Asómate al mundo exterior...Y VERÁS TODO LO BUENO QUE TIENE!

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Asómate a la ventana y mira, escucha, habla...y comparte conmigo tus impresiones.

"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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martes, 26 de febrero de 2013

Capítulo 30. Increíble, pero cierto...

        Casi se me saltan las lágrimas y todo... hoy por fin han comenzado los trabajos en la prisión de Antanimora. Esta mañana tenía una cara distinta porque al fin iba en un taxi-b hacia algún lugar concreto y para hacer un trabajo concreto también.

         Casi se puede decir que los primeros 29 capítulos de esta historia malgache son un extenso prólogo a la historia real que me trajo aquí: trabajar en la prisión.
        
         Ayer nos dijo David que entre 8:00 y 9:00 pasaría a por nosotros el “Fórmula 1” de los primeros días, ¿lo recuerdas?. Con lo que no contábamos es con que serían exactamente las 8:00, con lo que nuestro margen de maniobras es muy escaso. A estas horas de la mañana, recién levantados (porque los lunes no hay misa), lo que menos gusta es tener que andar corriendo de acá para allá como locos porque el impaciente transportista está esperando, y aquí no te puedes pasar mucho porque luego te echan en cara que su tiempo es oro y gracias a ti lo han malgastado.

El nuevo compañero
      Ayer vino un nuevo cooperante. Se llama Cedric y durmió con nosotros en la nueva casa. Como no hay más camas, se improvisó un colchón en el suelo y ahí pasó la noche. Yo no sé en qué piensa la gente cuando viene a un país como este, pero me doy cuenta de que aquí la gente viene como cuando nosotros vamos a Acehuchal. Ni traen mosquiteras, ni chubasqueros, ni medicinas, ni ropa de abrigo... nada. Luego pasa lo que pasa, y es que se pone a llover a cántaros y vamos “en chanclas y a lo loco” o que te pican los mosquitos por la noche (y con suerte no pillas la malaria) y tienes que pedir prestado el spray del precavido español.

         Pues bien, este chico es fotógrafo. Vive en París y ha venido por tres meses a tener una experiencia y, al mismo tiempo, cooperar con la documentación fotográfica de los trabajos que aquí se harán. Esta mañana, nada más levantarnos, le pregunto si ha dormido bien y su primera y tajante respuesta es: no. Preguntado porqué no ha dormido bien responde: porque roncas.

         Nunca me habían dicho eso, aunque sé que (solo a veces) ronco (un poquito) pero cuando lo hago (las pocas veces) lo hago bajito (casi ni se oye), pero él lo dice de tal manera que cualquiera que lo oyera pensaría que ronco como un camión-hormigonera vertiendo la cuba de hormigón en la obra... 

         Bueno, como es el primer día (o mejor dicho, la primera noche) hago oídos sordos pensando que (solo por esta vez) quizás (y no estoy muy convencido) tenga razón.

         Nos vestimos y desayunamos como alma que lleva el diablo. Yo me pongo los pantalones con el croissant todavía entre los dientes y voy al servicio con la taza de café... y así salimos todos. Cuando a uno le dicen que entre 8:00 y 9:00 vendrán a recogerle no piensa que vendrán a las 8:00 clavadas. En fin, es el primer día de trabajo y la alegría que tengo por ver cumplido el sueño puede con el “buenos días” y con las prisas. 

En el compartimeento de carga
         Nos montanos en el “Fórmula 1”, aunque antes tenemos que cargar dos sacos de 50 kilos de arroz para la prisión. Como Cedric es nuevo le cedemos el asiento del copiloto (como hicieron conmigo el primer día) mientras Karima y yo viajamos como dos sacos más atrás. La postura es incomodísima, y solo de pensar que estaremos hora y media así, me dan ganas de volver a casa y no trabajar. Aún así la alegría sigue siendo superior a los contratiempos, si bien la hora y media serían algo más de dos horas por problemas de tráfico. Parece que todo el cosmos está decidido a destrozar la ilusión que tengo, pero no puede por más que lo intenta.
Siempre viene bien una cebolla junto al cassette
         Llegamos a Antanimora después de echarnos unas risas porque Cedric se pasa las dos horas del viaje fotografiando al chófer, al cuadro del velocímetro, a la palanca de cambios, al embrague y a la cebolla que está junto al radio-cassette. Cuando llega a la prisión no tiene batería, así que se acabaron las fotos. Luego nos dice que no ha echado fotos porque el primer día es de contacto con los chavales y cree necesario conocerlos antes de fotografiarlos, aunque más tarde nos confiesa que se agotó la carga.


