Esta
mañana salgo de viaje, así que no me entretengo mucho. Desayuno y preparo la
mochila. Tengo que aprovechar el día espléndido que hace, porque aquí el tiempo
cambia rápido. Lo mismo hace un sol de justicia que, de pronto, se nubla y se
pone a llover. O lo que es peor, se pone a llover con el pleno sol de justicia.
En este último caso no hay aviso y, de repente, te ves bajo la lluvia.
Cuando se nubla o se empieza a poner
feo el cielo, nosotros estamos acostumbrados a decir: “... va a llover”. Ya
conocemos el aviso del cielo. Aquí el cielo actúa igual, peor no siempre... y
cuando se presenta una de esas lluvias con el día soleado, te quedas como extraño...
no estoy acostumbrado a algo así.
Me subo a la moto, ya reparada de todas
sus averías, y me pongo rumbo a Granada. Ya la salida es mala, porque están
arreglando las calles y cómo no conozco bien Chacha todavía, no soy capaz de
salir. Las calles no tienen salida, suelen acabar en corrales privados. La
lógica y el sentido de orientación me dicen hacia donde tirar... la realidad me
dice otra cosa.
Al final encuentro una vía de escape y
me pongo en la carretera. La moto va bien, hace un buen día y no tengo prisas,
así que disfruto un poco del paisaje... pero claro, esto iba a acabar pronto.
Como si la moto estuviera jugando
conmigo, se espera un tiempo prudencial para que me aleje bien de Chacha y no
pueda regresar a buscar una solución. Cuando estoy a medio camino entre Chacha
y Pipus (San Francisco de Daguas), me pega un tirón extraño la moto, se acelera
sola y luego se para... se me ha vuelto a salir la cadena. A mitad de camino y
en tierra de nadie, donde pasa un coche cada hora, si acaso, y teniendo en
cuenta que, aunque pase, no me van a ayudar, tengo un problema.
Me bajo de la moto y le coloco la
cadena, se la meto en los piñones de la rueda y moviendo la moto hacia atrás
logro ponerla. Como el otro día pasó lo mismo y luego la moto se negó a
arrancar, pensé que hoy haría lo mismo. Pero hoy estoy a unos pocos kilómetros
del sitio más cercano... me monto para intentar arrancarla y, por suerte,
arranca. Como no dispongo de herramientas, no puedo tensar la cadena, así que
sigo el camino porque no me queda otra. Con la cadena destensa no se puede
correr mucho, porque en el más mínimo bache se puede volver a salir. Una cadena
que se sale puede ser peligrosa, porque si se cruza y se clava la rueda de
atrás, el estacazo es seguro... y sus consecuencias, impredecibles. También
puede pasar que se estropee la moto del todo y quede para el desguace. No
quiero ni lo uno ni lo otro, así que voy tranquilo pensando que cuando llegue a
Pipus veré a Luda y me ayudará.
En un bolsillo llevo el diccionario para
Adolfo, el secretario de la municipalidad que tan disimuladamente mi sugirió
que le llevase uno. Aprovecharé para darle el diccionario y pedirle
herramientas, así desde Pipus podré volver a velocidad normal.
Antes de llegar a Pipus, otra vez se
sale la cadena de la moto... Ya me pienso lo peor, porque una vez vale, pero
dos... y sin embargo, vuelvo a meter la cadena y vuelve a arrancar la moto sin
problemas. Y así, ahora más despacio todavía, llego a Pipus. Paro en la
municipalidad, pero no hay nadie, así que voy a la Policía, el único sitio en
el que se me ocurre que me puedan prestar herramientas.
Los policías son muy amables, y no sólo
me prestan sus herramientas, sino que ellos mismos me tensan la cadena. Luego
me doy cuenta de que el Suboficial mayor me conoce, no sabía porqué.... pero me
explica que me conoce de cuando vine con Diógenes a Molinopampa el día que el
huayco en la carretera de Chontapampa me hizo conocer a sus héroes.
Quedo con él en que llame a la
regidora, ya que no está la alcaldesa... mujeres al poder. Cuando llega a la
comisaría, ya con la moto arreglada, le pido que haga un censo aproximado de
los niños de Pipus para que a la vuelta a Chacha pase a recogerlo y el lunes de
regreso a Granada les entregue el material escolar.
Luda está haciendo una gran labor con
niños de pueblos vecinos que no tienen colegio o que lo tienen hasta primaria,
y va a buscarlos, les da los estudios en Pipus, les da de comer y alojamiento.
