Asómate al mundo exterior...Y VERÁS TODO LO BUENO QUE TIENE!

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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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jueves, 21 de junio de 2012

¡¡RUMBO A ESPAÑA!!


        Esta mañana es la última en Lima, por tanto, también es la última en Perú... y el último día en Sudamérica... habrá que aprovecharlo.

         Por la mañana hago el equipaje para tener todo a punto y no perder luego mucho tiempo. Como el hotel lo tengo que dejar a las 12:00 de la mañana, me da tiempo a visitar algo de Lima que no sea el centro. Para eso llamo al siempre dispuesto Manolo, el cual me aconseja ir a visitar el puerto marítimo y la zona de Miraflores.

         Le tomo la palabra, y nos vamos los dos rumbo al puerto. Hoy hay mucha niebla, así que es una pena, porque dice que los días soleados se ven unos paisajes increíbles. Cuando llegas al puerto, los pelícanos se encargan de hacerte la comitiva de bienvenida: Los hay a millares. Nunca antes había visto pelícanos tan de cerca.

Pelícanos por todas partes
       Me dice Manolo que me tiene que subir al mirador, aunque haya niebla, porque hay un cristo enorme al estilo del Corcovado de Brasil que merece la pena ver. Es sencillamente espectacular, y parece mentira que se puedan hacer estos monumentos gigantescos.

         Después me lleva al monumento al soldado desconocido, en homenaje a los miles de soldados que murieron por defender la patria peruana en las batallas de San Juan y de Miraflores.

         Le digo que pare un rato, porque me apetece echar una mirada al Pacífico, océano que hace honor a su nombre.

         De ahí pasamos a ver el Santuario de la Virgen del Morro Solar de Chorrillos, donde hay una imagen de la Virgen María preciosa, y un altar al aire libre donde se celebran las Eucaristías con vistas al Pacífico.

Virgen del Morro Solar
Vistas desde la Virgen del Morro Solar
         Pronto acaba la visita, en parte porque me lleva un taxista y no quiero gastar mucho, en parte porque quiero visitar las calles limeñas dando un paseo hasta que se me agote el tiempo. Me gusta el turismo popular, ese que he inventado yo y que pongo en práctica allá donde voy. Consiste en caminar por las calles más normales de la ciudad, observando sus coches, sus escaparates, y sobre todo, la gente que camina y sus costumbres. Os aseguro que la menor forma de conocer a un país y a sus gentes es esta. Yendo al centro de las ciudades uno sólo ve lo que las autoridades quieren que veas... sin embargo, el turismo popular muestra la realidad del estado y costumbres de un pueblo.

Manolo y su sopa
         Bajamos de Miraflores en dirección al hotel. Es la hora de comer y quiero invitar a Manolo para despedirme de él, ya que no le volveré a ver hasta el próximo año, si Dios quiere. Su amistad ha sido muy bonita y práctica, y forma parte también de ese turismo popular que os comentaba.

         Se pone muy contento de que un cliente le invite a comer... a él le ha pasado de todo: le han robado de todas las formas posibles, le han quitado las ruedas, le han parido mujeres en el coche y cuenta que a algunas las ha tenido que llevar hasta el paritorio después, y sin embargo, todavía espera que le den las gracias. Ha visto peleas, atracos, atentados... ha sufrido huelgas y motines, ha llevado a pasajeros de todas las nacionalidades del mundo, hasta el punto de que dice que sólo le falta transportar a un extraterrestre....

... pero jamás nadie le invitó a comer...

         Yo le he dicho que pida lo que quiera, aunque le he recomendado el pollo asado. Sé que lo comí ayer, pero es que prefiero comer algo que sé que está bueno antes que probar nada nuevo, por si acaso. En el menú está incluido un entrante de palta con ensalada. La ensalada parece como nuestra ensaladilla rusa, y la palta es ese fruto verde que al principio parece que amarga, pero al segundo bocado, le coges el gusto y no puedes parar de comerla... El es más tradicional y pide sopa...

         El hotel me hace el favor de guardarme el equipaje en recepción, así que me voy tranquilo a hacer mi turismo popular. En otras circunstancias, jamás habría dejado mi equipaje abandonado, pero Manolo me ha dicho que puedo estar tranquilo y le hago caso.

         Una nota cómica: Mi amigo Julio Arranz, del convento de Arenas de San Pedro, en Ávila, necesitaba unas hierbas que en España no parece ser fácil encontrar. Mi amigo Humberto me comenta que la hierba en cuestión se llama Toronjil. Es la primera vez que escucho ese nombre, pero se lo comento a Manolo y me dice que no solo la conoce, sino que incluso sabe dónde hacerse de ella. Cuando regreso de mi paseo, Manolo ha ido a por un manojo que me deja patidifuso... no me cabe en la maleta, y por supuesto, en la mochila menos... Es tan grande que casi necesito una maleta solo para el Toronjil, pero como Julio las necesita, no dudo en buscar una solución. La solución pasa por comprar una maleta de mano, más grande que la mochila, y meter mochila y Toronjil en la maleta, así seguiré teniendo un solo bulto que pasará en el avión como equipaje de mano.. Nos ponemos manos a la obra y Manolo me lleva a ver maletas... el primer sitio no nos convence, así que me lleva a otro. Al final terminamos en un centro comercial donde encuentro la maleta perfecta por 60 soles, es decir, unos 18 euros... increíble!!. La compro y hago la operación, con lo que el Toronjil viajará a España... ahora habrá que ver que sea legal pasar por la aduana este tipo de hierbas.

