Asómate al mundo exterior...Y VERÁS TODO LO BUENO QUE TIENE!

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Asómate a la ventana y mira, escucha, habla...y comparte conmigo tus impresiones.

"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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martes, 7 de febrero de 2012

JAVIER, UNA DE MIS MEJORES EXPERIENCIAS.


Me equivoqué... me volví a despertar a las 6:00.

Pero no pasa nada, porque aprovecho para hacer el equipaje y recoger todo, ya que a partir de mañana me quedaré en el obispado, y luego a Granada. Luego, cada vez que venga me quedaré en el obispado, donde tengo una habitación para mí.

Boleta de Nina
El viernes 3 no tiene mucho que contar, sólo que pasé el día dando vueltas por Chachapoyas porque aquí llueve a todas horas... No hay mucho que hacer. De todos modos, aproveché para ir a recoger lo que con la aportación de Nina Rodríguez encargué días atrás...

Tengo una caja llena de material de todo tipo: Balones, combas, cochecitos y cacerolitas, bolis, lápices, cuadernos, colores de cera, gomas y sacapuntas...


También quiero recordar, aunque todavía está por invertir, que otras personas han colaborado con algo para que los niños de granada tengan una sonrisa en la boca, así como para que los habitantes del pueblo tengan una Iglesia renovada, en todos los sentidos.

Boleta de Carmen
Empezaré por Carmen Gordillo, aunque las demás también tendrán su momento.... Y sé que me voy a ganar una reprimenda, por eso de "que no sepa tu mano derecha lo que hace la izquierda..." Como su aportación es conjunta con otras, no sé cómo desglosarla, pero da igual... el caso es que gracias a ella he podido comprar 36 cochecitos de juguete, 3 muñecas grandes, cinco coleteros y un sombrero de agua... éste último es para mí: ya está bien de tener el pelo mojado... de todos modos me han dicho que aquí, si no hace falta sombrero para el agua, lo hace para el sol... Mi cabeza estará protegida gracias a amigos franciscanos. Y todavía quedan cosas por comprar... Compré estas cantidades porque eran las existencia que había en la tienda, pero para esta próxima semana me han dicho que traerán más... ya he encargado otros 20 coches, otras 40 muñecas y otros tantos coleteros... Sombreros, de momento, ninguno más.

El sábado 4 de febrero dejé la pensión Chachapoyas para instalarme en mi nueva casa: El Obispado... Aquí tenemos un claro ejemplo de la colaboración de la Iglesia Católica en las misiones, en Perú y en todas partes del mundo...

Con cuarto de baño y todo...
 No hace mucho, me batía el cobre con muchos que ven sólo la parte de la Iglesia que les interesa sacar a la luz. No saben, o lo que es peor, sí saben y no quieren decirlo, que la Iglesia está volcada con los pobres del mundo entero. ¿Qué sería de Chachapoyas sin la Iglesia Católica? Pero si todo, absolutamente todo el apoyo que recibe esta provincia es a través de sus sacerdotes, naturales de aquí y misioneros de España e Inglaterra... a través de multitud de hermanas religiosas que gastan sus días aquí, donde no llegan ni los periódicos... aquí donde nadie se acuerda que vive gente... y allí en Granada, donde nadie sabe que existen niños. ¿Qué beneficios se creen que tienen estas personas? ¿Es que es tan difícil entender que su beneficio no es económico sino algo mucho más grande? ¿Quién de los que tanto critica a la Iglesia estaría dispuesto a venir aquí a gastar sus días ayudando a los demás sin recibir nada a cambio? La realidad es que al final, se recibe mucho más de lo que uno cree, pero eso no se puede explicar con palabras.

Pues esta Iglesia Católica, dirigida aquí por Monseñor Don Emiliano Cisneros, OAR, misionero español también y Obispo de Chachapoyas, es la que ha coordinado conjuntamente con Ofra-ONG y conmigo el trabajo que vamos a desarrollar. Esta Iglesia es la que ha abierto sus puertas y la que mantiene al peregrino mangurrino para que pueda desarrollar su labor en Granada... Si no fuera por eso, yo no estaría aquí. Os recuerdo que yo duermo en unas instalaciones que me han prestado, que viajo en unos coches por caminos inhóspitos que son propiedad del Obispado y para el servicio de los demás, y que como y gasto luz y agua del Obispado... Y todavía no me han dicho que tenga que abonar factura alguna... Ya se la abonará Cristo.

