decían..., y en bajito, para que no lo oyera el alcalde de Granada, me espeta: “No como en Granada, que están divisionados y hay evangélicos...” Me quedé patidifuso...

La papeleta que tengo es chunga... creo que piensan que vengo con las alforjas llenas de milagros para verterlos sobre las piedras de sus Iglesias.. y yo pensaba: ¡so mandurriales...!, ¡¡si no hubierais permitido crecer hasta higos en las paredes, ahora estarían en pie...!!

Y cuando estamos a punto de irnos, nos sorprenden con otro halago culinario... nos tienen la mesa preparada... ¡¡Pero si acabamos de almorzar en Granada!!, decía Monseñor... Yo no daba crédito... y Juanito callaba.

Pero nada, con eso de que no se puede rechazar una invitación a un indígena, nos metemos en su choza y en el porche de la misma nos disponemos a tomar nuestra segunda comida de primero y segundo plato, postre y café de nuevo... en menos de una hora desde que nos metimos pal cuerpo la primera... El alcalde de Granada se reía... pero él decía que se iba a hacer cosas...

Después de comer la sopa, le pregunto a Don Emiliano...

Don Emiliano, ¿es una falta de respeto dejar el plato a medias?

Hombre, siempre lo es, aquí y en Rumanía.... dice.

¡Qué bien! Y acabada la sopa, viene el segundo plato... que me puso nervioso nada más verlo... Resulta que ayer, en casa de Filo, vi un monton de ratitas preciosas todas felices chillando en una especie de cerquita... Mi abuela tenía una igual, a la que no conocí en vida, pero que estaba harto de ver en casa porque la disecó... sería por cariño.

Os dejo una muestra de los Kuis que grabé en casa de Filo


Se llaman Kuis, no sé si está bien escrito, pero lo pongo tal y como suena. Pues bien, los kuis los “cultivan” porque es un exquisito plato que se suele servir cuando tienen invitados... como un acto de alto honor... y son las típicas cobayas o conejillos de indias que tenemos en España..., es decir, una rata.


Y de pronto, los mismos animalejos que ayer juraba y perjuraba que no comería en mi estancia andina por lo asqueroso que me parecía comer rata, lo tenía frito en mi plato sobre un montón de arroz, patatas cocidas y dos hojas de lechuga... Intuía lo que era, pero aún así lo pregunté... en la hora...

Y de nuevo, ahí me tenéis, tras un menú completo y el primer plato del segundo, me ponen bajo el hocico una rata muerta que encima es un plato servido con los honores de exquisito manjar para el Ilustrísimo... y venga, a comer...

La cara de Monseñor tampoco es muy halagüeña, aunque él ya lo había comido antes... Su cara tenía más que ver con la manera de negociar el cuarto plato del interminable menú. La mía era una combinación de lo suyo y la rata.

Segundo primer plato
Segundo segundo plato (Kui)
 Mientras tanto, Juanito se metía entre pecho y espalda rata, arroz, papas y aún tenía hueco para algo más... Y yo decidí excusarme por haber comido antes, aludiendo al Teniente de alcalde y diciéndole que él mismo había sido testigo de ello...y aún así me comí la rata, medio arroz y una patata... ya no fui capaz de comer ni una de las hojas de lechuga. Pues así y todo, tuvimos que tomarnos los chupitos de licor con alcalde y teniente de alcalde... Monseñor se libró por ser religioso, Juanito por ser conductor... yo no me libré y me tuve que clavar tres... Lo cierto es que el primero era obligado, y los otros dos porquee me dio la gana a mí... Llevaba la receta perfecta en el estómago para un camino de vuelta en el que, si la subida había sido un infierno, la bajada prometía.

Peor que la experiencia gastronómica era pensar en el centrifugado que produciría el Toyota, el cual nos esperaba ya para negociar la bajada por el camino de cabras. Sin embargo, una vez más, me sorprendí al no padecer el mal del pavo relleno... Bajamos sin contratiempos digestivos, eso sí, botando de nuevo como saltarines sobre camas elásticas.

Al fin acaba el sendero mortífero y comienza el camino llano de tierra, con terraplenes y abismos de 3.000 metros... pero los prefería con tal de no dar botes. Esta vez era peor, porque a la ida, íbamos por el lado de la ladera, pero ahora nos tocaba por el lado del abismo, y Juanito parecía no dar importancia a éste aspecto y seguía acelerando como aquel que iba a perder el barco... Pero es que encima, aquí nadie tenía prisa por regresar... y entre esto y las historias sin fin de camiones, coches, motos y hasta personas andando que cuenta que han caído para abajo, me dan ganas de sacar la navaja y desollarle ahí mismo... Hasta dice que el camión de la basura cayó mientras descargaba la basura en el abismo... se despistó, decía Juanito...

Cuando llegamos me parece que más habría ganado quedándome en Granada, porque el domingo tengo que volver a pasar por lo mismo.

Otra vez, una vez en Chachapoyas, asistimos a misa, oficiada por Don Emiliano, el cual parece no haber hecho gran esfuerzo.. y yo con el cuello desviado y sin poder moverlo...

Después de misa, vamos a cenar y para la pensión, que hoy hay que descansar.... Creo que esta noche dormiré bien. Comentamos la jugada y a dormir.

Os dejo algunos videos que muestran un poco como fue la cosa:


La primera parte del camino a Granada:



La segunda parte del camino ya empieza a complicarse:



Y por fin, la llegada a Granada:




Esto es todo por hoy... hasta mañana!!

2 comentarios:

  1. Feliz Aventura Martín!. Se llaman Cuis y a mi me gustó mucho, tenía ganas de probarlos.
    Cuídate y sigue contando anécdotas.
    Un abrazo
    Julio

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  2. Mi niñoo, me he reido un rato leyéndote jajaja. Tiene que ser muy gratificante todo lo que estás haciendo por esa gente... Reconstruir la iglesia del pueblo...como en los pilares de la tierra :)imagino a esos niños cuando les des todo lo que llevas uff. Al Juanito le pararía los pies un poco tio, que se deje de tantas prisas que tienes que volver pacá sano y salvo jajaja y bueno por lo demás, desearte que todo vaya tal y como lo tienes planeado y disfruta de cada momento.

    Candela

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