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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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sábado, 30 de marzo de 2013

Capítulo 46. Contando minutos...


         Bueno, pues al final hay una ley de la naturaleza que siempre termina por cumplirse. La ley dice así: “Todo lo que empieza, acaba”. Así de simple, así de real.

Hoy es sábado y estoy aprovechando el último rato que tengo para escribir lo que será el capítulo final de esta historia del peregrino mangurrino en Madagascar. Al final no ha sido para tanto. Cuando preparaba el viaje estaba preparado para todo, pensando que el lobo era más fiero de lo que lo pintan, sin embargo, a toro pasado es otra cosa. Miro atrás y solo veo cosas positivas.

Positivo es, ya de por sí, haber tenido la oportunidad de vivir aquí, conocer gente, experiencias y costumbres nuevas. Positivo es haber concluido con éxito el trabajo de Antanimora, en el último segundo, como en las buenas películas, en esas en las que el protagonista termina por desactivar la bomba en el último suspiro, cuando ya se daba todo por perdido. Mi experiencia aquí ha sido parecida. Al principio el comienzo de los trabajos que me trajeron aquí se demoraron, luego se comenzó el trabajo y parecía que no daría tiempo, pero al final no solo han terminado los trabajos en Antanimora, sino que se puede decir que la solución ha sido un éxito. Es una gozada ver en el último día de visita en el que teníamos pensado ir solo a despedirnos de los chicos, he presenciado con los ojos que Dios me dio cómo hay una presión fabulosa en todos los grifos y duchas de la cárcel. Se puede decir que la operación ha sido satisfactoria, por haber conseguido el preciado líquido y por haberlo hecho mientras compartía experiencias y amistades con estos increíbles chicos de Antanimora.

Casi me daban ganas de meterme debajo de una de las duchas, si no fuera porque tengo sentido común, sin embargo uno de los chicos se metió con ropa y todo, ya que la novedad y la alegría del momento hacen que se olvide de que va vestido... Se acabaron los tiempos en los que había que estar horas haciendo cola para llenar el perol donde cuecen el arroz. Ahora será instantáneo y, además, mientras el resto puede seguir haciendo uso de las instalaciones.

Se han construido seis letrinas, cuatro en un bloque exterior y dos en el bloque de los dormitorios. Cada bloque tiene su correspondiente fosa séptica que desagua en la canal general de evacuación. Cada letrina tiene su propio grifo para la limpieza. Se han construido también tres duchas, una pila lavadero con dos grifos, y se han puesto nuevos los anteriores, además de dotar a la enfermería de un lavabo con grifo monomando, casi nada... El sistema hace que durante la noche se llene el tanque subterráneo, el cual, cuando está lleno, manda el agua al superior. Desde ahí se distribuye el agua por presión natural. El tanque superior corta por medio de una boya el suministro de agua cuando está lleno, y lo mismo el subterráneo. Hay una comunicación eléctrica entre ambos tanques que los mantendrá llenos y solo se rellenarán cuando el superior llegue a la mitad de la carga. No está bien que yo lo diga, pero es que estoy muy contento del resultado, así que diré que el resultado es perfecto... tal y como se había previsto, instalado y funcionando. Bien es verdad que esto no es habitual en las obras, por lo menos en España... y me tengo que venir a la otra punta del mundo para hacer las cosas según los planes...

Cuando llegamos, ya que tenemos permiso especial para poder entrar los tres en la cárcel, tenemos preparado nuestro último arsenal de regalos. Una gorra, un collar con un Crucifijo y caramelos y galletas para parar un tren. Por la mañana el padre Inocence, al que tengo que agradecerle mucho, muchísimo.... nos bendice todas las Cruces.  Creo que en todo el tiempo que llevamos aquí no les hemos hecho mejor regalo a estos chicos, pues, ¿qué hay mejor que el símbolo de Jesús bendecido por un santo varón?. Pocas cosas...

El reparto fue bien porque esta vez estábamos tres controlando “el percal”, así que evitamos a los que nos quieren engañar, ya que es muy típico recibir un regalo y volver a ponerse luego en la fila. Se hace de tal manera que, inexplicablemente, ni sobran ni faltan gorras... Cruces llevo alguna para un par de regalos especiales, ya que será la Cruz que bendijeron en Madagascar para los chicos de la cárcel... vamos, que no será, al menos para mí, una Cruz cualquiera.

Tras el reparto, y la alegría del éxito de la obra, llega el momento triste, el que os imagináis: la despedida.

Es emotivo porque los chavales no quieren que nos vayamos. Creo que nos hemos ganado su corazón, no sé si por los regalos, pero yo prefiero pensar que por nuestra compañía y por dedicarles nuestro tiempo. Deben pensar que estamos locos por ir allí a verlos a diario... ¿qué pensarán que se nos ha perdido allí?. Si alguna vez me topo con alguno le diré que allí se me perdió Jesucristo, por eso fui a buscarlo en ellos, en el sufrimiento de la cárcel.

Nos cantan la canción de despedida malgache, y como cuando vine y me cantaron la de bienvenida, se me pusieron los pelos de punta. Me dieron ganas de llorar, pero salimos de ahí entre abrazos y agarrones de los que querían tocarnos por última vez. Espero volver a verlos algún día, aunque por supuesto, en la calle.

