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"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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sábado, 23 de junio de 2012

EPÍLOGO


Llegado este momento, concluye el viaje, la peregrinación y la aventura.... así que hasta la próxima. Espero que hayas disfrutado conmigo de este viaje misionero.

EPÍLOGO

         A finales del mes de enero me embarqué en una aventura nueva para mí. En OFRA-ONG San Francisco, una nueva ong con la que colaboro, me propusieron ser voluntario para actuar como cooperante en una misión que se presentaba como algo muy interesante.

         La misión consistía en ayudar a los habitantes de una pequeña localidad llamada Granada, en la región Amazonas del país peruano. Es un poblado que no llega a los doscientos habitantes, y la misión  consistiría en formar equipos de trabajo con los lugareños, enseñarles el oficio de la albañilería y, con esa mano de obra y material comprado con los fondos de OFRA, comenzar los trabajos de reconstrucción y restauración de la Iglesia católica del pueblo.

         El motivo de elegir este trabajo, y no otro, es múltiple. Por un lado tenemos una localidad presentada ante nosotros por el Obispo de Chachapoyas, la diócesis a la que pertenece, como olvidada y poco (o casi nada) atendida por su sacerdote. Aparte de esto, la zona del Alto Imaza, a la que pertenece Granada, está catalogada como la zona más pobre de todo el país peruano. El sacerdote titular de Granada lleva 45 localidades en total, con lo que no le da tiempo a asistir bien a Granada, ya que celebra la Eucaristía una vez al trimestre. Este abandono humano y diocesano, involuntario pero real, aparte de la necesidad física de la reconstrucción de un templo que está en ruina técnica, ha sido determinante en la elección de Granada como el primer punto de Perú donde OFRA actuaría.

         En un principio, parecía una misión sólo material, en la que yo aportaba mis conocimientos como técnico de la construcción para dirigir la mano de obra local y así, reconstruir su templo. Pero, intuyendo que mi misión no sería sólo esa, me preparé con más de un mes de antelación para hacer que la misión no sólo fuera una construcción material de muros de piedra, sino también una construcción del Reino de Dios entre estas gentes tan olvidadas por la lejanía de su territorio y por lo complicado de su orografía, ya que difícilmente llegan los vehículos por un camino recién construido a mano y transitable sólo a pie o a caballo.

         Antes del viaje me preparé un buen repertorio de películas infantiles, juveniles y de adultos, todas ellas relacionadas con nuestra fe católica. Para los niños llevaría películas infantiles actuales y películas educativas católicas, tales como la Pasión y muerte de nuestro Señor, la vida de grandes santos peruanos, como San Martín de Porres o Santa Rosa de Lima, y otras muchas. Para los mayores llevaría la vida de los santos en versión para adultos.

         Llevaba una partida económica destinada a los niños, de modo que después de la película les hacía un regalito, a veces un juguete y a veces material escolar y cuentos... y caramelos, muchos caramelos...

         Previendo la reacción de unos niños que jamás han visto un cine, sabía que tendría ante mí a todo el público infantil de Granada, y así fue... Y una vez comprobado que la gran mayoría de los niños no habían oído hablar nunca de Jesús, empecé a elaborar un plan de acción para dar a conocer por primera vez la figura de Nuestro Señor Jesucristo, de la mejor forma que se me ocurría... Les explicaba quien era, a qué vino, qué hizo... y qué mejor forma para hacerlo que con una película de dibujos animados y un comentario de la película posterior... Era muy triste ver que a la pregunta de ¿quién es Jesús?, todos los niños respondían: no sé...

         El trabajo ha sido mucho, y poco a poco se les ha ido enseñando que Jesús es Dios hecho hombre, que se encarnó por amor a nosotros y que padeció y murió en la cruz para redimirnos de nuestro pecado... Lo cierto es que en Europa es más fácil hacer comprender a un niño estos términos, pero allí cuesta bastante hacer comprender a un niño el evangelio.

         Los mayores han sido más duros, incluso por tres veces me dejaron colgado con la película por empezar... y eso que quería engancharles con la vida de San Martín de Porres, santo al que le tienen mucho aprecio pero del cual no conocen nada en absoluto... sólo saben que juntó al perro, al gato y al pericote (como llaman ellos al ratón) para comer de un mismo plato...

