Aquí uno se busca las vueltas con tal de que se trabaje... |
Había dicho que en 10.000 soles estaba incluido el
retablo, el coro, las tres ventanas y el retablo pequeño del Cristo de Bagazán.
Quedaban fuera las puertas de entrada y lateral, el púlpito y la puerta de la
sacristía. También quedaba fuera la cubrición del portal de entrada y el
frontal de la Iglesia.
Será dura la negociación, porque viene
dispuesto a trabajar, pero nosotros estamos dispuestos a luchar para que en el
mismo precio nos incluya todo eso. Al principio el sale por los 14.000 soles,
aunque ya sabemos cómo pajea la gente por aquí... lo que quiere es dejarlo en
12.000. Por esa misma regla de tres, yo le digo que le pagamos 8.000 soles,
para dejarlo en 10.000.
Toda la mañana después, y tras un tira
y afloja en el que me repite hasta la saciedad el trabajo que tiene toda la
carpintería, decidimos que no hará la carpintería. Después de toda la mañana
luchando, no está interesado en ese precio y yo ya me he cansado de negociar.
Le ofrecí comprarle las bisagras de la puerta de entrada, ponerle un peón para
lo que necesite, que use la madera vieja que esté en buen estado con el
consiguiente ahorro en material, e incluso ayuda puntual con varios operarios
para trabajos de esfuerzo grande, como puede ser el desmontaje del retablo o el
desmontaje de las enormes puertas. Así y todo sigue en sus trece y no se baja
de los 12.000. Entonces, en un momento dado le doy la mano, le digo lo siento,
que gracias por su interés, pero que me busco a otro... todos me miran como
pensando que, como me salga mal el farol, mal vamos todos... no existe otro
carpintero en kilómetros a la redonda que sepa tallar la madera.
Y por un instante bueno, sentí que
había metido la pata... El se fue a hablar con su hijo, y entonces vi un
pequeño atisbo de posibilidad de que accediera, pero no...
Me doy la vuelta, digo que me voy a mi
cuarto y le pido a Horacio que me busque el número del carpintero de
Molinopampa, pero se lo pido en alto para que me oiga el carpintero. Y justo
cuando estoy yéndome, me dice: “... espere, don Martín”... y ahí ya supe
que había ganado el pulso...
“Hágame un contrato, hacemos el
trato...”
En ese momento no cabía dentro de mí,
aunque intentaba disimular los saltos de alegría que daba por dentro... hasta
las orejas se me movían solas... y tuve que esperar a celebrarlo con un orujito
cuando se fue... todos estábamos locos de alegría.
Cuando me dijo eso, automáticamente me
puse a hacer el contrato. Lo había empezado Toni, pero escribiendo con dos
dedos justo a la hora de comer y sin saber qué poner, le ruego que me preste el
sitio un segundo... que la comida espera y hay prisa. Un rato más tarde,
imprimo los contratos y salimos a comer.
Por la tarde, mientras se desmonta el
retablo, se firman los contratos y se deja pendiente el asunto para el próximo
miércoles. Yo había dicho que el lunes lo más tardar, pero dado que el
carpintero aceptó bajarse de la burra, no quise pasarme de mandón y acepté el
miércoles, aunque él quería el lunes siguiente.
Desmontando el retablo |
Cotrafuertes laterales |
Terminada la chamba, les pongo una
película a los niños... Hoy me doy cuenta de muchas picardías que ya no voy a
tolerar más. Por ejemplo, hay muchos niños que se quedan jugando al fútbol
mientras dura la película, pero cuando está a punto de acabar, llegan a la
plaza y esperan dando toques al balón hasta que acaba la peli, es decir, la
hora de los regalos... entonces entran como aquellos que llevan toda la
película dentro.
La hora del cine ya es tradicional aquí... y mejor que no falle. |
En un momento, me planté... paré la
película y me puse serio. Les dije claramente que hoy no había regalo, así que
quien se quisiera ir que lo hiciera tranquilo. Al final de la película, se
pensaban que era de broma... se ponen todos en fila como de costumbre, pero les
digo claramente que se han portado muy mal, que la próxima vez se acabaron las
películas para siempre, y para dar ejemplo, les hago ir a casa sin regalo. Lo
cierto es que a mí me duele más que a ellos, pero una señora me aconsejó
hacerlo porque dice que estos niños sólo aprenden así...