Hoy he visto que mi amiga Teresa Jaraquemada se batía también en duelo en facebook, defendiendo lo que yo ya me he dado cuenta que no merece la pena.... los ataques a una Iglesia a la que muchos ven como una empresa, pero solo porque no son objetivos en su opinión, no se quieren informar de la verdad de lo que hace la Iglesia en el mundo... sólo ven unos pedófilos por aquí y unos cálices de oro por allá... Como si la Iglesia Católica no estuviera presente en TODOS los países subdesarrollados del mundo, como si la Iglesia Católica no mantuviera a miles de misioneros, como yo, por el mundo, como si la Iglesia Católica no cuidara de los enfermos en tantos hospitales católicos de manera totalmente altruista, como si la Iglesia Católica no cuidara de tantos ancianos y niños en tantos asilos y orfanatos del mundo... ¿Eso no se ve?

La verdadera Iglesia, la de las jóvenes que gastan sus días para atender al asilo de  Chachapoyas
Ciegos, inválidos, deficientes mentales de los que nadie se hace cargo y que la Iglesia Católica cuida y mantiene
Por eso le digo a Teresa que no se preocupe más, que más que me he enzarzado yo con esos que ven y hacen ver sólo lo que les interesa, a la vez que se tildan de imparciales, no lo ha hecho ella.... y no merece la pena. Es estrellarse contra muros de hormigón. He aprendido que las personas, con el tiempo, terminan por descubrir al Jesús que antes perseguían: Le pasó a Pablo, me pasó a mí, y ahora le está pasando a unos cuantos que conozco que antes eran perseguidores de la Iglesia y ahora van con su “Mercedes clase C” puesto en venta a recoger su asignación semanal de alimentos a Cáritas. 

Sólo espero que esos que tanto critican a la Iglesia no tengan que aprender lo que es la auténtica Iglesia de Jesucristo igual que el propietario de este coche, que ahora, me confiesa que pide perdón a Dios por haber criticado tanto a quien ahora le da de comer.... ahí está el dinero de la Iglesia, ahí y aquí en Chachapoyas, en Somalia, en Angola, en Etiopía o en Santo Domingo... Por supuesto, hay que reconocer los errores que todos sabemos que tiene la Iglesia, pero que me digan quien es perfecto... y “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

Así y todo, la Iglesia a la que pertenezco ha pedido perdón por sus errores y por los de sus antecesores, algo que podemos esperar sentados si queremos que lo hagan otros sectores del mundo que sí que han hecho daño de verdad a la humanidad.

Ahora que estoy aquí, me doy cuenta de que lo que merece la pena es no perder el tiempo en memeces y aprovecharlo en vivir este evangelio, el de las calles de Lima, Chachapoyas y Granada.

En fin, prosigo...

Este mismo sábado hemos ido Amado y yo con el Toyota del Obispado a ver a Javier, el niño cojito hijo de Filo. Le había comprado como sabéis unas cositas, cuyo desglose hasta los 70 soles de María es el siguiente:

Dinero en metálico a Filo:            30 soles.
Balón de reglamento:                  15 soles.
Camiseta Selección de Perú:         13 soles.
Golosinas:                                    2 soles.
Material escolar:                          10 soles.

Total:                                      70 soles.

Como dicen aquí, está cancelada la cuenta de María y la de Nina. Primera misión cumplida y empezamos con el resto.

No tengo necesidad de dar explicaciones acerca de donde gasto el dinero y en qué, porque sé que quienes me lo han dado no me las van a pedir. De todos modos, me gusta hacerlo para que quede constancia de lo que se puede hacer con la colaboración particular de personas que no tiene obligación de ayudarme, y que también son Iglesia.

Ni que decir tiene que ni cuando volaba en parapente sentía nudos en el estómago como el que estaba a punto de llegar.

Llegamos a casa de Filo, con un tiempo de perros, aunque Amado pilota el Toyota por las escarpadas carreteras andinas como nosotros lo hacemos por autovía. Recordaba que estaba más cerca la casa de Filo, aunque hoy se me ha hecho largo el camino. Sólo de pensar en que diariamente tienen que ganarse el pan saliendo al pueblo, o llevar a Javier al colegio, o salir al médico en esas condiciones, tan alejados y sin coche, le dan ganas a uno de echarse a temblar.

Nosotros tenemos el coche bajo nuestro salón comedor esperando para llevarnos a comprar al “súper”... ellos tienen que esperar horas a que pase un triste Jeep para subirse en su remolque, y otro tanto para regresar después. Y si tienen suerte, no lloverá.