Incómodos, pero contentos...
Para que te hagas una idea de como es viajar en primera clase
Y como viene siendo habitual, el fórmula 1 debe parar en boxes
         En la prisión está la empresa con los trabajadores. Yo no sé si aquí están dados de alta o no, pero me parece exagerado ver a casi veinte trabajadores “manos a la obra”. En España esto lo harían un oficial (de los del lápiz en la oreja) y un peón (con el pañuelo de cuatro picos anudados en la cabeza), y además, el oficial sería de segunda... claro está que así nos van las cosas.
         Se ponen todos a demoler como locos los cuartos de baño y el soporte del antiguo depósito. Sacan todos los escombros y esta misma mañana empiezan a colocar tuberías. Como sigan a este ritmo estamos orinando en el W.C. en cuatro días. Hoy no hay mucho que dirigir, la verdad. Los trabajos de demolición solo requieren un cuidado especial: apartarse.
Las excavaciones manuales. En España esto ya se considera una vulneración de los derechos humanos. Yo tuve trabajadores a mi cargo que decian que estos trabajos eran inhumanos. Aquí les querría ver yo ahora.

El desescombro

Comienzan también los trabajos de fontanería
Demoliendo los W. C. antiguos
         Tampoco merece especial atención comentar la calidad de los trabajos, pues, lo que se dice tirar un tabique, lo tira cualquiera... ya veremos cuando haya que levantar uno nuevo.

         Aprovecho la visita para charlar con los chavales del centro. Cada vez me encuentro mejor con ellos. Ellos ya me llaman por mi nombre, me preguntan cosas a las que respondo como puedo, y cuando no puedo digo: “oui”. Y ellos siempre están alegres. Nos echamos fotos con todos e incluso les estoy enseñando español. Ya saben decir: cabeza, ojo, oreja, nariz, pelo de barba, pelo de brazo, cuello, rodilla, brazo, mano, dedo, uña (de mano), pierna, pie, uña (de pie), camisa, bufanda, collar, pantalón y chancla. Hoy les he enseñado a decir cómo se llaman y a preguntarlo también. Hay uno que tiene una memoria prodigiosa, y basta que lo escuche una vez para saber decirlo bien. Creo que voy a enseñarle mucho... En un momento dado viene uno a preguntarme por el nombre de algo. Se señala hacia el ombligo y le digo que eso se llama ombligo. Luego se ríe pícaramente y me dice que no está señalando eso, sino más abajo... todos se ríen sin parar, y yo le tengo que decir que eso se llama “pilila”. Es lo menos grosero que se me ocurrió en el momento, sobre todo antes de que se revolcaran por el suelo muertos de la risa... ¿qué les iba a decir?, ¿que no sé cómo se llama eso?...
Esto es alegría, ¿o no?
Más que una prisión parece un club de amigos dispuestos siempre a jugar y a reir
       Bueno, bromas aparte, os sigo contando el día. Nos vamos a comer, pero como está Cedric (y porque en otro sitio no hay “café au lait”) vamos a comer a un sitio mejor del que acostumbramos. Comemos con Eve y charlamos un rato acerca de la cárcel, de Cedric, del trabajo, etc. Hoy nos dice Eve que pronto se casa con Erika, así que le desde aquí les felicito.

Aquí las chanclas ya son un lujo
         Después de comer volvemos a la prisión para ver cómo va todo. Los jefes de la empresa no están, así que esperamos un rato. Dicen que vendrán en cinco minutos, pero una hora y media después nos vamos sin despedirnos. Los trabajadores siguen a su tarea y no hay nada más que vigilar, así que nos vamos tranquilos. Karima y yo queremos ir a ver el precio de una mesa de pin-pon para los chavales, así que salimos en su búsqueda.

