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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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miércoles, 30 de enero de 2013

Capitulo 11. Día de trabajo y compras


         Hemos empezado bien el día porque nos hemos levantado tarde. Me han dado las siete de la mañana en la cama. Esto en mi casa sería delito decirlo, pero aquí la cosa cambia. Hace poco recuperé el tiempo perdido de sueño y estaba fresco, pero de nuevo el acostarme tarde y levantarme tan temprano, además de pasar el día entero fuera de casa, pasa factura.

         No pasa nada porque hasta las 9:00 no he quedado con Fy, el constructor, en la prisión, pero me dicen que la cita se ha retrasado una hora, con lo que tengo tiempo de sobra. Eso sí, hay que salir al menos hora y media antes porque, entre lo lejos que está y el tráfico que hay, es lo que tardamos en llegar.

         Me lleva Hèléne en el Kia hasta el Edificio del Centro de Justicia de Antananarivo, donde ha quedado con Fy que vendrá a recogerme para ir los dos a la cárcel a ver sobre el terreno el trabajo que hay que hacer y discutir sobre ello. Hemos llegado quince minutos antes, así que nos da tiempo a hacer una recarga de teléfono de 5.000 Ariarys. Hèléne se equivoca y su recarga se la hace a David, así que imaginamos que se habrá encontrado con el regalo inesperado, vía sms.

         Hay mucha gente en la puerta de los juzgados. Están esperando a los familiares que vienen de la cárcel para juzgarlos. Llega una furgoneta de la policía custodiada por varios agentes armados que conducen a los desdichados para adentro, y poco después de ver este poco feliz espectáculo, llega Fy. Me monto en su Mitsubishi y nos vamos a la cárcel, donde discutimos acerca de cómo solucionar el tema de la entrada de agua. Al final llegamos a un acuerdo, aunque la verdad es que pocas soluciones hay para este problema. Aprovecho para darles a los chicos su balón de baloncesto, que reciben con agrado, aunque no podréis verlo porque ya sabéis que las fotos no puedo publicarlas. He aprovechado para darles unos caramelos a los que estaban fuera de una clase, y parecían devorarlos. Hoy la experiencia ha sido más tranquila, quizás porque estos chicos son mayores y saben esperar...

         Nos vamos después de ponernos de acuerdo en el trabajo que hay que hacer, aunque cuesta 7.000.000 de Ariarys más, que parece poco... Después de esto me lleva hasta la estación de autobuses, que para nada es como la imagináis. Es un cúmulo de furgonetas sin orden alguno en las que un hombre va gritando hacia dónde se dirigen, pero como David me dijo que tomara la línea D, me voy a ella. No obstante, Fy me echa un cable y pregunta al señor que está encaramado en la puerta trasera si este autobús va para Ivato. El señor dice que sí y me subo sin más preámbulos. Ya en mi sitio busco con cautela mis billetes para sacar uno de 500 Ariarys, porque aquí no conviene que la gente vea el dinero que llevas. Lo llevo en la mano todo el rato hasta que me lo piden. Me sobran aún 100 Ariarys, es decir, que el precio de recorrer más de una hora en autobús es de, aproximadamente, 0,10 €... yo creo que es más que rentable viajar en transporte público, sobre todo teniendo en cuenta que la gasolina cuesta lo mismo que en España, sobre 1,30 € el litro.

         Cuando estamos llegando a Ivato, me equivoco de parada porque temía pasarme de largo y regresar caminando, pero al final he tenido que caminar de lo lindo por haberme precipitado. He bajado al menos cuatro o cinco paradas antes de la que tenía que bajar, engañado por un edificio que me resultaba familiar... en fin, un paseo no me hará mal.

         A medio camino paso por una tiendecita donde venden helados y pasteles, así que le compro uno a Karima porque está mala todavía. Como seguramente no tenga hambre, quizás esto le venga bien. Al final nos lo comimos ente todos...

Debajo de esta toalla está Karima, tomando los vapores de eucalipto para la nariz
         Bueno, pues después de andar como quince minutos por el despiste, llego a casa justo a la hora de comer. Y sin más preámbulos, después de comer nos vamos David y yo a comprar los muebles para la casa nueva. Conoce una tienda donde venden muebles de artesanía hechos de bambú, que al parecer, están bien de precio.

         Hay que comprar muchas cosas, así que vamos pronto para venir pronto también, pues habrá que dejar los muebles colocados en casa. Llegamos a la tienda donde hay unos muebles muy bonitos, todos en bambú. No os imagináis lo que se puede hacer con este material. Hay camas, mesillas, armarios, percheros, sofás... y todo protegido bajo plásticos que vuelan a los dos segundos de entrar nosotros.

