Antes
contaba los días, pero ahora ya cuento las horas. Queda muy poco para volver a
mi querido país, España...
Lejos de ser un antipatriota soy todo
lo contrario, aunque a menudo compare a la gente de mi país con la de aquí o la
de otros sitios. Qué le voy a hacer, España es perfecta, el problema son
algunos españoles. Si se pudiera mandar a todos los que manchan España a una
isla desierta, bien lejos, mi país sería perfecto. Allí podrían manchar tanto
como quisieran, y podrían llamar a la isla como les pareciese. España seguiría
llamándose España y todos seríamos felices, al menos los que nos quedásemos en
la piel de toro. Entre los que no se sienten españoles, los que se sienten pero
no actúan como tal y los que se dedican a ver los problemas internos desde el
sillón de casa sin mover un dedo, vamos apañados. Eso sí, todos estos hacen que
los demás nos sintamos españoles hasta la médula y tengamos cada vez más amor
por nuestro histórico y simbólico país, referente en el mundo entero... lo dice
alguien que ha viajado lejos y escucha y ve lo que se dice de nosotros.
Entre arturos y orioles (en minúscula, claro)
tenemos la peste metida en los tuétanos. Yo a estos los mandaba a Madagascar
vía aérea, pero no con Air France, sino de una soberana colleja bien dada.
Todos los extranjeros me hablan de España como un
gran país donde todo es perfecto, donde se come y se vive bien, donde el clima
es perfecto y el fútbol más... claro que ellos lo ven desde fuera. Si fueran a
dar un paseo por Las Ramblas opinarían distinto. Y los que pasamos largos
tiempos fuera por circunstancias nos damos cuenta de que, verdaderamente, se
echa de menos la tierra. El chorizo, el aceite de oliva, los conciertos en los
bares, la paella, el fútbol... en fin, todo. Me queda poco para volver y ya estoy
loco de contento, aunque me quedaré por poco tiempo allí para volver a la que
ya es mi segunda patria: Perú.
Esto lo digo porque veo las noticias de España y me
entero de que nuestro querido presidente mantiene reuniones secretas con el tal
arturo, el cual quiere abrir una zanja entre Cataluña y España y llenarla de
agua para que su tierra se convierta en una isla y deje de ser parte de una
península. Mi querido presidente, en lugar de ponerle la cara colorada (pero no
con palabras, sino de un bofetón del quince) mantiene reuniones secretas con
él. A buen seguro trata de convencerle de que no de la tabarra y, a cambio,
alguna cosa caerá... así estarán todos contentos, unos con un tranquilizador
silencio y los otros con un buen pellizco de dinero, que es lo que más les
gusta y el motivo principal de todo este entuerto, no la independencia.
Desde fuera le dan ganas a uno de quedarse aquí
hasta que la situación cambie un poco, pero ya ves... tengo que volver y
reiniciar una vida plagada de noticias políticas y no políticas, desde las
soberanías y referéndums hasta las “republicanías” y “anticlericadas”... mi querida España, infestada de paletos,
catetos y abrazafarolas que, cargados de derechos, se preocupan por esto en
lugar de hacerlo por lo realmente importante: los pobres a los que utilizan a
diario como armas arrojadizas, como si de verdad les importaran. Bajo una
apariencia de desear libertad, derechos, respeto y progreso, su único deseo es
la tiranía, la represión, el “asesinato” religioso y la riqueza propia... ¡¡Mi
querida España!!... ¿qué te están haciendo?...
Bueno, ya quisiera yo cambiar las cosas, sin embargo
me conformo con llamar a estos por su nombre y no callar como otros que
prefieren hacer “la vista gorda” mientras siguen con ahínco la vida de “la
princesa del pueblo”.
Bueno, pasando a otro orden de cosas, os cuento el
lunes:
Nos llevaron a casa en la furgoneta, aunque los
franciscanos querían que nos quedásemos en su casa a dormir. Era tarde, pero
preferimos ir a nuestra casa para cambiarnos al día siguiente de ropa,
desayunar y salir a nuestra cita con el director del zoológico. Nos llevaron,
cenamos y nos acostamos. Al día siguiente, como era lunes, no había misa.
Aprovecharíamos para dormir un poco más y reponer las fuerzas perdidas del fin
de semana agotador.
Cuando despertamos, a eso de las ocho, llamamos al
director del centro para decirle que iríamos con Maurice, el franciscano. Pero
Maurice no podía hasta después de las 15:30, así que el director nos dice que
mejor el martes a las 9:00. Hablamos con Maurice y le parece bien, así que
dejamos todo listo para el martes a primera hora.
