Hoy es un día marcado por dos aspectos
importantes... por un lado ha llegado la primavera a España, si bien no puedo
disfrutar de ella. Por otro lado, la primavera a Granada ha llegado en forma de
Eucaristía, eso sí, en pleno verano, que por otro lado es como nuestro otoño
por la cantidad de lluvia que cae... ¡vaya lío!.
La mañana es algo triste antes de esto, porque no
hay coordinación entre la corte municipal de Granada. El “cilindro” de
combustible que compré tenía previsto que la máquina lo subiera para poder
trabajar, pero resulta que un olvido por parte de los responsables de hacérselo
saber al maquinista ha dado como resultado que, una vez la máquina en Granada,
no tiene combustible para trabajar. Por otra parte, el alcalde, el teniente
alcalde y el regidor, están fuera del pueblo, con lo que no se puede solucionar
el tema.
El maquinista lleva desde ayer por la tarde
esperando el combustible, sentado en la máquina. Esta mañana sigue sentado,
haciendo de su jornada laboral un descanso perpetuo. Debe estar aburrido el
chaval... a veces es mejor trabajar, aunque sea para desaburrirse. Cualquiera
que viera al maquinista se pensaría que es un liberado de UGT.
Es más triste aún ver cómo el alcalde conoce que la
máquina está parada y sin posibilidad de trabajar, y sin embargo, no manda el
combustible, que dice que está en Molinopampa. Dicen que los cilindros mío y
suyos están en Molino porque el volquete no pudo subirlos, aunque la máquina sí
que subió.
Incluso ha llegado el chófer de Olleros para ver qué
pasa con la máquina, ya que hoy debería estar trabajando allí. Ellos no sólo
tienen personal dispuesto a trabajar por obligación, sino que tienen tres
cilindros de combustible y además, se preocupan de venir a verme a Granada y
comprobar cómo va la máquina. Al final le tengo que decir que no puedo
asegurarle cuando estará aquí el combustible, así que le digo que su alcalde se
ponga en contacto con el de Granada para averiguarlo. Es una pena que esto vaya a costar, no sólo que no se
trabaje en Granada, sino que tampoco lo puedan hacer en Olleros. La máquina
tiene que volver el jueves a Chacha, y mañana es jueves. Y lo peor de todo es
que terminado el día, seguimos sin tener noticias ni del alcalde ni del
teniente ni del combustible...
Si a esto le sumas que han venido a trabajar cinco
personas y que han llegado una hora y media tarde, tienes como resultado una
llamada a Toni para decirle que hoy, sin falta, tiene que hablar conmigo, que
estoy cansado ya de estar siempre igual y que necesito tener una reunión tanto
con él como con el teniente de alcalde para resolver el asunto como sea. Me
dice que sí, que esta tarde sin falta hablamos... que no me preocupe, que no
pasará más y que hablará con la gente... Si no me hubiera dicho esto ya unas
diez veces, a lo mejor me lo creía...
Mañana iré a Olleros a ver al alcalde y a barajar la
posibilidad de empezar cuanto antes allí, porque, efectivamente, en toda la
tarde no he tenido noticias del alcalde ni de ningún responsable de la
municipalidad... y el maquinista sigue en la máquina, donde duerme también. Hoy
su día seguro que ha sido más largo que el mío.
Bueno, para cambiar de tema y mostrar ahora la parte
positiva del día, os contaré que esta mañana venía Juan de Dios a celebrar misa
a las 10:00. Como de costumbre, decimos por los altavoces que la misa será a
las 9:00... pero como la gente ya conoce el truco, no tenemos seguridad de que
haya puntualidad. Por eso me dedico personalmente a ir a todos los estamentos
del pueblo para llevar a la gente de la mano a misa.
Para empezar le digo a los trabajadores, que solo
llevan veinte minutos trabajando, que ya hay descanso... ¡vaya tela!. Porque es
por ir a misa, si no, ya saben ellos que el descanso es inmerecido...
Les digo que vengan conmigo, a lo que no oponen la
más mínima resistencia. No creo que sea por motivos religiosos, desde luego...
más bien será por dejar un rato las piedras de 500 Kg, pero al menos oirán hoy
la Palabra de Dios. Ya le advertí a Juan de Dios que se preparara algo para los
trabajadores, que los llevaría conmigo.
Después de esto, voy a la municipalidad a repetir
por la megafonía el evento eucarístico, así como para que los que andan por
allí vengan también a misa. Voy también a la comisaría de policía a advertir a
los agentes, no sólo que hay misa, sino la importancia de ir, además de por dar
ejemplo.
Bajando la cuesta, me meto en el colegio en busca
del director, para decirle que debería llevar a los niños a misa, ya que es una
ocasión única para ellos. Juan de Dios viene cada 2-3 meses, y por las tardes,
así que no volverán a tener esta oportunidad los niños de asistir a misa. No
está el director, pero sí su mujer, a la que con mano izquierda le digo estas
palabras:
¡¡Los niños a misa!!
