Asómate al mundo exterior...Y VERÁS TODO LO BUENO QUE TIENE!

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Asómate a la ventana y mira, escucha, habla...y comparte conmigo tus impresiones.

"Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho..."

Un gran Santo, el más pobre en lo material, pero el más rico en lo espiritual dijo en su lecho de muerte: "Hermanos, comencemos, ya que hasta ahora poco o nada hemos hecho...". Ese gran Santo era Francisco, y si él dijo no haber hecho nada, ¿que hemos hecho nosotros? Empecemos a hacer algo para cambiar el mundo, ¿no os parece?

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domingo, 24 de abril de 2011

RESUCITÓ

Te felicito herman@!!! El Señor resucitó!!!! Feliz Pascua de resurrección a tod@s!!! Disfruten del video.

lunes, 11 de abril de 2011

ANUNCIADORES DE LA ALEGRÍA PASCUAL

ORDEN DE FRAILES MENORES                                                

PRESIDENTE DE LA FEDERACION
INTERFRANCISCANA DE ESPAÑA


ANUNCIADORES  DE LA ALEGRÍA PASCUAL

Portadores de PAZ Y BIEN.

            A lo largo de la Cuaresma hemos ido recorriendo nuestros propios límites, sabiéndonos dependientes de Dios (Mt 4,1-14). Como a Abraham, Dios nos llama a salir de nuestra tierra y caminar hacia la nueva tierra, que nos revitalice y nos ponga en caminos nuevos, que, juntos, hemos de estrenar, como necesitados de las fuentes de la bendición y de la gracia (Gn 12,1-4a). Para acceder a estas fuentes es necesario recorrer el camino por el que pasa la cruz, la resurrección y la vida (Mt 17,1-9), asumiendo los duros trabajos del evangelio (2 Tm 1,8b-10), e invitándonos a vivir, desde un amor que sostenga, al servicio de los demás. Todo esto supone ir permanentemente al surtidor de agua que salta hasta la vida eterna (Jn. 4,5-45), por el amor que se ha derramado en nuestros corazones, con el Espíritu Santo, que se nos ha regalado (Rm 5,1-2.5-8).
            Uno de los signos cuaresmales ha sido la luz, que ilumina, para llevar adelante la misión (1 Sam 16,1b.6-7. 10-13ª). La luz que nos pide creer y confiar en la palabra de Jesús por el que llega la luz que ilumina las tinieblas del corazón (Jn 9,1-41). Jesús, que es la resurrección y la vida (Jn 11,1-45), y en Él encontramos la raíz de nuestra fe y esperanza por la gracia del bautismo, que hemos recibido. Porque de los mismos bienes, que hemos recibido, los ofrecemos como anunciadores del Evangelio de la Paz.

            Eso es la Pascua.

            Atrevernos a vivir la Vida en abundancia es lanzarnos, desde nuestras muertes, a la vida, dejando de pensar tanto en nosotros mismos como si estuviéramos maniatados de pies y manos con nuestras propias vendas. Se nos invita a mirar, desde Jesucristo resucitado, a los otros, desde los otros y por los otros. Esa es la vida. La vida de Jesús. Es posible ayudar a resucitar, esta es la tarea cristiana por excelencia, detectando la semilla de Dios, que cada ser humano lleva dentro, germinada o por germinar, apoyarla y ayudarla a que crezca: “Quitad la losa”. Jesús no sólo resucitó a Lázaro; devolvió la vida a María, hundida en sus dudas, y a los discípulos, que le seguían acobardados. Jesús no sólo nos amó hasta el extremo sino que nos enseñó a amar sin medida.
            Eso es la Pascua, proyecto de vida personal y comunitaria. “Nadie ama más que el que da la vida” y que el que ama así no pierde la vida. Que es creer como resucitados y  vivir y amar como Jesús (Gal 5,6): ¡Vive ya!.
            Hemos escuchado estos días que la muerte de Cristo es camino de triunfo y que el amor nos tiene al servicio de los demás (Fil 2,6-11): Por eso cada vez que celebramos la Eucaristía la relacionamos con la vida, con el hambre, con los pobres, con la solidaridad, con el compartir. La Eucaristía es vuelta a la vida, porque pasamos del templo a la calle, de la acción litúrgica a la acción solidaria, de la celebración de la Vida a la vida cotidiana.

