Quiso
Dios jugar un día con el hombre al escondite. Dios se escondía y el hombre
buscaba... Para ello se dejó aconsejar de varios sabios.
Uno le dijo que el lugar ideal sería la luna, allí sería imposible que el hombre le viese.
Otro sabio le dijo que no hacía falta ir tan lejos, pues bastaba con esconderse en lo alto de la montaña más alta de la tierra, ya que allí el hombre no subiría jamás.
Un tercero le dijo que quizás sería mejor esconderse en el fondo del mar, pensando que allí no podrían verle nunca.
Finalmente, el más viejo de los sabios le dijo que, si quería que el hombre no le encontrase, debía esconderse en el hombre mismo... Dios lo pensó bien e hizo caso a éste último sabio, pasando a habitar en el corazón del hombre...
Uno le dijo que el lugar ideal sería la luna, allí sería imposible que el hombre le viese.
Otro sabio le dijo que no hacía falta ir tan lejos, pues bastaba con esconderse en lo alto de la montaña más alta de la tierra, ya que allí el hombre no subiría jamás.
Un tercero le dijo que quizás sería mejor esconderse en el fondo del mar, pensando que allí no podrían verle nunca.
Finalmente, el más viejo de los sabios le dijo que, si quería que el hombre no le encontrase, debía esconderse en el hombre mismo... Dios lo pensó bien e hizo caso a éste último sabio, pasando a habitar en el corazón del hombre...
Desde
entonces el hombre ha llegado a la luna, a lo alto de la montaña más alta y a las
profundidades del mar buscando a Dios, sin embargo todavía no ha buscado en su
propio interior, en su corazón... y allí espera Dios pacientemente para ser
encontrado...
Dios no
está en el corazón, sino que habita en él... Son conceptos distintos el “estar”
y el “habitar”... Dios ha hecho morada dentro del hombre mientras él sigue
buscando a Dios en todas partes, sin encontrarlo.
Jesús nos
recordó que amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno
mismo eran una misma cosa. Todos los mandamientos se resumen en este, y si amar
a Dios es igual que amar al prójimo, solo quiere decir una cosa: que Dios habita en el hombre...
Y
mientras tanto, nosotros seguimos odiando...
He
empezado así este capítulo porque hoy es el día de la fundación de la Iglesia,
el día de Pentecostés. Ese día Dios dio cumplimiento a su promesa, esa promesa
cumplida por medio de Jesús... Hace poco hacía mención de las palabras de
Jesús: “Os conviene que yo me vaya;
porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo
enviaré”. Pues bien, ha llegado el
momento de celebrar el cumplimiento de esa promesa... Hoy celebramos el envío
del Espíritu Santo sobre los apóstoles, ese Espíritu del que hablaba Jesús y
que transformó los corazones de sus seguidores, hasta el punto de cambiar sus
hábitos de vida, pasando de una vida de miedo, de encierro y cobardía a una
vida de predicación abierta y valiente... a una vida movida por el Espíritu
Santo. Y así nació la Iglesia Católica... una Iglesia que hasta el día de hoy
ha tenido sus altos y sus bajos, sus bienes y sus males... una Iglesia amada y
odiada, pero en pie como el primer día... No en vano su fundador es el mismo
Jesucristo, componente divino de la Iglesia. El componente humano no ha sido
siempre tan perfecto, pero ha hecho que llegue a nuestros días con la misma
fuerza y empuje que aquél día... y los años que le quedan...
Bien, a ti, que eres Iglesia: Felicidades en el
día de tu aniversario.
A Dios, en el día de Pentecostés: Gracias por el
regalo de hacernos partícipes de tu obra.
Y así comienza éste capítulo..., el 11.
El miércoles salimos para Granada Fernando y yo
en la Yamaha 200. Toni me dijo que vendría a recoger todo mi equipaje y los
juguetes que compré para los niños, pero se me olvidó dejarle también la
mochila de Fernando, que pesaba un quintal...
Como ya era tarde, salimos los dos. Yo conducía
mientras él iba mochila al hombro. La moto respondía bien en el camino a
Molinopampa porque la carretera no tiene pendientes excesivas... Desde Molino
hasta Granada la cosa cambiaría...
