Hoy
dormimos un poco más, hasta las 7:30. Me quería levantar un poco más tarde
porque la misa es una hora después, pero prefiero ir media hora antes para
estar un rato ante el Señor y darle gracias por los éxitos obtenidos en la II
Merienda Solidaria de ayer en el Convento de Santa Clara de Almendralejo. La
gente se volcó con el acto solidario, lo cual dice mucho de la localidad de
Almendralejo, siempre solidaria con cualquier evento que esté dirigido a ayudar
a los más necesitados. Estoy seguro de que si el próximo fin de semana
organizamos otra merienda, el resultado es igual de bueno... pero que no se
preocupen mis compañeros del Centro Juvenil, que no les estoy pidiendo que
repitan... Así es Almendralejo, solidario como el que más.
El
Evangelio de hoy (Jn. 8, 1-11) viene al hilo de lo que comentaba ayer. La gente
dice que pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo (algunos más)... Se
supone, pues, que dos tercios los pasamos despiertos. Pues bien, de esos dos
tercios, la mitad del tiempo lo pasamos emitiendo juicios y dictando condenas.
Los jueces lo hacen más tiempo que nosotros porque, además, se dedican a ello
profesionalmente. Me refiero a que es muy común tirar las piedras sin estar
libre de pecado...
Otro pasaje nos recordaba que a veces vemos “la
paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. De eso habla Jesús hoy.
Hoy ponemos la tele y los telediarios no solo informan, sino que dan su opinión
(que no nos importa) acerca de la noticia y lo hacen de modo que tú pienses que
su postura es la correcta. No hay canal, emisora, periódico o revista que sea
imparcial, todos ellos están orientados hacia uno u otro sitio. Del mismo modo,
no hay partido político que tenga razón en todo, si bien unos la tienen más que
otros... Quiero decir con esto que está de moda que otros piensen por nosotros,
que nos fijemos en la opinión de los demás para formar la nuestra. A muchos les
resulta más fácil dejarse llevar por las corrientes que pensar por sí mismos.
Igual que cuando uno va a un restaurante y no sabe qué pedir y le pregunta a su
amigo: ¿tú que vas a pedir?, para pedir lo mismo, gran parte de la gente tiene
opiniones ajenas acerca de la mayoría de las cosas que pasan en el mundo.
¿No es triste?. Por eso todo el mundo tiene una
ideología formada y media humanidad está contra la otra media en todo... en
religión, en política, en economía... hasta en fútbol. Sin embargo, si
hiciésemos un test (que los hay) para saber qué ideología tiene uno, muchos se
sorprenderían al saber llevan toda su vida siendo de derechas y votando a la
izquierda, o viceversa...
Cuánto mejor nos iría si pensásemos y
actuásemos por nosotros mismos. Posiblemente nos equivocaríamos mucho, pero
cuando acertásemos, habríamos acertado nosotros.
Por eso, nos basta dejarnos llevar por
la primera impresión para juzgar a una persona. A veces solo con ver la cara de
alguien nos formamos una opinión que, la mayoría de las veces, suele ser
errónea. ¿No te ha pasado nunca?. A mí me pasó hace muchos años. Una persona a
la que hace años que no veo me caía muy mal. Estudiábamos en el mismo
instituto, en clases distintas. No sé porqué, pero me cayó mal desde el
principio, y así estuve un año pensando en lo imbécil que era... Un año después
nos tocó compartir clase, y para colmo uno junto al otro porque nos sentábamos
por orden alfabético del apellido.
Resultó que al mes de compartir a diario nuestros
estudios y nuestra vida, nos hicimos tan amigos que fuimos inseparables. Yo
dormía en su casa, él en la mía. Jugábamos al fútbol, salíamos de marcha... en
fin, que fuimos los mejores amigos del mundo. Sin embargo, mi primera impresión
de él fue mala... De no haberle conocido, hoy día lo recordaría como aquél
chaval que me cayó tan mal, o quizás ni me acordaría de él. Hoy, cada vez que
pienso en mi mejor amigo, tengo un recuerdo para Gabriel Ceballos.
