Hoy he amanecido
bien. Se puede decir que ya he pasado el periodo de adaptación y ahora vamos a
ver si podemos afrontar el trabajo. Una ducha para eliminar todo el sudor de la
noche y un buen desayuno después y directos a trabajar.
Remy y
Karima se ponen con mi documento mano a mano. Mientras él traduce mis textos,
ella los mecanografía al ordenador. Así toda la mañana hasta la hora de comer.
Mientras tanto yo he terminado los esquemas y dibujos que me faltaban, con lo
que el trabajo de la prisión se puede dar por concluido.
Antes de
nada quería dar las gracias al rey Baltasar (por eso de que estamos en África),
ya que me ha traído un regalo: una tarjeta de teléfono malgache. Ya tengo un
número de teléfono en Madagascar... al menos ya no estoy incomunicado.
Ahora
queda pendiente comenzar lo mismo con el Centro de reeducación, que tiene más
miga. Es mucho más grande y solo las mediciones necesarias me llevarán una
semana al menos. Mañana empezaré con Remy, aunque ya tengo el dibujo hecho del
la semana pasada, incluso algunas medidas que tomé con ayuda de David.
Creo que
Remy y Karima trabajan más que yo, porque yo me limito a pensar y a poner en el
papel lo que pienso, sin embargo ellos tienen que “descifrar” cada una de mis
frases, contextualizarlas y, además, buscar en el diccionario o preguntarme por
palabras más técnicas como bancada, caudal, arqueta, etc... Después de
traducido lo tienen que poner con sus palabras para hacer un nuevo proyecto en
francés.... Dios mío, espero que la traducción sea literal. Ya lo dice un dicho
italiano: “Traduttore, traditore”... es decir, “traductor traidor”,
aunque si le preguntáramos a un italiano nos lo traduciría como “la traducción
es una traidora”. Ya dice Vicente Borragán, no sé si le conocéis, que el genio
vivo de una lengua queda perdido ya en la primera traducción que de ella se
hace. Imaginaos en la segunda, tercera, etc... Este problema ocurría cuando la
Biblia se tradujo del hebreo al griego, luego del griego al latín, luego del
latín al alemán, luego del alemán al español... dando como fruto una versión
totalmente tergiversada que a veces nada tiene que ver con el original. No sé
si habrás captado que hablo de protestantismo, aunque algo peor pasa con los
testigos de jehová, con los adventistas y con otros tantos. Por eso nosotros
usamos Biblias siempre traducidas del original hebreo... bueno, que me voy por
los cerros de Úbeda... sigo...
Regateando el precio del viaje |
Después
de la mañana de trabajos, traducciones, etc, me dicen Remy y Karima que vayamos
a un mercado en Antananarivo a intentar comprar una guitarra para que ella
aprenda y luego otras dos más, una para el Centro y otra para la prisión.
Salimos temprano, tomamos un taxi y, tras regatear el precio, nos montamos. El
viaje es de algo más de media hora de ida, y otro tanto de vuelta. Además, el
chófer nos esperará sentado en el coche durante más o menos una hora que
tardemos en comprar. Todo esto costará 38.000 Ariarys, es decir, unos 13 €. No
sé cuánto costaría esto en España, pero seguro que más o menos lo mismo que la
entrada de un piso...
El chófer
es muy simpático, aunque no habla mucho... tampoco podríamos hablar mucho con
él. Apenas entiende el francés, pero como los nombres de las calles y los
mercados, así como los números para hablar de precio, se los ha aprendido bien,
nos lleva a donde le pedimos sin mayor problema.
Ves cómo llena el depósito bajo el volante? |
Es curioso,
pero al parar en una estación de servicio, le dice al dependiente que le eche
gasolina, y cual es mi sorpresa cuando se la echa en un recipiente de aceite de
esos de cinco litros de Cepsa que lleva dentro del coche, bajo la palanca de
cambios. De ese bote sale una manguera que va directa al motor... Vamos,
¡¡menudo depósito de gasolina que tiene el tío...!! ¡¡un depósito de cinco
litros!!. Así tendrá que repostar gasolina cada dos o tres horas... Imagino que
es el único sistema antirrobo fiable, ya que, como máximo, te roban lo que
tengas en la lata.
Por esas
callejuelas abarrotadas de gente, todos con sus mercadillos de miles de cosas
variopintas, unos descalzos, otros con chanclas, unas con un niño a la espalda,
otros empujando un carro con la cabeza cuesta arriba... al final, llegamos al
mercado principal. Ya me advirtieron que nada de cámaras ni móviles, pues aquí
los robos son despiadados, a plena luz del día y, además, a los blancos más,
puesto que llevamos pintado en la frente el símbolo del euro.
En
cualquier caso no quiero perder la ocasión de tomar un reportaje gráfico del
mercado y me llevo el viejo móvil que tengo. Si me lo roban no será para tanto.