Claro, claro.. cuando venga el director se lo
digo... me responde.
Por último, me queda la pensión de Doña Rosita, a la
que voy para advertir a los que allí estén que la misa está empezando, aunque
todavía queda.
Ninguno ha puesto resistencia a ir a misa o ha
comentado que no le apetezca... sólo un par de ellos, de los que se declaran
católicos pero todavía no han trabajado en la Iglesia, decían que iban y luego
no aparecieron... allá ellos.
Nos hemos juntado en misa los policías, Doña Rosita,
los trabajadores, algunas mujeres y yo...
Juan de Dios estaba algo más contento. Al menos hoy
hay más de diez personas... Comienza la misa, y seguro que tiene algo preparado
para los trabajadores, como quedamos ayer... pero de pronto, una vez en marcha
la Eucaristía.... se presentan los maestros con todos los niños del colegio...
¡¡Más de 50 niños!!... se me pusieron los pelos de punta al ver a tanto niño
capitaneado por la señora del director. Todos van entrando, ocupando sitios
libres, y algunos tienen que quedarse de pié.
¡¡Nunca Diosán estuvo tan llena!! La cara de Juan de
Dios es un poema.... hasta ha cambiado por completo el discurso laboral para
hace un discurso infantil...
Cuando acaba la misa, como llevo un montón de
caramelos en el bolsillo, porque tenía la esperanza de que la mujer del director
llevara a los niños, los tiro todos al suelo ya en la calle. Los niños pierden
los papeles, y se vuelven locos por un momento... se tiran y se revuelcan para
conseguir lo que para ellos es oro azucarado... Incluso uno de ellos que se
había ido corriendo, al ver la algarabía y los caramelos, da media vuelta y,
como si fuera Dani Pedrosa, mete el turbo para llegar a los caramelos rápido...
esto sin darse cuenta de que en su camino hay un pozo a ras de suelo, en el
cual, de la velocidad que lleva, logra andar un par de pasos sobre el agua...
hasta que se hunde por completo y sólo queda el gracioso gorro peruano flotando
en el agua.
Desde luego, no sabía la existencia de este pozo,
que parece un charco grande... pero tiene más de un metro de profundidad, y para
un niño que no levanta 50 centímetros del suelo es como si lo soltaras en alta mar. Menos mal que una profesora se da cuenta y mete la mano para agarrar al
desafortunado mozo, sacándolo como quien saca una galleta de un vaso de café...
Por supuesto, se pone a llorar, y se lo llevan a casa a cambiarlo... y no sé
porqué, todos empiezan a reir, niños, policía, mujeres y yo... el cura
incluido. Ha sido una escena de lo más graciosa, aunque podía haber resultado
peligrosa. Y es que la cara de velocidad del niño era para verla, hasta el
chapuzón... Encima, el resto de niños seguía cogiendo caramelos como locos... y
él, poco más y se ahoga en un charco...
Nos vamos a comer Juan de Dios y yo a casa de doña
Rosita, y nos vamos a la obra. Allí vemos cómo trabaja el carpintero, vemos
también al aburrido maquinista en espera del combustible, vemos a los
trabajadores y se va a Olleros, que esta tarde celebra allí.
Por la noche, vemos la película acostumbrada con los niños. Hoy hay más que nunca, casi 90. No sé de donde salen, pero cada día hay más... parece que los padres los estuvieran fabricando a discreción durante estos días...
Por la noche, vemos la película acostumbrada con los niños. Hoy hay más que nunca, casi 90. No sé de donde salen, pero cada día hay más... parece que los padres los estuvieran fabricando a discreción durante estos días...
Con la puerta de la sacristía |
Como es la tercera vez que lo digo y nada, recojo
las bolsas de juguetes en actitud de irme sin dar regalo alguno, a lo que
responden con un “rompan filas” para recoger las sillas en poco más de tres
segundos.... y cuando me quiero dar cuenta, están de nuevo en formación..
Increíble!!
Reparto los regalos y advierto claramente que no hay
regalos para hermanitos que están en casa, que no se cambian regalos y que no
metan las manos en las bolsas. Me termino enfadando, como siempre, porque no
respetan ninguna de las tres normas. Menos mal que está por aquí Milton, que
hace de fotógrafo y de espanta-niños a la vez. Es más difícil deshacerse de un
niño descontento con su regalo que de un testigo de Jehová.
Y después de todo esto, voy para el cuarto, que el
día ha sido cansado... además, mañana viajaré a Olleros a establecer un plan de
acción para la máquina y para los trabajadores voluntarios.
Ya os lo contaré... Hasta mañana!!
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