         Bueno, pues como decía antes, dejo las maletas en el hotel y me voy a dar mi paseo, y paso por el  Museo de Ciencias Naturales, donde se muestran especies animales y vegetales desde fósiles hasta actuales. Como quiero ver la fauna autóctona peruana y de paso, la maravilla creadora de Dios en su infinita imaginación, entro y no puedo dejar de admirar tanta variedad y tanta belleza... desde animales minúsculos hasta las más grandes ballenas fósiles.

Y pensar que un día este bicho pululaba por los océanos... es una ballena peruana asesina...
Vaya nombre que tiene la ballena...
         Al fin termino la visita por las calles, me pierdo, me encuentro... me vuelvo a perder... y termino llegando muerto de cansancio al hotel. Allí me espera Manolo, con el que había quedado a las 16:00 para que me llevara al aeropuerto. Sin más preámbulos, me despido de la recepcionista y de Carlos, el amigo conserje. Montamos en el coche y nos dirigimos rumbo al avión.

         Llegados al aeropuerto, Manolo se tiene que ir y yo tengo que practicar la paciencia con las esperas de facturación y demás... Llegó el momento de despedirme, y es curioso, pero es una persona de esas que conoces de dos días y resulta que te da pena despedirte. Nos damos los correos electrónicos para seguir en contacto y un gran abrazo... se marcha y quedamos para dentro de un año aproximadamente, por la tarde... (esto lo he aprendido hoy de mi cuñado).

         Hoy es mi día de suerte, y en la facturación me cuelo y entro el primero.. después, el billete lo compruebo y me dice la chica que puedo elegir ventana o pasillo. Por supuesto, elijo ventana... y un rato bueno de espera después hasta que llega la hora. Me subo al avión y me siento en mi sitio... me parece mentira estar aquí en este momento... a punto de irme y a punto de volver a ver a mi gente... y sin embargo, triste.

         Cuando arrancan los motores, empiezo a pensar en lo que está por venir, dejo atrás Perú y empiezo a planificar mentalmente todo lo que tengo que hacer: el proyecto de los libros y las bibliotecas, el hermanamiento de las dos Granadas y programar mi vuelta... eso me tendrá entretenido una buena temporada.

         Es de noche, y cuando el avión despega, se dirige rumbo hacia el Pacífico hasta que ha cogido la altura suficiente para dar la vuelta.... al principio, por la ventana se ve la negrura de la noche, pero al dar la vuelta, se contempla una ciudad iluminada de más de once millones de habitantes... un espectáculo digno de ver. Paso por encima, la sobrevolamos y se acabó... hasta pronto!!. En breve estaremos sobrevolando el Atlántico y me voy a hartar de ver agua.

         La sensación que da el cambio horario es más impactante a la vuelta que a la ida, ya que a las nueve de la noche, en españa son las tres de la madrugada, con lo que más o menos a las tres de la madrugada (hora peruana) empieza a amanecer rápido, ya que vamos en dirección hacia el Sol...

         El vuelo bien, sin contratiempos... a ratos duermo y a ratos miro por la ventana. Como las han cerrado todas para que los viajeros puedan dormir porque para nosotros son las tres de la mañana, pero ya es de día, y el Sol está pletórico.... amaneciendo a las tres...

         Yo prefiero abrir mi ventana y con la manta tapo todo bien para no molestar a los “bellos durmientes”, y puedo observar el paisaje... y cuando me quiero dar cuenta, llego a Madrid. Son las dos de la tarde, aunque yo tengo el cuerpo de las siete de la mañana.... verás a la hora de acostarme, cuando quiera conciliar el sueño serán las cinco o las seis de la madrugada, hora española...

Imagínate ver esto escuchando a Enya...
         En Barajas, como al principio, recojo el equipaje con mucho retraso... todo hacía presagiar que habría pérdidas, porque nos mandaban de una cinta a otra y no aparecían las maletas... pero por fin aparecen y salgo de allí pitando. Me esperan en OFRA, donde ya me tiene Humberto una pensión preparada y los oídos bien atentos para escuchar mi aventura chachapoyana.

         Para mi sorpresa, coincido con Iván, el chico ruso que conocí en Chachapoyas. Se encuentra en Madrid para que gestionemos el asunto de la financiación de OFRA por medios propios... y no he hecho más que llegar y me dicen que pronto saldremos para Filipinas, Indonesia y Malasia... así, a quemarropa. Esto dicho después de 12 horas de vuelo es un poco impactante... ya me iré haciendo a la idea.

         Esto aquí acaba... próximamente os contaré mis aventuras asiáticas, y si Dios quiere, de nuevo las peruanas.

         Gracias por tu tiempo y por tu peregrinar conmigo...

FIN

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