Cuando salimos vamos a comer al “Tándem” para despedirnos bien de aquí, al menos es un sitio donde podamos tomar un café después de comer. Nos vamos a casa a descansar y a empezar a preparar equipajes, papeles y demás... y también empezamos a preparar las despedidas.

Uno de los mayores éxitos de esta misión ha sido la solución final de los problemas personales y de convivencia. Al final parece que todo se ha puesto de cara y, tras una conversación acerca del perdón durante la comida, alguien dio el primer paso para arreglar las maltrechas relaciones. Al momento comienzan a llegar mensajes de respuesta, creando en un instante una situación de alegría en todas las partes implicadas. Por supuesto, es normal esto, siempre hay quien prefiere no perdonar. Lo importante es tender la mano, el tomarla es cosa del otro... Quien la tendió hizo bien, quien no la tomó, no. Es curioso, para que luego digan que los católicos hay hipocresía o que no somos trigo limpio, pero la realidad de este caso es que, de cinco personas a las que se le pidió perdón, tres respondieron positivamente y dos no. Lo curioso que os decía es que los tres que perdonaron son católicos, los dos que no lo hicieron son ateos... ¿casualidad?... yo creo que no.

Bien, y tras esto nos empezamos a mentalizar en nuestro regreso a casa. Lo primero es recoger las maletas, y para ello decidimos que tenemos mucha ropa y que aquí la gente no tiene nada, así que empezamos a repartir todo entre la gente de la calle, los cuales se agolpaban para recibir unas gafas o una navaja, todo valía... después preparamos la ropa para la gente pobre con la que trabajan los franciscanos, los cuales están encantados con la donación.

Nos invitaron a comer en su casa el viernes, así que fuimos y nos despedimos de la comunidad. El sábado por la mañana fuimos a una cita que yo tenía con un zoo privado para presentárselo a mi nuevo amigo franciscano, el cual nos mantendrá en contacto en el futuro.

El sábado por la tarde no alcanzamos a hacer nada relevante, siendo lo más importante la devolución de la moto en la tienda, lo cual casi nos cuesta un disgusto... el último día, en el camino de devolver la moto y se me cruza otra moto sin previo aviso... menos mal que anduve rápido de reflejos, pero hicimos un derrape de libro. Remy se montó conmigo por primera vez para probar lo que es viajar en moto, y casi soy partícipe de su mala suerte... pero al final todo que quedó en nada.

Después llevamos a Bosco, el papagayo, al centro salesiano, donde Inocence está encantado de recibirle como anfitrión. Nos despedimos de él, emotivamente también... y también de Bosco. Ha sido un placer compartir casa con el devorador de bananas...

Y tras esto, visita de despedida... la más importante: El Señor, en la capilla salesiana. Le pido que cuide de nosotros, de la gente que dejamos... y que me permita volver en el futuro. Le pido perdón por todo lo malo y le doy las gracias por todo lo bueno. Y me voy a conectar, la última conexión...

Después nos despediremos de David y Helene, los anfitriones, a los que doy las gracias, a ellos y a Grandir Dignement, por que gracias a la oportunidad que me brindaron un día, pude conocer este país, magnífico y lleno de sorpresas. A ellos les deseo lo mejor para continuar lo que es un difícil y duro trabajo. Rezaré por ellos para que todo les vaya bien y también a Sarah. Por esto les doy las gracias y les deseo lo mejor ahora y siempre, y quien sabe, quizás volvamos a vernos un día por Tana...

En un par de horas nos iremos al aeropuerto, donde tendremos que esperar un buen rato al check in de Karima, a la que acompañaremos porque sale una hora antes que nosotros. Vamos, que Remy y yo tendremos que estar como cuatro horas esperando, pero nos dará igual porque tendremos muchos recuerdos que compartir en ese tiempo. Todo lo bueno que nos ha pasado lo recordaremos entonces y durante las 11 horas de vuelo rumbo a París, donde nos despediremos para irse cada uno a su casa, él a Lyon, yo a Cáceres... y luego, a Almendralejo.

A todos, a ellos por vivir conmigo esta experiencia, y a vosotros por estar ahí y vivirla conmigo: GRACIAS....y hasta pronto.

1 comentario:

  1. Enhorabuena Martín, una vez más has cumplido tu objetivo aunque no lleno de dificultades y también de satisfacciones.

    Qué pronto ha pasado todo verdad, aunque el día a día se hay hecho a veces un poco cuesta arriba; lo mejor de todo es quedarse con lo positivo y con el trabajo bien realizado que a buen seguro siempre os recordarán los lugareños de allí.

    Cuánto hemos aprendido todos de tu experiencia, tú por vivirla en primera persona y nosotros por compartirla contigo desde este blog.

    GRACIAS por esta magnífica experiencia en la que nos has enseñado que los esfuerzos merecen la pena, que tenemos que valorar más lo que tenemos, que lo importante está en las cosas sencillas y tantas y tantas cosas que todos deberíamos poner en práctica si queremos en nuestro día a día.

    Un abrazo muy fuerte, recupera fuerzas y ánimo para la andadura peruana que comenzarás en breve y de la que espero nos hagas también partícipes.

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