Filo y su familia tienen suerte. Acaban de empedrarle media calle y le han hecho unas escaleras que cuando llueve son practicables. En una pendiente de 45º de barro no es posible subir con lluvia a no ser que sea hincando las uñas a modo de piolet... y para bajar, mejor no os cuento la odisea. Puede ser más rápido, pero de catastróficas consecuencias, como le pasó a Javier.

Javier hace un mes que se cayo por esos terrenos que parecen preparados para las más ágiles gacelas, con tan mala suerte que se ha tenido que romper algo interno o algún hueso de la parte trasera, por la zona de la cadera.

Sus padres le llevaron al médico en Chachapoyas, pero aquí las radiografías muestran los huesos rotos sólo si la fractura está desplazada 10 centímetros. Dicen que las radiografías no son muy precisas el el hospital de Chachapoyas, que deberían llevarlo a Chiclayo. Para una familia sin coche, y para la que un autobús es un lujo al alcance de pocos, y más si es para recorrer 600 km, que se tardan en cubrir 14 horas, lo más normal es quedarse con la fractura y volver a casa.

Después de un mes, al chico le está doliendo cada vez más, hasta el punto de que ya no puede ni andar. Se pasa el día en cama y llorando, y eso no es lo más aconsejablle para un niño de 8 años. Si a la pobreza de su familia, a la soledad sin sus amigos y a la lejanía de todo lugar habitado, le sumas un hueso roto y dolores continuos, tenemos como resultado una situación que no vamos a permitir, ni Amado ni yo.

Cuando llegamos, Filo nos recibe como siempre. Ya le advertí a Amado que prefería no volver a tomar el café con maiz, porque la otra vez no me sentó muy bien, no sé si por el agua sin cocer o por el maiz y las moscas. Así lo pactamos y cuando Filo nos ofreció su café le dijimos que ya habíamos tomado.

Llegamos y Filo está preocupada. Javier está en la cama porque tiene unos dolores muy fuertes. Los pasa como puede atiborrándose de calmantes que le han dado. Nosotros la hacemos entrar en razón, y le decimos que no puede pasar un día más sin llevarlo al Hospital de Chachapoyas. El mismo médico que le vio hace un mes sabrá que lo que tiene no es normal, ya que una contusión como le diagnosticaron en su día, ya habría desaparecido. El decidirá si va a Chiclayo o a Lima o a donde sea.

Aquí no hay seguridad social, pero para estos casos hay algo parecido, así que el niño puede ser atendido. Lo que no sé es qué costes conllevará. Filo tiene miedo, no sé si  es por los costes o porqué. El caso es que todavía no lo ha llevado. Le decimos que nos lo llevamos nosotros, pero tiene que consultarlo con su marido. Cuando su marido llega le conozco personalmente, y está agradecido de la visita, pero han quedado en que mañana domingo le llevarán al hospital y que nos avisarán para que vayamos a acompañarles. Nosotros hemos hecho lo que hemos podido. Nos lo habríamos llevado en el momento, aunque nos conformamos con que lo lleven mañana.

El caso es que cuando llegamos el niño está tendido boca abajo en un camastro de una especie de habitación con multitud de telas, trapos, cuerdas y otros objetos colgando por todos lados. Yo pensaba que era porque estaba dormido, pero lo que pasaba es que en esa postura no sentía el dolor.

Cuando llegamos, Amado graba en video, y yo le hago entrega de los regalos. Al principio parecía no reaccionar muy bien, como si no le interesara mucho, pero poco a poco fue incorporándose y mostrando más alegría en su cara. Primero el balón, que recoge casi sin inmutarse. Luego la camiseta, que parece que le va entonando... luego las golosinas, con las que cambia de cara entre sonrisas... y por último el material escolar.

Termina por incorporarse y darse la vuelta, con los dolores del movimiento, y una vez boca arriba, ya es él, el que conocí hace días manoseando al gato como si fuera a sacarle brillo al lomo.

Se pone la camiseta por encima, toma la pelota, saca los lápices... se ríe, cuenta cosas... y da las gracias a María con un “gracias, que Dios te bendiga..” poco propio de un chaval de 8 años.

El chico es increíble, y con esa edad tiene palabras que a uno le quedan de piedra. El chico habla de Dios y de su fe como lo podríamos hacer nosotros. A la pregunta de que si sabe qué tres cosas son las más importantes en la vida, me dice que la primera es el amor, la fe.... y yo me quedo del otro lado. Le digo que sí, que todo eso es Dios y que tiene razón. Y con la Virgen María a la que también quiere mucho. 

