Hoy me he levantado con la impresión de que no iba a ser
un buen día de trabajo... es de esas cosas que uno piensa y que no sabe porqué,
luego se cumplen.
He ido a
desayunar después de lavarme la cara en la ducha, una experiencia nueva, algo
que nunca había hecho. Pensaba en tomar un café de verdad, porque ayer la
señora de la pensión estaba moliendo unos granos que olían de maravilla... ya
me estaba relamiendo, cuando me pone un vaso de agua caliente y el Eko.
“¿... y
el café?” ... le pregunto enseguida.
“No lo
he hecho...; mañana...” me responde.
Mañana voy
a tomar café de verdad, eso sí que es cierto, pero en la pensión del
Obispado...
Como
me suponía, al llegar al trabajo a las 8:15 no había nadie..., después de 45
minutos sigue sin llegar nadie. Esto no me huele bien, porque lo normal es que
se retrasen media hora o tres cuartos, pero ha pasado ya una hora y todavía no
hay voluntarios. No puedo ocultar mi decepción a Horacio, el único que anda por
ahí, y le digo que me voy a Chachapoyas. Me dice que al menos, para no perder
el día, vamos a hablar con el carpintero de Molinopampa, que hoy tenía que
subir a ver el trabajo pero no ha podido porque el “combi” venía lleno. El conductor
nos dijo que le haba dado el recado de decírnoslo. Entonces me dice Horacio que
bajemos a verle. Le digo que necesito alquilar una moto para poder moverme a
mis anchas, bajar a Chachapoyas y poder subir el lunes sin necesidad de
depender de nadie (y sin tener que levantarme a las 4:00 para coger el “combi”,
aunque esto omito decirlo...).
Vamos a ver al
dueño de una moto que se alquila, y vemos la moto, pero ni rastro del dueño...
Entonces me dice que me baja a Molinopampa él con su moto y allí tomo un carro
(coche) que me lleve a Chacha. Así lo hacemos, porque nos dicen que el de la
moto tiene para todo el día.
Me
subo con él en la moto y empezamos la bajada. Al principio hay algo de subida,
muy poco comparado con la bajada que viene después. Como voy “de paquete” la
subida es cómoda, pero la bajada de 45º que dura hora y media después es
terrorífica... Como te escurres hacia delante, tienes que hacer fuerza con los
pies para que no crea el piloto que estoy rozándome con su espalda adrede, y
cuando se me cansan las piernas, agarro con las manos los hierros del
portamaletas de atrás para dar un descanso a las piernas.... y así, cada cinco
minutos... eso sí, ni le rocé en todo el camino.
El
problema es que cuando llegamos a Molinopampa y me bajo de la moto, no podía ni
ponerme en pie ni agarrar la mochila, porque brazos y piernas los tenía
destrozados.
Hablamos
con el carpintero y nos citamos para el lunes. Cuando suba de nuevo, pasaré y
le recogeré... mejor dicho, no yo, sino quien me lleve.
En
Molinopampa aprovecho para hacer una visita a Juan de Dios, que está en la casa
parroquial haciendo sus labores de jardinero, preparando el jardín para que los
colibríes puedan seguir libando a sus anchas. Me comenta que está observando un
nuevo colibrí color chocolate, y que otro, que venía habitualmente, ha dejado
de hacerlo.
En
esto, llega un “combi” y me subo rápido... va a Chachapoyas y con poca gente,
así que viajo cómodo, sin nadie a mi lado, lo cual me viene bien como
descanso...
Voy
tan cansado que no presto mucha atención al loco que va al volante, que se
piensa que por pitar antes de entrar en una curva a 100 km/h el golpe va a ser
menor... eso sin contar como gestiona las curvas mientras dejamos el precipicio
a la derecha... y como voy justo en la ventana de la derecha, a veces no veo
carretera, sino abismo... pero no quiero pensar en nada más que en contemplar
las maravillas de la naturaleza... aprovecho para encomendarme a la Virgen y
disfrutar del paisaje.
Y
así llegamos a Chacha. Por suerte, la parada está justo a lado del Obispado,
con lo que tengo que andar poco. Y a la entrada de Chachapoyas había avisado
por teléfono a Juanita para decirle que llegaba a comer, ya que no me esperaba,
eso sí, quince minutos antes de la hora de comer, porque en todo el camino no
hay cobertura, y el Granada hay problemas de red y se pueden recibir llamadas
pero no se puede llamar. Menos mal que Juanita sabe de estas cosas y ya estaba
preparada.