         En una zona tan abandonada, era de esperar que las sectas adventista y pentecostal hicieran acto de presencia para minar a la fe católica y hacer ver a estas gentes lo mala y dañina que es, y cómo quiere aprovecharse de ellos, y así, poco a poco, y aprovechando que el párroco sólo puede asistir trimestralmente a Granada, han ido ganando terreno y han conseguido que varias familias formen dos nuevas comunidades alejadas de la fe católica. Eso ha hecho más difícil el trabajo, porque muchos ven la Iglesia católica como lejana y poco preocupada por ellos. Por supuesto, ver que los católicos son los únicos que no sólo no piden dinero, sino que lo llevan para invertirlo en ellos, ha sido un punto determinante para que comprendan que nosotros no venimos a adoctrinar, sino a ayudar.

         Ahí es donde encontré un buen punto de apoyo con los hermanos de la Renovación Carismática Católica de Chachapoyas, a los que recurrí para que me ayudaran en la tarea evangelizadora y que enseguida se prestaron voluntarios para llevar la Palabra de Dios a tierras granadinas. Bien es sabido que los carismáticos tienen un estilo distinto, y con su fuerza evangelizadora, casa por casa, consiguieron no sólo visitar y proclamar la Palabra por los granadinos, sino que incluso consiguieron que más de una familia regresara a la fe católica, ya que se habían dado cuenta de que las sectas sólo les hablaban en contra de los católicos, sin más argumentos, hasta el punto de haberse dado cuenta ellos mismos de que "no son trigo limpio". Además, encontraron en nosotros el calor que las sectas no podrán jamás desprender, ya que este calor es fruto del amor incondicional de Dios, sin dinero por medio.

         Era curioso escuchar a los granadinos católicos decir que en Granada había tres sectas, a saber, la adventista, la pentecostal y la católica... (¿¿la católica??)... Esto fue nada más llegar al pueblo, y esta afirmación me hizo ser consciente de que el trabajo iba a ser duro...

         Y pasados los tres meses, entre las visitas que Juan de Dios nos hizo con motivo de encontrarnos evangelizando por estos lares, la eucaristía con los carismáticos y con el pueblo, las películas con los niños y la ayuda de Dios, al final hemos logrado que el pueblo asista en masa a misa, que tengan la Palabra de Dios como referente, que los niños contesten correctamente a la pregunta ¿Quién nos salva? con un fuerte... ¡¡Jesús!!... y cuando se les dice ¿quién nos quiere?, repiten... ¡¡Jesús!!... y ¿quién más nos quiere?... ¡¡Maríaaa!!... Es un orgullo haber hecho partícipes a estos pobres niños y no tan niños de las maravillas desconocidas para ellos de Dios.

         Igualmente, la primera Eucaristía fue una decepción para mí, ya que sólo asistieron cuatro o cinco personas, pero al final del periplo peruano, casi no se cabía en la Iglesia...

         Por supuesto, la Iglesia se reconstruyo en parte, ya que los fondos no eran suficientes para reconstruirla entera, pero ya estoy esperando volver con nuevos fondos y nuevas ganas de reparar la Iglesia de piedra, pero también con ganas de reparar la Iglesia de los hombres, que hace más falta.

         Como nota final, diré que lo que sí se terminó por completo, fue el baptisterio, el cual ni siquiera existía ya. Se hicieron todos los muros y se puso un tejado nuevo... Como más de la mitad de los niños no están bautizados porque es una cosa que se va dejando, y cuando se quieren dar cuenta tienen diez o veinte años y siguen sin bautizar, les propuse un trato... Como tanto ellos como yo estábamos muy tristes por mi partida, les propuse que yo volvería si ellos se bautizaban, y la respuesta fue unánime, dijeron todos que sí.