El primer hombre que nos intenta vender algo por la ventana |
Pesando el género... |
Aunque no lo creáis, detrás de este carro hay un hombre empujando con su cabeza. |
Para darse un baño en este río... y eso que no se aprecia bien lo que en verdad hay en él. |
Otra típica carnicería |
Nos miraba como extrañada la niña... |
Nada más
bajar del taxi, un Renault 4 de cuando Franco era corneta, empieza la fiesta...
se pone a llover de tal manera que nos tenemos que refugiar en una especie de
portales y donde se mete todo el mundo a presión para no empaparse. Aquí es
raro el que lleva el paraguas encima, y nosotros no íbamos a ser menos. Mira
que tengo un chubasquero en la maleta, pero con el calor que hacía quién iba a
pensar que el clima iba a cambiar tan radicalmente en cinco minutos.... Total,
que no nos mojamos mucho porque nos refugiamos, pero poco después, cuando nos
adentramos en el mercado, empieza a apretar de nuevo, y ahí no tenemos cobijo.
Nos ponemos como una sopa, y yo me arrepiento de no haber sido precavido, pero
cuando miro a Remy con camiseta de tirantes y en chanclas, me digo para mí
mismo: “bueno, no es para tanto...”.
Llega un
momento en el que ya me da igual todo. Por mirar a ver si viene un coche meto
el pie en un charco hasta los tobillos, y ni siquiera había traído las botas,
con lo que me pongo a caminar bajo la lluvia como si no lloviese.
Preguntamos
por todas las guitarras del mercado, pero la mayoría son una estafa, por no
decir un robo... ¡Como puede ser posible que una guitarra de tan mala calidad
cueste hasta 70 €!. ¡¡Si debería costar, por lógica, la mitad de lo que nos
cobra el taxista!!... Hay cosas que no tienen lógica alguna.
Buscando
guitarras encontramos balones, y como quería comprar un par de ellos para el
Centro y para la prisión, regateamos y salen los dos por 28.000 Ariays, es
decir, menos de 10 €. Esto sí que es un precio razonable... Uno de ellos es
“Spalding”, jeje... bueno, al menos eso pone.
Con
cautela echo una foto por aquí, una foto por allá, y me hago con unas poquitas
para poder enseñároslas. No son de muy buena calidad, pero menos da una piedra.
Todos estos aparatos están bajo la lluvia protegidos con una lona. ¿Tendrán garantía? |
¿Hay algo en esta foto que os resulte familiar? |
Regresamos
a casa pronto porque las guitarras han sido un camelo, y de camino pasamos por
un mercadillo artesanal. Le decimos al chófer que pare, lo que nos costará solo
2.000 Ar más. En el mercado Karima se compra su soñado djembé, mientras yo echo
algún vistazo para ver qué llevo para España. Me reservo el derecho de la
sorpresa, así que no me preguntéis nada acerca de qué he hecho o si he comprado
algo...
Karima con su nuevo djembé |
Vuelta a
casa me encuentro con una estampa muy triste. Primero son los mercaderes
ambulantes que aprovechan el intenso tráfico para intentar vender a los que
viajan en taxi por la ventanilla. Me dicen que hay que decirles: “Chess”... y
así se van, pero ni chés ni chás... por más que se lo digo no dejan de seguir
al coche.
Termina
uno y empieza otro. Es como si tuviesen un pacto de kilometraje, es decir, que
cada cual tiene un punto de inicio y un punto de finalización de su venta.
Pero lo
peor no es esto, sino ver cómo un niño se pone a correr paralelo al coche con
la mano puesta en la manilla de la puerta. Lloviendo, descalzo y gritando en su
idioma: ”una limosna, por favor...”. Esto me parte el alma, porque el chiquillo
no tendrá más de siete u ocho años... Me dicen que no le de nada, porque no hay
que acostumbrarlos a eso, ya que luego no hay quien te los quite de encima. Sin
embargo, el chico se puede haber hecho cinco kilómetros corriendo hasta que, en
un momento dado, le perdimos. El chófer está tan acostumbrado que incluso se
mete en el arcén o toma los desvíos con toda tranquilidad, sin preocuparse por
el chico, como intuyendo que el chaval está tan acostumbrado que sabe cuidarse
bien.
El testarudo chaval que consiguió su botín |
Un rato
más adelante, en otro pequeño embotellamiento, mi sorpresa es mayúscula cuando
el chico vuelve a ponerse a la par del coche... nos había estado siguiendo
desde lo lejos, sin dejar de correr aunque el coche iba más rápido que él. Sin
embargo él sabía que más adelante iríamos más despacio y nos volvería a coger.
Karima le
da algo, no sé qué... pero me dice que nunca les de dinero. Automáticamente, el
chico nos deja con la satisfacción del deber cumplido: ha conseguido que le
demos algo a fuerza de intentarlo.
No hace
más que dejarnos cuando, de repente, aparece una niña más pequeña que el niño
anterior. Es preciosa, con una cara muy linda, y saben muy bien qué expresión
poner para dar pena. Su estrategia será la misma que la del chico. Va descalza
y corre también agarrada de la manilla de la puerta. Ellos saben que no deben
abrir la puerta, porque no les está permitido, pero no la soltarían ni aunque
terminasen siendo arrastrados por el coche.