Destapando los muebles para que los veamos bien

         Me dio un poco de pena ver cómo no había nadie allí. La tienda está al aire libre, y hay un pequeño techado (de bambú, claro...) donde están metidas unas 20 personas esperando a ver si entra alguien a comprar. Cuando uno entra salen todos disparados hacia sus puestos a quitar las lonas protectoras de plástico y a intentar vender su mercancía. Todos traen sus muebles (que pesan muy poco) hasta delante de tus narices, de modo que si estás viendo camas, por ejemplo, viene una señora y te planta un armario encima de la cama para mostrártelo... al de las camas le hace poca gracia, pero tendríais que verlo cuando alguien va a ver un armario y el va corriendo con la cama a cuestas para ponerla encima del armario...
Bonitas estanterías para los dormitorios

         Todos están alrededor de David y de mí, con camas, mesas, sillas y artículos de todo tipo. Cuando David discute el precio de las camas y, después de regatear, dice que se lleva cuatro, los presentes abren los ojos como si fuesen lechuzas en plena noche... han encontrado en nosotros un filón de oro. Después de esto, cuando preguntamos por armarios de baldas, vuelan hacia nosotros armarios de todo tipo, llevados en volandas por sus fabricantes que, a pie enjuto, saltan unos por encima de otros... es digno de verlo. Saben ya que queremos cuatro, así que todos empiezan a pegar golpes con la mano sobre sus armarios para mostrarnos lo fuertes que son, lo bonitos que son, lo ligeros que son... pero no hablan de precio. Cuando preguntamos por cuatro, empiezan a llover las ofertas. Unos dicen tal y otros un poco menos... luego viene otra que nos deja dos por tanto, y otra que nos dice que su armario tiene una balda más que los otros. Es una lucha despiadada entre ellos para ver quien caza al turista. Al final compramos cuatro, dos iguales y otros dos distintos, por eso de repartir los gastos... luego compramos seis sillas, un estante para el cuarto de baño, etc... y llega el momento de pagar. No os imagináis cuánto puede costar esto... es de risa... Lo malo es el transporte, que es lo más caro.
Viendo las sillas, muy bonitas... y fuertes, aunque no lo parezca.
David entre la espada y la pared...
         Entre muebles, transporte, propinas (que son varias porque todo el que hace algo lo hace por la propina), y colchones (otros cuatro), la factura asciende a 230 €. Vamos, que eso de amueblar la casa por 2.999 € que se ve en los folletos es una estafa al lado de esto.

Este es el transporte

         Cuando pagamos todo, incluso el transporte, nos dicen que van a por el vehículo, con lo que nos quedamos esperando en el techado de bambú, junto con todos los vendedores. Echamos unas risas por aquí, unas fotos por allá y les doy unos caramelos a todos. Luego llega el transporte, y es entonces cuando casi me da un ataque de risa... Se presenta una furgonetilla de esas como la “Seat Trans” de toda la vida, y me imagino que quizás estén pensando hacer una montaña de muebles de veinte metros de altura sobre la vaca. Es imposible que quepa esto ahí, pero nos dicen que estemos tranquilos, que viene otra furgoneta, que ya habían calculado el volumen y que todo está controlado. Es entonces, al llegar la otra furgoneta, cuando el ataque de risa me da completo... un “2 caballos”. No sabemos cómo se las ingeniarán, pero la risa se me corta cuando se dan mañan de colocar todos los muebles repartidos entre las dos furgonetas. Lo mejor de todo es que dentro no va nada, porque lo echan todo en la vaca, ya que vamos a pasar a recoger una mesa que le han regalado a David y a comprar los colchones, con lo que deben dejar espacio libre... vamos, que podrían haber metido todo en una furgoneta si hubieran querido.
Y estos son los refuerzos para el transporte....
Haciendo tiempo mientras cargaban los coches... con todas las vendedoras
y por supuesto... repartiendo caramelos, o bombons, como los llaman aquí
Esto es el detalle de lo que se aprecia en la foto anterior, al fondo, en el suelo...
y esto es otro detalle de lo que aquí es normal... lo raro es llevar zapatos. ¿haremos otros "zapatos solidarios"?
           Vamos a por la mesa, que es de un amigo de David que vive en una calle donde por la que hay que pasar de lado si no quieres rozarte con las paredes. Nos da la mesa y salimos pitando, porque las furgonetas esperan y hay que comprar los colchones.

Este perdió la venta de cuatro colchones por chulo

         Llegamos al mercado de los colchones y me dice David que mejor que no saque mi cámara, pues es muy peligroso airearla en este mercado, con muy mala fama. Paramos justo en un puesto de colchones (de goma-espuma) y al preguntar el precio, y decirle que está loco, que qué se ha creído, doblamos la esquina y en otra tienda nos encaja el precio. Luego va el tío anterior y se mosquea cuando nos ve aparecer con cuatro colchones a cuestas para meterlos en la furgoneta aparcada justo en su puesto, pero allá él. Para otra vez que sea más competitivo desde el principio.

         Llegado un momento dado entramos un poco en tensión cuando varias personas casi rodean nuestro coche para pedirnos dinero, no sé porqué. Dicen que es algo así como por permitirnos aparcar ahí, e incluso nos enseñan un carné que ya me habría gustado que lo vierais. Era para echarle una foto, pero cualquiera saca la cámara de “El Zamorano” ahí... pero vamos, que un niño de cuatro años lo habría podido falsificar sin que se note...

