La explicación es lo más absurda que me habría
podido imaginar... ¡¡¡Filo ha llevado a su hijo a un brujo....!!!. Lo sé porque
esta mañana, en el desayuno, Amado me ha dicho que la ha llamado y que ella se
lo ha dicho.
No me puedo creer lo que oigo... ¡¡La catequista
llevando a su hijo a un brujo!! Ya me decía y redecía Don Emiliano que mi
europeismo mental aquí no es válido... Y hablando acerca del tema, Amado me
explica qué es exactamente un brujo peruano.
Se trata de un señor (o señora si es bruja) que,
calavera en mano, y con velas y demás archiperres esotéricos, formula hechizos
sobre los moribundos y desgraciados enfermos, los cuales se dejan hechizar
porque nunca se puede cerrar una puerta a la curación, sea cual sea... Eso sí,
entre los múltiples objetos paganos y la calavera que en su día alojaba un
verdadero cerebro pensante, para el ritual de brujería se necesita la Biblia y
un crucifijo...
Efectivamente mi europeismo mental no da más de
sí...
No sabía que Jesús en los evangelios podría llegar a
decir: “¡¡¡Cuando veas a un enfermo, ponte un taparrabos y cuatro plumas de
gallina vieja en la cabeza... salta alrededor del enfermo y sacúdele unos
mamporros con un palo mojado en sangre humana... coge una calavera y haz el
baile de San Vito, después formula un hechizo mientras le escupes a la cara un
brebaje de aguardiente... y por último, en mi nombre, cúralo.....!!!”
De todos modos releeré el evangelio, no sea que el
equivocado sea yo...
En fin... que nada puedo hacer, porque de echarme a
la cara a Filo lo mismo la estrangulo que lo mismo me compadezco de la pobre...
Ya me enteraré de los “milagros” del curandero bailón... y si da resultado, lo
mismo le copio. A lo mejor me gano la vida en España a base de bien...
Acabado el desayuno, me voy a buscar la compañía que
saca a la calle a diario un “combi” o lo que nosotros llamamos furgoneta. Es el
medio de transporte colectivo al que aquí también le llaman “colectivo”... bien
elegido el nombre. Pero para mi sorpresa, los combis salen a las 5:00 de la
mañana...
Aquí todo es temprano, los combis, las comidas, las
misas, las cenas y la hora de dormir... También es cierto que a las 17:00 ya es
casi de noche.
Pues nada, hoy es lunes, tenía que estar camino de
Granada y no lo estoy, pero nunca está de más captar la señal de que cuando
estas cosas pasan es porque el Señor te tiene preparadas otras bien distintas.
Quien maneja es Él, no nosotros...
Voy a llamar al alcalde de Granada, Toni. Vamos Don
Emiliano y yo a ver al alcalde provincial de Chachapoyas, el Dr. Diógenes. Aquí
a los alcaldes provinciales se les llama doctores. Espero que a los doctores no
les llamen alcaldes...
El alcalde Diógenes llama a Toni, pero éste se
encuentra en Chiclayo y hasta mañana no vendrá, así que ya sé que voy a pasar
otro día en Chachapoyas, lo sabe Don Emilano y por ende, lo sabe también
Diógenes, el cual aprovecha la coyuntura de tal situación, y a sabiendas de que
no tengo nada que hacer porque tenía pensado viajar a Granada y no puedo, se
lanza al barro y me pide que le acompañe a visitar otra Iglesia, esta vez en
Molinopampa, el poblado donde vive Juan de Dios. Como no puedo escaquearme de
ningún modo, y además no tengo nada mejor que hacer, acepto. Estoy de ver
Iglesias hasta la coronilla. He visto tantas ya que ya no sé cual es de cada
sitio, y aquí la gente confía en que las arregle todas.