Después
de comer aprovecho para ver todos los correos electrónicos y ponerme al día con
facebook... las muestras de apoyo me vuelven a dar ánimos... los necesito.
Por
la tarde, después de comer, voy a ver a Javier y Jhorby, pero antes quiero
comprar unas estampitas de la Virgen, el Sagrado Corazón y San Martín de Porres
para repartirlas entre los enfermos que comparten habitación con los niños, que
ven siempre con ojos como platos cómo a los niños les llevo regalos y a ellos
me limito a darles la mano o un ligero golpe en la espalda. Noto que también
quieren algo físico... un regalo les gustará.
Voy
a comprar más juguetes, ya que tengo que seguir repartiéndolos entre los niños
de Granada, pero además, la próxima semana viajaré a Olleros y allí hay niños
nuevos. Compro maquinitas de agua de esas que tienen unos botones que si los
aprietas salta un anillo en el agua que tienes que meter en un palo... a mí me
chiflaba de chico. También compro diarios y pulseras para niñas mayores y
pistolas de ventosas y pistolas de agua para los niños. Son 60 soles, que
sumados a los algo más de 40 de otro surtido de caramelos variados y
chupa-chups, dan un montante de unos 100 soles. Esta vez, atribuyo el montón de
regalos y golosinas al Centro Juvenil Francisco y Clara, pero fundamentalmente
a las personas concretas siguientes:
-
Luis María, por su ayuda al coger las riendas de mi grupo de confirmación,
sabiendo que de no ser por él, no habría podido viajar, o habría tenido que
suspender temporalmente las catequesis para retomarlas después, algo que no es
muy aconsejable.
-
Juan Machío, por que sé que me apoya y que también sigue el diario del
peregrino con los demás en Santa Clara.
-
Juan Latín, por sustituirme en la importante labor de recoger los alimentos
para Cáritas que generosamente nos cede habitualmente el centro comercial
E´leclerck, gracias a Horacio y Cristina, permitiendo así que sigan
aprovechándose... aparte de por darme ánimos e informarme al detalle de todo
cuanto va ocurriendo en Almendralejo... Hasta sé por él que mi hermana mueve el
coche de vez en cuando porque me dice que cambia de sitio.
-
Santi, por su aporte económico aparte de por sus ánimos antes de viajar, y
porque sé que sus palabras son sinceras... y al que deseo que disfrute del
Cola-Cao sin gluten, recientemente descubierto gracias a Juan Latín.
-
Sonia Núñez, por apoyarme también vía electrónica y porque sé que, si al
peregrino mangurrino no le acompaña la peregrina bellotera, es porque esta vez
no ha podido ser... pero será...
Gracias a ellos, estos niños de Granada
y Olleros que visten ropas raídas y que tienen bicis sin ruedas, tendrán una
alegría, aunque sea puntual.
Otra tanda de juguetes |
Detalle de diarios, pistolas de agua de ventosa y máquinas de burbujas de agua... |
Y por supuesto, el producto estrella |
Aquí una muestra del balón botella con el que se divierten muchos niños:
Y
como iba diciendo, fui a visitar a los enfermos chachapoyanos, cuando de
repente, entro en la habitación y sólo está Javier... ni los baleados, ni los
abismados... ni tampoco Jhorby, el niño doblemente traumatizado...
Sólo
hay un señor mayor en la cama de Jhorby al que aprovecho para saludar y
enterarme de qué le pasa... Está solo, es de la selva y ha venido a que le
extirpen un bulto que le salió en el cuello... Cuando saco del bolsillo la
imagen de la Virgen Milagrosa, pega un salto como si fuera una de esas cajas
que tienen un muñeco dentro con un muelle y besa la imagen... intenta leer la
oración de atrás, pero no tiene gafas y me dice que mañana la leerá... se la
iba a leer, pero se echa en la cama para descansar, así que le dejo..., eso sí,
me dice que ama muchíiiiisssssimo a la Virgen María.
Me
vuelvo con Javier, y ya está como un perro cuando sabe que le vas a dar
comida... expectante... y de pronto, saco la maquinita del agua y los aros, y
ya no quiere saber nada de mí... me habla mientras juega y no es capaz de sacar
los ojos de la máquina.
