Hoy tampoco se puede salir de viaje, ni hacia
Chiclayo ni hacia Molinopampa, así que Chachapoyas está aislada... Lo que pasa
es que Chachapoyas es autosuficiente y este aislamiento no le produce tantos
estragos como si fuera un poblado.
Después del desayuno, Amado y yo tomamos un taxi y
vamos directos al hospital a ver a Javier... Nada más llegar me quedo
sorprendido de lo que aquí es un hospital. Os lo describo:
Exagerada era... |
Entras y te parece que estuvieras en una especie de
barracón oscuro, sin iluminación natural, paredes y suelos viejos, ventanas de
hierro oxidadas con cristales translúcidos que dejan pasar un atisbo de
claridad. Enfermeros y enfermeras correteando por pasillos, que sabes que lo
son porque van corriendo pidiendo paso, pero no porque lleven uniformes blancos
lavados con “Ariel” precisamente. Los pasillos llenos de gentes pobres con
ropas raídas, sentados haciendo ganchillo y cosas similares... unas cucarachas
por aquí y unas arañas por allá... las paredes llenas de papeles informativos
de todo tipo... habitaciones compartidas para una media de 5 enfermos, camastros
oxidados y colchones que mejor no descibo... Existen goteras, por supuesto, y
el olor a humedad y otros productos indeterminados te golpea al entrar, aunque
te acostumbras rápido. No se puede decir que sea precisamente un sitio cómodo,
aunque también es cierto que es más cómodo que la casa de Javier. Pero vamos, que por lo demás, el sitio está bastante bien...
Cuando pasa una enfermera con una camilla en la que
lleva un enfermo, me fijo en que tiene una sonda puesta con un tubo de los que
bien podríamos usar para fontanería, y vertiendo en un tarro de cristal con
tapa de chapa, típico de los “espárragos carretilla”... por otro lado, la gente
está atendida, que al final es lo que importa.
No podemos ver a Javier, porque el bedel no permite
el paso ni a su madre.. intentamos colarnos, pero nos pillan y nos hacen
volver. Pero Amado, haciendo uso de su autoridad como sacerdote en un sitio
donde los sacerdotes son autoridad, y bajo la excusa de querer administrar la
unción de los enfermos, se cuela solo y nos deja fuera. Bueno, al menos sabrá
de él.
Cuando sale nos dice que está bien y contento... y
pare nuestra sorpresa ha grabado un pequeño video como documento. ¡Bien por
Amado! En cuando aprendamos a descargarlo lo subo...
Parece ser que mañana le operan a eso de las 11:00
de la mañana. Dice Amado que ha hablado con el médico y lo que tiene es una
bolsa de sangre coagulada del golpe que le está oprimiendo el nervio ciático,
como para no dolerle.... y lo dejaban a su libre albedrío para que sanara solo.
La operación será sencilla, abrir, sacar el coágulo
y cerrar... como si se tratara de un bote de aceitunas rellenas. Supongo que lo
que nosotros vemos como fácil no lo será tanto... pero vamos, que no es una
operación a corazón abierto.
Regresamos al pueblo porque vamos al colegio a tomar
medidas para el diseño de la nueva cubierta. Aquí las obras se hacen de aquella
manera. Tu vas al ayuntamiento y dices:
- Quiero cubrir el patio del colegio...
- Tira palante..., te responden....
- Gracias, buenos días.... y te vas. ¡Licencia concedida!
Al menos eso es lo que yo estoy viendo... eso sí,
hay que pagar.
El patio del colegio |
Después de tomar medidas, nos vamos a comer al
Obispado. Hoy es el cumpleaños de Monseñor Emiliano Cisneros, que cumple 67
abriles y que no trata de ocultarlo... es más, como nadie se atreve a hacer esa
fatal pregunta que puede resultar explosiva si se la haces a una mujer
madurita, él mismo salta:
¿Nadie tiene curiosidad por saber cuantos cumplo?
Claro, claro..., dicen las monjitas invitadas al ágape...
¡67!,
responde Monseñor...
Todos de cumpleaños |
Ya nos hemos enterado... no los aparenta. Parece que
la vida de misionero en un país extranjero rejuvenece... quizás haya que
ponerlo en conocimiento de esas señoritas que quieren estar siempre como si su
cara fuera un eterno melocotón verde.... Podríamos llegar a un acuerdo
simbiótico: ellas se viene a Perú, trabajan aquí unos años y se vuelven con la
misma edad que vinieron... ¡arreglado!
En la comida me presentan a las monjitas
franciscanas que vienen a celebrar el cumpleaños, y otras cuya congregación no
recuerdo, pero son franciscanas, lo cual no deja de ser bueno. Viene el padre inglés, otro peruano y los de la casa. Falta Ilder,
que está de vacaciones en casa de sus padres.
La comida es un momento alegre, lleno de anécdotas
de misión peruana en los años de trasiego del Obispo y demás... Cuarenta años,
que se dice pronto, fuera de su país (y el mío) misionando las Américas.
Las hermanitas son muy simpáticas, e incluso una de
ellas tiene facebook, así que quedamos en contactar.
Las hermanas haciendo los honores |
Terminada la comida, viene el momento de celebración
al más puro estilo español... puro, puro, nunca mejor dicho... Llegó el momento
de fumarse el puraco que para la ocasión tiene guardado el padre Antonio. Esta
vez se suma a la fiesta humeante el padre Amado. No sabía esa afición suya. Y
ahí, mano a mano, nos clavamos el puro alemán... no sé cuántos le quedarán al
padre Antonio, pero entre el anterior y estos dos ya ha gastado tres... habrá
que hacer averiguaciones, ya que en toda la región no se pueden comprar estos
artículos de lujo... lo mismo llegamos a un acuerdo y practicamos el
contrabando dentro del obispado.
