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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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sábado, 7 de abril de 2012

SORPRESA BAPTISTERIAL...

          Hoy, sin falta, me voy a Granada. Ya lo tenía que haber hecho ayer, pero como os conté, no pude. Como hoy no me vaya pronto, seguro que me sale algún otro compromiso, así que después de desayunar me dispongo a echarme la mochila a la espalda para salir rápido. Entonces me doy cuenta de que se me olvidan los tornillos para las bisabras. También me acuerdo de que tenía que haber comprado el billete de autobús para el regreso a Lima el día 16. Ya con estas dos cosas tengo al menos una hora, y aún así, se me suma otra tarea inesperada, pero sin embargo, muy grata...

         Tengo un mensaje de mi amiga Pili Agudo, en el que me dice que han recaudado algo de dinero y me lo han enviado por Wester Union... me quedo de piedra. No esperaba más dinero, pero como nunca está de más, me alegro un montón. Creo que estoy estirando bien lo que tengo, y que voy a terminar por administrar hasta el último céntimo antes de irme, pero esto vendrá bien para una buena causa. Los niños de la invasión serán los agraciados, para alegría de la hermana Katy. Desde aquí agradezco a Pili su gestión y su gran grano de arena.

         Con el código que me envía, recojo el dinero. Después voy a por el billete de autobús. Como voy con más de una semana de anticipación, me dan a elegir el asiento que más me guste, así que elijo el panorámico, es decir, el de la primera fila en la planta alta, por encima del conductor. Pensé que con los paisajes andinos que hay aquí, la mejor forma de despedirme de Perú es viendo bien sus maravillas. Como el bus sale a las 10:30 de la mañana, tendré todo el día para disfrutar de los paisajes, aunque también veré bien la pobreza de los pueblos que pasaremos. Me acuerdo de mi venida... entonces, como no estaba acostumbrado como ahora, me parecía una estampa poco menos que dantesca... ahora, con lo que llevo encima, seguro que no me impacta tanto, aunque lo que es gustarme, no me gusta un pelo... sobre todo sabiendo que me dirijo al primer mundo, con nuestras “necesarias” comodidades, mientras dejo a esta pobre gente aquí en el cuarto o quinto... Yo viajaré de regreso a la cultura del capital mientras dejo aquí a los eternos olvidados del planeta... pero yo no los olvidaré, eso seguro... Y como dijo Terminator: “Volveré....”

         Comprado el billete de autobús, que cuesta 115 soles, me dirijo a por los tornillos antes de que se me olvide otra vez. Tiene guasa que el billete cueste, al cambio, menos de 35 euros. Teniendo en cuenta que son 24 horas de viaje, con comida, merienda, cena y desayuno incluido, sale barata la cosa.. ¿cuándo costaría esto en Europa?...

         Terminado todo, me voy a por la moto y me doy el piro... La salida en dirección Granada ya está arreglada, aunque la noto peor de lo que estaba. El caso es que ya no tengo que dar media vuelta a Chacha para salir... El tiempo está bueno, la moto es la de Milton, con lo que también está buena... Esto es así hasta pocos Kilómetros más adelante, donde el tiempo empieza a ponerse malo y la moto tiene la cadena floja... y yo sin llaves otra vez. Tendrá que aguantar hasta Granada así...

         Como me entretuve bastante, salí tarde, así que cuando paso por Pipus no ando parando, porque si paro llegaré tarde incluso para ver a Juan de Dios, al que quiero ver a la hora de comer para que me invite... Si hubiera parado en Pipus, tendría que haber visitado a la policía, a la alcaldesa y al secretario Teodolfo... y después alguno de ellos me habría invitado a comer, así que no llegaría a tiempo de poner una película a los niños de Granada.

