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Se
suponía que el lunes me iría a Granada ya para comenzar los trabajos en la
Iglesia. Toni iba a estar en Chacha para recoger todas mis cosas y para
llevarme con él, pues Horacio necesitó la moto y pasó a por ella por el
Obispado. No fue así, así que después de esperar toda la mañana me vi sin
transporte, con lo que tendría que dejarlo para el martes. Con esto, me quedo
un día con los franceses y con Fernando. Los franceses tenían cita con Víctor,
de la municipalidad, así que yo me fui con Fernando a enseñarle un poco las
cosas de Chacha. Después, a las 10:00, habíamos quedado en ir todos juntos al
centro de infancia de Pedro Castro, donde repartiría las galletas entre los
niños, y así lo hicimos. Era una alegría ver a estos pequeños comiendo
galletas. La profe les animaba a que me dieran las gracias, aunque ellos son
muy pequeños y no se les podía decir que no tenían que darlas. Se ponen
contentos y se las comen con el vaso de leche.
Regresamos
a Chacha y vamos a comer, ellos al hostal y yo al obispado. Después vamos al
fusiones a conectarnos hasta las seis, que es cuando vamos a hacer el traslado
del equipaje de Fernando a su nuevo cuarto. Mientras tanto, Karima y yo nos
quedamos en la tienda de juguetes, donde haremos aprovisionamiento de mercancía
para varios días. El chico de la tienda ya me conoce del año pasado por su
madre, que era la que llevaba el negocio. Ya le advirtió de que había un
español que compraba juguetes ¡a manta”, y que lo tratara bien... Me vio un día
al salir de misa y le faltó tiempo para llamar a su hijo y presentármelo. La
verdad es que es quien mejor precio nos hace.
Cuando
terminamos nos vamos a misa mientras Fernando se queda preparando su
habitación. Después nos despedimos y cada mochuelo a su olivo...
El martes
era el día en que me tenía que ir definitivamente, sin embargo pasaría algo
parecido al lunes. Me iba a subir con Toni, pero luego me dijeron que a la
municipalidad le han regalado una moto requisada del ministerio de agricultura,
y están preparándola en el taller. Ya que subo para Granada, me dicen que si yo
quiero será la moto oficial del peregrino... voy a verla y me gusta, al menos
es Yamaha. Es antigua y poco nerviosa, pero por contrapartida es de marca y una
igual de segunda mano vale cuatro veces más que la más cara de las chinas que
todos llevan aquí, con lo que soy un privilegiado por llevarla. Lo malo es que
para cuando me quieren dar la moto es tan tarde que no puedo salir, ya que se
me haría de noche en la subida a Granada, cosa poco apetecible... Solo de
pensar en que se me pare la moto en lo alto de la montaña se me ponen los
pelillos de punta.
Guardo la
moto en el garaje del Obispado y me quedo de nuevo en Chacha otro día más...
Siempre hay alguna excusa para no subir a Granada, y cualquiera que me vea se
pensará que no quiero ir. Aprovecho para darme una ducha y para darle a Toni
todas las cajas que tengo para que las suba. Yo solo subiré con la mochila, que
tendré que deshacerla para quedarme una noche más.
Y el
miércoles, finalmente, salgo con la moto a Granada... ya era hora. Allí estaban
todos esperando mi llegada, especialmente los niños. El miércoles no es posible
ponerles la primera película porque tenemos que organizar todo. Hacen falta
muchas cosas, la primera será arreglar el volquete, que está averiado. Luego
vamos a ver las piedras, que habrá que sacar para la construcción de la torre y
los contrafuertes.
El
miércoles se pasa entre preparativos. El jueves ya tenemos las primeras
conversaciones con los que serán los trabajadores. Se han apuntado a la
“obligación” varias personas, entre ellos el equipo de fútbol (el que será el
Almendralejo F. C.) y la policía. Los demás empezarán con un pequeño sueldo de
30 soles diarios para comenzar cuanto antes. Se dejan claros los trabajos y se
marca todo el trabajo para el próximo lunes, pues aunque hay personal, no hay
material porque Diógenes se tuvo que ir a Lima de urgencia y no tenemos
máquina. Estoy esperando todo lo posible para no tener que alquilar una, ya que
cuesta en torno a los 1.000 soles diarios, pero si para el martes o miércoles
próximo no contamos con la de la municipalidad de Chacha, habrá que alquilarla.
Mi
trabajo se podía decir que ha terminado en Granada hasta la próxima semana,
pero antes quiero que el personal que hay comience a hacer las demoliciones de
los contrafuertes laterales, para adelantar trabajo. Así se hace el jueves, y
queda listo para comenzar cuando haya material.
El jueves
aprovecho para conocer la chacra de Horacio, que tantas ganas tenía de
enseñarme, especialmente por que vea la cueva que tiene en una pared de la
montaña. Me dice que no se atreve a entrar porque “el peruano es muy cobarde”.
