Casi se puede decir que los primeros 29
capítulos de esta historia malgache son un extenso prólogo a la historia real
que me trajo aquí: trabajar en la prisión.
Ayer nos dijo David que entre 8:00 y
9:00 pasaría a por nosotros el “Fórmula 1” de los primeros días, ¿lo recuerdas?.
Con lo que no contábamos es con que serían exactamente las 8:00, con lo que
nuestro margen de maniobras es muy escaso. A estas horas de la mañana, recién
levantados (porque los lunes no hay misa), lo que menos gusta es tener que
andar corriendo de acá para allá como locos porque el impaciente transportista
está esperando, y aquí no te puedes pasar mucho porque luego te echan en cara
que su tiempo es oro y gracias a ti lo han malgastado.
El nuevo compañero |
Pues bien, este chico es fotógrafo.
Vive en París y ha venido por tres meses a tener una experiencia y, al mismo
tiempo, cooperar con la documentación fotográfica de los trabajos que aquí se
harán. Esta mañana, nada más levantarnos, le pregunto si ha dormido bien y su
primera y tajante respuesta es: no. Preguntado porqué no ha dormido bien
responde: porque roncas.
Nunca me habían dicho eso, aunque sé
que (solo a veces) ronco (un poquito) pero cuando lo hago (las pocas veces) lo
hago bajito (casi ni se oye), pero él lo dice de tal manera que cualquiera que
lo oyera pensaría que ronco como un camión-hormigonera vertiendo la cuba de
hormigón en la obra...
Bueno, como es el primer día (o mejor
dicho, la primera noche) hago oídos sordos pensando que (solo por esta vez)
quizás (y no estoy muy convencido) tenga razón.
Nos vestimos y desayunamos como alma
que lleva el diablo. Yo me pongo los pantalones con el croissant todavía entre
los dientes y voy al servicio con la taza de café... y así salimos todos.
Cuando a uno le dicen que entre 8:00 y 9:00 vendrán a recogerle no piensa que
vendrán a las 8:00 clavadas. En fin, es el primer día de trabajo y la alegría
que tengo por ver cumplido el sueño puede con el “buenos días” y con las
prisas.
Nos montanos en el “Fórmula 1”, aunque
antes tenemos que cargar dos sacos de 50 kilos de arroz para la prisión. Como
Cedric es nuevo le cedemos el asiento del copiloto (como hicieron conmigo el
primer día) mientras Karima y yo viajamos como dos sacos más atrás. La postura
es incomodísima, y solo de pensar que estaremos hora y media así, me dan ganas
de volver a casa y no trabajar. Aún así la alegría sigue siendo superior a los
contratiempos, si bien la hora y media serían algo más de dos horas por
problemas de tráfico. Parece que todo el cosmos está decidido a destrozar la
ilusión que tengo, pero no puede por más que lo intenta.
Llegamos a Antanimora después de
echarnos unas risas porque Cedric se pasa las dos horas del viaje fotografiando
al chófer, al cuadro del velocímetro, a la palanca de cambios, al embrague y a
la cebolla que está junto al radio-cassette. Cuando llega a la prisión no tiene
batería, así que se acabaron las fotos. Luego nos dice que no ha echado fotos
porque el primer día es de contacto con los chavales y cree necesario
conocerlos antes de fotografiarlos, aunque más tarde nos confiesa que se agotó
la carga.
Incómodos, pero contentos... |
Para que te hagas una idea de como es viajar en primera clase |
Y como viene siendo habitual, el fórmula 1 debe parar en boxes |
Se ponen todos a demoler como locos los
cuartos de baño y el soporte del antiguo depósito. Sacan todos los escombros y
esta misma mañana empiezan a colocar tuberías. Como sigan a este ritmo estamos
orinando en el W.C. en cuatro días. Hoy no hay mucho que dirigir, la verdad.
Los trabajos de demolición solo requieren un cuidado especial: apartarse.
El desescombro |
Comienzan también los trabajos de fontanería |
Tampoco merece especial atención
comentar la calidad de los trabajos, pues, lo que se dice tirar un tabique, lo
tira cualquiera... ya veremos cuando haya que levantar uno nuevo.
Aprovecho la visita para charlar con
los chavales del centro. Cada vez me encuentro mejor con ellos. Ellos ya me
llaman por mi nombre, me preguntan cosas a las que respondo como puedo, y
cuando no puedo digo: “oui”. Y ellos siempre están alegres. Nos echamos fotos
con todos e incluso les estoy enseñando español. Ya saben decir: cabeza, ojo,
oreja, nariz, pelo de barba, pelo de brazo, cuello, rodilla, brazo, mano, dedo,
uña (de mano), pierna, pie, uña (de pie), camisa, bufanda, collar, pantalón y
chancla. Hoy les he enseñado a decir cómo se llaman y a preguntarlo también.