            Vivir alegres porque Dios resucita a Jesús.

            Pascua de resurrección es lo que ocurre cuando Dios se levanta contra la muerte de su Hijo. Cuando Dios es el que se nos regala en un Amor entrañable  y podemos decir con G. Marcel: “Amar a alguien es decirle: tú no morirás para mí”. Dios es más, mucho más, que el dolor, el sufrimiento o la muerte: su amor ha podido con tanto malestar. Una sola palabra nos ha sido dada en la fe y lleva por nombre “resurrección”. Su amor nos hace vivir; por eso creer en la resurrección es creer, hasta el final, en el amor que Dios nos tiene.
            Pascua no es una fiesta fácil si no consentimos, como Jesús, morir a nosotros mismos y si no le plantamos cara a las muertes que personal, estructural y moralmente “matan al hombre”.
            La Alegría de la vida Pascual nos llena de esperanza. Alegría que es sinónimo de dicha, felicidad, gozo, contento, satisfacción, júbilo, buen temple, fiesta, regocijo, buen humor y mejor amor… para hacer y crecer en la Alegría que no tiene fin.
            Alegría porque Dios resucita a Jesús; porque Dios le da la razón a Jesús; porque Dios se manifiesta tal y como Jesús había dicho. Este hombre, que Dios resucita, es el Viviente. Dios es un Dios-con-nosotros, un Dios con-los-hombres y que el hombre es lo que Jesús habría dicho que sería: un pueblo de amigos de Dios.
            La Pascua no se celebra en una noche, ni en un día, ni una semana… la liturgia ha hecho un tiempo para vivir la Alegría Pascual, para que resurja, como relevo testimonial, de la imagen del Dios por la que Jesús vivió y murió y por la que el mismo Dios le ha resucitado. Celebramos a Cristo, luz del mundo, “Luz de Cristo”, “Luz gozosa”…
            Alegría, hermanos: Dios es Amor, Cristo es Amor, el Espíritu es Amor. Nosotros vivimos en el Amor; nos ilumina su luz y nos empapa su fuerza (Mt 28,1-20).
            La resurrección rescata la alegría. Vivir la Pascua es celebrar la eterna alegría, porque toda alegría requiere eternidad. La alegría de la resurrección se comunica, se cuenta, cada uno lo que ha descubierto. Aún en la dificultad, el resucitado canta y se siente salvado por el Amor. Cristo resucitó y sigue resucitando. Resucita aquí, entre nosotros. El nos dice: No temas, despójate de la tristeza y vístete de mi alegría. Supera la desilusión y llénate de esperanza. Vívela de manera pascual, resucitada.
            Llénate de Alegría Pascual; contagia y empapa la vida cristiana allí donde estés. No temas: Yo estaré contigo. Cristo resucitado te recrea, te alegra, te enciende, te contagia. Cristo resucitado, haz de mí un instrumento de resurrección.


            Memoria agradecida como FAMILIA FRANCISNA.

