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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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jueves, 21 de marzo de 2013

Capítulo 43. Últimos días de trabajo, complicaciones y nervios...


        Esta semana ha sido una mezcla entre rara y complicada. Rara porque una vez más nos hemos visto sorprendidos por el misterio. Irené cerró la habitación de la casa antigua donde nos conectamos a internet mientras nosotros estábamos en casa el lunes por la noche. Cuando llegó era tan tarde que todos dormíamos, sin embargo, al día siguiente fuimos a coger la llave y no estaba en el lugar habitual.

         Le preguntamos, porque fue el último, y nos dijo que no sabía donde estaba, y cuando se cansó de buscarla por todos lados, nos dijo que estaba seguro de haberla dejado en su sitio. Yo no entiendo cómo se puede estar seguro de haberla dejado en su sitio y a la vez buscarla por todos lados, pero el caso es que no tenemos llave, y por lo tanto, tampoco internet.

         A la misteriosa pérdida se le suman otros misterios inexplicables que hacen que no exista copia guardada y que luego aparezcan dos de golpe, cuando llevamos varios días sin internet y sin ducha. Finalmente apareció, que es lo que importa y podemos volver a conectarnos y a escribir el blog.

         El lunes fue algo más o menos normal, dentro de lo que cabe. No pasó nada importante y ni siquiera fui a Antanimora. Hablé con el constructor por teléfono para ver si necesitaba de mí, pero me dijo que no hacía falta que fuese porque no estaban haciendo nada importante. Fue un día de paso, de transición desde el domingo hasta el martes, día en que visitaría la prisión y los trabajos.

         El martes nos levantamos con ganas de visitar a los chicos y la obra, así que nos montamos en la moto y salimos rumbo a la cárcel. Allí el constructor me avisó de que pronto dejaría los trabajos hasta solucionar unos cabos sueltos, ya que no puede comprar la bomba de agua y sin ella no se puede avanzar. Hay que esperar unos días a que llegue un dinero que esperan.

         Aprovecho para pasar la mañana con los chavales y jugar al fútbol con ellos, así como para despedirme de varios que abandonan la prisión, unos por quedar libres y otros por pasar a la de los adultos. Ha habido algún problema de desorden y trasladan a algunos chicos a la prisión anexa de los mayores. Dios proteja a estos chicos que siguen siendo unos niños y que van a pasar a un lugar menos apropiado para su edad. Hablamos con ellos y les damos unos consejos acerca de cómo tienen que actuar y sobre todo, que no hablen demasiado... también que se encomienden a Dios cada día y que todos juntos sean una piña para protegerse, defenderse y ayudarse mutuamente. Todavía no son mayores de edad y ya tienen que luchar para vivir... qué cosas...

         Nos vamos a casa a comer y yo tengo que preparar la visita que tengo mañana en el zoológico, donde tengo una entrevista importante con el director para hablar de nuestras futuras cooperaciones solidarias.
        
         Por la tarde no sabemos qué hacer. Normalmente vamos a ver el correo y a escribir, pero sin internet no podemos, así que nos quedamos pasando la tarde en casa. Es la primera vez que nos acostamos tan temprano, pero a las diez de la noche ya estoy metido en la cama.. como no tengo sueño a esa hora me pongo a leer, pero yo no sé qué me pasa últimamente que es meterme en la cama, coger el libro y dormirme antes de poder leer el título... ¿será la edad?.

         El caso es que me viene muy bien, pues de nuevo estaba falto de horas de sueño. Nos levantamos tan temprano que hasta los pájaros están con legañas... eso sí, para ir a nuestra misa malgache. Ya nos sabemos el camino de memoria, lo cual es bueno para caminar dormido... voy con los ojos cerrados aprovechando los últimos segundos hasta que llegamos. Eso sí, hasta que meto el pie en un charco hasta la rodilla... cosa que termina por despertarme y ponerme de mal humor al mismo tiempo. Afortunadamente esto no pasa todos los días, solo día sí, día no... Dicen que un hombre no tropieza dos veces en la misma piedra (cosa con la que discrepo), pero sí que mete dos y tres veces los zancos en el mismo charco... y sigue sin aprender.

         Este día, el miércoles, nos esperaba sin saberlo un día bonito por la mañana, tenso por la tarde y horrible por la noche... todo estaba por acontecer cuando yo sacaba el pie del charco pensando que era lo peor que nos podía pasar en el día.

         Después de misa salimos hacia Antanimora. El plan hoy es ver los trabajos, o mejor dicho, a los trabajadores sentados en una piedra, y después comprar unas legumbres y hortalizas para los chicos que fueron trasladados de la prisión infantil a la de mayores. Queremos despedirnos de ellos y, de paso, hacerles el mejor de los regalos que se puede hacer aquí: comida.

         Compramos de todo: macarrones, sal, aceite, legumbres, pescado frito, pimientos, tomates y hasta coca-cola... Yo no estoy muy de acuerdo con esto, pues prefiero comprar poca cosa y contundente, como a ellos les gusta, y prefiero arroz. Mi pensamiento es que cuando entren en la prisión con las bolsas llenas, van a tardar un segundo en echárseles encima y quitárselo todo, sin embargo se lo compramos.

