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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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martes, 18 de junio de 2013

Capítulo 15. Lunes 10... por fin la fiesta Sacramental...

         Y llegamos a Granada, todos en caravana.... cura, carismáticos, padrinos, invitados y novio... y se celebró la boda. Fue todo un éxito, bonita, humilde... peruana. Y como Fernando y yo con la moto tardamos menos, llegamos antes... y los cambios en la obra casi me hacen llorar...
        
         Cuando aparco la moto, me fijo en que nadie había trabajando porque estaban todos limpiando el camino para nosotros. Sin embargo, dando un rodeo a la Iglesia se me pusieron los pelos de punta: habían demolido y vuelto a levantar la torre hasta la altura en la que la detuvimos, y bien hecha, habían hecho toda la vereda (acerado) de la parte de arriba, para protegerla de las aguas, se había hecho el techo de la sacristía completo, la pila bautismal estaba terminada, el muro de apoyo auxiliar en el baptisterio para el refuerzo de un muro rajado estaba a más de la mitad, el suelo de la sacristía estaba cementado, el suelo de la parte superior del altar también, se había terminado el porche de entrada lateral, incluso con los pilares de madera, los escaños para sentarse y el suelo cementado... e incluso habían pintado de blanco el fondo del retablo que se lució de cemento el año pasado. También se habían terminado todos los contrafuertes de arriba y comenzado el que faltaba abajo... vamos, que no daba crédito a lo que veían mis ojos. Al parecer, se había juntado todo el pueblo, unido por primera vez, para que el mangurrino no se llevase una decepción cuando viniese el Obispo, y así pueda volver.

Las escaleras que suben al altar terminadas y bien hechas
La torre ha dejado de parecer un huayco
El tejado de la sacristía está terminado
La cuneta para protección del agua está casi terminada
La pila bautismal está lista
Los trabajadores descansan del duro trabajo
Mientras tanto, el resto sigue acarreando piedra
El aspecto general de la obra
La entrada lateral terminada y con sus pilares de madera
El suelo del altar cementado, igual que el de la sacristía y el baptisterio
         Lo que más alegría me daba era la torre, tan bonita... pero en realidad, lo más bonito de todo era la unión de los granadinos en un momento determinado para conseguir un objetivo... ese día sería inolvidable, y todos estaban expectantes de mí mientras entraba sala por sala viendo el trabajo y daba la vuelta a la Iglesia... me notaron emocionado, justo diez minutos antes de la llegada del Obispo.

         Doy gracias a Dios por este gran regalo, en un día (además) tan especial como este. Estaba feliz... más bien pletórico, y ellos más aún viendo mi cara y mi satisfacción. Se habían unido el equipo de futbol, los policías, la municipalidad al completo y la gente del pueblo, incluyendo mujeres y niños... me imagino a todos trabajando estos días a marchas forzadas para darme esta sorpresa. Y se lo tenían callado... Me comentó Horacio que incluso llegaron a trabajar de noche. Y yo aún no comprendo (si no fuera por que sé que trabajaron de noche) cómo les ha dado tiempo a hacer en dos días el trabajo de un mes...

         Ellos me decían orgullosos que habían hecho turnos, de dia y de noche. Las mujeres chancando piedra, los hombres haciendo cemento y cementando... y los niños atendiendo con la coca, el trago y la gaseosa... una gran familia granadina que, una vez más, me ha vuelto a sorprender, pero esta vez positivamente. En este gesto noté cómo me quieren... y me alegré tanto que casi me bebo solo una botella de trago, aunque tenía que tener cuidado, pues era padrino de medio pueblo.

         Llegó el Obispo y dio la oportuna vuelta de rigor a la Iglesia, y yo me hacía el loco... ¿ve, señor Obispo, cuánto se ha avanzado?... y para mí pensaba: y en dos días!!!.

         Y comenzó la fiesta...

         Y la fiesta comenzaba con la boda, así que había que ir a recoger a Enita, la novia, y eso era trabajo del padrino. Me acerqué a su casa y me agarró del brazo. Se la notaba contenta, como a Horacio, que ya estaba cambiado... en solo cinco minutos.

Los novios y los padrinos
En la boda
         Fuimos hasta el altar y allí la dejé ante el sacerdote, quien procedió a casarlos, y poco después, ya lo estaban. Fue bonito, emocionante... ellos querían hacer esto desde hace años, pero su pobreza espiritual hacía que lo fuesen posponiendo año tras año, y así casi veinte...