Bien, por eso es necesario hacer un
examen de conciencia antes de tirar la primera piedra, porque generalmente
nuestro pecado es mayor que el de aquél a quien juzgamos. Si no queremos ser
unos grandes hipócritas, habrá que dejar de juzgar a la gente, criticarla por
hacer cosas que nosotros también hacemos (o hicimos), y por cosas que son menos
negativas que otras que nosotros hacemos a diario. Solo cuando tengamos la
absoluta seguridad de que estamos libres de pecado podremos tirar la piedra sin
ser unos hipócritas.
Bueno, ayer me llamaron por teléfono
desde aquí. Me sorprendía ver la llamada de un número desconocido y descolgué.
Me hablaban en inglés y fue una llamada especial, no esperada... Eran los
franciscanos de Antananarivo que han sabido de mi presencia aquí y se han dado
maña de comunicarse conmigo. Quedamos para hoy domingo, y esta mañana después
de la misa, me llamaron de nuevo para invitarme a comer a su comunidad y hablar
conmigo. Como no puede ser de otra forma, acepté encantado, así que vinieron a
recogerme a eso de las 11:30 para ir a comer.
La visita duró poco porque fue
inesperada y sin preparar nada, pero sirvió como toma de contacto, para conocer
a la comunidad y nuestros proyectos pasados y futuros. Ya os anticipo que OFRA
y mi persona tenemos trabajo que hacer aquí en el futuro... Si cada vez que
viajo a un país diferente me sale más trabajo, dentro de pocos años viviré en
un avión.
Es una buena noticia, ya que OFRA está interesada en
abrir contactos en Madagascar para ayudar a esta gente y para trabajar en el
ámbito de sus funciones... vamos, que hemos tenido suerte. Yo me alegro porque
esta comunidad franciscana es bastante pobre, como debe de ser, y necesitan
ayuda. Hay muchos franciscanos aquí, y al parecer, la JUFRA, según ellos, la
forman miles de personas.
Tienen dos casas en Antsirabe, una de
ellas es el noviciado. Precisamente mi primer viaje fuera de Tana fue ahí, y
entonces no sabía dónde estaban. Al parecer están a las afueras de la
localidad. Hemos hablado un rato acerca de sus necesidades, de sus intereses y
de las necesidades e intereses de OFRA, y creo que vamos a ser buenos
colaboradores futuros. Ya hemos quedado para el próximo viernes para visitar
Antsirabe y conocer las comunidades de allá.
El primer proyecto será la construcción
de una nueva casa para la comunidad, ya que es tan numerosa que la casa actual
se queda pequeña, de ahí su interés por mi. El fin de semana veremos el
terreno, la casa y trataremos de hacer un plan rápido, sobre la marcha... luego
Dios dirá. Me gusta la idea de trabajar en Antsirabe en el futuro... sin dejar
Perú, por supuesto.
Regreso a casa después de comer, y para
que veáis qué horarios hay aquí, cuando me dejan en casa son las dos de la
tarde. A estas horas no sabe qué hacer uno, así que aprovecho para ver una
película: “El Cristo del océano”.
La sinopsis de la película es la siguiente: Un niño
pierde a su padre que es marinero, luego su madre se vuelve loca e ingresa en
un psiquiátrico. Un buen hombre hace las veces de padre y el cura también se
preocupa por él. Al final el que hace las veces de padre pierde la vida en el
mar y el chico se vuelve a quedar solo, hasta que encuentra un Cristo flotando
en el mar. El Cristo se lo quitan para ponerlo en la Iglesia, así que se le
aparece Jesús y al final, resulta que... que tendrás que ver la película para
saber cómo acaba.
Es una película antigua, no está muy bien hecha y el
personaje de Jesús lo interpretan demasiado serio e inexpresivo... pero el
mensaje final acerca de cual es la cruz que Cristo desea merece la pena.
Por la tarde no hago nada de especial. Quiero ver si
es posible ver las fotos de la II Merienda Solidaria, pero todavía no las
tengo, así que esperaré a mañana lunes.
¡Un abrazo y hasta mañana!
Hola Martín, a las buenas obras le pasan como a las noticias corren como la pólvora, ya han visto el filón que puedes resultar allí y no te querrán dejar marchar. Les habéis puesto una semilla que seguro dará fruto, eso es lo importante enseñarles a hacer las cosas pues si se las das hechas no siempre lo valoran, recuerda que es una obra de misericordia: enseñar al que no sabe jeje.
ResponderEliminarAnimo que ya queda la recta final y a quedar el listón bien alto.
Buenas noches, un besazo.