En Molinopampa pasamos por casa de Juan de Dios,
el cual nos esperaba para comer. Sopa, maiz, arroz y pollo... café y charla.
Mientras Fernando fue a hacer unas entrevistas que le faltaba hacer por el
pueblo, Juan y yo nos sentamos a conversar acerca de qué hacer en Granada para
acompañar más y mejor a esta pobre gente, pobre material, pero también
espiritual. La pobreza material ya la conoces, pero la espiritual quizás no...
es esa que hace que a uno todo le de igual, que todo lo deje para mañana, que
no haya ilusión en la vida y los proyectos se vayan postergando, y con ellos
también Dios... y así pasamos a tener 40 años y seguir queriendo bautizarnos,
pero como no hemos tenido la ocasión... ya se hará...
Esto no puede seguir así. Del mismo modo, Juan de
Dios me ha pedido movilizar un poco al pueblo, especialmente a los más jóvenes,
que son los que pueden producir el cambio en Granada... Los más viejos ya ni
quieren ni pueden cambiar...
Me comprometo a hacer un grupo de confirmación
entre los chicos y chicas de entre 12 y 14 años. Juan quiere formarlos, pero no
tiene tiempo de catequizarlos. Yo me ofrezco voluntario durante el tiempo que
me queda aquí, así mi compañera María ya no estará sustituyéndome, sino que
seguirá siendo mi compañera catequista transatlántica... ambos en el mismo
proyecto, aunque en diferentes países, ambos con el mismo trabajo, aunque con
diferentes niños, ambos con el mismo jefe, aunque con diferentes horarios...
compañeros al fin y al cabo trabajando en el mismo proyecto. ¡¡Vaya empresa
esta la de Dios!!...
De camino hacia Granada, haciendo el pino todo el
rato hasta llegar arriba por el peso en el tren posterior y la pendiente de
45º, me da tiempo a pensar que quizás no solo convendría formar un grupo de
catequesis, sino que sería bueno formar otro grupo de personas de las tantas
que hay sin bautizar y con ganas de hacerlo... y pensando y pensando, se me
ocurre hacer lo que será bautizado (valga la redundancia) con el nombre de
“fiesta del bautismo”. Y me quedo tan pancho...
Ya está todo pensado... solo hace falta localizar
a todas las personas del pueblo que, por unas cosas o por otras, han ido
dejando para mañana este Sacramento de la iniciación cristiana hasta llegar a
olvidarlo por completo... Algunos incluso ni siquiera saben si están
bautizados, y dado que los libros de registro que había en la sacristía están
todos disueltos por el agua (a causa de la pobreza espiritual antes mencionada)
hay que confiar en la memoria de los familiares más cercanos... claro está, el
que los tiene aún vivos...
Con estas personas que no saben ni tienen
posibilidad de saber si están bautizados, sin ser teólogo ni “pitoniso”, me
atrevo a asegurar que Dios no se molestará porque reciban el bautismo aun en el
caso de poder haberlo hecho dos veces... Es lo que tiene la gratuidad de Dios,
que quiere tanto a sus hijos que, aunque algunos piensen que es una locura o
una herejía “rebautizar” a una persona, Él comprende la debilidad de su
criatura y le agradece el detalle de querer saber a ciencia cierta que está
bautizada. Espero que no me quemen por esto...
De todos modos, si hay alguien que pueda asegurar
que lo mejor es no bautizar a una persona por tener la sospecha de estar
bautizada con antelación, que hable ahora o que calle para siempre... y que no
venga luego a decir que usamos los Sacramentos como si fueran pastillas
“Juanola”. ¿Quizás piensa alguien que es mejor irse a la otra vida sin haber
sido bautizados en esta?... Seguro que sí.
Bien, no contento con la fiesta del bautismo y el
proyecto de catequesis de formación para la confirmación, se me ocurre que
quizás haya algún “matrimonio” (ya sé de uno) que tiene cuatro hijos y aún no
están casados, a pesar de llevar tiempo diciendo que su mayor ilusión sería
casarse por la Iglesia. Por este motivo me propongo que también se puede
celebrar la boda, ofreciéndome de padrino.
Y por último, para rizar el rizo, creo que hay
muchos niños que aún no han hecho la primera comunión y cuyos padres estarían
contentísimos si les vieran recibirla, ya que no han tenido la ocasión de
celebrarlo, pues bastante cuesta ya vivir aquí como para preocuparse de estas
cosas...
