El lunes ya es otra cosa, porque por la mañana
aprovecho para salir a echar gasolina a la moto, dar una vuelta y pedir precios
de cemento en tiendas que no había visto, y pasar por la municipalidad. Tengo
que imprimir algunas copias de folios con el membrete de OFRA para presentar
una petición formal a José Arista, el presidente regional del cual me informé
que estaba aquí, y yo sin saberlo.
Amado me dijo por donde quedaba el gobierno
regional, así que con la moto me acerco hasta que doy con él. El presidente
debe andar por aquí, porque hay seguridad y jaleo. Tengo que pedir una cita
como sea, ya me las apañaré. Es difícil que me reciba, ya que es como si el presidente
de Extremadura recibe a cualquiera sólo por pedírselo. Me doy la vuelta y
empiezo a pensar cómo conseguir una cita... a lo mejor Monseñor puede hacer
algo de palanca.
Con Antonio y Juan |
Así pasa la mañana y comemos. Creía recordar que
había quedado para comer con Emilia, pero me dice que era para cenar, así que
sigo en los proyectos hasta esa hora. En la comida conozco a Juan, un cura
polaco que ha venido a hacer unas gesiones. Se llama Juan Cumba, pero Cumba no
es su apellido, sino el sitio de donde
es párroco. Está a unas tres horas de aquí, camino de Gocta. En un principio,
cuando le escuché un acento que yo creía polaco o ruso, le pregunté de donde
era, y me dijo que de Cumba, en Perú. Yo no entendía cómo un peruano puede
tener acento polaco, pero es que me entendió mal cuando le pregunté. Se pensaba
que le preguntaba de dónde venía, no de dónde era. Ya me extrañaba a mí que en
la comida se pasaba el tiempo diciéndole a Antonio que hablara más lento.
Cuando se aclaró la cosa entendí lo del acento.
Por la tarde tengo una audiencia con el Obispo, al
que pongo al corriente de las cosas que han pasado en este mes, y cuando me doy
cuenta son las 19:30. Había quedado con Emilia después de misa, así que iré a
esperarla fuera. Cuando termina la misa, sale con Juan Cumba. Nos vamos a su
internado, donde nos esperan con la mesa puesta para cenar.
La mesa puesta esperando |
El internado está bastante bien, y pronto empezará a
funcionar, ya que los estudiantes de la universidad todavía no han comenzado el
curso.
Cenamos bien, sopa, arroz blanco, lechuga con aceite
de oliva (que no deja de ser un lujo aquí), y filetes de ternera en salsa....
vamos, casi nada. Luego dice Emilia que cuando viene un invitado aprovechan
para cocinar bien, así que este mes han comido bien dos días, en otra visita
anterior y hoy.
Otra vez veo algo que hace que se me salgan los
ojos... ¡¡una cerveza!!... Está del tiempo, y es lo que falla, pero en un país
donde no abundan, tener una caliente es otro lujo. Pero la amiga Emilia,
sabiendo las costumbres españolas, mete otro par de ellas en el congelador, así
que la primera es caliente, pero luego vienen fresquitas... En estos momentos,
me acuerdo de una amiga de Almendralejo, que como me dijo un día que no la
mencionara cada vez que hablaba de cerveza, no diré que es Carmen Gordillo.
No pasa nada, la cerveza está buena... no es algo
malo, a no ser que uno se beba la suya y la de sus amigos... y este no es
nuestro caso, de momento... también es justo advertir que nuestros amigos no
beben cerveza, que si no... aunque Nina ya ha probado el tintorro, me consta.
Los comensales y mi cerveza... |
Hablamos de los múltiples proyectos, pero sobre todo
tenemos una charla hasta bien tarde. Es la primera vez desde que estoy en Perú,
que me voy para el Obispado casi a las 00:00 horas. En España a estas horas
prácticamente salimos a dar una vuelta, y aquí, quien más quien menos, lleva
dos horas dormido ya. Vemos algún vídeo de mi misión y algunas fotos de sus
proyectos, y charlamos un buen rato más. El amigo Juan es un punto... me cuenta
un poco su vida, y resulta que tiene como hobbie a las abejas. Le encantan y
entiende de todo lo que está relacionado con ellas... Cuenta que una vez en
Ámsterdam, salió del país con unas cuantas abejas reinas y no reinas en una
bolsa, para llevarlas a Perú. Esas abejas, al parecer, si las cruza con las
africanas asesinas, las suaviza y las hace menos salvajes... vamos, que de
asesinas pasan a macarras, no más, pero tuvo la mala suerte de que los sistemas
de seguridad del aeropuerto le trincaron, y saltaron todas las alarmas de
terrorismo biológico... dice que se lió una buena, incluso se suspendieron dos
vuelos, y todo por unas cuantas abejas.
Cuando le preguntaba la policía qué hacía con esos
bichejos, él decía tranquilo: “Me las llevo a Perú..., es mi hobbie” y les
tiene que dar todo tipo de explicaciones acerca de las abejas y de los
productos que lleva para ella. Al final todo quedó en el susto.
Después de un buen rato de compartir cosas,
proyectos y vivencias, nos despedimos, porque se ha hecho tarde... mañana
tenemos que hacer todos cosas, pero antes de irnos, me entero por casualidad
que el amigo Juan Cumba no sólo es amigo de José Arista, el presidente, sino
que mañana ha quedado con él para visitarle... no me lo puedo creer. Le explico
el proyecto de libros para la paz al que sólo le queda atar un cabo, que es el
viaje de España a Lima, y que por otra parte, es el cabo más gordo... Me dice
que, si puede, le tanteará el tema... pero quedamos en que me pasaré a verle.
Con Emilia y Juan "Cumba" |
Ya me voy más contento para la cama... Me acercan a
casa en coche, por eso de que te pueden despellejar vivo a estas horas por
estas calles y sin que te enteres siquiera... y me dejan en la misma puerta del
Obispado. Me voy a la cama contento, que mañana no se puede escapar la
posibilidad de hablar con el presidente acerca de los libros solidarios, y del
proyecto de hermanamiento de las dos Granadas, y de la Hermandad
Almendralejo... Luego pienso que mejor le hablo sólo de un proyecto, no sea que
me mande a pastorear cuyes.
Mañana os contaré. Hasta mañana!!
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