Esta
mañana me he quedado un rato en la habitación después de desayunar. Tengo un
cacao de fotos sin clasificar y tengo que ordenarlas, así que me pongo manos a
la obra.
Al rato de estar ordenando fotos, me
llamó Juanita para decirme que me necesitaba... hoy es la truchada que venía preparando
hace tiempo para recaudar fondos para los gastos de hospital de su padre, que
está en Lima ingresado.
Yo, fiel a mi costumbre, ni me
acordaba... y eso que lo venía repitiendo desde hace días. Me dice que necesita
repartir algunas truchas a domicilio y que la podría llevar con la moto para
hacer el reparto... ya ves, ¡Teletrucha!. Puede ser un buen negocio para
implantar en España a mi regreso...
Por fuera |
Como no tengo nada mejor que hacer, y
dado que los fines de semana sin plan son aburridos, decido aceptar el plan
truchero, y me voy a por la moto al garaje. La espero y cuando llega, nos
acercamos a uno de los puntos altos de Chachapoyas, donde está el mirador del
pueblo. Allí hay un centro hecho de madera con techo de paja, al estilo
hawaiano, y que está construido con fondos públicos, según se desprende de un
cartel.
La construcción es una especie de
chiringuito para fiestas y eventos sociales, y allí tienen una zona destinada a
cocina y otra a comedor. Una vez cocinadas siete truchas que tiene que
repartir, nos montamos en la moto y salimos a la “chamba”. Repartimos las siete
y regresamos al lugar, y allí se presenta Juan de Dios, el cura de Molinopampa.
Resulta que es primo hermano de Juanita, y también está colaborando para la
causa benéfica, ya que el enfermo es su tío.
Por dentro |
Está toda la familia, y todos hombro
con hombro apoyándose. Unos cocinan, otros hacen los recados, otros están con
el puesto de tickets... a mí se me olvidó el mío en el Obispado, ya que se lo
compré previamente allí. Menos mal que soy de confianza, si no, tendría que
volver a pagar otra trucha.
Castelly pidiendo su ticket |
Hablando con Juan de Dios, se cruza a
lo lejos Castelly... tiene toda la pinta de dirigirse al Obispado para comer,
pero no sabe que hoy comeremos aquí. Le pego dos voces y no se entera, así que
tengo que bajar la cuesta para ir por él. Cuando me ve se alegra... me tiene en
estima, igual que yo a él. Es que hablamos mucho sobre diversos temas que una
vez saca él y otras yo. Las comidas en el Obispado sin Castelly serían mera
almimentación, aunque el resto también habla... no sea que lean esto y se
piensen que su conversación no es constructiva... Lo que pasa es que Castelly
trae siempre temas inverosímiles o difíciles de debatir... O también temas que son más indicados para un coloquio de una mañana que para una comida.
Le ayudo a subir la cuesta y nos
plantamos en una mesa los tres, Juan de Dios, Castelly y yo. Esperamos a que
venga Helder, que vendrá a comer también, y cuando llega nos ponemos mano a
mano con la trucha. Nos comemos una cada uno. Tienen una base de maiz y cebolla
roja, y cuando acabamos con ellas, tanto Helder como yo, repetimos. Pero cuando
vamos a empezar con la segunda, me dice Juanita que necesita que la lleve a
repartir más truchas. La llevo y después nos acercamos a por maíz a casa de un
familiar. Vamos con prisa, ya que Helder y Castelly están esperándome para
comer la segunda, pero el perro se escapa y tardamos tanto en darle caza que
cuando subimos de nuevo nos cruzamos con ellos que vienen de bajada, así que me
toca comerme la segunda trucha solo.
Luego se presenta Juan de Dios, así que
nos tomamos una cervecita bien caliente y regreso al Obispado a dejar la moto.
Después de esto, voy al Café Fusiones a echar mi siesta particular, es decir,
un café y conexión a internet.
Así estoy hasta la hora de misa. Hoy es
víspera de domingo de Ramos, sin embargo no hay mucha gente. Terminada la misa
voy dirección a los carismáticos, pero hablando con Márllury, me recuerda que
hoy quedamos para cenar hace una semana... Una vez más, ni me acordaba de tal
evento... me dicen que pase al convento cuando tenía pensado entrar en la casa
parroquial, justo en frente... ya tenían preparada la mesa. Me hago el remolón
y un poco el despistado, como si no se me hubiera olvidado la cita, y tengo que
dejar plantados a los carismáticos... Antes de que me digan nada me meto para
dentro, no sea que me echen en falta y vengan a por mí, delatando que me
comprometí a las dos cosas al mismo tiempo... es algo normal en mí, por
cierto...
La casita de las monjas franciscanas es
muy salada... y nada más entrar en el patio, noto que el muro del fondo no
existe... resulta que es el famoso muro que cuando llegué se desplomó por las
lluvias aplastando a dos coches. Oí hablar de él, incluso salió en las
noticias, pero no imaginaba que era el de las monjas.
