Este
día ya amanecí con dolor de cabeza. No tengo ganas de desayunar, así que no lo
hago... Tengo que echar un vistazo a la obra para ver qué hace falta o cómo van
los trabajadores, pero como siguen con el baptisterio, los contrafuertes y con
el comienzo del encofrado de la zona donde irá el retablo, cuando son poco más
de las once de la mañana, me voy al cuarto con la intención de ponerme
horizontal...
Ayer ya pasé una mala tarde, pero esta
mañana me la voy a tomar libre... total, en todo el tiempo que llevo aquí no he
faltado a la obra ningún día, así que hoy me aprovecho.
Según me meto en la cama caigo redondo.
Quiero poner una película en el ordenador para dormirme rápido, y me pongo una
de cruzadas, pero antes de ver saltar la primera gota de sangre caigo
dormido... cuando despierto son las cinco de la tarde. Me ha venido bien
dormir, pero voy a levantarme para ponerles la película de dibujos a los
niños... si no me presento van a estar esperando... además, ya quedan pocos
días y tengo regalos para hoy y mañana... Los que no dé hoy los tendré que
llevar a Chacha.
Subo con dolor de cabeza, de esos que
sobre todo te aprietan más cuando te agachas a por algo... y les pongo a los
niños la película entre alborotos que me ponen la cabeza como un bombo... Les
advierto que hoy tienen que ser buenos, porque en caso contrario, puede haber
niños volando sin motor... Parece que todos tuvieran ganas de volar, así que mi
amenaza no sirvió de mucho... eso sí, en cuanto cojo la bolsa de juguetes y les
doy con la mano en claro gesto de “adios”, se callan y se quedan quietos...
como si le hubiera dado al botón de detener el tiempo...
Como veo que siguen así un rato,
comienzo la película y me siento a dormir, o intentarlo, porque me vienen de
todas direcciones los que llegan tarde a pedir su chupetín... Como hoy estoy
mal, elijo una película que dure poco... De las que tengo, la que menos dura es
una de Tom y Jerry, una hora... así que elijo esa. Cuando acaba, reparto los
regalos sin ganas y les digo que mañana será otro día.
Al final, cuando llego al cuarto,
entro, dejo la mochila con el ordenador, me quito los zapatos y me meto en la
cama. Son las ocho de la noche y otra vez me acuesto hasta el próximo día, sin
cenar nada.
Así acaba el día... hoy tenía ganas de
que acabara pronto.
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