Luego los vuelve a llevar a su casa... Esto es como una especie de señal del
cielo, que me anima a seguir con lo que será la “Hermandad Almendralejo”, que
todavía no conoces, pero que estoy cocinando... en breve te lo contaré.
Me despido de todos, y con la cadena ya
tensa, me las piro. Voy ya con la mosca detrás de la oreja, porque este mismo
fin de semana la tensó el del taller y se ha salido dos veces, asi que no me
fío por si se vuelve a salir. Horacio tendrá que cortar la cadena un poco para
que no vuelva a pasar.
Sin embargo, el camino es de lo más
tranquilo y sin problemas. Paso Molinopampa y empiezo el camino de cabras, que
últimamente está más impracticable que nunca. Con deciros que a la moto le
cuesta trabajo pasar, imaginaos un coche. Hay tramos en los que parece que ya
no vas a ser capaz de salir del barro. La moto no hace más que patinar e irse
de lado, y hay que subir con cautela. Pero esto es durante cuatro o cinco
kilómetros después de Molino, y una vez pasados estos grandes barrizales, los
siguientes son normalitos.
Llego a Granada, y los niños me ven y
saltan de alegría. Saben que viene su cine con portátil (y su fábrica de juguetes)...
además, saben también que tiene que venir detrás de la moto corriendo para
recibir caramelos... Me parece muy bohemio, como en las películas. Me da pena
acelerar porque los dejo atrás, pero cuando llevas tanto tiempo conduciendo, te
olvidas y pegas el acelerón... los dejas ahí clavados, pero para que no se
pongan tristes, riego el suelo con caramelos y ahí los quedo tirándose por los
suelos como si fuera una piscina olímpica. Y en esta labor de despiste, acelero
y desaparezco de allí... ya los veré luego.
Es justo la una del mediodía, la hora
de comer. Dejo el equipaje en mi cuarto y bajo a casa de Rosa.
De primero sopa, como siempre, y de
segundo mitad arroz y mitad unas habichuelas raras de aspecto y de sabor. Como
hay mucha gente comiendo, ya que ahora están los policías y los maestros, me da
apuro echarle una foto al plato... se van a pensar que soy un tío raro que
fotografía hasta la comida.
Terminada la comida, le devuelvo la
moto a su dueño y echo un vistazo a la obra. Va adelantada. Se ha picado todo
el frente del retablo, incluso parte de los laterales. Se ha limpiado la maleza
del baptisterio, aunque todavía queda mucho. Se han levantado los dos contrafuertes
de la puerta lateral y se ha terminado el de esquina de fachada.
Hoy es día de paga. Traigo el dinero y
voy a pagar la mano de obra que empezó a contar desde que todos aportaron sus
días gratis. Se les paga 25 soles diarios por una jornada de trabajo, es decir,
unos 7,00 €... Mejor no os comento nada acerca del sueldo. Sin embargo, la
gente está contenta por recibir un dinerillo. Tampoco es que tengan mucho para
elegir aquí.
Una de las cosas importantes de esta
misión consiste en reactivar la economía local, dando empleo a estas gentes y
pagándoles por ello. No es mucho, pero tampoco he puesto yo el precio, sino la
municipalidad.
Terminada la chamba y hechos los pagos
a los trabajadores, vemos la película con los niños. Hoy toca “Robots”, una
historia bonita. Se reparten los reggalos, como de costumbre, y me voy a cenar,
ver mi documental y escribir...
Mañana será jueves y pasado volveré a
chacha... igual que este fin de semana pasado en Chacha fue largo, esta semana
en Granada será corta. Pero al menos se avanzó en los trabajos y la gente tiene
claro qué hacer.
Os dejo algunas fotos de Granada, porque el viaje no era para sacar fotos...
Trabajos de un contrafuerte para el techo de la puerta lateral |
El otro contrafuerte empezándose... |
El retablo ya desmontado y la pared picada lista para lucirse. Lo mejor... el andamio.... |
Detalle de los juguetes, uno de cada... |
Pequeños y duros piececitos... fíjate en el colchón que tienen debajo. |
El también pequeño dueño de los pies... |
Fotografía de cuerpo completo... |
Al mayor le dije que mirara a la cámara, que saldría un pajarito... y fijaos como mira.... siempre le digo lo mismo |
Estrenando pelota |
Ya os contaré....
Hasta mañana!!
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