         Nos ayuda un militar a contactar con ellos, entramos en la prisión con algo de estupor por ver ciertas cosas y tanta gente mirándonos con caras raras, como pensando qué harán aquí estos vazhas con bolsas de comida. Nos sentamos en una especie de oficina entre militares que están a lo suyo, entre bromas y risas hasta que, finalmente, llegan los tres chavales. Se han equivocado y los chicos no son los que veníamos buscando, sino otros que cambiaron a la prisión de adultos unos días antes. Da igual, ya que nos proponemos visitar a estos y a los otros al día siguiente. Hablamos con ellos, les damos consejos y ánimos. Repartimos la comida y después, el gran error por nuestra parte, aunque sin quererlo... hicimos algo no permitido que nos costaría caro: no visitar más la prisión como castigo.
         Lo cierto es que lo que hicimos no está mal, no es ofensivo ni pensábamos que tendría esas consecuencias, pero las tuvo. No puedo decir qué es, al menos ahora, pero creo que le dieron más importancia de la que tiene en realidad... al menos nuestros propios compañeros. Lo más importante es que lo que hicimos no solo está bien, sino que es un acto de caridad y desprendimiento y volveríamos a hacerlo mil veces si se diese el caso... aunque no podremos hacerlo más.

         Bien es cierto que en estos momentos uno espera que los compañeros saquen la cara por nosotros, sin embargo por la noche pensaríamos que el mundo entero estaba en nuestra contra... no entiendo muy bien porqué... o sí.

         Nosotros entonces no sabíamos que habíamos quebrantado una norma, nadie nos advirtió de nada, incluso sabiendo que llevábamos cosas para darles. Salimos de ahí rápido porque tenía una cita con el director del zoológico y el superior de los salesianos me esperaba en la puerta del zoo. Tomé un taxi que puso rumbo al zoo, y entre varias paradas para echar combustible con una botella de coca-cola directamente al carburador del R-4, llegamos con solo tres minutos de retraso. Ya me dijo el tipo que su Renault no era corriente...

         El padre Inocence me esperaba y nos dirigimos a ver al director. Nos esperaba y nos hizo sentar en su despacho, decorado siguiendo el mismo estilo que el comedor de la casa de mi abuela, solo que en lugar de paños de ganchillo había colas de lemures... luego se anticipó a decirnos que eran artificiales... uhm!!... no sé, no sé...

         Empezamos la conversación. Como hay que andar con ojo por cuestiones idiomáticas, prefiero hablar yo del tirón y luego escuchar del tirón también... él acepta y escucha atentamente.

         Me presento, y también a la ONG que represento. Le comento nuestro proyectos actuales, pasados y futuros y porqué queremos establecer una relación con él y su zoológico. En su turno de palabra me da la bienvenida y después me comenta que estaría encantado de cooperar con una ONG y sus proyectos solidarios. Todos felices y contentos, y para celebrarlo nos despide con lo que nos dice será un “tour” por las jaulas de lemures para ver uno que está en peligro de extinción y que será el primer proyecto de cooperación: la lucha por su conservación.

         Se coloca una inmaculada bata blanca, que contrasta estrepitosamente con el color de su piel... y tras calzarse las botas de trabajo se dirige con nosotros hacia lo que parece ser la primera de las jaulas. Llegamos y está vacía, y nos dice que ahí hay un lemur nocturno pero que, como era de día, estaba durmiendo en una cueva, y acto seguido nos dice que el “tour” ha concluido.

         Yo me quedo de piedra... un tour consistente en una visita para ver a un lemur que, encima, no podemos ver porque está durmiendo “de uña a uña”. Vamos, que el tío, ni corto ni perezoso nos despide quitándose la bata (que ahora comprendo porqué está tan inmaculada) y citándonos para el próximo lunes “après midi”. El nombre del lemur es “hay, hay”, y “hay” que buscar al “hay, hay” ... Ahora tengo un nuevo refrán para aprender algo de ortografía. Dice así: “Ahí hay un “hay hay” que dice ¡ay!”
        
         Nos miramos Inocence y yo con cara de asombro antes de iniciar el regreso a casa... llegamos al coche y salimos pitando porque queremos pasar por el aeropuerto a tratar otros asuntos sobre importaciones y exportaciones que requieren un poco de información en la consejería de agricultura, minas y naturaleza, sita en el aeropuerto. Informados de nuestras intenciones, nos vamos a casa que es hora de comer.