Me ponen para empezar una bebida de una
fruta que ya olvidé, como era de esperar. Por eso, últimamente llevo un boli
conmigo, para apuntar las cosas y sus difíciles nombres... aún así, no me sirve
de nada, porque se me olvida apuntarlo. El caso es que la bebida está muy
buena.
Empezamos por eso y me plantan otra
trucha más... bien es cierto que me dieron a elegir entre trucha o pollo, pero
me gustan tanto las truchas que la pido. Esta viene con arroz, también muy
bueno. Ya me parecía raro a mí que hoy no comiera arroz.. en la comida fue
maíz.
Tenemos una bonita velada... se pasan
toda la noche riendo, y sus risas son contagiosas. Esto sí que es alegría...
Después de la trucha me como una ciruela, y después me ponen un melocotón en
almíbar. Les enseño el video que tengo en mi “pen” acerca de los trabajos de
Granada y les hablo de Chus Villarroel, cosa que les encanta, porque quieren
hacer ejercicios.... Me comprometo a ir al Obispado, grabárselos y volver.. y
cuando regreso son casi las 23:00, aunque siguen esperando... Los ejercicios
los querían acerca de la vida consagrada, pero no he podido buscar para no
perder más tiempo. Los primeros que pillé se los llevé, pero confiando que van
a escuchar los que Dios ha querido que grabe, bien grabados están... seguro.
Es una pena que salió borrosa la foto. Me tendrán que volver a invitar a cenar para repetirla... |
Estas hermanillas reunen todo lo bueno
que pueden tener unas monjas. Son simpáticas, acogedoras, alegres y
desprendidas... vamos, que me da pena irme. No las conozco de nada
prácticamente, sin embargo, estamos charlando con una confianza como si nos conociéramos
de hace años... eso me encanta, porque ayuda mucho a la conversación y a la
estancia...
Regreso al
Obispado y me meto en mi cuarto... hoy es “la hora del planeta”, hora en la
cual se supone que todos deberíamos apagar las luces para ahorrar electricidad...
Son las cosas de algunos ecologistas, que están bien como gestos pero que no comparto, ya que en la
práctica, son imposibles y, en caso de serlo, serían peligrosas, ya que,
hasta donde yo sé, un apagón general que bajara el consumo más de la mitad de
su porcentaje habitual, dispararía todas las alarmas... se sobrecalentarían las
centrales eléctricas y podrían llegar a reventar las hidroeléctricas, que
tendrían que actuar de urgencia para abrir compuertas para evacuar agua que no
genere electricidad, y las centrales acumuladoras podrían llegar a reventar...
además, pondríamos en crisis a las centrales eléctricas que tendrían que actuar
de urgencia para reducir la potencia de generación de energía. Si alguna
central no estuviera avispada podría calentarse demasiado el núcleo y no quiero
pensar qué podría ocurrir...
Se cortaría la electricidad
general para evitar sobrecalentamientos y sobreacumulación y todos estaríamos
sin luz, tanto los que apagaron como los que no... los cfc´s de las máquinas
frigoríficas industriales se podrían perder a la atmósfera, además de que todas
las grandes empresas comenzarían a generar luz autónoma con sus generadores de
gasóleo, lo que haría que el consumo de combustible aumentaría, con el
consiguiente aumento de contaminiación del aire por CO2....
Las reservas alimenticias de
medio planeta se perderían descongeladas,, con lo que habría que reponerlas, es
decir, pescados, carnes, verduras, etc, tirados a la basura para volver a
consumir más... y todos a la vez, a gran escala...
En resumen: Que más nos vale
mantener las luces como están si queremos mantener el planeta igual de
verde..... Sólo de pensar en toda esa confluencia de factores, me dan ganas de
encender todas las luces de casa....
La suerte que tenemos es que con
la unidad que tenemos los humanos, jamás nos pondremos de acuerdo en apagar
todos a la vez...
Pero claro, todo esto hay que
saberlo, no dejarse llevar por las modas bonitas de apagar luces conjuntamente,
pensando que así vamos a salvar al planeta... y mañana todas encendidas de
nuevo..pero claro, como ya hemos salvado el planeta, no pasa nada... ¡vaya
tela!... De todos modos, la ecología no es eso, y la inmensa mayoría actúa correctamente. No obstante, me duele que algún que otro ecologista no proteste contra el aborto,
siendo como es un desastre natural a enorme escala. Yo hoy no voy a apagar las
luces... es más, durante la hora sin luces yo tengo encendidas más de las
que necesito, para salvar de verdad el planeta compensando con mis luces las
que apaguen los que se dejan convencer por modas impuestas... no sea
que haya muchos de estos y terminen por cargarse del todo La Tierra.
Y así me voy a la cama, que
mañana es otro día...
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