Quedamos en que me recoge en el Obispado cuando
termine una reunión que tiene, así que ahí le espero. A eso de las 10:00 me
viene a buscar, me monto en su Toyota (cómo no) y nos vamos de viaje. No
imaginaba entonces la aventura que me esperaba.
Al principio la cosa es un poco tensa, ya que cuando
no conoces a alguien y te vas a pegar un viaje de un par de horas con él, lo
primero que dices es:
- Llueve, ¿eh?
- ¡Claro, claro..! responde el otro.
- Bueno... estooo... ¿y cómo está la cosa por
Chachapoyas...?
- Malogradita... bien malogradita...
Pero poco a poco va entonándose la conversación,
sobre todo porque nada más salir de Chachapoyas tenemos un huaico que os tapa
el camino y tenemos que esperar a que la máquina lo quite. El derrumbe ha sido
de la ladera sobre la carretera y esos huaicos son más fáciles de reparar
porque sólo hay que quitar la tierra de la pista y verterla abismo abajo. Los
huaicos en los que lo que se desprende es la pista en sí, son más trabajosos
porque lo que hay que hacer es comer terreno a la ladera y verterlo sobre lo
que antes era pista y ahora es abismo... y así hasta llenarlo o abrir un camino
más pegado a la ladera.
Con el alcalde Diógenes en San Francisco de Daguas |
Salimos del coche y esperamos fuera, porque es
tontería pasar una hora o más sentado en el coche. Por suerte, hace más de una
hora que está la máquina sacando tierra y cuando llegamos ya casi está acabado.
Una vez terminado, seguimos la marcha.
El alcalde Diógenes ha contactado con el alcalde de
Molinopampa para concertar la visita. Sólo espero que no me hagan otro recibimiento
al estilo andino, como en Granada. Seguimos por la pista de tierra, bordeando
piedras, palmeras y todo tipo de obstáculos hasta que nos topamos con otro
corte. Esta vez ha sido un camión que ha salido disparado ladera abajo y las
máquinas tratan de tirar de él con eslingas. Me parece que el trabajo será en
vano, pues el camión está lo menos a 300 metros ladera abajo. Por fortuna el
chófer ha sufrido pocos daños.
Bordeamos las máquinas que trabajan para sacar al
infortunado y proseguimos, y unos minutos más adelante le llaman por teléfono... Una urgencia.
Ya nos advirtió Diógenes que la máquina de
Chachapoyas no podrían prestárnosla para la obra de Granada porque normalmente
está trabajando en los haicos, cuando no hay uno aquí hay dos o tres allá... El
maquinista está especializado sólo en huaicos y dudo que haya abierto alguna
vez una cimentación.
Vereda abierta para el paso provisional |
La llamada era para que enviara la máquina al camino
de Chontapampa, el cual ha sufrido un derrumbe de la pista y sus gentes están
incomunicadas. Son personas muy pobres que dependen del camino para vender
diariamente sus productos agrícolas y su leche en Chachapoyas. Un día o dos sin
salir a vender produciría la pérdida de la mercancía perecedera, y no están
para pérdidas precisamente. Hay un conflicto de intereses, porque por cuestión
de escasos 10 metros, el derrumbe se produce en el distrito de San Francisco de
Daguas en lugar de en el de Quinjalca, así que le toca la papeleta a la
alcaldesa de San Francisco de Daguas. Los pobladores aislados no entienden de
política, sólo de bestias y hortalizas, y saben que sus bestias no pueden
acarrear sus hortalizas... por lo demás, quien les arregle el camino les da
igual.
Aquí empiezo a ver los héroes a la fuerza, héroes de
día a día en la cordillera andina. Cómo hombres, mujeres y niños empiezan a
trabajar por su cuenta sin esperar a nadie para, por lo menos, abrir una vereda
por la que poder pasar los mercaderes con la mercancía. Resulta que, además, el
terreno es rocoso, cosa poco frecuente en un huaico, y como lo que se ha
derrumbado ha sido la pista, tienen que comer manualmente terreno a la pared de
roca para abrir un pequeño paso. Y empiezan a picar mientras llueve sin parar y
justo al borde de una caída de unos 50 metros... y cuando llegamos a valorar los
daños Diógenes y yo, ya tienen una veredita abierta y están
pasando los borriquillos, ajenos a lo que tiene debajo... Lo mismo no son
ajenos, pero saben que si no pasan puede ser peor...
