Hoy
es el día por excelencia... no existe día mayor para los cristianos, ni la
Navidad ni la berbena de agosto en el pueblo...
Ayer decía el pregón:
“Exulten los coros de los ángeles,
exulten los ministros de Dios,
y que suenen las trompetas de victoria
por el triunfo de Jesús nuestro Señor”
exulten los ministros de Dios,
y que suenen las trompetas de victoria
por el triunfo de Jesús nuestro Señor”
Y qué verdad
es esta, aunque suele doler en algunos sectores poco formados en humanidad
básica...
Lo cierto es que Jesucristo
resucitó, y desde entonces, pasó a convertirse en nuestro Dios vivo para
siempre... ¿Seremos tan necios de pensar que Jesús murió para siempre?...
Nosotros no seguimos a un muerto, sino al Dios verdadero, vivo y siempre
presente... tanto para los que le aman como para los que le desprecian,
justificando sus ataques contra él en el ataque mismo a la Iglesia vaticana y
algunos de sus Obispos... Ese patetismo, que da más risa que otra cosa, merece
una atención especial hoy en este diario del peregrino.
Hermano ateo, hermano
agnóstico, hermano anticlerical, hermano huraño... DIOS TE AMA A TI TAMBIÉN...
¿Qué le vamos a hacer?... es lo que tiene el Amor sin medida... ¡¡¡Qué suerte
tienes, ladrónzueloooo!!!...
Por supuesto, digo esto desde
el respeto, sin entrar en que el ateismo (no el agnosticismo) es un acto
irracional de ignorancia plena y absoluta... Pensar que el Cosmos ha conspirado
de forma mágica, gracias a los chakras, las fuerzas naturales o la causalidad
es el acto más ilógico que puede salir de una mollera con pelos...
En fin, dicho esto, prosigo con
mi día de resurrección...
Llegado un momento dado,
después de desayunar, salgo a otear por el ciberespacio, y resuelvo al fin la
gratitud de una generosa aportación europea, que como está en alemán, he tenido
que recurrir a un amigo para que me la dicte... Misión cumplida... es de bien
nacidos ser agradecidos...
La comida ha sido así asá...
cuando falta Juanita todo es un desorden... primero el segundo y por último la
sopa... Pero está bueno.
La tarde se la tengo prometida
a un felino muy escurridizo que quiere salirse con la suya, pero va a ser que
no... al final, gracias a una estrategia pícara, y con la ayuda de un trozo de
lomo, me hago el longui y dejo el lomo en el suelo de mi cuarto... Me hago el
tonto durante más de una hora para que al gato le pique la curiosidad... Todos
sabemos que la curiosidad mató al gato, así que era cuestión de tiempo. Y como
no podía ser de otra forma, el gato poquito a poquito se fue acercando al lomo
y entrando en el cuarto, y cuando estaba dentro... ¡¡ZAS!!, le cerré la puerta.
Ya eres mío...
Le tengo que poner un
collarcito con una cuerda, como si fuera un perro, y al principio se revolcaba
y maullaba muchísimo, pero cuando paso un rato, se acostumbró. Ya no se
esconderá más en el hueco del forjado, y así podrá comer como los gatos de su
edad... Para entablar amistad, le doy un trozo de queso y otro de trucha, y
parece que va apaciguándose.
Le tengo que atar junto a mi
cuarto y poco a poco va haciéndose amigo de nuevo... y hasta se termina por
subir otra vez a mi pierna y juega. A ver cuánto dura...
Por la noche le traigo un trozo
de pollo frito de la cena, ya que sobró, y se lo ha comido en tres segundos.
Después de misa de
Resurrección, me encontré con Luisa y su hija, y estuvimos un rato charlando
sobre la experiencia en Granada. Ha sido muy positiva, y espero que repitan
pronto, por el bien del pueblo. Me ha llegado a decir que algunas personas
incluso han encargado biblias para que se las lleve yo mañana lunes... con
letra grande, claro...
Y con esto acaba el día más
importante del año, el día en el que la Luz del mundo salió de la tiniebla para
alumbrar alto y fuerte..., como no podía ser de otra forma.
¡¡FELIZ
PASCUA DE RESURRECCIÓN!!
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