No me digáis que no es una pena ver esto... menos mal que no la vísteis en directo. |
Finalmente,
otra vez Karima, le da un bolígrafo y, automáticamente, la niña se desvía del
rumbo para apartarse en el arcén a disfrutar de su botín. Me dicen que aquí se
pirran por los bolis, y más los niños. Daos cuenta de la escala de valores de
esta gente... si la comparamos con la nuestra, si pensamos en qué nos diría un
niño si le regalamos un boli, nos daremos cuenta de la realidad de este país.
Creo que el oto día fui explícito y no hará falta que os diga que un niño
español nos clavaría el bolígrafo en la espalda en cuanto nos girásemos.
Bueno,
una vez llegamos a casa me doy cuenta de que mi descuido al no llevarme ropa de
lluvia me va a costar recaer de nuevo... ya me siento un poco regular. Karima
también está tocada, sin embargo, Remy está como el que se acaba de levantar de
la cama, más fresco que una lechuga.
Ya en
casa teníamos pensado comprar una pizza, pero como no la sirven a domicilio,
van por ella mientras yo me cambio un poco.
Cuando
regresan nos comemos las pizzas. Están buenísimas y caen rápido con un poco de
Coca-Cola. Y es justo entonces cuando comienza a contarnos su historia Karima.
El otro día conté yo la mía, con Remy como traductor... hoy le toca a ella.
Es curioso ver cómo aquí estamos reunidos unos cuantos, cada uno de un lugar del mundo,
unos de Francia, otos de Túnez, otros de España... y todos tenemos una historia
que contar, un pasado más o menos difícil.... y todos estamos aquí haciendo un
mismo trabajo: aplicar el Evangelio a nuestras vidas y a las vidas de estos
pobres niños... Es curioso ver cómo Dios tiene sus planes. Si me dijeran que
iba a estar aquí hace unos meses no me lo habría creído, sin embargo, no llevo
aquí una semana y me siento como en mi propia casa.
Desde
aquí doy las gracias a Hèléne y a David por abrirme las puertas de su casa de
par en par, sin problemas y con tal confianza desde el primer día que incluso
tengo las llaves y se van dejándome solo... Son las cosas de Dios... desde
luego, quien sirve a Dios y se fía de su providencia no se ve defraudado nunca
por Él. Y eso es lo que me está pasando aquí...
En fin,
que acaba el día con una historia más, la de Karima... esperaremos a las del
resto... mientras tanto ya estamos preparando el plan de mañana. Y mientras os
escribo esto, los demás siguen en sus labores de traducción, y de vez en cuanto
me interrumpen para preguntarme qué es el caudal, o que les recuerde qué era
una arqueta... Ahora mismo que estoy acabando, me pregunta Remy que qué
significa la frase: “para conseguir los fines contenidos en este proyecto”... y
una vez que se lo acabo de explicar, concluyo la crónica de este día. Me
despido de vosotros y mañana os contaré si mis sospechas de haber recaído eran
ciertas o no.
Os dejo alguna foto más y me despido.
Mercadillo callejero |
No es recomendable, pero te puedes hacer hasta un tatoo.... |
Que
descanséis.... hasta mañana!!
Cuantas cosas sencillas nos comentas, parecen de otro mundo, pero están ahí, más cerca de lo que pensamos y más ahora con la actual situación.
ResponderEliminarOtro potingue please y ya mismito, porque como lo demores no te vas a mejorar jajaja; has visto que bien te pones cuando te cuidas un poco, pues ánimo y a estar superbien.
Las fotos son un reflejo de la situación que vivís en el directo, por más que lo comentemos no nos podemos hacer una idea real, nos sobrepasa o al menos a mi.
Me gusta la actitud del chico travieso, quizás algo arriesgada, pero consiguió lo que quiso; quién dijo que fuera fácil tener algo, acaso algo en el día a día es demasiado fácil; pues él lo consiguió y mereció la pena ver su cara al haber obtenido su recompensa. Que nunca nos flaqueen las fuerzas o al menos lo intentemos.
Vaya equipos de música y televisores que hay en la tienda, jo los últimos modelos. Nosotros tenemos la tecnología casi a la orden del día, tengo una tv normal, pero quiero una de plasma; tengo un teléfono normal, pero quiero uno con internet....
No queremos ser menos, queremos vivir al día y por ello no pensamos en lo afortunados que somos, de momento tan sólo pedimos y lo obtenemos; enséñanos Señor a valorar todas cuantas cosas se nos presentan en nuestro camino, las buenas y las no tan buenas.
Buenas, un abrazo desde tierras extremeñas.
Martín he visto tu proyecto y quedé admirado por la situación, en algunos casos bastantes parecidas a lugares periféricos de mi ciudad, te felicito por la labor conjunta con Keny, David y alguna que se me escapa, ahora mismo mi trabajo no me deja dar el apoyo necesario a OFRA empero debo decirte que trataré de manifestar esta obra con algunos amigos y contactos. Adelante y gracias por el servicio humanitario y social. Saludos y toda la energía positiva
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