Asómate al mundo exterior...Y VERÁS TODO LO BUENO QUE TIENE!

Asómate al mundo exterior...Y VERÁS TODO LO BUENO QUE TIENE!
Asómate a la ventana y mira, escucha, habla...y comparte conmigo tus impresiones.

"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

Eres el visitante número:

Busca aquí lo que quieras

viernes, 4 de septiembre de 2015

HAZ ALGO, LO QUE SEA, PERO HAZ ALGO


- No comparto la foto del niño muerto en la playa porque me parece un acto de hipocresía, sobre todo viniendo de aquellos que se dan golpes de pecho y después pasan de la noticia para publicar sus selfies mientras desayunan en lugares  bonitos, o en restaurantes de hoteles como si nada hubiese pasado.

- Pero, ¿es que es malo compartir y divulgar una noticia para que se extienda un espíritu de solidaridad que toque la fibra sensible de la gente?

- No, pero hay personas que pretenden sentirse mejor o hacer ver lo buenos que son compartiendo imágenes como esta para luego seguir con sus vidas como si nada.

- Bueno, pero al menos han contribuido a la difusión de un mensaje, ¿no crees?

- ¿Un mensaje? ¿Y cuál es el mensaje?

- Pues es simple: que la humanidad no va por el camino correcto cuando permite que niños como este mueran ahogados mientras huyen en busca de un futuro mejor.

- ¿Y sirve de algo?

- No lo sé, pero lo que sí sé es que quedarse de brazos cruzados no sirve de nada. Al menos hay quien colabora en la difusión de un mensaje que creo que es bueno porque nos remarca una vez más la injusticia que muchos padecen.

- Pero no entiendo cómo uno puede compartir la imagen mientras después sigue con su vida como si tal cosa y publica sus fotos. Yo prefiero elegir en qué restaurante comer mañana porque la vida sigue. 

- Pero es que, efectivamente, la vida sigue. No tienes que sentirte mal por ello. 

- Ya, sigue, pero muchos son los que se dan golpes de pecho y…

- ¿Y qué? ¿Es que los que se dan golpes de pecho no tienen el mismo derecho a opinar acerca de las injusticias de la vida?

- Pues no, porque de nada sirve seguir a Dios para creerse bueno, de la misma forma que de nada sirve compartir una imagen para sentirse mejor.

- Es que uno no sigue a Dios para creerse bueno, ni protesta contra la injusticia para sentirse mejor.

- ¿Entonces? ¿Qué se adelanta rezando?

- El problema que tienes es que no crees en el poder de la oración. Si creyeras en Dios, entenderías que las personas que oramos por los que sufren injusticias como la de este niño intentamos hacer algo, algo que está dentro de nuestras posibilidades. No podemos ir allá a consolar a la familia, ni tampoco podemos hacer nada por acabar con la guerra, pero sí podemos rezar para que Dios interceda por todos aquellos que sufren. Al menos hacemos algo. 

- ¿Para que interceda? ¡Eso es absurdo!

- ¿Por qué dices eso?

- Porque es lo mismo que si yo digo que voy a lanzar piedras a un estanque como protesta por la injusticia y para evitar que el mal siga azotando el mundo. ¿Crees que serviría de algo eso?

- No. ¿Y tú? Porque si de verdad lo crees, lo mejor que puedes hacer es ir ahora mismo a lanzar esas piedras. Al menos estarías haciendo algo. 

- ¿Para qué? No serviría de nada.

- ¿Entonces?

- Entonces, nada… Me refiero a que hacer algo que no sirve de nada es perder el tiempo.

- Te repito que la oración sirve, y sirve de mucho. El problema no es de la oración, ni siquiera de Dios. El problema es tuyo, que no crees ni en Dios ni, por tanto, en la oración.

- Pues claro que no creo. Por eso no rezo.

- Pues lanza tus piedras.

- ¿Para qué? Te he dicho mil veces ya que no sirve de nada. Es perder el tiempo.

- ¿Perder el tiempo? ¿Por qué?

- Porque no creo que lanzar piedras pueda cambiar nada.

- Pues busca otra cosa que hacer, pero haz algo. Yo, sin embargo, como muchos otros, sí creemos que la oración puede cambiar el mundo. 

- De hecho sentimos cómo el poder de la oración actúa.

- ¡Eso es absurdo!

- ¿Por qué?

- Porque no creo en ello.

- ¿Y porque tú no crees en ello es absurdo?

- Bueno, al menos es absurdo para mí.

- Bueno, por ahí ya nos vamos entendiendo. Lo que para ti es absurdo no tiene por qué serlo para los demás. Al fin y al cabo, quienes creemos en el poder de la oración somos capaces de detener por unos instantes nuestra vida para pedir por pequeños como este y por sus familias. Incluso somos capaces de pasar un día entero sin probar nada de comer para solidarizarnos con los que sufren.

- ¿Y para qué?

- Pues está claro, para que Dios escuche nuestra plegaria y ayude a quienes sufren, pero para eso tienes que creer en Dios, claro está… Quienes creemos en ello estamos convencidos de que sirve de mucho. Al menos hacemos algo... ya sabes... 

- Ya, entonces de nada servirá que yo rece.

- Pues tira piedras.

- ¡Y dale con las piedras!