Juan de Dios preparando el almuerzo
       Llego a Molinopampa justo a las 12:45, cuando Juan de Dios está terminando de preparar la comida... Sólo del grito que le doy al estilo pueblo cuando entro, y que ya conoce (tal como yeeeeeh), sabe que soy yo... Antes de que me autoinvite a comer, ya me invita él, con lo que me ahorro mostrar la jeta española... Lo cierto es que parece que me esperara, porque ha hecho sopa para dos, así que nos servimos una sopa, que le ha salido buenísima, un poco de queso blanco y una patata cocida... y hemos comido como reyes. Si supieran los aristócratas y los ejecutivos que van a comer platos sofisticadísimos y superescasísimos, lo que se pierden comiendo sencillo y contundente, cambiarían el menú... También es cierto que si vendiésemos esta comida en “La Castellana” a 300 euros el plato de sopa, seguro que venían todos los altos ejecutivos a comer, dándoselas de entendidos gastronómicos... Qué pena que muchos se gasten enormes cantidades en comer en restaurantes de lujo mientras otros pobres como Juan de Dios, tienen que guardar la sopa de ayer y volver a cocerla hoy con pasta para que parezca otro plato distinto...

         Después de comer tomamos un chupito de un licor que parece que fuera licor de café, pero no lo es. Charlamos un rato, coordinamos el tema del jueves, cuando irá con los carismáticos a Granada, y me cuenta algunas historias que en España asociaríamos con historias de nuestros abuelos... Me cuenta cuando empezó el sacerdocio por las tierras del Alto Imaza peruano, cuando tenía que ir a Granada y Olleros andando por esas cuestas empinadísimas, entre animales salvajes y con tiempos de perros... Lo bueno de esta historia es que me dice que se remonta al año 2008.... ¡hace solo cuatro años!... Resulta que me dice que la “carretera” a la que yo llamo camino de cabras, lleva sólo tres o cuatro años hecha... antes el camino era campo a través, y sólo se podía viajar a caballo. Cómo sería para que me diga que ni siquiera le interesaba comprar una moto porque ni en moto se podría viajar... Entonces las visitas a Granada eran esporádicas, más aún que ahora, ya que llegar costaba más de cinco horas... tenía que dormir allí, y al día siguiente viajar a Olleros, y así todos los pueblos del Alto Imaza... Eso es una vida de misionero, lo demás son tonterías...

         Mientras esto ocurría en Perú, mientras Juan de Dios se jugaba el tipo viajando sólo a merced de los osos pardos, con lluvias que no dejan ver y fríos que duermen los miembros, en representación de la Iglesia, como misionero de Jesucristo, nosotros en Europa poníamos a caldo a los curas... decíamos que todos son unos vividores y que se meten a curas para no trabajar, los metíamos a todos sin distinción en el mismo saco de los que habían metido la pata, les acusábamos de pederastas y proclamábamos a los cuatro vientos que sus posesiones, sus trajes y sus cálices de oro son un mal ejemplo para la humanidad... y mientras decíamos esto, Juan de Dios, sin saberlo, seguía subiendo las cuestas andinas para llevar la Palabra de Dios a los lugares donde no llega ni el oxígeno... Esta es la vida misionera, la que no mira hacia atrás, la que no decae aunque tanto ingrato trate de poner zancadillas día sí, día también...

         Bueno... terminada la velada, me monto en la moto y prosigo el viaje... Esta vez me he propuesto hacer algo que no había hecho hasta ahora, disfrutar de un viaje de cross... con cuidado, pero con más brío, me dejo llevar por los montes con una moto que responde, no como la otra... y cuando me quiero dar cuenta, estoy en Granada... Últimamente, cada vez que subo, me pongo la música de Enya en el móvil, lo meto dentro del casco y viajo en moto pero con música ambiente... es increíble la sensación de viajar entre nieblas, lluvias y despeñaderos con la música de la gran compositora... incluso pega muchísimo para el viaje, pues es como un vídeo musical donde la música la pone ella y la imagen Perú...

