Llegado este momento, concluye el viaje, la
peregrinación y la aventura.... así que hasta la próxima. Espero que hayas
disfrutado conmigo de este viaje misionero.
EPÍLOGO
A finales
del mes de enero me embarqué en una aventura nueva para mí. En OFRA-ONG San
Francisco, una nueva ong con la que colaboro, me propusieron ser voluntario
para actuar como cooperante en una misión que se presentaba como algo muy
interesante.
La misión
consistía en ayudar a los habitantes de una pequeña localidad llamada Granada,
en la región Amazonas del país peruano. Es un poblado que no llega a los
doscientos habitantes, y la misión
consistiría en formar equipos de trabajo con los lugareños, enseñarles
el oficio de la albañilería y, con esa mano de obra y material comprado con los
fondos de OFRA, comenzar los trabajos de reconstrucción y restauración de la
Iglesia católica del pueblo.
El motivo
de elegir este trabajo, y no otro, es múltiple. Por un lado tenemos una
localidad presentada ante nosotros por el Obispo de Chachapoyas, la diócesis a
la que pertenece, como olvidada y poco (o casi nada) atendida por su sacerdote.
Aparte de esto, la zona del Alto Imaza, a la que pertenece Granada, está
catalogada como la zona más pobre de todo el país peruano. El sacerdote titular
de Granada lleva 45 localidades en total, con lo que no le da tiempo a asistir
bien a Granada, ya que celebra la Eucaristía una vez al trimestre. Este
abandono humano y diocesano, involuntario pero real, aparte de la necesidad
física de la reconstrucción de un templo que está en ruina técnica, ha sido
determinante en la elección de Granada como el primer punto de Perú donde OFRA
actuaría.
En un
principio, parecía una misión sólo material, en la que yo aportaba mis
conocimientos como técnico de la construcción para dirigir la mano de obra
local y así, reconstruir su templo. Pero, intuyendo que mi misión no sería sólo
esa, me preparé con más de un mes de antelación para hacer que la misión no
sólo fuera una construcción material de muros de piedra, sino también una
construcción del Reino de Dios entre estas gentes tan olvidadas por la lejanía
de su territorio y por lo complicado de su orografía, ya que difícilmente
llegan los vehículos por un camino recién construido a mano y transitable sólo
a pie o a caballo.
Antes del
viaje me preparé un buen repertorio de películas infantiles, juveniles y de
adultos, todas ellas relacionadas con nuestra fe católica. Para los niños
llevaría películas infantiles actuales y películas educativas católicas, tales
como la Pasión y muerte de nuestro Señor, la vida de grandes santos peruanos,
como San Martín de Porres o Santa Rosa de Lima, y otras muchas. Para los
mayores llevaría la vida de los santos en versión para adultos.
Llevaba
una partida económica destinada a los niños, de modo que después de la película
les hacía un regalito, a veces un juguete y a veces material escolar y
cuentos... y caramelos, muchos caramelos...
Previendo la reacción de unos niños que jamás han visto un cine, sabía que tendría ante
mí a todo el público infantil de Granada, y así fue... Y una vez comprobado que
la gran mayoría de los niños no habían oído hablar nunca de Jesús, empecé a
elaborar un plan de acción para dar a conocer por primera vez la figura de
Nuestro Señor Jesucristo, de la mejor forma que se me ocurría... Les explicaba
quien era, a qué vino, qué hizo... y qué mejor forma para hacerlo que con una
película de dibujos animados y un comentario de la película posterior... Era
muy triste ver que a la pregunta de ¿quién es Jesús?, todos los niños
respondían: no sé...
El
trabajo ha sido mucho, y poco a poco se les ha ido enseñando que Jesús es Dios
hecho hombre, que se encarnó por amor a nosotros y que padeció y murió en la
cruz para redimirnos de nuestro pecado... Lo cierto es que en Europa es más
fácil hacer comprender a un niño estos términos, pero allí cuesta bastante
hacer comprender a un niño el evangelio.
Los
mayores han sido más duros, incluso por tres veces me dejaron colgado con la
película por empezar... y eso que quería engancharles con la vida de San Martín
de Porres, santo al que le tienen mucho aprecio pero del cual no conocen nada
en absoluto... sólo saben que juntó al perro, al gato y al pericote (como
llaman ellos al ratón) para comer de un mismo plato...