Hay uno que tiene una memoria prodigiosa, y basta que lo escuche una vez para
saber decirlo bien. Creo que voy a enseñarle mucho... En un momento dado viene
uno a preguntarme por el nombre de algo. Se señala hacia el ombligo y le digo
que eso se llama ombligo. Luego se ríe pícaramente y me dice que no está
señalando eso, sino más abajo... todos se ríen sin parar, y yo le tengo que decir
que eso se llama “pilila”. Es lo menos grosero que se me ocurrió en el momento,
sobre todo antes de que se revolcaran por el suelo muertos de la risa... ¿qué
les iba a decir?, ¿que no sé cómo se llama eso?...
Esto es alegría, ¿o no? |
Bueno, bromas aparte, os sigo contando
el día. Nos vamos a comer, pero como está Cedric (y porque en otro sitio no hay
“café au lait”) vamos a comer a un sitio mejor del que acostumbramos. Comemos
con Eve y charlamos un rato acerca de la cárcel, de Cedric, del trabajo, etc.
Hoy nos dice Eve que pronto se casa con Erika, así que le desde aquí les
felicito.
Después de comer volvemos a la prisión
para ver cómo va todo. Los jefes de la empresa no están, así que esperamos un
rato. Dicen que vendrán en cinco minutos, pero una hora y media después nos vamos
sin despedirnos. Los trabajadores siguen a su tarea y no hay nada más que
vigilar, así que nos vamos tranquilos. Karima y yo queremos ir a ver el precio
de una mesa de pin-pon para los chavales, así que salimos en su búsqueda.
Después de soltar el taxi-b que nos
deja en el centro de Tana, vamos a buscar un lugar llamado “Luxor” donde nos
han dicho que venden de todo, pero se pone a llover de lo lindo. Cedric dice:
“no os preocupéis porque las tormentas en África son de cinco minutos”... pero
nosotros sabíamos por experiencia que esa afirmación no se sostiene por sí
misma porque hemos visto llover desde la mañana a la noche varias veces. Los
goterones que caen son bien gorditos, así que saco mi chubasquero para
ponérmelo. Karima hace lo propio con el
suyo, pero el fotógrafo viene “a pelo”, con una camiseta de manga corta y la
cámara. Lo dicho, yo no sé en qué piensa la gente cuando viene a países que
están en estación de lluvias. Aquí no existe primavera o verano, ni otoño ni
invierno... aquí existen las estaciones seca y de lluvias, y como su nombre
indica, la estación de lluvia se llama así porque generalmente llueve. En fin,
que saco mi chubasquero y, en lugar de ponérmelo, lo usamos como si fuera un
paraguas, pero es tanta la lluvia que nos mojamos.
En esto viene una señora cargada de
paraguas, y nos dice: “duamile, duamile...”, con lo que aceptamos encantados
comprarle uno. Sin embargo, cuando abrimos el paraguas, saco los 2.000 ariarys
que nos pide y nos dice: “no, no.... dixmil, dixmil”... así que me da tanto
corage que la gente aquí haga siempre lo mismo que le devolvemos el paraguas,
eso sí, después de que me devuelva los 2.000 Ar. Luego decimos que “pobrecita”
es esta gente, pero algunos, sobre todo los vendedores, son auténticas hienas
de la venta engañosa. El otro día nos pasó algo parecido con la compra de
verdura. Suman todas las cantidades de lo que compramos y, milagrosamente,
siempre les sale 5 o 6 mil Ariarys más que a nosotros. Si no estás avispado te
la cuelan. Vamos descartando comercios según la gente es honesta o no. Acordaos
que en el supermercado me pasó lo mismo con los caramelos que costaban 800 y me
cobraban 950 por cada bolsa. Y hoy Karima le pide a otra señora que le de mil
Ariarys de cacahuetes y la señora le da cacahuetes en cantidad para echarse a
reir. Cuando le dice que eso no son 1.000 Ar, la señora dice: “Aaaah!!... mil
Ariarys, ¿no?”... y nos dan ganas de estrangularla. Yo, personalmente, quien
intenta engañarme lo descarto de la lista de vendedores a los que comprar, y
prefiero comprar en los comercios de al lado para que los estafadores vean que
han perdido un cliente por intentar engañarlos.
Vemos un edificio que nos puede
proteger de la lluvia y nos dirigimos a él. Allí nos dice un hombre por dónde
tenemos que ir para llegar al “Luxor”, pero nos avisa de que hay un buen ratito
de caminata. Nos dirigimos allá, por Cedric prefiere esperarnos en una
cafetería cercana porque no las tiene todas consigo, y como llueva más, la
cámara se moja y fin de su cooperación. Lo que no sabía es que la espera iba a
ser casi eterna. Andamos un buen rato por las callejuelas de Tana sin rumbo
fijo. Unos nos dicen “por allí” y otros “por allá”.