Así que esta semana será una semana
“sacramental”: Bautismo, Eucaristía, Confirmación y Matrimonio... casi nada. Me
parece a mí que es mucho arroz para tan poco pollo... veremos si no me he
metido en “camisa de once varas”. El tiempo y Dios lo dirán. Lo que sí os puedo
asegurar es que trabajaré en esto más que en la propia construcción de la
Iglesia, hasta el punto de abandonarla, llegado el caso, pues como os decía el
año pasado, la construcción de la Iglesia que a mí me interesa no es la de
piedra, sino la de carne: la del hombre...
Te dejo un vídeo que hice el año pasado, al hilo de este pensamiento:
Y así, entre pensamientos y malabares para que la
moto suba la cuesta con tanto peso, llegamos a Granada...
Allí nos esperan con los brazos abiertos, porque
pobres serán, pero a acogedores no hay quien les gane. Allí nos espera Horacio,
el del matrimonio que os contaba antes, quien nos recoge la moto, nos saluda y
nos da la bienvenida mientas nos comenta que han estado preparando los
aposentos de Fernando.
Yo me dirijo a los míos, donde me siento bien
recibido por mis símbolos más representativos, la cara del Nazareno bordada en
tela y el santo más humilde y que es
ejemplo de vida para mí. Ambos símbolos son dos enormes detalles de dos
personas que me ayudan con este y otros gestos, como la compañía desde la
distancia. Es de señalar, creo que debo hacerlo, que hay personas que parecen
alejadas, pero que cuando te alejas de verdad están contigo... otras están tan
cerca en la cercanía como en la distancia... sin embargo otras, que parecen
cercanas allá, parece que no existieran acá... Yo, sin embargo, me acuerdo de
todos y para todos tengo un rato en mis oraciones... y un detalle peruano.
Detalle de la mejor pared de mi cuarto... |
Con los símbolos que me acompañan... |
Este ya ha recorrido mundo con el peregrino... |
Y dejando abrigo, poncho y moto, esperamos a que
venga Toni, el alcalde, con mi equipaje y los regalos... Sin embargo, por esas
cosas de la vida, aunque ya sabía que no se debe uno fiar de la palabra de las
personas, sigo esperando que llegue con mi ordenador, guardado en la mochila,
para ponerle a los niños una película. La realidad es que a las seis de la
tarde me dijo Toni que estaría sin problema, ya que saldría a las dos... A las
seis y media le llamo y me dice que estará arriba a eso de las siete, mientras
los niños esperan su cine. A las nueve de la noche le digo a los niños que se
vayan... y a mí me dan ganas de salir con la moto en busca de Toni, que llega a
las diez. Parezco nuevo en esto, así que no sé aún porqué le dejé al cuidado de
mis cosas...
Y así nos acostamos, cada uno en su cuarto (y
Dios en el de todos), pues mañana sería otro día... y bien que lo fue...
Querido Martin
ResponderEliminarMe ha encantado el juego del escondite, y espero que el Señor siga habitando en mi corazon y yo lo encuentre siempre conmigo.
ya veo que tienes ganas de fiesta,bautizos, comuniones, bodas,catequesis... no te falta de na.
Con lo facil que sería organizar todo eso aquí!
Me lo estoy imaginando,todo el mundo manos a la obra para que todo saliese bien .
Seguro que aunque te vas a encontrar con algunos problemillas vas a cumplir tu objetivo de edificar la casa de Dios en esas personas que esperan que alguien les enseñe y les hable de Nuestro Señor Jesucristo.
Cuenta con mi oración, como siempre, pero el rosario del día va por todos ellos que para que acojan a Dios en su corazón y no termine cuando tu vuelvas, sino que sepan seguir cultivando el amor de Dios para siempre en sus vidas.
Un abrazo en el Señor.
Leo
Martin,estamos a veces ausentes, distraidos o confundidos, pero tu eres un ejemplo vivo de lo que cristo nos amo. Siento sincero respeto y admiracion por tu labor y aunque sea de manera aislada quiero darte las gracias por tu testimonio de vida y lo que representas. Bendito sea Dios, te de salud y fortaleza.Animo.Desde Almendralejo Virtudes.
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