Le
pregunto por su madre y dice que se ha tenido que ir a hacer pan, porque ya son
muchos días y tienen que ganar dinero, así que está solo. Me comenta que
posiblemente mañana le dan el alta, o eso ha entendido él. Me dice que Jhorby
ya está en casa, así que no le puedo dar el regalo... Intenta por todos medios
averiguar lo que tengo en la bolsa, pero ya había estado yo espabilado y la
cerré con doble nudo antes de entrar después de sacar los regalos que iba a
entregar... no quiero ni pensar en el infarto que le daría de ver los juguetes
que había en la bolsa.
Después
de hablar un rato con él, le digo que le diga a su madre que cuando le den el
alta que vayan a visitarnos al Obispado, ya que a Amado y a mí nos gustará
verle... y para asegurarme de que va, le digo que allí tengo otro regalo para
él... será cuestión de tiempo el que vaya.
Entonces
me voy, pero como prácticamente no ha comido y la enfermera se lleva la bandeja
de comida casi entera, le digo:
“Tienes
que comer, que si no, no te pones bueno...”
“Vale,
vale...” me dice.
“Oye,
hazte caso, que lo primero es la salud...”
Y
me queda otra vez muerto cuando dice:
“No,
no... acuérdate... lo primero es Jesús, lo segundo la familia y lo tercero los
estudios... ¡¡me lo dijiste tú...!!”
¡¡El
jodido crío...!!
Pongo
rumbo al Obispado porque hace casi una semana que no puedo ir a misa, y eso,
para quien sabe de la importancia que tiene, es algo que no se puede permitir
un solo día más...
La gente
de Granada tiene carencias de muchas cosas, aunque son personas acostumbradas a
ello... Pero sin duda, la mayor carencia que tienen y por lo que son más
desafortunados, es por no poder asistir a la celebración eucarística a
diario... ¡¡Eso sí que es una gran carencia!!
Pero Dios,
en su gran misericordia, no se lo tiene en cuenta, porque sabe que estas gentes
no tienen posibilidad de asistir... Si supiéramos la importancia que tiene una
sola misa, removeríamos Roma con Santiago para acudir aunque fuera lo último
que hiciéramos... y sin embargo nosotros, en nuestro primer mundo, tenemos misa
de seis, de siete, de ocho y de mil... y pasamos delante de las puertas del
templo sin siquiera dedicar un minuto al que tan generosamente nos dio la vida
y la libertad para disfrutar de ella mientras le seguimos ignorando... Más les
valdría a muchos escuchar las sabias palabras del s.j. Jorge Loring, que en su
libro “Para Salvarte”, nos explica cómo una sola misa vale más que todo el
dinero del mundo...
Granada tiene Iglesia, pero no tiene
cura... y pronto tendrá una Iglesia renovada, pero seguirá sin cura... Eso sí
que es una desgracia, no la económica...
Dice el Evangelio de hoy:
En aquel tiempo, Jesús llamó a la multitud y a sus discípulos y les dijo:
“El que quiera venir conmigo,
que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que
quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el
Evangelio, la salvará.
¿De qué le sirve a uno ganar
el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para
recobrarla? Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras ante esta gete,
idólatra y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando
venga con la gloria de su Padre entre los santos ángeles”.
Y añadió:
“Yo les aseguro que algunos
de los aquí presentes no morirán sin haber visto primero que el Reino de Dios
ha llegado ya con todo su poder”
Y el padre
Amado, bien ha recalcado hoy en la homilía que perder la vida no es
precisamente pegarse un tiro, sino que más bien es entregarla por Él al
servicio de los demás... por eso tiene mucho que ver este Evangelio con la
primera lectura de la carta de Santiago que dice que “... la fe sin obras
está muerta.”
Hay una
frase de un chico de Granada muy comprometido con la obra de la Iglesia y que
viajó conmigo en el taxi que nos llevó a Granada.... dijo lo siguiente:
“Aquí
en Perú hay tanta pobreza que algunas familias nos dan pena hasta a
nosotros...”
Como
estará la cosa para que ellos mismos, que no tienen más que los recursos
mínimos para vivir, piensen así de algunos de sus compatriotas.
Pues bien,
como nota final, diré que espero que esta reflexión haga a muchos considerar
que no sólo importa ser buen cristiano de pensamiento o de conciencia, sino que
se puede hacer mucho por los demás con obras concretas... Unos ponen su trabajo
y, mientras tanto, otros pueden ofrecer la eucaristía por los que ponen su trabajo
y por las necesidades del mundo entero... y a buen seguro, vale más una
eucaristía ofrecida que mil personas trabajando por los demás...
¿Vas a
seguir pasando de largo?
¡¡Hasta
mañana!!
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