         Después de soltar el taxi-b que nos deja en el centro de Tana, vamos a buscar un lugar llamado “Luxor” donde nos han dicho que venden de todo, pero se pone a llover de lo lindo. Cedric dice: “no os preocupéis porque las tormentas en África son de cinco minutos”... pero nosotros sabíamos por experiencia que esa afirmación no se sostiene por sí misma porque hemos visto llover desde la mañana a la noche varias veces. Los goterones que caen son bien gorditos, así que saco mi chubasquero para ponérmelo. Karima hace lo  propio con el suyo, pero el fotógrafo viene “a pelo”, con una camiseta de manga corta y la cámara. Lo dicho, yo no sé en qué piensa la gente cuando viene a países que están en estación de lluvias. Aquí no existe primavera o verano, ni otoño ni invierno... aquí existen las estaciones seca y de lluvias, y como su nombre indica, la estación de lluvia se llama así porque generalmente llueve. En fin, que saco mi chubasquero y, en lugar de ponérmelo, lo usamos como si fuera un paraguas, pero es tanta la lluvia que nos mojamos.

         En esto viene una señora cargada de paraguas, y nos dice: “duamile, duamile...”, con lo que aceptamos encantados comprarle uno. Sin embargo, cuando abrimos el paraguas, saco los 2.000 ariarys que nos pide y nos dice: “no, no.... dixmil, dixmil”... así que me da tanto corage que la gente aquí haga siempre lo mismo que le devolvemos el paraguas, eso sí, después de que me devuelva los 2.000 Ar. Luego decimos que “pobrecita” es esta gente, pero algunos, sobre todo los vendedores, son auténticas hienas de la venta engañosa. El otro día nos pasó algo parecido con la compra de verdura. Suman todas las cantidades de lo que compramos y, milagrosamente, siempre les sale 5 o 6 mil Ariarys más que a nosotros. Si no estás avispado te la cuelan. Vamos descartando comercios según la gente es honesta o no. Acordaos que en el supermercado me pasó lo mismo con los caramelos que costaban 800 y me cobraban 950 por cada bolsa. Y hoy Karima le pide a otra señora que le de mil Ariarys de cacahuetes y la señora le da cacahuetes en cantidad para echarse a reir. Cuando le dice que eso no son 1.000 Ar, la señora dice: “Aaaah!!... mil Ariarys, ¿no?”... y nos dan ganas de estrangularla. Yo, personalmente, quien intenta engañarme lo descarto de la lista de vendedores a los que comprar, y prefiero comprar en los comercios de al lado para que los estafadores vean que han perdido un cliente por intentar engañarlos.

         Vemos un edificio que nos puede proteger de la lluvia y nos dirigimos a él. Allí nos dice un hombre por dónde tenemos que ir para llegar al “Luxor”, pero nos avisa de que hay un buen ratito de caminata. Nos dirigimos allá, por Cedric prefiere esperarnos en una cafetería cercana porque no las tiene todas consigo, y como llueva más, la cámara se moja y fin de su cooperación. Lo que no sabía es que la espera iba a ser casi eterna. Andamos un buen rato por las callejuelas de Tana sin rumbo fijo. Unos nos dicen “por allí” y otros “por allá”.

         Al final conseguimos llegar y, nada más entrar, nos topamos con una flamante mesa de pin-pon. Pero con todo lo contento que estaba por encontrar el que, posiblemente, es el único sitio de Madagascar donde puedo encontrarla, al final la alegría se tornó en pena, ya que el precio de la mesa es de un millón de Ariarys. Vamos, que es mejor comprar una tabla y fabricarla. Nos vamos de nuevo con el rabo entre las piernas, pero se nos ocurre que el hermano Paolo, de la comunidad salesiana, quizás pueda fabricar una en el taller de carpintería que tiene para enseñar el oficio a los chavales malgaches. Se lo preguntaremos.

La niña de los 500 Ar.
      Para volver tomamos un taxi-b porque no queremos desandar lo andado, y cuando llegamos al punto de partida queremos ir a recoger a Cedric que debe estar harto de café... En el camino nos topamos con una muchachita, la misma que hace días nos pedía cuando viajábamos dentro del taxi. No me pide, pero mientras Karima está haciendo algunas cosas, yo aprovecho y la llamo. Cuando viene le doy, con la mano cerrada, un billete de 500 Ar. La cara que pone es para verla. Se puso a bailar mientras no dejaba de darme besos desde la distancia con la mano. En un momento dado salió corriendo con el billete en alto, y luego paró y se puso a besarlo... Amigos, estamos hablando de poco más de 15 céntimos de euro, y fijaos qué espectáculo para ella. Luego viene de nuevo a darme las gracias. Parece que ha conseguido en un momento más de lo que saca en todo un día de mendicidad. Incluso el pequeño que lleva a la espalda está loco de contento, como contagiado por la alegría de su hermana.