Y es que existe una entrada donde, al parecer, hay huesos humanos metidos en
vasijas de barro. Los peruanos son muy supersticiosos, y resulta que tiene esa
chacra desde hace mucho tiempo y jamás se atrevió a entrar. Quiere que yo la
inspeccione para saber qué hay y si, por casualidad, puede haber algo de interés
turístico o parecido. Es muy supersticioso, al igual que todos en Granada.
Nadie se atreve a entrar porque los espíritus de los antepasados podrían
rendirles cuentas. Así que ahí estoy yo, pasando de peregrino a espeleólogo por
momentos.
Vamos a
la chacra y me la enseña. Es muy bonita, y tiene unas piscinas con truchas,
vamos, una piscifactoría. Me cuenta que hace poco un huayco taponó la entrada
de agua que toma del río y las truchas se quedaron sin agua renovada, así que
murieron todas, unas 20.000, y con ellas todas sus expectativas de futuro y su
inversión. Yo creo que por eso se ha animado a que alguien se atreva a entrar
en la gruta para ver si ahí puede tener algún futuro en materia turística.
Después
de enseñarme las gallinas, las pocas truchas que le quedan y los kuyes, nos
dirigimos hacia la entrada de la caverna. Yo pensaba que sería una cavernita
sin más, ya que no le di demasiada importancia, sin embargo, cuando llegamos
entre matorrales y malezas, a través de la selva y, cual Indiana Jones,
abriéndonos paso machete en mano, vemos la entrada... parece normalita. Lo
anormal comienza a aparecer a mi vista cuando traspaso la entrada... Es
impresionante.
No
veníamos preparados, ni botas para agua, ni linternas... nada. Yo solo tenia mi
pequeña linterna de dinamo, que alumbra poco más de un metro, así que solo
acerté a adentrarme hasta que ya no veía ni delante ni detrás.... perdí la
entrada, pero la encontré rápido por la luz del sol que se colaba. Había huesos
repartidos por el suelo, pero no huesos de animales, sino humanos. Acerté a ver
un homóplato y un fémur... No soy médico ni conozco mucho de anatomía ni
huesos, pero cuando vi un cráneo supe que mis sospechas eran ciertas. Había,
efectivamente, vasijas de barro donde parece que habían sido metidos los
huesos, pero ya estaban desechas. Los huesos también.
Horacio
no hacía más que preguntar desde fuera si había visto algo, y yo desde dentro
le decía a voces que sí, pero que tuviera paciencia... y de tantas voces que
dí, de pronto, se soltó una bandada de pájaros colgados del techo... ya te
imaginas que no eran pájaros, ¿verdad?... por un momento pasé miedo, aunque los
murciélagos iban a su bola y no parecía que atacaran. De todos modos salí, “por
si los murciélagos...”
Era una
pena estar ahí y no poder entrar, pero sin protección y sin una linterna
aparente no había más opciones. Eso sí, ya empezaríamos a preparar un plan de
actuación para volver más preparados. Cuando salí, Horacio me pidió algo
insólito. El sabe que yo tengo tabaco de liar, y me dijo que no podíamos salir
sin fumarnos un cigarro para que el aroma del tabaco quemado quedase en la boca
de la cueva. Como no quería tener una conversación con él que no iba a llevar a
ningún lugar, y no habría forma de convencerlo, acepté. Nos liamos (o mejor
dicho, lié) dos cigarros y allí nos lo fumamos ofreciéndole a los dioses la
fragancia de mi tabaco marca “Pueblo”.
Acabada
la “ofrenda” salimos por donde vinimos, no sin dificultad. Ha habido un
derrumbe y el camino de ida ya no es el mismo que el de vuelta, así que tenemos
que echar mano de nuevo del machete para abrirnos paso entre lo que es selva
pura. Y finalmente llegamos a la cabaña, donde nos sentamos a que pase la
lluvia que no nos dejaba casi ni andar. Como la lluvia no parecía que fuera a
terminar, decidimos salir para Granada sin esperar a que pase, y así lo
hicimos. Esto me costó una calada buena, pero lo malo no era eso, sino subir la
cuesta de barro de 45º que había que negociar para llegar a la pista preinca
que une Granada con Jumbilla. Al final lo logramos, aunque eran dos pasos
adelante por uno atrás. “Aquí se echan de menos las bestias”, me dice. Lo que
no sabía era que yo pensaba que el bestia era él por llevarme por ese camino
que más que de cabras parecía de carneros.
Llegamos
y nos cambiamos, al menos yo, porque él dijo que lo haría luego y al final no
lo hizo. Yo me habría cogido una pulmonía, pero él tiene tanta costumbre que
creo que se pondría si estuviera seco.
Nos vamos
a preparar las cosas para poner la película a los niños, que ya están pululando
por los alrededores, como dándose a ver para que hoy no me olvide de su
película. Les pongo “Kiriku y la bruja”, una película que mi hermana me
recomendó porque dice que es un furor entre los niños... sin embargo hacía
mucho tiempo que no veía película más absurda. El año pasado me perdí todas las
que me gustaban entre hablar, repartir caramelos y salir a echar el cigarrito.