         Sólo por esto, merece la pena el viaje. Los carismáticos han dicho que volverán periódicamente para evitar que las sectas sigan avanzando, los niños y mayores conocen a Jesús, a la Virgen María y la Palabra de Dios, el compromiso de bautismo de los niños no bautizados y el acompañamiento de estas personas tan olvidadas, hacen que la misión peruana se pueda calificar como exitosa.

         No en vano Dios actúa a través de los hombres, sin embargo, yo pensaba que llevaría más de lo que traería, y de nuevo el Señor me sorprendió, porque no sé cómo se las arregla para que, al final, el más evangelizado de todos sea yo... Las cosas de Dios...

         Y aquí concluye el testimonio de una misión en la que el primer misionado he sido yo y mis amigos, familiares y conocidos... y si quieres saber algo más, sigue visitando mi blog.

                                                                                                  Un abrazo del peregrino mangurrino

jueves, 21 de junio de 2012

¡¡RUMBO A ESPAÑA!!


        Esta mañana es la última en Lima, por tanto, también es la última en Perú... y el último día en Sudamérica... habrá que aprovecharlo.

         Por la mañana hago el equipaje para tener todo a punto y no perder luego mucho tiempo. Como el hotel lo tengo que dejar a las 12:00 de la mañana, me da tiempo a visitar algo de Lima que no sea el centro. Para eso llamo al siempre dispuesto Manolo, el cual me aconseja ir a visitar el puerto marítimo y la zona de Miraflores.

         Le tomo la palabra, y nos vamos los dos rumbo al puerto. Hoy hay mucha niebla, así que es una pena, porque dice que los días soleados se ven unos paisajes increíbles. Cuando llegas al puerto, los pelícanos se encargan de hacerte la comitiva de bienvenida: Los hay a millares. Nunca antes había visto pelícanos tan de cerca.

Pelícanos por todas partes
       Me dice Manolo que me tiene que subir al mirador, aunque haya niebla, porque hay un cristo enorme al estilo del Corcovado de Brasil que merece la pena ver. Es sencillamente espectacular, y parece mentira que se puedan hacer estos monumentos gigantescos.

         Después me lleva al monumento al soldado desconocido, en homenaje a los miles de soldados que murieron por defender la patria peruana en las batallas de San Juan y de Miraflores.

         Le digo que pare un rato, porque me apetece echar una mirada al Pacífico, océano que hace honor a su nombre.

         De ahí pasamos a ver el Santuario de la Virgen del Morro Solar de Chorrillos, donde hay una imagen de la Virgen María preciosa, y un altar al aire libre donde se celebran las Eucaristías con vistas al Pacífico.

Virgen del Morro Solar
Vistas desde la Virgen del Morro Solar
         Pronto acaba la visita, en parte porque me lleva un taxista y no quiero gastar mucho, en parte porque quiero visitar las calles limeñas dando un paseo hasta que se me agote el tiempo. Me gusta el turismo popular, ese que he inventado yo y que pongo en práctica allá donde voy. Consiste en caminar por las calles más normales de la ciudad, observando sus coches, sus escaparates, y sobre todo, la gente que camina y sus costumbres. Os aseguro que la menor forma de conocer a un país y a sus gentes es esta. Yendo al centro de las ciudades uno sólo ve lo que las autoridades quieren que veas... sin embargo, el turismo popular muestra la realidad del estado y costumbres de un pueblo.

Manolo y su sopa
         Bajamos de Miraflores en dirección al hotel. Es la hora de comer y quiero invitar a Manolo para despedirme de él, ya que no le volveré a ver hasta el próximo año, si Dios quiere. Su amistad ha sido muy bonita y práctica, y forma parte también de ese turismo popular que os comentaba.

         Se pone muy contento de que un cliente le invite a comer... a él le ha pasado de todo: le han robado de todas las formas posibles, le han quitado las ruedas, le han parido mujeres en el coche y cuenta que a algunas las ha tenido que llevar hasta el paritorio después, y sin embargo, todavía espera que le den las gracias. Ha visto peleas, atracos, atentados... ha sufrido huelgas y motines, ha llevado a pasajeros de todas las nacionalidades del mundo, hasta el punto de que dice que sólo le falta transportar a un extraterrestre....

... pero jamás nadie le invitó a comer...

         Yo le he dicho que pida lo que quiera, aunque le he recomendado el pollo asado. Sé que lo comí ayer, pero es que prefiero comer algo que sé que está bueno antes que probar nada nuevo, por si acaso. En el menú está incluido un entrante de palta con ensalada. La ensalada parece como nuestra ensaladilla rusa, y la palta es ese fruto verde que al principio parece que amarga, pero al segundo bocado, le coges el gusto y no puedes parar de comerla... El es más tradicional y pide sopa...

         El hotel me hace el favor de guardarme el equipaje en recepción, así que me voy tranquilo a hacer mi turismo popular. En otras circunstancias, jamás habría dejado mi equipaje abandonado, pero Manolo me ha dicho que puedo estar tranquilo y le hago caso.

         Una nota cómica: Mi amigo Julio Arranz, del convento de Arenas de San Pedro, en Ávila, necesitaba unas hierbas que en España no parece ser fácil encontrar. Mi amigo Humberto me comenta que la hierba en cuestión se llama Toronjil. Es la primera vez que escucho ese nombre, pero se lo comento a Manolo y me dice que no solo la conoce, sino que incluso sabe dónde hacerse de ella. Cuando regreso de mi paseo, Manolo ha ido a por un manojo que me deja patidifuso... no me cabe en la maleta, y por supuesto, en la mochila menos... Es tan grande que casi necesito una maleta solo para el Toronjil, pero como Julio las necesita, no dudo en buscar una solución. La solución pasa por comprar una maleta de mano, más grande que la mochila, y meter mochila y Toronjil en la maleta, así seguiré teniendo un solo bulto que pasará en el avión como equipaje de mano.. Nos ponemos manos a la obra y Manolo me lleva a ver maletas... el primer sitio no nos convence, así que me lleva a otro. Al final terminamos en un centro comercial donde encuentro la maleta perfecta por 60 soles, es decir, unos 18 euros... increíble!!. La compro y hago la operación, con lo que el Toronjil viajará a España... ahora habrá que ver que sea legal pasar por la aduana este tipo de hierbas.

         Bueno, pues como decía antes, dejo las maletas en el hotel y me voy a dar mi paseo, y paso por el  Museo de Ciencias Naturales, donde se muestran especies animales y vegetales desde fósiles hasta actuales. Como quiero ver la fauna autóctona peruana y de paso, la maravilla creadora de Dios en su infinita imaginación, entro y no puedo dejar de admirar tanta variedad y tanta belleza... desde animales minúsculos hasta las más grandes ballenas fósiles.

Y pensar que un día este bicho pululaba por los océanos... es una ballena peruana asesina...
Vaya nombre que tiene la ballena...
         Al fin termino la visita por las calles, me pierdo, me encuentro... me vuelvo a perder... y termino llegando muerto de cansancio al hotel. Allí me espera Manolo, con el que había quedado a las 16:00 para que me llevara al aeropuerto. Sin más preámbulos, me despido de la recepcionista y de Carlos, el amigo conserje. Montamos en el coche y nos dirigimos rumbo al avión.

         Llegados al aeropuerto, Manolo se tiene que ir y yo tengo que practicar la paciencia con las esperas de facturación y demás... Llegó el momento de despedirme, y es curioso, pero es una persona de esas que conoces de dos días y resulta que te da pena despedirte. Nos damos los correos electrónicos para seguir en contacto y un gran abrazo... se marcha y quedamos para dentro de un año aproximadamente, por la tarde... (esto lo he aprendido hoy de mi cuñado).

         Hoy es mi día de suerte, y en la facturación me cuelo y entro el primero.. después, el billete lo compruebo y me dice la chica que puedo elegir ventana o pasillo. Por supuesto, elijo ventana... y un rato bueno de espera después hasta que llega la hora. Me subo al avión y me siento en mi sitio... me parece mentira estar aquí en este momento... a punto de irme y a punto de volver a ver a mi gente... y sin embargo, triste.

         Cuando arrancan los motores, empiezo a pensar en lo que está por venir, dejo atrás Perú y empiezo a planificar mentalmente todo lo que tengo que hacer: el proyecto de los libros y las bibliotecas, el hermanamiento de las dos Granadas y programar mi vuelta... eso me tendrá entretenido una buena temporada.

         Es de noche, y cuando el avión despega, se dirige rumbo hacia el Pacífico hasta que ha cogido la altura suficiente para dar la vuelta.... al principio, por la ventana se ve la negrura de la noche, pero al dar la vuelta, se contempla una ciudad iluminada de más de once millones de habitantes... un espectáculo digno de ver. Paso por encima, la sobrevolamos y se acabó... hasta pronto!!. En breve estaremos sobrevolando el Atlántico y me voy a hartar de ver agua.

         La sensación que da el cambio horario es más impactante a la vuelta que a la ida, ya que a las nueve de la noche, en españa son las tres de la madrugada, con lo que más o menos a las tres de la madrugada (hora peruana) empieza a amanecer rápido, ya que vamos en dirección hacia el Sol...

         El vuelo bien, sin contratiempos... a ratos duermo y a ratos miro por la ventana. Como las han cerrado todas para que los viajeros puedan dormir porque para nosotros son las tres de la mañana, pero ya es de día, y el Sol está pletórico.... amaneciendo a las tres...

         Yo prefiero abrir mi ventana y con la manta tapo todo bien para no molestar a los “bellos durmientes”, y puedo observar el paisaje... y cuando me quiero dar cuenta, llego a Madrid. Son las dos de la tarde, aunque yo tengo el cuerpo de las siete de la mañana.... verás a la hora de acostarme, cuando quiera conciliar el sueño serán las cinco o las seis de la madrugada, hora española...

Imagínate ver esto escuchando a Enya...
         En Barajas, como al principio, recojo el equipaje con mucho retraso... todo hacía presagiar que habría pérdidas, porque nos mandaban de una cinta a otra y no aparecían las maletas... pero por fin aparecen y salgo de allí pitando. Me esperan en OFRA, donde ya me tiene Humberto una pensión preparada y los oídos bien atentos para escuchar mi aventura chachapoyana.

         Para mi sorpresa, coincido con Iván, el chico ruso que conocí en Chachapoyas. Se encuentra en Madrid para que gestionemos el asunto de la financiación de OFRA por medios propios... y no he hecho más que llegar y me dicen que pronto saldremos para Filipinas, Indonesia y Malasia... así, a quemarropa. Esto dicho después de 12 horas de vuelo es un poco impactante... ya me iré haciendo a la idea.

         Esto aquí acaba... próximamente os contaré mis aventuras asiáticas, y si Dios quiere, de nuevo las peruanas.

         Gracias por tu tiempo y por tu peregrinar conmigo...

FIN

miércoles, 20 de junio de 2012

EL VIAJE DE REGRESO, TURISMO LIMEÑO (SEGUNDA PARTE)


17 de abril (tarde) de 2012    
         
      (Nota: No dispongo de fotos de hoy, por problemas técnicos... vamos, que las he borrado sin darme cuenta....) 
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       Después de acostarme un rato bueno, me despierta el hambre. Sabiendo que en Lima uno puede pedir pollo asado con patatas, el reloj biológico me avisa de que es hora de probar comida europea, aun en Sudamérica. Cómo es la naturaleza humana... quien le habrá dicho a mi organismo que en Lima se puede comer pollo para que me despierte de un sobresalto.

         Sin hacer cama ni deshacer equipaje, me bajo directo al restaurante del hotel, donde recuerdo haber tomado mi último pollo con patatas fritas cuando el Obispo don Emiliano me recogió del aeropuerto tres meses atrás. Voy dispuesto a repetir... un pollo cada tres meses no se puede decir que sea un lujo, precisamente.

         Antes de pedir, me aseguro bien para que me entiendan, porque no me gustaría que las patatas fueran cocidas. Cuando le explico a la camarera que las patatas las quiero “a gallo”, me responde que el gallo es el que va asado, y las patatas serán fritas... Uff!... me pongo a explicarle cómo quiero el corte de las patatas, y me mira como queriendo decir que los europeos vamos de “sobraos”, como si ellos las cortaran de otro modo distinto al nuestro. Yo lo hacía para asegurarme, pero ella me miraba raro...

