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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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domingo, 15 de abril de 2012

MI ÚLTIMO VIAJE A GRANADA EN MOTO...


       Esta mañana estoy con la duda de si viajar a Granada o no, pero tampoco tengo muchas alternativas. Hace ya muchos días que dije a los olleranos que ira a verles, y siempre, por unas cosas y otras, he faltado.

         No me encuentro del todo bien, pero tampoco mal del todo, así que decido salir de viaje. Luego me arrepentiría... nadie sabe lo que es conducir una moto por un camino de cabras con dolor de cabeza... yo ya sí.

         Como estaba en dudas sobre si viajar o no, estuve haciendo tiempo más de la cuenta, y cuando quise salir ya era tarde. Intenté avisar a Juan de Dios para decirle que me esperara a comer, pero no tenía cobertura. Saldré, y si está en casa, comeré con él. La primera parte del viaje, hasta Molinopampa, se hace más o menos bien, porque el camino es más o menos bueno... lo malo es que me toca una caravana de camiones que van todos en dirección Molino, con lo que la polvareda que sueltan no me deja ver, aparte de que me están poniendo perdido de tierra. Tengo dos opciones, una es parar hasta que están lejos para que el polvo no me afecte. La otra opción es adelantarlos a todos. Esta última es la mejor, porque en el primer caso terminaría por alcanzarlos de nuevo y otra vez tendría que parar.. Me pongo a adelantarlos sin ver demasiado bien. Las carreteras son de tierra, y los camiones sueltan muchísimo polvo. Tampoco tienen consideración de los que van atrás intentando adelantar y no ayudan en nada... Es más, a alguno le tengo que hacer un gesto que mejor no cuento.

         Cuando termino con el último, o mejor dicho, el primero, me miro y me doy cuenta de que soy un bulto marrón de tierra sobre una moto... En Molinopampa tendré que quitarme todo el polvo de encima porque si paro ahora me vuelven a adelantar los camiones... y para evitar tener que empezar de nuevo a adelantar camiones, aparte de un posible encontronazo con el receptor de mi gesto de protesta, prefiero continuar.

         Aquí llueve siempre, con lo que nunca se levanta polvo, sin embargo, para un día que no llueve y pensando que tendría un viaje placentero, me pasa esto... Murphy sabe que es mi ultimo viaje, de hecho todavía me lo tendría que complicar más pasado Molinopampa.

         En Molino aprovecho para llenar el depósito, porque voy a Olleros antes que a Granada, y no quiero llegar a Granada dejándole a Milton el depósito vacío.

         Juan de Dios no está, así que paro en lo que podríamos llamar bar junto a su casa. No tengo intención de pedir un menú, porque no tengo ganas ni me apetece mucho comer aquí. Pido cuatro bollitos de pan, una botella de agua y una especie de dulce que sabe a nocilla. El tío me coge los bollos con las manos sucias, no como en Granada, que se ponen una bolsa de plástico en la mano para darte el pan. Allí mismo me hago los cuatro mini-bocadillos con una de las dos latas de atún que Juanita me obligó a llevar. Como ya tenía el equipaje hecho, no me las quería llevar porque no tenía donde meterlas, pero me obligó a meterlas en los bolsillos de la cazadora... y mira por donde... Menos mal que Juanita siempre acierta.

         Inicio la subida por el camino de cabras. Mientras subo voy pensando que es la última vez (por ahora) que pasaré por allí con la moto, así que intento disfrutar del paisaje. Pronto me encuentro con Toni, que está bajando a Chacha para devolver el amplificador de los carismáticos, que se lo dejaron en Granada.

         Hablando con él, se me ocurre que el viernes, como viene Monseñor, podemos hacer una chocolatada de despedida en la municipalidad. Invitaremos a todo el pueblo, incluso a los niños del colegio.

         Sigo la subida y empiezo a tener los problemas que no he tenido en todos los viajes... y eso que no llueve. No me explico como, sin llover, el camino está hoy peor que nunca. En uno de los pasos enfangados, la moto se clava en el suelo y no hay manera de sacarla. Me cuesta un montón arrancarla de nuevo, y luego no quiere salir ni para atrás ni para adelante. Verás como me tengo que bajar a Molino andando a pedir ayuda dejando la moto ahí en pié, clavada en medio del camino. Me canso tanto que tengo que sentarme un rato a pensar una estrategia, y cuando lo intento de nuevo, a duras penas sale la moto poco a poco... menos mal.

         Ya empecé a cabrearme con el hecho de que siempre que haces algo por última vez, tiene que salir mal... y todavía quedaba otra.

         Ya casi arriba, me pasó de nuevo lo mismo, pero esta vez peor... Normalmente, cuando te topas con un trozo de camino enfangado, suele ser de 10 metros o poco más e largo, pero esta vez son de más de 50 metros, con lo que la moto, según pasas por el barro, se va hundiendo cada vez más y más... y así hasta que te quedas clavado. Por un lado el abismo, y por el otro una ladera vertical... no hay más remedio que pasar por el barro. Pero también de esta con un poco de paciencia salí y continué el viaje. Qué mala suerte... al menos doy gracias a Dios que no llueve.

         Llegando ya al cruce de Granada, me encuentro con el camión de la municipalidad de Chacha, que tiene mis mismos problemas. Está atascado en el último tramo enfangado, y han pasado por los mismos que yo con el camión cargado de arena... Me cuentan que llevan haciendo el camino 24 horas... han tenido que dormir ahí. ¡Cómo son las cosas aquí...!... Van como diez personas y una mujer con su bebé a la que quisieron hacer el favor de subir en el camión, sin saber la pobre que le esperaba hacer noche en la cabina del camión con diez hombres...

El camión cargado de arena... empujarlo hacia arriba es tarea titánica...
         Les intento ayudar, pero no puedo porque voy cansado de pelear con mi moto y porque tengo la cabeza que me explota... el frío que tengo no es normal, y les digo que lo siento, pero me tengo que ir porque tengo que pasar por Olleros antes. Y al final llego a Olleros, donde veo al teniente de alcalde, siempre contento de verme. Vemos la zanja, le doy el dinero para comprar la madera que hemos encargado para el encofrado de la zanja y me voy de vuelta rápido para Granada. El jueves comienzan los trabajos en Olleros, así que no voy a ver mucho avance. Me lo tendrá que mostrar Juan de Dios por fotos...

         Ya en Granada, los niños me esperan para la película. Llegando a Granada adelanto a un camioncete en el que viajan en el remolque el carpintero, su hijo y el ayudante. Así vienen desde Jumbilla, es decir, tres horas  en pié en el volquete... sentado no se puede ir porque te romperías hasta los huesecillos del oído con tanto bache.

         Terminada la película, regreso a mi cuarto. Hoy no ceno porque tengo ganas de acostarme. Son las ocho de la tarde y me meto en la cama... me duele la cabeza, tengo frío... y por fin, no tengo más remedio que tomarme un paracetamol... eso sí, los antigripales sigo sin usarlos.


       Pero antes de terminar, quiero mostraros las últimas vistas de mi paseo motero:






         Hasta mañana!!

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