Este año pongo la primera y me quedo a verla, y me pareció un tostón, aunque a
los niños pareció gustarles... Al menos me sorprendió que no hablasen nada. El
año pasado, el termómetro que tenía para saber si una película gustaba o no,
era ver el comportamiento de los niños. En las películas buenas callan, en las
malas saltan unos por encima de otros.
Terminada
la película vienen los regalos. Ya se saben la estrategia, aprendida del año
pasado. Para lo que quieren, buena memoria que tienen... Recogen todas las
sillas y se ponen en fila india ante mí. Y entonces comienza la fiesta...
Algunos no pueden soportar la alegría y casi se ponen histéricos, como las
señoras a las puertas de “El Corte Inglés” en las rebajas...
Repartidos
los caramelos me voy a acostar porque el viernes tenemos que negociar el precio
de piedras, arena, arreglo del volquete y demás... además, los niños tienen una
celebración muy bonita en el colegio, que consiste en que a los más
responsables se les nombra policía escolar, brigadier o fiscal del colegio. Es
como una fiesta en la que participan todos, alcalde, catequista, gobernador,
madres y padres, policía, profesores, el fiscal de Molinopampa y, cómo no, el
mangurrino. Cada niño elige a un padrino, de modo que solo puede haber un
padrino por niño porque las insignias que se les coloca se hace de una vez,
todos al mismo tiempo. El problema que yo tengo es que son muchos los niños que
me han pedido que sea su padrino, y como yo no sabía este detalle de que tiene
que haber un padrino por niño, le dije que sí a todos... Llegado el momento de
la condecoración, me dicen que no es posible, así que tengo que adecuar mi
apadrinamiento y ceder mi puesto a algún padrino improvisado. Aún así, hay
cuatro niños que se quedan sin padrino, así que me dicen que yo puedo hacer de
padrino de cuatro.
Cuando
llega el momento de las condecoraciones, como yo tengo cuatro y los demás uno,
tienen que esperar a que yo condecore a tres para hacerlo al unísono con el
cuarto... ¡¡vaya tela!!. Los niños contentos porque soy su padrino y los demás
muertos de risa del espectáculo.
En esto
que se pone a llover y vienen los discursos. Aquí no escatiman en tiempo,
porque entre otras cosas, hay mucho tiempo y pocas cosas que hacer. Dilatan la
celebración porque hoy será lo único de diferente que se hará en el pueblo. Y
con esto, resulta que tenía una cita para comer con Juan de Dios a las 13:00 y
a esa hora todavía estoy escuchando los discursos de juramento. Los niños bajo
la lluvia todos empapados sin mover una pestaña...
Estos
actos tan patrióticos, con el izado de bandera, el canto del himno nacional y
luego el regional, los discursos y la participación de los niños en tareas de
responsabilidad en el colegio me llegaron al alma... Ahora vendría el momento
de las comparaciones con mi país, pero esta vez no lo voy a hacer porque hay
personas que se están empezando a sentir molestas con mi falta de patriotismo,
sin darse cuenta de que, precisamente, hago estas comparaciones para denunciar
que mi querida España está en otras labores menos humanas y más
político-económicas que están frenando el crecimiento social y humano para
formar chicos consumistas e impregnados de ideología... pero bueno, había dicho
que no compararía, así que no seguiré.
Terminados
los discursos se reparten los materiales escolares tan esperados, que consisten
en una maleta con cuadernos, bolígrafos, gomas, sacapuntas, rotuladores,
reglas, tijeras, etc. Todos contentos a casa y yo, una hora más tarde de mi
cita en Molinopampa, sigo en Granada y sin poder salir por la tormenta. Como
tengo que esperar, me dice Toni que me vaya a comer a su casa, y así lo hago
hasta que se puede salir. Me subo a la moto y les digo adiós... el lunes nos
veremos. Y así se pasan los primeros días en Granada... sin trabajar apenas,
pero organizando todo. Ahora solo falta hablar con Diógenes para ver cuándo
envía la maquinaria y rezar para que los dinamiteros no provoquen un huayco que
corte el paso a Granada... cosas peores he visto, como por ejemplo, un hombre
bajo un burro ayudándole a subir la cuesta... en fin, que yo pensaba que los
españoles éramos los brutos, pero hay que ver lo que se ve por ahí...
El fin de
semana ya os lo contaré el domingo o el lunes... está previsto un viaje a
Kuélap, así visitaremos los monumentos Incas históricos... voy protegido con mi
tabaco “Pueblo”, aunque los dioses estarán contentos de recibir a cuatro
fumadores en sus ruinas.
Hasta el
domingo.
Hola Indiana Jones!!!! Ya veo que la expedición en sí es toda una aventura, eso también nos gusta y por supuesto que nos la comentes.
ResponderEliminarOye que en el tema de las comparaciones mi opinión es que no le des más importancia de la necesaria, es bueno que las críticas sean constructivas y sobre todo para mejorar.
Buen día, bs F.C.