Con los puracos... |
Acabado el puro nos vamos a los cuartos... y como ya
tengo internet, después de un día entero sin poder conectarme por problemas de
“Claro” (la empresa de internet), me conecto y hablo un poco con todos... Así
hasta la hora de misa en la catedral.
Una vez acabada la misa, muy bien cantada por las
mismas monjitas que vinieron a comer, me vienen a visitar y me dan un sobrecito
marrón, sellado con un pequeñito adhesivo de una cara sonriente como las que se
ponen en los correos electrónicos... me dicen que es un regalito franciscano.. lo
abro, y efectivamente es una Tau. Es preciosa, pequeña de madera y tallada...
La guardaré para mi colección como una especial.. No a uno le regalan todos los
días una Tau en Perú. Ellas se llaman Márllury e Yrmita... creo que lo he
escrito bien... dos nombres que no conocía, pero que a partir de ahora me serán
familiares...
¡¡El detallazo....!! |
Tras esto, me dirijo a la inauguración de una
biblioteca pública en el centro del pueblo, en la plaza de Armas. El padre
Amado es el encargado de bendecirla.
Aquí se conservan ciertas tradiciones muy buenas,
como esta. Se llama a los sacerdotes para que bendigan las instalaciones
nuevas. Como en todos lados, hay gente que no practica, sin embargo respeta
estas tradiciones porque son parte de su cultura y porque hay otras personas
que sí que lo desean. Sólo eso es motivo suficiente para respetarlo. Es una
pena que en el mundo “avanzado” se considere incluso un insulto este tipo de
actos, o que incluso pretendan quitar crucifijos de los lugares públicos, como
si fueran crucifijos explosivos a punto de explotar. A medida que avanzamos
técnicamente nos separamos de ciertas tradiciones muy sanas y que forman parte
de la cultura de nuestro pueblo. Parece como si bendecir un espacio fuera un
acto de agravio contra quienes no creen en nada, y que cuando entren dentro de
esos espacios bendecidos fueran a sufrir algún trastorno psíquico.
Aquí el respeto todavía se estila, y de eso más nos
valdría aprender algo... nos convendría tomar nota.
Llego a la biblioteca y, como no puede ser de otra
manera, me sientan junto a las personalidades: Alcalde, concejales, ingenieros
municipales, técnicos responsbles de la biblioteca y familiares del señor del
cual toma nombre la biblioteca. Aquí, sólo el hecho de ser extranjero, tener
estudios y venir a hacer algo solidario,
te da derecho a formar parte de las comitivas sociales de lo que vendría
a ser la “prensa rosa peruana”. Yo, como no puede ser de otra forma, acepto
gustoso tal privilegio...
Discurso del alcalde, de los responsables y del
cura. Y ahí el padre Amado aprovecha para meter una “cuña” entre sus
palabras... Claro está que tratándose de una biblioteca, está cantado que hay
que hacer mención a un libro concreto... ¿cual?
¡¡Pues cual va a ser, mostrenc@!!... ¡La Biblia!
Hace mención de que es el libro más importante, no
sólo sagrado, sino también histórico y reconocido por todos los grandes autores
y literatos del planeta... y es verdad.
Da su charlita, y comienza a bendecir... curioso es
que lo haga con el agua bendita esparciéndola con un peculiar brochón: una
rosa.
Terminada la bedicion, una empanada y un brindis con
un brebaje que no logro beber entero... unas palabras del hijo del Ilustre
señor que da nombre a la biblioteca y todos para casa...
Las autoridades de Chachapoyas en la inauguración de la biblioteca |
Antes de esto hay un baile regional. Tres chicas y
tres chicos se ponen a pegar brincos como locos sobre el entarimado de madera
apoyado en vigas también de madera y repleto de gente... aquello empieza a
vibrar y todos notamos a la altura de la garganta un “no sé qué” que nos hace
estremecer... quien más quien menos piensa que esos brincos harán que todos
viajemos una planta hacia abajo sin necesidad de tomar la escalera.... A mí no
me gusta un pelo, y se lo comunico al padre Amado.
Son estas cosas que cuando las ignoras eres tan
feliz, pero cuando sabes el peligro que corres, no ves el momento de salir por
patas... y como el padre Amado estaba tan contento, se lo dije... y entonces le
cambió la cara... como a mí. Los únicos que parecían ajenos al potencial
colapso eran los bailarines, que a medida que bailaban se animaban más y
aumentaban sus brincos sobre el entarimado. Así que, cuando acabó el baile,
fueron varias las manos que sacaron sus pañuelos para secarse la frente,
mientras metían el dedo índice entre el cuello y la camisa apretada con la corbata
como diciendo: “pa habernos matao...”
Pero no llegó a más. No obstante, le comento al
padre que no está bien hacer un local público, con estanterías plagadas de
libros (10.000 decían) sobre unas patitas de hierro apoyadas en un forjado de
madera que no sé muy bien cómo andará. Por otro lado, un edificio totalmente de
madera, en el que se aloja una biblioteca, bien merece siquiera un extintor que
no encuentro por ningún lado... ¡Madre mía! A veces las cosas no pasan porque
Dios no lo permite...
Ya en la calle, nos sentimos algo mejor por haber
abandonado aquella “biblioteca bomba”, y vamos a cenar. El Obispo y el padre
Antonio están celebrando el cumpleaños en Cáritas, así que cenamos Amado y yo.
Sopa, arroz blanco y trucha frita... y a dormir.
Hasta mañana!
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