En una
zona tan abandonada, era de esperar que las sectas adventista y pentecostal
hicieran acto de presencia para minar a la fe católica y hacer ver a estas
gentes lo mala y dañina que es, y cómo quiere aprovecharse de ellos, y así,
poco a poco, y aprovechando que el párroco sólo puede asistir trimestralmente a
Granada, han ido ganando terreno y han conseguido que varias familias formen
dos nuevas comunidades alejadas de la fe católica. Eso ha hecho más difícil el trabajo,
porque muchos ven la Iglesia católica como lejana y poco preocupada por ellos. Por supuesto, ver que los católicos son los únicos que no sólo no piden dinero, sino que lo llevan para invertirlo en ellos, ha sido un punto determinante para que comprendan que nosotros no venimos a adoctrinar, sino a ayudar.
Ahí es
donde encontré un buen punto de apoyo con los hermanos de la Renovación
Carismática Católica de Chachapoyas, a los que recurrí para que me ayudaran en
la tarea evangelizadora y que enseguida se prestaron voluntarios para llevar la
Palabra de Dios a tierras granadinas. Bien es sabido que los carismáticos
tienen un estilo distinto, y con su fuerza evangelizadora, casa por casa,
consiguieron no sólo visitar y proclamar la Palabra por los granadinos, sino
que incluso consiguieron que más de una familia regresara a la fe católica, ya
que se habían dado cuenta de que las sectas sólo les hablaban en contra de los
católicos, sin más argumentos, hasta el punto de haberse dado cuenta ellos mismos de que "no son trigo limpio". Además, encontraron en nosotros el calor que las
sectas no podrán jamás desprender, ya que este calor es fruto del amor
incondicional de Dios, sin dinero por medio.
Era
curioso escuchar a los granadinos católicos decir que en Granada había tres
sectas, a saber, la adventista, la pentecostal y la católica... (¿¿la
católica??)... Esto fue nada más llegar al pueblo, y esta afirmación me hizo
ser consciente de que el trabajo iba a ser duro...
Y pasados
los tres meses, entre las visitas que Juan de Dios nos hizo con motivo de
encontrarnos evangelizando por estos lares, la eucaristía con los carismáticos
y con el pueblo, las películas con los niños y la ayuda de Dios, al final hemos
logrado que el pueblo asista en masa a misa, que tengan la Palabra de Dios como
referente, que los niños contesten correctamente a la pregunta ¿Quién nos
salva? con un fuerte... ¡¡Jesús!!... y cuando se les dice ¿quién nos quiere?,
repiten... ¡¡Jesús!!... y ¿quién más nos quiere?... ¡¡Maríaaa!!... Es un
orgullo haber hecho partícipes a estos pobres niños y no tan niños de las maravillas
desconocidas para ellos de Dios.
Igualmente,
la primera Eucaristía fue una decepción para mí, ya que sólo asistieron cuatro
o cinco personas, pero al final del periplo peruano, casi no se cabía en la
Iglesia...
Por
supuesto, la Iglesia se reconstruyo en parte, ya que los fondos no eran
suficientes para reconstruirla entera, pero ya estoy esperando volver con
nuevos fondos y nuevas ganas de reparar la Iglesia de piedra, pero también con
ganas de reparar la Iglesia de los hombres, que hace más falta.
Como nota
final, diré que lo que sí se terminó por completo, fue el baptisterio, el cual
ni siquiera existía ya. Se hicieron todos los muros y se puso un tejado
nuevo... Como más de la mitad de los niños no están bautizados porque es una
cosa que se va dejando, y cuando se quieren dar cuenta tienen diez o veinte años
y siguen sin bautizar, les propuse un trato... Como tanto ellos como yo
estábamos muy tristes por mi partida, les propuse que yo volvería si ellos se
bautizaban, y la respuesta fue unánime, dijeron todos que sí.
Sólo por
esto, merece la pena el viaje. Los carismáticos han dicho que volverán
periódicamente para evitar que las sectas sigan avanzando, los niños y mayores
conocen a Jesús, a la Virgen María y la Palabra de Dios, el compromiso de
bautismo de los niños no bautizados y el acompañamiento de estas personas tan
olvidadas, hacen que la misión peruana se pueda calificar como exitosa.
No en
vano Dios actúa a través de los hombres, sin embargo, yo pensaba que llevaría
más de lo que traería, y de nuevo el Señor me sorprendió, porque no sé cómo se
las arregla para que, al final, el más evangelizado de todos sea yo... Las
cosas de Dios...
Y aquí
concluye el testimonio de una misión en la que el primer misionado he sido yo y
mis amigos, familiares y conocidos... y si quieres saber algo más, sigue visitando mi blog.