Al final conseguimos llegar y, nada más
entrar, nos topamos con una flamante mesa de pin-pon. Pero con todo lo contento
que estaba por encontrar el que, posiblemente, es el único sitio de Madagascar
donde puedo encontrarla, al final la alegría se tornó en pena, ya que el precio
de la mesa es de un millón de Ariarys. Vamos, que es mejor comprar una tabla y
fabricarla. Nos vamos de nuevo con el rabo entre las piernas, pero se nos
ocurre que el hermano Paolo, de la comunidad salesiana, quizás pueda fabricar
una en el taller de carpintería que tiene para enseñar el oficio a los chavales
malgaches. Se lo preguntaremos.
La niña de los 500 Ar. |
Cuando llega Karima, la chica vuelve, y
como tiene los pies descalzos le proponemos que venga con nosotros al mercado
porque le vamos a comprar unos zapatos. Ella, como no puede ser de otra forma,
acepta encantada. Karima me advierte que si le compramos zapatos acabará por
venderlas por algo de dinero, pero le decimos al dependiente que nos las vende
(que habla francés) que le advierta que pasamos por ahí todos los días, y como
la veamos sin ellas puestas se acabó para siempre nuestra ayuda.
Yo sé que mañana pasaremos y ya las
habrá vendido. Espero contaros que no es así, pero hemos hecho lo que creemos
que debíamos hacer. Eso sí, si de verdad vende las zapatillas cumpliré mi
promesa.
Recogemos a Cedric que nos espera y nos
tomamos un café con él, aunque él ya lleva varios. Desde ahí nos vamos para
tomar el taxi-b y dirigirnos a Ivato, porque allí nos espera Remy que viene del
Centro. Creemos que, igual que Cedric, se tendrá que tomar unos cuantos cafés
porque tenemos la llave de casa y no puede entrar. Nos quedan unas dos horas de
viaje todavía, y en hora punta, quizás más.
Cuando llegamos a “67 Ha” nos dirigimos
al transbordo de Ivato, pero todos los taxi-b vienen llenos y ni siquiera
paran. Sabemos por experiencia que no podremos viajar, y después de esperar un
buen rato, otra vez bajo la lluvia, tomamos un taxi. Es la última vez que me
veo obligado a tomar taxis por este motivo, así que desde ahora regresaré a
casa al menos dos horas antes para evitar dejar el dinero en taxis.
A la vuelta pasamos por el supermercado
a comprar algo para la cena, pues Cedric cena con nosotros en casa y tenemos
poca cosa. Compramos unos filetes de ternera (o cebú, no sé). Son los que mejor
pinta tienen y parecen frescos, así que nos los llevamos.
En casa los hacemos con una buena
ensalada y patatas fritas, así que cenamos bien y nos preparamos para
acostarnos. Ha sido un largo día. El primer día de trabajo ha sido cansado, no
por el trabajo, sino por la caminata hasta el “Luxor”, los taxi-b y el
peregrinar de todo un día.
Después de un comentario como este no podemos más que agradecer a Dios que estemos tan bien, pues hoy nos comentan que en tres o cuatro días se acaba el arroz de la prisión y el banco mundial de alimentos no podrá seguir abasteciendo a la prisión. Esto quiere decir que todos los adelantos que se consiguieron ahora se vuelven a perder.. de tres comidas diarias a base de arroz, se volverá a pasar a una comida al día, y de mañoc.
Después de un comentario como este no podemos más que agradecer a Dios que estemos tan bien, pues hoy nos comentan que en tres o cuatro días se acaba el arroz de la prisión y el banco mundial de alimentos no podrá seguir abasteciendo a la prisión. Esto quiere decir que todos los adelantos que se consiguieron ahora se vuelven a perder.. de tres comidas diarias a base de arroz, se volverá a pasar a una comida al día, y de mañoc.
Descargando el mañoc para los próximos días |
Hoy tengo un recuerdo especial para mi
padre, pues es 25 de febrero y hoy hace tres años que murió. El segundo
aniversario lo pasé en Perú, y el tercero en Madagascar, pero esté donde esté, siempre
tengo un recuerdo para él, no en los aniversarios, sino siempre. Aunque él me
habría dado una colleja al enterarse de que me voy a Madagascar, seguro que hoy
se siente orgulloso de lo que estoy haciendo... eso si no me está guardando la
colleja para cuando nos reunamos de nuevo.
Y como de costumbre, os dejo algunas fotos de por aquí... así conocéis un poco más este país y esta gente.
Y como de costumbre, os dejo algunas fotos de por aquí... así conocéis un poco más este país y esta gente.
Aquí acaba el día, la aventura y el trabajo... mañana más.
Adios!!
Repostando gasolina en Cañaveral en mI viaje, saludando a pedro campana y con un montón de recuerdos de tu pueblo! una mangurrina te manda un abrazo al cielo!!
ResponderEliminarDe mangurrino a mangurrina... gracias por el abrazo!!... lo he recibido, aunque casi me deja sin respiración de lo fuerte que era... Bss!!
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