Probándose los zapatos
         Cuando llega Karima, la chica vuelve, y como tiene los pies descalzos le proponemos que venga con nosotros al mercado porque le vamos a comprar unos zapatos. Ella, como no puede ser de otra forma, acepta encantada. Karima me advierte que si le compramos zapatos acabará por venderlas por algo de dinero, pero le decimos al dependiente que nos las vende (que habla francés) que le advierta que pasamos por ahí todos los días, y como la veamos sin ellas puestas se acabó para siempre nuestra ayuda.

         Yo sé que mañana pasaremos y ya las habrá vendido. Espero contaros que no es así, pero hemos hecho lo que creemos que debíamos hacer. Eso sí, si de verdad vende las zapatillas cumpliré mi promesa.

         Recogemos a Cedric que nos espera y nos tomamos un café con él, aunque él ya lleva varios. Desde ahí nos vamos para tomar el taxi-b y dirigirnos a Ivato, porque allí nos espera Remy que viene del Centro. Creemos que, igual que Cedric, se tendrá que tomar unos cuantos cafés porque tenemos la llave de casa y no puede entrar. Nos quedan unas dos horas de viaje todavía, y en hora punta, quizás más.

         Cuando llegamos a “67 Ha” nos dirigimos al transbordo de Ivato, pero todos los taxi-b vienen llenos y ni siquiera paran. Sabemos por experiencia que no podremos viajar, y después de esperar un buen rato, otra vez bajo la lluvia, tomamos un taxi. Es la última vez que me veo obligado a tomar taxis por este motivo, así que desde ahora regresaré a casa al menos dos horas antes para evitar dejar el dinero en taxis.

         A la vuelta pasamos por el supermercado a comprar algo para la cena, pues Cedric cena con nosotros en casa y tenemos poca cosa. Compramos unos filetes de ternera (o cebú, no sé). Son los que mejor pinta tienen y parecen frescos, así que nos los llevamos.

         En casa los hacemos con una buena ensalada y patatas fritas, así que cenamos bien y nos preparamos para acostarnos. Ha sido un largo día. El primer día de trabajo ha sido cansado, no por el trabajo, sino por la caminata hasta el “Luxor”, los taxi-b y el peregrinar de todo un día.

          Después de un comentario como este no podemos más que agradecer a Dios que estemos tan bien, pues hoy nos comentan que en tres o cuatro días se acaba el arroz de la prisión y el banco mundial de alimentos no podrá seguir abasteciendo a la prisión. Esto quiere decir que todos los adelantos que se consiguieron ahora se vuelven a perder.. de tres comidas diarias a base de arroz, se volverá a pasar a una comida al día, y de mañoc. 

Descargando el mañoc para los próximos días
         Hoy tengo un recuerdo especial para mi padre, pues es 25 de febrero y hoy hace tres años que murió. El segundo aniversario lo pasé en Perú, y el tercero en Madagascar, pero esté donde esté, siempre tengo un recuerdo para él, no en los aniversarios, sino siempre. Aunque él me habría dado una colleja al enterarse de que me voy a Madagascar, seguro que hoy se siente orgulloso de lo que estoy haciendo... eso si no me está guardando la colleja para cuando nos reunamos de nuevo.

         Y como de costumbre, os dejo algunas fotos de por aquí... así conocéis un poco más este país y esta gente.

















       
           Aquí acaba el día, la aventura y el trabajo... mañana más.

           Adios!!

2 comentarios:

  1. Repostando gasolina en Cañaveral en mI viaje, saludando a pedro campana y con un montón de recuerdos de tu pueblo! una mangurrina te manda un abrazo al cielo!!

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  2. De mangurrino a mangurrina... gracias por el abrazo!!... lo he recibido, aunque casi me deja sin respiración de lo fuerte que era... Bss!!

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