Alcalde al pie del cañón, nunca mejor dicho... |
El alcalde hace sus llamadas y localiza la máquina, pero
da la casualidad de que está trabajando en otro derrumbe cercano. Les dice a
los lugareños que en cuanto acabe la máquina en el otro sitio la envía, pero
claro, él pone la máquina y el combustible lo tendrá que poner la alcaldesa de
San Francisco de Daguas... aquí las cosas funcionan así, por cooperación.
Hace mucho que no comparo continentes... así que ahí
voy:
En España la alcaldesa habría dicho que le da igual
que el derrumbe sea en su distrito, que tiene obligación de repararlo, sí, pero
que ya lo hará cuando pueda, que ahora está muy ocupada y está escasa de
efectivo para gastarlo e gasóil... y mientras tanto, el alcalde del otro
distrito habría puesto el grito en el cielo metiendo prisa y amenazando con ir
a los tribunales militares si fuera el caso. Al final, los perjudicados habrían
sido los lugareños que, con su leche cortada, habrían tenido que dar media
vuelta y rezar porque las vacas aguantaran sin su ordeño al menos una semana..
eso o beber leche para desayunar, comer y cenar.
Luda, alcaldesa de San Francisco de Daguas |
Pero en Perú no. La cosa fue exactamente todo lo
contrario. Una combinación de cooperación, preocupación por los afectados y no
tener miedo a realizar el trabajo sucio aunque seas un alcalde, es lo que acabó
por solucionar el problema y que todo acabara como en los cuentos de Disney.
La secuencia sucedió así:
- Por la mañana temprano, el alcalde de Quinjalca
envía un fax a la alcaldesa de San Francisco de Daguas, donde le comunica lo
ocurrido y la importancia de arreglarlo cuanto antes en beneficio de los pobres
pobladores afectados. Lo primero que me sorprende es que la alcaldesa no pone
pegas en que fotografíe un “documento oficial” y me lo presta encantada.
- Acto seguido, la alcaldesa se pone en contacto con
el alcalde de Granada, pero al no estar en su despacho por estar conmigo y no
tener cobertura por esas tierras montañosas, se pone manos a la obra y empieza
a buscar máquinas para arreglar el problema.
- La alcaldesa tiene suerte, ya que a quien tanto
llamaba para pedirle la máquina, por casualidad, va conmigo a ver la Iglesia de
Molinopampa y pasamos a saludarla, así que se vuelve loca de alegría...
- Informado de lo ocurrido, el alcalde entra en la
alcaldía de San Francisco de Daguas para llamar con el fijo. Se informa de
dónde está la máquina y por suerte, está cerca de nosotros.
Explicando los pasos que vamos a dar... |
- Mientras la alcaldesa se va a preparar y a buscar
fondos para “el petróleo”, Diógenes y yo vamos a ver el derrumbe y vemos a los
lugareños trabajando, les decimos que estamos en ello y que en breve vendremos
con una máquina. Vamos a buscar a la máquina para valorar cuánto le queda de
trabajo en el otro derrumbe. Cuando llegamos, le queda poco, más o menos una
hora, así que le esperamos para que termine, pero como le queda poco gasoil, le
explica que tiene que ir a San Francisco de Daguas y que la alcaldesa le guiará
al nuevo trabajo. Nosotros vamos a procurar el combustible.