Dedicamos el día, pues, a nuestras labores. Queremos
ir preparando todo lo que tenemos que hacer para nuestro regreso a casa, cada
cual a su país. Bien sé que en Francia están padeciendo ahora lo mismo que
nosotros hace unos años, se podría decir que les toca una “era zapaterana”...
eso sí, ellos lo eligieron democráticamente engañados por unas falsas promesas
apoyándose, cómo no, en el sufrimiento de los pobres por causa de la crisis que
todos los europeos hemos sufrido. Lo que no saben todavía es que a la crisis
económica le han sumado una crisis moral que sufrirán en sus carnes. Y es que
estas izquierdas de ahora más valdría que las desplazasen un poquito más a la
izquierda y que se cayesen al abismo... Yo pienso que en la actualidad es mejor
el gobierno que pudiera ofrecernos “Doña Rogelia” que cualquier partido
político de izquierdas, por cercano al centro que esté (si es que los hay,
claro).
Y como quiero ser justo, como os dije en otro
momento, también quiero deciros lo que opino de mi querido Rajoy, el cual entró
en una casa demasiado grande para él sin estar preparado para ello. Tan grande
le queda que no sabe aún el camino de la cocina al comedor, y da vueltas
perdido por los pasillos esperando que alguien le de un silbido para
orientarle. Y en lugar de hacer la comida, que es lo que debe, se mete entre
trasteros y divanes, perdiendo un tiempo precioso para dar el giro de tuerca
que se necesita.
Y en lugar de borrar de un plumazo todo vestigio de
la ineptitud política anterior, se dedica a otras labores menos populares. En
lugar de dar un respiro al pueblo se lo da a los bancos. En lugar de arremeter
contra los antipatriotas, se reúne con ellos en secreto. En lugar de erradicar
la casta capitalista que absorbe al que no tiene para pagar su hipoteca, le da
alas. En lugar de construir una España, deja a los que la quieren destruir “con
vida”. Y en lugar de erradicar la injusticia social, política y económica, pasa
de largo y la deja como está. Bien es cierto que al menos no nos hunde más como
los “siniestros” (izquierda = siniestra)... Así que más que un gobierno de
cambio es un gobierno cuyo lema podría ser: “Virgencita, que me quede como
estoy...”.
Ahora ya no puedes tacharme de pesoista ni de
pepeista... y te aseguro que mucho menos de “izquierdounista”, o mejor dicho,
comunista... Para dejarte claro esto último te diría que prefiero no hablar
siquiera de este pseudo-partido político para no manchar mi conciencia y dormir
tranquilo, ya que las palabras que pronunciaría para definir a esta panda de
“lambuzos” me haría pecar mucho... y perdón por los lambuzos, ya que no se
merecen tal comparación... (si alguno se siente ofendido, apelo a la libertad de
expresión que ellos mismos pregonan).
El lunes no visito Antanimora, ya que me cuenta Fy
(el constructor) que hasta el martes no compra la bomba y no puede hacer nada.
Aprovecho para hacer otras gestiones relacionadas con mi próximo trabajo aquí,
en Madagascar, el cual no revelaré aún... no sea que luego no salga.
Y así vamos consumiendo el día hasta el martes, día
en que nos levantamos bien temprano para la misa. Es martes santo y el
evangelio del día habla de la entrega de Jesús a manos del traidor compañero,
ese al que yo, por llevar la contraria al mundo, no considero tan traidor, sino
más bien un pobre hombre con mala suerte, la peor suerte del mundo.
Cierto es que (un día lo dije aquí) que todos
debemos mucho a Judas, pues Cristo murió por nosotros y con ello dio al hombre
el mayor de los regalos jamás imaginado por este ingrato bípedo: la salvación.
Y todo esto se lo debemos al pobre Judas, al que le tocó “la china”. Si
pensásemos que estamos salvados porque Judas entregó a Jesús en manos de los
sumos sacerdotes, nuestro concepto de él sería otro. Yo lo veo más como un
mártir que como un traidor. Se inmoló por no poder soportar lo que enseguida
comprendió... haber entregado en manos de hombres al propio Dios. Quizás nunca
nadie pudo hacer cosa igual contra Dios, pero es cierto que alguno tenía que
hacerlo. Y generalmente tendemos a juzgar a los demás por sus actos, sin saber
qué hubiéramos hecho nosotros en su lugar. Si pensásemos en que hemos tenido
una inmensa suerte de nacer en esta época, en éstas circunstancias y en un país
civilizado, en lugar de haberlo hecho hace más de dos mil años en Palestina,
quizás terminaríamos por darnos cuenta de que nosotros mismos podríamos haber
sido Judas. Sin embargo le tocó a él y no a nosotros. ¿Qué culpa tuvo él de
haber sido predestinado a ello?... Bien sabía Jesús quien le entregaría,
anticipando en el Evangelio la traición que vendría. Y solo por el hecho de
cargar con esta culpa, este remordimiento de conciencia que le llevó al
suicidio y el gran peso de semejante carga por haber participado indirectamente
en el magnicidio más grande jamás cometido, yo llamaría a este personaje
histórico San Judas Iscariote, mártir de la Iglesia católica y reconocido por
todos como el mayor de los santos jamás investidos... ahí es nada, lo mismito
que mucho piensan de él... Yo doy gracias a Dios por no haber tenido que ser yo
quien negociase ese asunto en el caso de haber tenido la suerte de ser él en
lugar de yo...