- Pues no tires piedras, pero haz algo de una vez en lugar de protestar y criticar. No te quedes de brazos cruzados. Al principio decías que te parece un acto hipócrita publicar unas fotos para luego seguir con la vida como si tal cosa. Pero, ¿te has parado a pensar que quienes han compartido esa foto al menos se han parado para protestar ante el mundo con ella?

- Sí, de hecho la foto se ha hecho viral y circula por todo el mundo.

- ¿Y no ha conmovido al mundo en pocas horas?

- Sí, lo ha hecho. Pero, ¿para qué?

- El “para qué” no lo sé, pero quizás pronto lo descubramos. A veces, cosas como esta son la gota que colma el vaso para que quienes tienen en su mano actuar contra esta injusticia se muevan. Y ahora todos los gobiernos del mundo han visto al pequeño muerto, ahí, tirado en la playa. Quizás más de uno se esté pensando actuar de una vez, pero para que alguien actúe hay que tocarle la fibra sensible. Y si el mundo se ha conmocionado gracias a esa foto, bendito sea al niño que ha muerto como un héroe para crear un punto de inflexión en la solución de la barbarie que esta gente está viviendo.

- Bueno, podría ser así. Pero sigo sin entender que haya gente que comparta la foto para, después, publicar su selfie junto a un buen desayuno.

- Ya te he dicho que la vida sigue y que no está en nuestra mano acabar con injusticias como esta. Si lo estuviera, todo sería más fácil.

- Pues yo no pienso publicar la foto.

- Pues no lo hagas. Nadie te obliga a ello, de la misma forma que nadie obliga a nadie a hacerlo. La gente lo hace porque siente pena, porque siente impotencia ante lo que sucede. 

- Pero intentar hacer ver que quien comparte imágenes así como protesta contra la injusticia lo hace para sentirse mejor, es un poco fuerte. Creo que quien lo hace es porque no se siente bien consigo mismo, porque no está contento con su forma de actuar. Hay muchas formas de luchar contra la injusticia, pero eso seguro que ya lo sabes.

- Pues no, ¿cómo, si puede saberse?

- Por ejemplo yendo a una misión humanitaria como voluntario.

- Eso ya lo he hecho.

- ¿Y qué tal fue la experiencia?

- Bueno, fui con un grupo de amigos a un país exótico. Compartimos cosas, enseñamos a los niños, vivimos experiencias inolvidables, hice muchas fotos…

- Entonces, ¿fuiste a ayudar o a vivir tu propia experiencia?

- Fui a ayudar… pero…

- ¿Pero?

- Es verdad, creo que al final fui a vivir una experiencia mía, para mí.

- Pues ahí tienes la respuesta. Haz algo, pero algo que sirva a otros, no a ti. No elijas tu destino, sino date plenamente para ir allá donde se te necesite. Dona tu dinero, comparte tu comida, haz algo, lo que sea… ¡pero haz algo!

- La verdad es que…

- Pero sobre todo, hay algo que no debes hacer jamás.

- ¿Qué?

- Juzgar a los demás.

- ¿Yo he hecho eso?

- Sí. Lo has hecho cuando afirmabas que la gente comparte fotos de injusticias para sentirse mejor. Lo has hecho cuando acusaste a quienes se dan golpes de pecho, como si publicasen esas fotos sólo para hacer ver lo buenos que son. Lo has hecho cuando has afirmado que las creencias de los demás no sirven para nada. Y lo has hecho cuando has reconocido que hasta tu voluntariado ha sido una experiencia vacacional más que solidaria. Haz algo, algo en lo que creas, pero haz algo.

- ¿Y qué puedo hacer?

- De momento, dejar de juzgar y criticar.

- Lo siento, no pretendía…

- Ya, imagino que no pretendías nada malo. Pero la impresión que has causado no es la más correcta. Has intentado hacer ver al mundo que la única buena persona eres tú por no publicar la foto. Y has intentado mostrar a todos tu lado amable, como si tú fueses tan natural y buena que llevas la pena por dentro, mientras los demás llevamos la pena por fuera, como si nosotros no pudiésemos sentir compasión en un momento dado, como si sólo tú supieras lo que es ser solidaria.

- Lo siento.

- No lo sientas. Haz algo, lo que sea, pero haz algo.

- Mañana compartiré la foto.

- Si crees que así vas a contribuir a la expansión de un sentimiento de concienciación solidaria, hazlo. Después podrás publicar tus selfies y tus comentarios, las fotos con tu novio y lo mucho que le quieres porque, efectivamente, la vida sigue.

- Siento haber sido yo la hipócrita.

- Pues yo me alegro de que, al fin, te hayas dado cuenta de que la mejor manera para solucionar las cosas es hacer algo, no criticar a quienes hacen algo, aunque lo que hagan no creas que sirve de nada. Por cierto, una última pregunta: ¿acaso crees que habría sido mejor que el mundo callara ante la muerte de este pequeño?

- Pues no, la verdad... 

- Claro que no, y de ser así, seguro que lo habrías criticado. 

- Es cierto, lo habría hecho. 

- Entonces se puede decir que tu problema está en ti, no en los demás. 

- Gracias por ayudarme a descubrirlo. 

- De nada. ¿Sabes una cosa?

- ¿Què?

- Que me alegro de que hayas acabado por entender. Aunque sólo fuese por eso, ya merece la pena haber publicado esa triste foto. 

- Es cierto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario