
Pues bien, la Iglesia, encabezada
por el papa Francisco, ha hecho una cuarta lectura que engloba y supera a las
otras tres: una lectura misericordiosa. De hecho, ha dado un paso que abre las
puertas del cielo a muchas personas que, sin quererlo y de repente, van a ser
las personas más afortunadas del mundo, a pesar de los sufrimientos y el dolor
en esta vida caduca y efímera. Por eso, fruto de su comprensión, compasión y entrañas
de madre, la Iglesia ha establecido la indulgencia plenaria para los infectados
y afectados por el coronavirus, de modo que el «cuenta-kilómetros» de sus
pecados se pongan «a cero». Y esto incluye no solo a los que sufren la
enfermedad, sino también a los trabajadores de la salud, familiares y aquellos
que, sea en la calidad que sea, se ocupan de los enfermos. Para obtener el
enorme regalo de la indulgencia plenaria, podrán simplemente recitar el Credo,
el Padre Nuestro y una oración a María. Igualmente, otras personas podrán
elegir entre varias opciones: visitar el Santísimo Sacramento o la Adoración Eucarística,
leer las Sagradas Escrituras durante al menos media hora, recitar el Rosario,
el Vía Crucis o la Coronilla de la Divina Misericordia o pedir a Dios por el
fin de la epidemia, el alivio de los enfermos y la salvación eterna para
aquellos a los que el Señor ha llamado a sí. La indulgencia plenaria puede ser
obtenida también por los fieles que, a punto de morir, no pueden recibir el
sacramento de la unción de los enfermos. En este caso se recomienda el uso del
crucifijo.
Toda la información acerca de
este magnífico regalo que la Iglesia hace a sus hijos puedes consultarlo en el
siguiente enlace:
Además, la Oficina de prensa de la
Santa Sede ha emitido un comunicado sobre el evento que tendrá lugar el próximo
viernes, 27 de marzo en el que dice que en este tiempo de emergencia para la humanidad invita a los católicos de
todo el mundo a unirse espiritualmente en oración con él, precisando que «la oración
del Santo Padre podrá ser seguida en directo a través de los medios y se
concluirá con la bendición eucarística. A todos los que se unan espiritualmente
a este momento de oración a través de los medios de comunicación les será
concedida la indulgencia plenaria según las condiciones previstas en el decreto
de la Penitenciaría Apostólica del enlace anterior.
Alegrémonos, por tanto, por todas estas personas para las cuales la Iglesia ha dicho a los ángeles: ¡Abrid las puertas del cielo!. Descansen en paz los que ya partieron para la morada eterna y brille para ellos la luz perpetua.
Aménn, aménn y aménn
ResponderEliminarMaravilloso articulo que nos hace descubrir la Misericordia del Padre. Descansen en Paz todas las víctimas.
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