Sin embargo, otro apóstol, el máximo representante
de la Iglesia Católica en la tierra, negó al mismo Jesús después de haber
participado con él (y de él) en todos sus prodigios, milagros y vida mesiánica
activa. Más claro que él no debería tenerlo nadie a la hora de juzgar a Cristo
como el Hijo de Dios y no como un impostor, y aún así, el miedo pudo con la
verdad... y lo negó. Pero nadie parece dar importancia a este gesto de Pedro,
si bien es verdad que no es lo mismo negar a Cristo que entregarlo en manos de
unos asesinos. Yo creo que muchos siguen pensando que Judas quería la muerte de
Cristo, cuando lo cierto es que no podía saber la suerte que correría. Ni los
mismos que querían matarle podían encontrar la excusa para hacerlo, así que
¿cómo iba a pensar él en que terminaría así?. Y por eso no pudo soportarlo y
acabó con su vida... vamos, que la traición es por la entrega, no por el
asesinato, ya que si hubiera estado en su mano lo habría evitado, y si hubiese
sabido en qué acabaría la cosa, jamás lo entregaría. Esto lo sé, no por
revelación divina, sino por sentido común... nadie se suicida si piensa que ha
actuado bien.
El Evangelio del miércoles parece remarcar
claramente que “¡ay de aquel por quien es entregado el Hijo del Hombre!”.
Sin embargo, antes nos dice que estaba escrito que sería entregado. Vamos, que
alguien tenía que hacerlo, y esa suerte le tocó al tal Judas. Pero son muchos
los que se quedan en la frase y su sentido literal sin darse cuenta de que
quizás el mismo lector es ese Judas que, dos milenios después, está entregando
a Jesús día tras día... ¿Es que pensamos que todos somos buenos y perfectos?...
¡¡Ay de ti y de mí si hubiésemos nacido en aquel entonces y aquellas
circunstancias!!... a buen seguro le habríamos entregado también, y por menos
monedas aún. No juzguemos tanto (que tanto nos gusta) y hagamos cosas más
constructivas, como por ejemplo ayudar a construir el reino de Dios aquí en la
tierra, en lugar de seguir tumbándolo consciente e inconscientemente. No
olvidemos que la entrega de Jesús por Judas representa la ambición, la codicia y
el egoísmo personal, y seamos sinceros, ¿quién no se ha peleado nunca por
dinero?, ¿quién no basa o ha basado su vida en el dinero? (absténganse de
responder los que están en una buena situación económica, ya que estos suelen
responder rápidamente: “yo”... y ya me gustaría ver qué dirían en el caso de
llegar a duras penas a fin de mes)... Pues bien, va a ser que todos tenemos
algo de Judas dentro, aunque preferimos verlo en los demás, es más cómodo para
nuestra conciencia a la hora de dormir tranquilo.
Dice el amigo Jorge Loring que “deberíamos actuar
como madres para los demás y como jueces para nosotros, sin embargo, somos
jueces implacables para los demás y madrazas “perdonalotodo” para con nosotros”...
no es literal, pero más o menos, y yo estoy de acuerdo con él al mil por cien.
Preguntemos al Señor: “¿Acaso soy yo, maestro,
quien te ha de entregar?”, pero cuidado, no sea que la respuesta sea: “Tú
lo has dicho...”
