APRENDIENDO CON SAN PEDRO DE ALCÁNTARA

     Siguiendo con el "Tratado de oración y Meditación" de San Pedro de Alcántara, hoy os transcribo un comentario que nos recuerda de nuevo cuán efímera es la vida y en qué la gastamos, sin pararnos a pensar en lo breve que es...

     Nos dice el Santo: "... considera cómo demás de ser tan breve, esso poco que ay de vida está subjeto a tantas miserias, assí del ánimo como de cuerpo, que todo ello no es otra cosa sino un valle de lágrimas y un piélago de infinitas miserias. Escrive S. Hieronymo de Xerxes, aquel poderosissimo Rey, que derribava los montes y allanava las mares, como se subiesse a un monte alto, a ver dende allí un exército que tenía ayuntado de infinitas gentes, después que lo uvo bien mirado dize que se paró a llorar. Y preguntado por qué llorava respondió: lloro porque de aquí a cien años no estará bivo ninguno de cuantos aquí veo presentes..."

     "¡Oh, si pudiessemos -dice S. Hieronymo- subirnos a alguna atalaya, que dende ella pudiessemos ver toda la tierra debaxo de nuestros pies! Dende aí verás las caidas y miserias de todo el mundo y gentes destruidas por gentes y reinos por reinos. Verías como a unos atormentan, a otros matan; unos se ahogan en ola mar, otros son llevados captivos. Aquí verás bodas, allí planto; aquí matar unos, allí morir otros; unos abundar en riquezas, otros mendigar. Y finalmente verías no solamente el exército de Xerxes, sino a todos los hombres del mundo que agora son, los cuales de aquí a pocos días acabarán"

     Una vez más, el Santo nos hace reflexionar sobre las miserias de la vida, a las cuales a menudo les damos tanta importancia. De nuevo nos muestra cómo nos aferramos a la vida y cuan vana es la gloria del mundo.

     Por ello, sigamos los consejos del Santo, que con el ejemplo de San Jerónimo de Jerjes, nos recuerda que no nos vale de nada las glorias del mundo, puesto que de todos modos se acabarán y serán nada tanto para quien las tenía como para quien no. Al final dentro de unos pocos años, nadie se acordará de nosotros, ni de lo que hicimos bien o mal. Por eso no merece la pena gastar los años en emprender grandes empresas o alcanzar la gloria del mundo, porque tanto unos como otros somos carne que se pudre y desaparece, sin que aquí se haga distinción entre unos y otros. 

En la foto se muestra la urna donde se encuentran los restos del Santo de Alcántara, sitos en Arenas de San Pedro (Ávila). Aquí tenemos un claro ejemplo de que ni siquiera los santos se libran del paso por esta vida corruptible, pero su ejemplo nos llega y queda en nosotros aunque ya no esté presente físicamente. ¿De qué les valió a sus coetáneos alcanzar glorias, riquezas o poder? ¿Donde están ahora? ¿Alguien se acuerda de ellos o de su gloria? Sin embargo aquí tenemos los restos del Santo, aunque lo realmente importante es su mensaje y su testimonio de vida, eso sí que merece la pena ser conservado y recordado... Piénsalo!! 

Paz y bien, herman@!!