La segunda es su familia, que le quiere y le cuida, aunque entiende que lo que él tiene no se lo puede quitar su “mamita”. 

Lo tercero son sus estudios, para lo cual tiene que aplicarse y sacar buenas notas para venirse conmigo un día a España.

Le digo que me tiene que hacer un dibujo con las pinturas que le he llevado, y su primera respuesta es:

¿Cómo es María? Es que le tengo que hacer un dibujo también a ella...

Yo le digo que es morena, y me responde: “¿Negrita como mi madre?”

No, no... le digo. Me refiero al pelo. Y le explico cómo es, aunque le enseñaré la foto en la que estamos todos.

Mientras tanto, nosotros hablábamos acerca de lo que le pasa como quien habla delante de un niño de 8 años, esperando que no se entere de las cosas porque no entiende de nada, sin embargo, en niño le dice a su madre:

Mamita, tienen razón... lo que tengo me lo tienen que ver porque no es normal que un golpe me dure tanto... A mí no me importa ir al hospital como la otra vez, pero no quiero que me pongan la aguja del agua (el gotero) en esta mano (la derecha), porque entonces no voy a poder hacer los dibujos...”

Y con esta frase me queda muerto y con cara “atontao” ...“¡la madre que lo parió...!”

Me acuerdo cuando yo tenía esa edad y sólo de pensar que alguien iba a pincharme con algo era capaz de batir el récord mundial de los 100 metros lisos con tal de salir de ahí pitando. Y el tío estaba dispuesto a venirse con nosotros.

Como nos prometió Filo que mañana domingo nos llamarían para ir con ellos, nos quedamos tranquilos, nos despedimos y volveos al Obispado, no sin antes despedirme de mis nuevos amigos los Kuis, a los que tanto cariño les he cogido, especialmente cuando los veo en el plato fritos y con arroz.


Aquí os dejo otro vídeo de Javier ya más repuesto



De regreso a casa, encontramos a una mujer cubierta con plástico que nos pide que la llevemos a Chachapoyas... hoy ha tenido suerte y acaba de llegar. El día que fuimos a Granada recogimos a otra que llevaba esperando 3 horas a que pasara un coche. Más adelante una familia, el padre y sus dos hijas de unos 10 y 15 años más o menos... nos piden que les llevemos y cuando estoy esperando a que monten atrás, me quedo de piedra... ¡en lugar de entrar en el coche han subido al maletero descubierto del Toyota... 

      Ahí los tienes a todos agarrados a los hierros del coche para no salir disparados al primer bache. Llegamos a Chachapoyas y se bajan con la misma naturalidad que nosotros salimos del metro o de un autobús... simplemente increíble.


Yo no sé cómo plantearme las cosas después de ver a esta gente humilde y sencilla en extremo, a la que le sacas una sonrisa rápido con un “hola” antes de darte cuenta de que andan descalzos por las piedras del camino... Después son todo “gracias, Dios les bendiga, ¿les debo algo...?” Y Amado, se queda tan natural y les dice que no. Para él es algo normal, sin embargo para mí es descubrir la realidad de muchas personas que se conforman con tan poco que un simple viaje en la parte de la carga de la camioneta es un lujo. 

¿Son mercancía? No, amigos... ¡son nuestros hermanos!, aunque a ellos no les importe viajar en la zona de carga para evitar incomodarnos dentro con su presencia.

Mañana más... ¡hasta otra!

  

3 comentarios:

  1. Me da mucha penita ver a Javier con ese dolor, deberían mirarlo cuanto antes a ver si se le va a hacer una lesión mayor... menos mal que estas tu ahí y nos vas a ir contando como se recupera.

    Candela

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  2. Que bonito gesto el dar tan poco q ilusion le da la pena q javier no pueda ponerse esa camiseta y salir a dar unas patadas a ese balon esperemos q pronto pueda hacerlo y q se recupere muy emotivo primo tu labor es muy gratificante y muy bonita como dice candela q bien q estes hay para saber commo evoluciona

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  3. Este relato y los videos me han llegado al alma. Me duele ver sufrir a un niño,que ejemplo nos da aguantando los dolores casi sin quejarse.
    Lo mismo se puede decir de las personas que recogeis en los caminos, anda que van tristes montadas en el jeep, aguantando la lluvia y los baches.
    Esto es para reflexionar y valorar todo lo que tenemos.
    Como dijo la Madre, vas a ayudar y recibes más de lo que das, verdad Martín?
    Gracias por compartitr tu misión con nosotros.
    Un abrazo.

    Nina

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