- Cuando llegamos a San Francisco de Daguas,
informamos a la alcaldesa y vamos a por gasoil. Ella guiará a la máquina, pero
entre preparativos y tal, llega la máquina y no hemos salido todavía a por el
gasoil. Le dejamos trabajando en el derrumbe y nos vamos con la alcaldesa a por
el combustible.
- Recogemos a un Ingeniero que trabajaba cerca para
acercarle a Chachapoyas, pero si quiere venir con nosotros, tendrá que
acompañarnos hasta que acabemos y luego, cuando todos vayamos a casa, le
llevaremos... Como no le queda otra, acepta... Aquí todos aceptan todo...
Conozco un país donde nos habrían mandado a freir espárragos si les decimos que
antes de llevarles tenemos que hacer unos asuntos.
Con Hilmer, el Ingeniero solidario |
El menú de Luda |
- Salimos todos hacia Molinopampa, después de haber
avisado al alcalde que nos esperaba y al que ya se le hacía raro que tardaramos
tanto para ir a ver la Iglesia. Pero como aquí lo normal es que pase algo por
el camino, la gente no se preocupa y piensa que lo más lógico es que nos
hayamos entretenido por algún derrumbe o desastre similar.
- Llegamos a Molinopampa y el alcalde está en la
alcaldía trabajando aunque son las 15:30 horas. Su turno no acaba hasta las
20:00 horas, como de costumbre de lunes a sábado... los domingos sólo trabajan
por la mañana... y si hiciera comparaciones ahora sería un poco cruel.
- Como el responsable del grifo (surtidor) tardará
en venir, optamos por tomar un café en un bar frente a la municipalidad
(ayuntamiento). Aquí no merece la pena perder los nervios por las prisas, sobre
todo cuando no puedes hacer nada. Mientras viene y no viene, y negocia el
precio del líquido y acepta que tiene que ser fiado porque, lógicamente, no
veníamos con este fin, nos tomamos el café. Todos lo toman solo, y yo le digo
al camarero que mitad café mitad leche, porque otro día dije café con leche y
me pusieron el café por un lado y la leche por otro a rebosar los dos. Y mi
sorpresa es que para tomar con el café no trae pastas o dulces, ni bombones o
galletas.... ¡¡nos trae queso!! Y pan, por supuesto. Nos lo jalamos y
proseguimos. Incluso su forma de cortar el queso me parece de lo más extraña.
Yo lo habría cortado haciendo cuñas desde el centro a los bordes. Ellos lo
cortan igual que si fuera cuadrado, de un extremo al otro... así que al que le
toca el primer corte prácticamente no mueve mandíbula, mientras que el que coge
el del centro se frota las manos.
Haciendo tiempo en un pequeño bar |
- Llegamos al derrumbe y los pobres lugareños están
todos mojados y mirando cómo trabaja la máquina, asistiendo al maquinista en
todo cuanto necesita. Cuando llegamos nos vienen a saludar saltando sobre el
abismo como aquellos que no tienen vida que perder... mujeres y niños
incluidos. Están muy agradecidos porque sabe que, de no ser por la máquina, lo
mismo en un mes todavía no habrían terminado.
- Con la máquina llena, nos acercamos con ellos a
ver un puente en mal estado, ya que el ingeniero y yo entendemos algo del tema
y les podemos orientar.. cuando llegamos me sorprendo de que a eso le llamen
puente. No puedo entender cómo pasan a diario por encima con el combi lleno de
leche y verdura hasta las trancas.. y encima te dicen que el pilar central del
puente “lo llevó el agua” tan tranquilos mientras siguen pasando con la
combi cargada.
Esto es el puente del que depende el poblado de Chontapampa... el pilar central se lo llevó el agua |
- Les orientamos sobre qué hacer y el alcalde decide
que la máquina se quede mañana también para arreglar los desaguisados. Ya que
está aquí, lo mejor es rematar la faena y hacer las cosas bien. Así que, como
nos tenemos que llevar al maquinista de vuelta a Chachapoyas, porque no suelen
dormir al raso, tenemos que esperar a que termine de arreglar la pista y su
jornada laboral y así poder ir los cinco a Chachapoyas.