         Y después de las firmas de novios y padrinos, pasamos al siguiente acto: los bautizos... siete en total. El resto se dejarán para el 24 de junio, ya que muchos prefieren hacerlo en las fiestas de San Juan, donde sacan a San Pedro y San Pablo en procesión por el pueblo.

Preparados para los bautizos
Una de las niñas
Con las velas
         Y los bautizos se llevan a cabo en el nuevo baptisterio. No habíamos caído en la cuenta de que no le habíamos puesto bombilla, así que rápidamente improvisamos un cable y una bombilla, y hubo luz... Y terminados los bautismos, pasamos a las primeras comuniones y confirmaciones. El tiempo apremiaba, pues íbamos muy tarde por el tema del huayco, así que el Obispo esperaba pacientemente a que terminásemos y después comenzó el grueso sacramental. Trece primeras comuniones y diecisiete confirmaciones, que con los siete bautismos y el matrimonio hacen un total de 38. Es un buen número teniendo en cuenta que aquí viven poco más de 100 personas.

         Se celebró la Eucaristía, amenizada por Jorge, Luisa y Gabi, los carismáticos, y fue todo un éxito. Los chicos estaban contentos, y yo más... y el Obispo, imagino, más aún que yo. Esto es un hecho histórico aquí, aunque no está bien que yo lo diga.

         Y estoy tan contento, después de unos días malos, que hoy voy a retomar una antigua costumbre...

         Hoy nos dice San Mateo lo siguiente:

         En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
     
     «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»
         Pues bien, eso mismo me pasa a mí, si bien mis hermanos granadinos no son mis enemigos, pero sí que es cierto que de alguna manera sentí ese abandono por su parte, fruto de su pobreza espiritual. Ahora, leyendo este pasaje, me doy cuenta de que estaba equivocado. Me he dado cuenta de que contra la pobreza espiritual no se puede luchar, sino solo rezar y confiar en que el Señor actúe, no yo...
         Y es que el Señor siempre tiene palabras de aliento, que ayudan a entender mejor las cosas y las circunstancias de la vida. Si yo hiciese caso de las normas de la Antigua Alianza, habría roto mi pacto de seguir apoyando a un pueblo que no tiene ilusión por su propio desarrollo. Si hago caso, en cambio, a Jesús, tengo que seguir luchando por este pobre pueblo. Si pretendo cambiar el mundo, me desespero... si dejo que lo haga Él por mí, no... esa es la confianza. Si me preocupo solo por los que se preocupan por mí, estoy perdido... entonces seré un publicano más. Si saludo solo a mis hermanos, ¿qué hago de extraordinario?... Si el Señor hace salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos, ¿quién soy yo para rechazar a quien me rechaza?.
No soy perfecto, desde luego, pero sí que aspiro a la perfección, y sé que puedo hacerlo con un modelo como Jesús.

         Hacía mucho que no comentaba nada del Evangelio, y muchos echaban sois los que me escribísteis para recordármelo. Hoy me ha venido “al pelo”, y me alegro de que os gusten mis reflexiones... os aseguro que no son mías, sino de Él... y por eso le doy gracias.

         En fin, que terminadas las confirmaciones, el Obispo con los carismáticos salieron rumbo a Chacha. Ya era de noche y había que confiar en que el huayco les dejase pasar... y no les dejó. Cuando llegaron al derrumbe, había una combi con pasajeros que se había quedado atascada, y ya no había pase, ni para unos ni para otros. Tuvieron que abandonar la zona porque ahí es imposible pasar una sola noche, y dejar la combi para sacarla al día siguiente.

         El Obispo y los carismáticos tuvieron que tomar otra ruta, por Jumbilla. Es muho más larga, pero no había otras opciones. Y llegaron tardísimo a Chacha...

         Nosotos, por el contrario, pasábamos una buena velada al son de la música peruana, regada con licores varios... licor de mauxan, anís (¿¡..anís..!?), licor de sauco, vino... y cerveza, mucha cerveza. Y así hasta las cuatro de la mañana, entre bailes y risas, alegres todos, ellos por la boda, yo por todos los sacramentos y por el avance de la obra... había que disfrutar el momento mientras duraba, pues sabía que en breve, el furor de estos días se desvanecería... bien sé que, aunque la cosa haya mejorado, la pobreza espiritual sigue latiendo en Granada... y habré de estar preparado para volver a estar triste, aunque cuando llegue el momento me acordaré de las palabras de Jesús y no volveré a mostraros mi descontento... lo prometo.

La fiesta
Y la foto con los confirmados
         Un abrazo y seguimos conectados...

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