         Nos hacemos los duros, pero les damos el dinero porque queremos llegar a casa con los colchones. Salimos rápido de ahí y la furgoneta con todos los trastos encima también.

         La furgoneta va delante, y a la otra David le dijo que nos esperara en una estación de servicio “Total” en Ivato mientras nosotros íbamos a por los colchones. En la conversación que traemos de vuelta a casa, cuando nos damos cuenta, la furgoneta se nos ha escapado. No la vemos ni por delante ni por detrás, así que nos preocupamos porque no saben dónde tienen que ir y ni siquiera sabemos si no se habrán puesto de acuerdo para robarnos los muebles. Cuando llegamos a la estación de servicio donde habíamos quedado, nuestros ánimos se van por los suelos: allí no hay nadie.
        
         No podemos hacer otra cosa que seguir adelante y confiar en que sean personas honradas. No aparecen, y a lo lejos no se ve ninguna, cosa ilógica porque no podían correr mucho con tantas cosas en la vaca. En ese momento le digo a David que me voy a encomendar a San Antonio de Padua, a ver si nos encuentra a los perdidos transportistas, y le hace gracia. Me dice que él reza a San Antonio para encontrar las llaves cuando se le pierden, pero que dos coches cargados hasta las trancas con muebles será demasiado trabajo... es verdad que lo es, pero San Antonio nunca falla, y de hecho, al cabo de cinco minutos divisamos a uno de los coches con las sillas saliendo por la parte de arriba. Estamos muy contentos por ello, y pronto divisamos el “2 Caballos”. Nunca me alegré tanto de ver este coche...
Estos ya saben que llevo caramelos. Los nuevos vecinos.
         Les conducimos hasta la nueva casa, y entran por la angosta calle, casi sin espacio, donde dejan los muebles. Ellos quieren subirlos a la casa, pero les decimos que no, que irán en la planta baja. De haberlos subido ellos habríamos tenido que darles más propina, que es lo que buscaban. Aún así y todo, no se van y se quedan con la mano abierta (en gesto claro de pedir) para que les demos una propina. Esto es increíble, les compramos los mismos muebles que venden en un mes, les pagamos el transporte y encima hay que darles propina.... y no se la des, que verás... Vaya costumbres estas...


Entrando por nuestra calle
Ya en casa, antes de descargar
         Finalmente viene Remy a ayudarnos y subimos todos los muebles. Mañana los colocaremos bien, porque hoy estamos demasiado cansados. Nos vamos a casa y, como llego justo a las siete, me voy corriendo a rezar vísperas con la comunidad salesiana. Hoy es el cumpleaños del amigo Paolo, así que le doy la bendición franciscana en italiano, lo cual le hace mucha ilusión.

         Ya en casa cenamos rápido, porque queremos acostarnos pronto y tengo que escribir, pero como David se pone a enseñarme unas fotos preciosas de la isla y Remy y Karima se ponen a ver una película, nos vamos a la cama a la misma hora de siempre... vamos, que no hay manera de acostarse pronto.

         Mañana he quedado de nuevo con Fy, el constructor, pero esta vez en el Centro de reeducación, donde le enseñaré los trabajos que hay que hacer también ahí. Después me espera un largo día de trabajo de oficina...

         Bueno, esto es todo por hoy... mañana os cuento cómo nos va con los chicos del Centro. De esos sí podré enseñaros alguna foto.

        Y como siempre, antes de despedirme, os dejo un regalo... unas fotos que ya las quisiera la National Geografic... si quieren comprármelas, aquí estoy... Están registradas a nombre del peregrino mangurrino... 



 Un saludo y hasta mañana!












3 comentarios:

  1. Como te superas con cada reportaje, eres una máquina Martín, lo de las fotos ya te tendremos que pedir que nos hagas algún reportaje, estás más que aprobado.

    Ya veo que te podemos llamar para una mudanza, bueno y para la compra de muebles, ya ves. Estáis de suerte con este mobiliario, se ve de lujo, disfrutadlo.

    El otro día te vi con uno de tus instrumentos, está bien seguir en la brecha a pesar de tantos kilómetros que nos separan.

    Quizás sea algo arriesgado, pero estaría bien poder algún día tocar algo con tus chicos, bueno con los que están algo más controlados, a ver si les va a gustar el violín y se lo van a tomar prestado. Seguro que les gusta y te piden que les hagas un pequeño concierto.

    Un placer comentar tu día a día, un abrazo.

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  2. Gracias!... solo pongo lo que me pasa, nada más. Las fotos están para quien las quiera, aunque no estaría mal vendérselas a la National Geographic para sacar un dinerillo extra para esta pobre gente. Te gustó cómo son las mudanza aquí?... yo cada día me sorpendo con las costumbres malgaches.
    Estoy viendo la posibilidad de tocar para los chicos de la cárcel y del centro, tiempo al tiempo. Ellos me cantaron una canción preciosa que estoy pendiente de confirmación para saber si puedo subirla... ya te enterarás.
    Gracias por tus palabras, aunque tengo que decirte que no sé quien eres... No firmaste!!... en cualquier caso, un gran abrazo!!

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  3. Enhorabuena por tu trabajo. Es digno de admiración

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