El lunes veré si ha surtido efecto...
Pero una cosa tengo clara, y es que a los quince minutos de empezar la
película, cerraré la puerta, y quien no esté dentro no entrará... Prefiero que
ahora aprendan algo antes que de mayores se conviertan en personas que llegan
una hora tarde a las citas de trabajo, como sus padres.
Terminada la película, hay misa. Vino
Juan de Dios de Molinopampa para celebrar. Cómo sabrá ya el funcionamiento de
estas gentes que en la megafonía hace decir que la misa es a las 19:00, y
cuando le digo que pensaba que era más tarde, me dice que es a las 20:00, pero
que si dice eso, se presentarán todos a las 21:00.
Esto es un cura entregado por sus fieles... el camino que tiene que recorrer es casi imposible, aparte de otros pueblos |
Toda la misa me la paso pensando en
cómo aguantarme las ganas de decirle a Toni lo descontento que estoy con la
actitud del pueblo. Todos sabían que había misa, eran muchos los que se
apuntaban, pero a a la hora de la verdad prefieren vaguear en casa antes que
acudir a la cita que no tenían desde el mes de diciembre pasado. Es decir, que
van tres meses sin misa, y para una vez que viene el párroco, todos tienen algo
mejor que hacer...
Para trabajar en la Iglesia y ganar
algún dinero todos están dispuestos... pero para dar gracias a Dios por que haya
venido un extranjero con dinero y voluntad para arreglar su Iglesia y darles
trabajo, no parece que haya tiempo... Cada vez creo más que tengo que hablar
con Toni y decirle claramente que este proyecto está a punto de acabar para
empezar con otro distrito más interesado.
Algunos niños comprometidos |
Luego decimos de los evangélicos y
adventistas que hay en el pueblo, pero ellos al menos son capaces de reunirse
en su totalidad para sus celebraciones... y a la hora marcada.
Le comento a Juan de Dios lo triste que
me voy para casa y me dice que él ya está acostumbrado. Es una pena ver cómo,
después de decir por megafonía que la misa era a las 19:00, la mayoría de la
gente se presenta en misa después de la comunión. Gracias a que la misa era a
las 20:00, si no, cuando hubieran llegado ya no estaríamos y la Iglesia estaría
cerrada...
El pobre Juan de Dios tiene que ver de
frente cómo la ente entra en la Iglesia en el momento que está dando la
bendición final, sin vergüenza alguna, como aquellos que ya han cumplido con su
obligación de cristiano por venir... pero no se arredra y suelta las cosas bien
claras:
Al pie del cañón |
“Debemos
dar gracias a Dios por Martín, por haber venido a ayudarnos y a reparar este
templo que tanto lo necesita. El y otras muchas personas, trabajan para
conseguir un dinero y venir a invertirlo aquí... He hablado con él y me ha
comentado que ya conoce nuestra realidad y nuestras costumbres... la realidad y
las costumbres peruanas, pero hoy le estamos mostrando otra realidad muy
nuestra: nuestra falta de compromiso, nuestro desinterés por todo lo nuestro...
el mismo interés que hemos puesto en esta Iglesia, en la que no podemos echar
un par de días al año al menos para limpiar las acequias, lo ponemos en el
centro de la celebración eucarística, en el trabajo y en todo lo que no nos
interesa... No somos capaces de asistir a una cita trimestral de media hora con
puntualidad, y llegamos justo al final de la eucaristía... Creo que esto
debemos cambiarlo”
Y dicho esto, procede: “Podéis ir en
paz...”
El caso es
que los asistentes hemos podido disfrutar de una celebración fuera de lo
corriente. El cura, guitarra en mano, tan pronto está consagrando como tocando
una canción. Tan pronto está delante del altar como detrás... Es raro asistir a
una misa en un templo donde vuelan murciélagos, en el que la luz es tenue y el
templo está casi en ruinas... no hay retablo, el suelo es de tierra como el de
una cuadra... poca gente y prácticamente en el centro de la Iglesia por tanto
mueble del retablo acumulado por ahí... Curioso, cuanto menos... pero por otro
lado, muy evangélico. Me gustó.
En fin, que Juan de Dios me deja en mi
cuarto y me pongo a ver mi documental mientras ceno...
Mañana será otro día, gracias a Dios...
Hasta mañana!!
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