         He bautizado a la cima de la montaña con el nombre de “Ganímedes”... no sé porqué, pero necesitaba un nombre que fuera fiel a lo distinto de esos pocos kilómetros del resto del camino. Es una zona en la que entras y parece como si abrieras una puerta al ultramundo... se va la luz y todo es oscuridad, pero no oscura, sino gris... la niebla es densísima, el camino es negro, como si el sol no lo hubiera calentado nunca y fuera de hollín. El camino es liso, solo roto por la rodada de los coches que pasan. Se alisa solo cuando no pasa nadie por un espacio de tiempo, con la lluvia y la niebla. Es como si fuera de terciopelo. Corren ríos a derecha e izquierda que vienen de quien sabe donde y se dirigen hacia quien sabe qué lugar. No hay vida aparente, no hay pájaros ni siquiera alimañas, que saben que ese sitio no es grato ni por su clima ni por su altura... y cuando te quieres dar cuenta de que estás en otro planeta distinto, empiezas a bajar y vas entrando de nuevo en el planeta Tierra... Como no se me ocurría cómo describir el sitio mejor, lo hago con su nombre, así que ya sabéis que Ganímedes es distinto..., como Ganímedes...

El baptisterio destruido y reconstruido
         Llego a Granada y veo al personal, poco personal por cierto, trabajando en la reconstrucción de los muros del baptisterio. Se nota que no he estado aquí, y han tirado los muros enteros. Se podrían haber aprovechado hasta alguna altura, pero no, los han tirado por completo. También han empezado a levantar los nuevos sin supervisión ni preguntar... y han hecho unos muros de un metro de grosor... Vamos, que han hecho un trabajo excesivo donde se invierte muchísimo tiempo y material (cemento, arena y piedra) para unos muros que no van a cargar peso alguno y que además, tienen una altura  poco más de dos metros... algo absurdo, vamos... pero como ya tienen levantado hasta un metro de altura, no hay remedio. Nadie les mandó hacer eso... lo han hecho por su propia cuenta, siguiendo la dirección técnica de un técnico que sabe de construcción lo mismo que yo de ballet... pero en lugar de liarme a pedradas con la gente, que es lo que habría correspondido en justicia, me da por reirme, bajar a mi cuarto y pensar que lo importante es la intención (de tirarles las piedras)... así que con estas, cojo el ordenador, el proyector y me voy a ponerles una película a los niños... Sólo por esto, hoy no van a cobrar.... Como diría José Mota preguntado por cuando se cobra: “Hoy no... ¡¡mañana!!...”

         Hoy los niños han empezado bien... preguntados por quien nos salva, dicen al unísono: ¡¡Jesús!!... preguntados de nuevo por el nombre de la mamá de Jesús, dicen de nuevo: ¡¡María!!.... nada hacía presagiar que hoy se iban a quedar sin regalo...

         Como estamos en Semana Santa, les explico brevemente qué se celebra, y muchos lo entienden perfectamente... les explico que la película de hoy es la vida de Jesús, especialmente la parte de la pasión, muerte y resurrección. Creo que esta película les va a gustar, pero cuando vamos por la mitad, se aburren porque no es una película de acción, y empiezan a brincar, saltar, jugar, hablar y hacer la vida imposible a los pocos que quieren verla de verdad....

Entreteniéndoles con pompas de jabón
Y resulta que ellos saben cómo manejarlas sin romperlas
         Terminada la película, tras quince pitidos (doce más de los tres reglamentarios), les digo que mañana podré otra película, pero que hoy no hay regalo. Les hago saber que la película de mañana será una prueba, y que si siguen igual, se acabó el cine para siempre. Como se piensan que voy de farol, recojo todo el aparataje y me largo... Ellos estaban ya puestos en fila india para recibir sus regalos...

         He pensado un par de métodos para acabar con esto, bueno, he pensado en alguno más, pero terminé por descartar los que se basan en la violencia... Los dos métodos son efectivos, pero injustos y contraproducentes... me gustaría que alguno de vosotros opinara para decirme cual os parece mejor... pero pensándolo bien... total, ¿de qué me iba a servir pedir un consejo?... 

         Después de mostrar mi gran contento por los amigos que nunca fallan y que siempre están ahí para lo que se les necesite, menos cuando más se les necesita, prosigo...

Me querían robar la moto...
         Termina el cine, les mando para casa y me voy a cenar... Hoy el documental ha sido “En busca del paraíso terrenal”... os aseguro que os gustaría, ya que, cuanto menos, es curioso.

         Echaba de menos esta fría habitación, así como dormir dentro del saco aunque esté dentro de una cama... es una sensación única.

         Mañana será otro día... 

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