         -¿Y de beber?, me pregunta.
         - Cerveza bien fría, le respondo.
        
         No me acordaba de que aquí las cervezas son de 650 cl., pero no me importa, porque hace calor y la cerveza fría será toda una fiesta después de tanto tiempo.

         Al cabo de un rato me trae el plato y casi lloro... no sé qué pinta tendría el pollo vivo, pero asado estaba para comérselo... y de hecho, eso hice.

         De postre una tarrina de helado, y un café. Parece mentira que esté comiendo así... Me subo al cuarto y empiezo a preparar mi visita al centro de Lima, como no podía ser de otra manera. El avión despega mañana por la tarde, así que tengo toda la tarde de hoy y mañana por la mañana también para hacer turismo. Llamo a Manolo, el taxista, y le digo que me lleve al centro para visitar a ese hermano tocayo tan querido por mí que, con su escoba en mano de por vida, es un ejemplo para mí y para el mundo entero. Por supuesto, Santa Rosa y San Juan Macías también lo son.

         Un detalle curioso: Un día trabajando en Almendralejo, un empleado de la construcción, gitano, me trajo un llavero de San Juan Macías, el santo patrono de Ribera del Fresno. Me hablaba de él y me comentaba que tenía una ermita muy bonita, y cómo la gente del pueblo la cuidaba y quería al santo. Yo pensaba que era un santo más de tantos, pero nada me hacía sospechar que me lo encontraría en Lima unos pocos años después... son las cosas de la vida. Ahora le tengo un cariño especial.. además, es del gremio de la construcción, porque hizo que una viga de madera que era pequeña creciera un metro para poder colocarla en una Iglesia que estaba construyendo.. es el milagro de la viga, y está ahí en Lima para quien la quiera ver... Por lo visto, rezó al Señor para que creciera esa viga que tanto trabajo había costado llevar a la obra y resulta que le faltaba un metro para poder utilizarse... y al día siguiente, ¡zás!... un metro más de viga... cómo son las cosas...

         Manolo me deja en el centro, y le digo que ya volveré por mis medios, que no sé cuales serán, pero ya lo pensaré. Visito a los santos y me doy una vuelta por la plaza de armas mientras se hace de noche. Cuando llegué, la visité de día, pero de noche gana mucho con la iluminación que tiene. Es como las plazas de las telenovelas, con luces amarillas y el cielo rojo... todo esto mientras se escuchan cantos peruanos y hueles a comida frita callejera. No quiero irme de aquí... pero me conformo con haber vivido esta experiencia, que ya es todo un regalo de Dios después de tanto bregar Andes arriba, Andes abajo.

         Al final llamo a Manolo para ver por donde anda, ya que si está cerca, le diré que pase a recogerme, y cual es mi sorpresa cuando me dice que se viene al centro a buscarme, pero no para recogerme, sino para aparcar el coche y visitar a Martincito, que hace mucho que no lo ve y ahora tiene la ocasión perfecta. Yo acababa de verlo, pero le acompaño de nuevo... sin embargo, cuando queremos entrar, han cerrado al público.

         Es una pena..., pero bueno, el santo sabe de su buena voluntad y, a buen seguro, se la tendrá en cuenta. Entramos en la Iglesia porque le gusta ver las imágenes, y luego compramos unos recuerdos. Yo compro para mis amigos y, de paso, le regalo un San Martín de barro pintado muy bonito. Él hace lo mismo y me regala un par de llaveros, uno con el santo y el otro con un Cristo.

         Nos vamos a por el coche y regresamos al hotel. Nos tomamos una cerveza y compartimos las experiencias... él me cuenta sus peripecias con el coche, y os aseguro que en España los taxistas no tienen las mismas experiencias que en Perú... y yo le cuento mi misión en Chachapoyas. Después de un rato, me subo a la habitación porque estoy cansado y tardo en dormirme un par de segundos mal contados... mañana me ducharé, porque hoy no tengo ganas ni de abrir la cama.

         Hasta mañana!