         La siesta no perdona, especialmente después de una mañana agitada, y después hay sorpresas... y varias. La primera es que finalmente ha aparecido la llave misteriosa, con lo que tendremos no solo internet, sino también ducha. Ya nos advirtieron antes que venía una chica cooperante y que tendría que dormir con nosotros si la llave no aparecía. Y también nos dijeron cómo tomar una ducha sin agua caliente. La noche anterior yo me iba a duchar al estilo natural, bajo la lluvia, pero no llovía lo suficiente y no quise hacer el tonto. Esta noche estaba dispuesto a hacerlo, pues había localizado una bajante que echaba un buen chorro de agua de lluvia. Era mejor que nada, pero como al final aparecieron, no una, sino dos llaves, todo se arregló. La chica tiene habitación, nosotros internet y ducha... y estábamos listos para recibir la noticia de nuestro grave error cometido en la mañana, que aún no sabíamos.

         Ya advirtieron a mis dos compañeros que para ellos se acabó el ir a la cárcel, sin embargo yo podré seguir yendo a visitar los trabajos de la empresa.

         Es un castigo que no sabemos de donde viene, aunque el lunes tengo pensado pedir cita a un tal señor director general para pedirle una explicación, así como permiso para darles a los chicos unas cosas que tenemos compradas hace días y que no puedo llevar a España ni tirar: collares con Crucifijos, pulseras y gorras. Esto hace mucha ilusión a los chicos, la cual es inversamente proporcional a la ilusión que le hace al resto.

No quiero comprometer a nadie, así que iré yo solo a pedir cita al director general. Iré en nombre propio, con mi nombre y apellidos, evitando que afecten mis peticiones a la asociación que habitualmente trabaja en la prisión. Quiero explicaciones y permiso para dar a los chicos lo que ya tengo comprado y que no pienso tirar a la basura. En caso negativo lo repartiré entre los chicos de la calle, pero intentaré que llegue a los chicos para los que se compró.

El jueves no vamos a trabajar, Remy y Karima porque no pueden ir má a Antanimora y yo porque la empresa ha parado los trabajos momentáneamente. Nos tomamos el día libre y aprovecho para resolver varios asuntos pendientes, así como responder a los correos y mensajes des días atrás que estuve sin internet. Así pasamos la mañana, y la tarde prácticamente igual, aunque comienzo a redactar un proyecto para otra nueva misión peruana... distinta, pero igual de apasionante.... ya os enteraréis.

Mañana visito el convento franciscano. Me quedaré allí a dormir y el sábado por la mañana viajeré a Antsirabe. Allí me esperan nuevos trabajos y nuevos proyectos por hacer, eso sí, para el próximo año porque este ya está comprometido...

Aquí dinero no, pero kilómetros y trabajo abundan por doquier... y sin embargo me gusta. ¡Qué cosas!... La culpa la tiene el trasfondo de las misiones, que no es cualquier cosa. Es un trasfondo humanitario que tiene como base la mejor de todas... un cimiento que aguanta todo y que un día plantó la base de una nueva humanidad. El constructor: un galileo... no parecía gran cosa entonces, pero luego se convirtió en la piedra angular, y eso que lo desecharon todos los arquitectos... ¿Sabes a quien me refiero?... ¡Pues claro!

Hasta mañana!

3 comentarios:

  1. Querido martin, no se que hago que no me sale ninguno de los comentarios que he escrito.
    Espero que este lo puedas leer, porque sino me retiro, vamos que no lo intento mas.
    Sigo, como siempre tus proyectos y trabajos por esas tierras de Dios.
    Es una pena que esos chicos estén viviendo en esas condiciones,
    He intentado mandarte algo así como una "crónica" que he escrito de la merienda Solidaria. Pero tampoco me ha salido bien, vamos que esto de la informática no es lo mio. Ya te lo daré cuando vengas, que será pronto.
    Te animo para que sigas realizando la tarea que como Misionero tienes, eres "un gran tipo".
    Un besazo.
    Leo

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    Respuestas
    1. Querida Leo. Al parecer diste en el clavo, al final...
      No te retires, que te necesito ahí.. y ya no tendrás que intentarlo porque te salió.
      Me alegra que sigas mis trabajos, que también son los vuestros, para prueba la merienda solidaria... ya llegó algo de ayuda aquí, bien rápido. Unos chicos con Sida podrán comer durante más de un mes gracias a vuestro trabajo allí... ¿No es gratificante saberlo?. Es parte de un proyecto de los franciscanos de aquí, entre otros.
      La crónica la tengo, y es genial... tienes madera de escritora. ¿porqué dices "algo así como una crónica"?. Es una gran crónica.
      Gracias por tu piropo... yo creo que soy un tipo grande (o mediano, mejor dicho). Lo de gran tipo no es para mí... jeje...
      Otro besazo para tí, y hasta pronto!!
      Martín

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  2. Dando ya los últimos coletazos del viaje y sorprendiéndose siempre de los imprevistos y más en tierras extranjeras.
    Todavía no nos has adelantado qué habéis hecho, qué pasa el manual de instrucciones no llegó, jo hay que aprender a fuerza de...a trompicones algunas veces, pero en definitiva aprender. Sea lo que sea se realizó y no me cabe duda con la mejor de las intenciones, no siempre los mismos gestos se recogen igual en todos los sitios, ya sabes que en nuestra zona se diría: la intención es lo que cuenta.
    Espero que tuviera y final feliz, seguiré leyendo los próximos capítulos.

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