Y aquí un día normal es así, sales a por pan y te
vienes con dos alcaldes un Ingeniero y un maquinista, mojado hasta los huesos y
lleno de barro. Cosas del Perú, dicen ellos tan tranquilos.
La moraleja del día es que una aventura así te hace
ver que las personas aquí son de otra pasta:
- Los alcaldes se preocupan por su pueblo, y trabajan
como cualquier otro. No les importa mojarse ni meter los pies en el barro, ni
cargar o descargar o ser los mozos de los recados para acarrear gasóleo.
- El ingeniero tiene que vivir una aventura más cuando
le corresponde ir a casa a descansar, que para eso ha terminado su jornada, y
sin embargo, se presta como cualquier otro a cooperar en lo que haga falta y
llenarse de barro cuando había logrado ir a casa bien limpio, fruto de un
cuidado extremo en obra.
- Los lugareños son entregados y trabajan de sol a
sol, recorren distancias a pie que nosotros no haríamos ni en moto, cargan con
los niños y las bestias, y después de perder un día de trabajo y su mercancía,
no pierden la sonrisa porque al final, que la carretera esté repuesta es una
buena noticia, y con esa se quedan, no con el día de perros que han tenido. Se
van a la cama con la única cosa buena que ha pasado y ni se acuerdan de las 18
horas de penurias anteriores. Y después de decirnos que no han podido comer
porque el pueblo está a 2 horas andando, se van contentos, aunque todavía les
queda llegar y es de noche. Eso sí, no han traído comida, pero una botella de 2
litros de aguardiente sí, y tras un discurso del alcalde y luego de la alcaldesa,
hay unos brindis con aguardiente. Al alcalde se le ocurre decir que el Sr.
Martín de España ha donado 50 soles para la compra del gasóleo, con lo que de
nuevo las miradas se clavan en mí y me tratan como si fuera San Martín de
Porres... me aplauden, me vienen todos a dar un gesto de cariño, manos y besos,
y el gerente del aguardiente me dice: “Dos son mis ojos...”. Yo, ajeno a
lo que quiere decir, me entero cuando los alcaldes se ríen, porque por lo
visto, cuando alguien es persona grata por ser un bienhechor, se le dice eso,
haciéndole saber que mientras todos han tomado un trago del aguardiente, a mí
me corresponden dos... ¡Toma ya! Y cómo no, me clavo otro chupito, o mejor
dicho, otro culo de botellín de agua partido con una navaja. Entonces pienso que
menos mal que no di 100 soles, porque de haberlo hecho lo mismo me dicen “diez
son mis dedos” y me tengo que agenciar los dos litros de aguardiente...
El Ingeniero Hilmer dándole al aguardiente... |
Los heroininos... bonito collar de cuerda... |
Si 50 soles, que al cambio son poco más de 15 euros,
han ayudado para que estas personas caminen dos horas cantando de vuelta a casa
en lugar de lamentándose, es que efectivamente uno se lleva más de lo que da.
Por cierto, esos 50 soles salieron de la parte que corresponde a la aportación
de Pepi del Centro Juvenil Francisco y Clara de Almendralejo, así que gracias a ella, esto ha sido posible hoy... esta es la prueba
de que, a pesar de estar a 10.000 Km, estamos más cerca de lo que pensamos.
¡Gracias Pepi!
Por eso, hoy el homenaje es para estas personas. Da
igual quienes sean... lo que a mí me importa es que, de nuevo, he vivido el
evangelio en los montes andinos: ayuda al necesitado..., haz bien y no mires
a quién...,y cómo no, todos somos hermanos...
La Iglesia de Molinopampa, mientras tanto, puede
esperar...
Y aquí, mi pequeño homenaje a estos héroes de diario, héroes a la fuerza...
Hasta mañana!
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