El martes vamos al zoo a nuestra cita con el
director. Hemos quedado a las 9:00 con Maurice, quien se presenta casi tan
puntual como nosotros. En esto que nos dirigimos al despacho y por el camino,
en dirección opuesta, nos encontramos con el director que en ese momento se
acuerda de la cita al vernos. Nos dice que va a por salario, no sé si del móvil
o del mes de los trabajadores, así que nos dice que le esperemos. Damos unas
vueltas por acá y otras por allá entre lemures, pavos reales y caimanes hasta
que estamos un poco hartos y nos vamos a la cafetería. Allí nos tomamos un café
con un “banana flambeau” y cuando queremos darnos cuenta llevamos dos horas
esperando. Ya es hora de llamar al director para decirle que nos tenemos que ir
porque una cosa es esperar un rato y otra es perder toda la mañana... y cuando
coge el teléfono nos dice: “pero si estoy en la oficina...”, y en ese momento
uno piensa cosas de las que luego se arrepiente, pues no son muy cristianas que
digamos. No entiendo cómo una persona que se olvida de nuestra cita, luego se
olvida de decirnos que ha llegado cuando nos pide que esperemos a que vuelva...
pero así son las cosas. Finalmente tenemos la esperada reunión y tras la charla
nos vamos “cada mochuelo a su olivo”. Karima y Remy a casa, Maurice al convento
y yo a la prisión de Antanimora.
Allí espero ver qué pasa con la nueva bomba de
agua, si está lista o no y si se puede colocar ya en su sitio. Las noticias son
buenas, ya que por fin llegó la bomba, y Fy me la enseña como si fueran las dos
orejas y el rabo después de una gran faena... solo le faltó dar la vuelta al
ruedo bomba en mano.
Yo, por mi parte, hice una compra de galletas de
chocolate para dárselas a los chicos a la hora de comer y volver a dar color al
blanco menú de arroz cocido. Caramelos y galletas repartidos en los platos de
comida que hacen las delicias de todos... unos no pueden aguantar las ganas y
se comen las galletas nada más cogerlas. Otros, por el contrario, se muestran
más pacientes y prefieren guardarlas para que hagan las veces de postre. Hay de
todo... en cualquier caso todos están contentos por el presente.
Terminado el reparto me voy a casa porque Fy me dice
que, aunque la bomba ha llegado, no estará lista hasta mañana o pasado, así
que me subo en la moto y salgo disparado a Ivato. Allí me esperan Karima y Remy
como agua de mayo para comer caliente. El menú es sencillo porque voy tarde, y
hago pasta con mayonesa y atún, mi comida preferida, no por lo simple, sino por
lo rica que está.
Siesta, juegos con los niños del barrio y fin del
martes santo. El miércoles sería otra cosa. La mañana se pasa tranquila
esperando noticias de Fy, que quedó en avisarme para ir a ver la instalación si
le daba tiempo, pero resultó que no, así que me quedé en casa y fui a la
boulangerie a tener una mañana de internet, antes de ir al aeropuerto a enviar
las últimas postales, después de comprobar que las primeras llegaron con éxito.
Mandé cuatro y llegaron cuatro, así que hice pleno postal. Ya me advirtieron
que no llegarían, pero parece que he tenido suerte y voy a enviar una segunda
tanda.
La tarde la pasamos en casa. Íbamos a ir a una
fiesta en el Centro de reeducación para despedirnos de los niños, pero yo tenía
una cita más importante con los franciscanos, donde vamos a conocer más de
fondo a los chicos infectados de sida para ver qué podemos hacer por ellos en
el futuro. La visita fue muy bonita para mí, pues los chavales son
encantadores. Tuvimos una especie de entrevista personal con cada uno y Karima
y Remy me ayudaron uno con la traducción al francés y la otra con las labores
de secretaria. La entrevista consistía en tomar los datos, aficiones, formación,
etc de cada uno para saber qué tipo de empresa podremos crear para que sean autónomos
y se ganen la vida por ellos mismos con la nueva asociación creada.
Después de todas las entrevistas, vistas las habilidades
y conocimientos de cada uno, todo apunta a que lo más coherente es crear una
boulangerie, es decir, una cafetería donde se venda pan y dulces, café con
internet y demás... ya tenemos personas que saben hacer dulces y pan, otros
informáticos, repartidores, limpiadores y hasta gente que hará la publicidad. Es
todo perfecto, solo con la salvedad de que hace falta mucho dinero que tenemos
que buscar debajo de las piedras si es preciso. Hay mucha ilusión y poco dinero
(más bien ninguno), pero esto ¿es impedimento para llevar a cabo el
proyecto?... te aseguro que no.
Acabamos tarde y nos vamos porque a las 22:00
tenemos reunión en la casa antigua. Hay una charla pendiente que teníamos por
la tarde y que no se pudo hacer por la cita franciscana, y finalmente resultó
ser algo tensa... Creo que todos nos quedamos tristes después de la discusión,
sin embargo no tardaríamos 24 horas en dar la vuelta a la tortilla y conseguir
un consenso emocional buscado por ambas partes, solo que alguien tenía que dar
el primer paso... pero eso es cosa del jueves santo y mañana os lo contaré,
aunque será viernes.
Un abrazo a todos y perdón por la largura, pero aquí
van tres días del tirón...
Hasta mañana!!
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