            Quiero felicitar a los hermanos que  están preparando con gozo la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid del 15-21 de agosto de 2011. La Familia Franciscana de España y Portugal nos hemos unido para celebrar juntos como Familia lo que se viene llamando la ALDEA FRANCISCANA. Todos uno, por primera vez, en estos acontecimientos eclesiales, para dar gracias a Dios por el regalo que nos ha hecho en la persona de San Francisco de Asís, y para acogernos los unos a los otros siguiendo a Cristo como FAMILIA FRANCISCANA.
            No podemos olvidar la alegría que  supone para toda la familia franciscana el que juntos celebremos los XXV años del Espíritu de Asís. Animo a todas las fraternidades y hermanos. Que en algunas circunstancias del año se tengan celebraciones especiales con este motivo que celebramos toda la Familia Franciscana del mundo.
            Otro motivo de enorme alegría es celebrar el V Centenario de la aprobación de la Regla de la Orden de la Inmaculada Concepción, que tendrá su momento culminante en el tiempo de Pascua de 2011. Y cómo no celebrar con alegría inmensa el VIII Centenario de la Fundación de la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara, que celebraremos desde esta Pascua de 2011 hasta el día 11 de agosto de 2012, festividad de Santa Clara. 
            Ofrecemos oportunidades para crecer como familia franciscana. Que nos ayude a reforzar lo que somos y buscar juntos un futuro esperanzador y cargado de alegría para ofrecer al mundo de hoy la tarea y misión que tenemos encomendada.

Que la Pascua nos ayude a descubrir que tenemos razones para el gozo,
para estar alegres.
La alegría es, sobre todo, del corazón y de la mente
y nos envía a los demás para comunicar esa alegría interior,
para que también los demás sean felices desde esa alegría  espiritual,
que nos ofrece el dador de la alegría. ¡Cristo ha resucitado!.
Ya hay vida y esperanza para todos!. “Nosotros somos testigos”.
Hoy es el día del Señor, vivo y glorioso.  “Este es el día en que actuó el Señor”.
Afirmemos nuestra fe con alegría, confesando que:
“¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!”.
Busquemos los bienes de allá arriba donde está Cristo” (Col 3, 1-4).
Anunciemos el evangelio de la Paz y de la Alegría.
Recorramos los caminos del mundo como Hermanos Menores con el corazón vuelto a Dios. Compartamos la vida de los pobres y la de aquellos que se encuentran a la orilla del camino y así lo reconoceremos “al partir el pan”.
 AMEN. ¡¡ALLELUYA!!.

PORQUE HA RESUCITADO EL SEÑOR ESTAMOS ALEGRES. PAZ.

Cádiz, Curia Provincial, 10 de abril de 2011.



                                                                       Fr. Severino Calderón Martínez, ofm
Presidente de la Federación Interfranciscana de España


viernes, 1 de abril de 2011

VISITA DEL PADRE RAFA AL CENTRO JUVENIL


El pasado 25 de marzo fue un viernes distinto para el Centro Juvenil Francisco y Clara, ya que recibimos la visita del Padre Rafael, sacerdote jesuita de Santo Domingo.

     Este joven sacerdote latinoamericano se encuentra en España haciendo una experiencia durante unos meses, en los cuales ha recorrido distintas ciudades, encontrándose en las últimas semanas en el Colegio San José de Villafranca de los Barros.
        
Todos los grupos del Centro estaban reunidos en el patio de Santa Clara cuando llegó el Padre Rafa. 

Lo primero que se hizo fue una presentación de cada uno de los grupos para que nuestro invitado conociera quienes somos, qué hacemos, por qué estamos en la catequesis; quedando claro que uno de los principales motivos es el seguimiento de Jesús.

Luego el Padre Rafa relató la parábola de “La oveja perdida”, para lo que contó con la participación de un grupo de niños que escenificaron la parábola haciendo de pastor y de ovejas. ¿Cómo se siente el pastor cuando se le pierde una oveja? Se siente triste, desalentado… pues esa es la sensación que tiene Jesús cuando faltamos al grupo, estamos desidiosos…

Sin embargo, cuando encuentra la oveja perdida no cabe en sí de gozo; así también Jesús se alegra cuando retornamos al camino.

Continuó el padre Rafa señalando la importancia de ser fragancia de Cristo, que se manifiesta en el sacramento del bautismo y se exhala con nuestras buenas obras.


            Finalmente, los niños y niñas hicieron preguntas a nuestro invitado, encaminadas a saber cómo surgió su vocación, cómo es la vida de sacerdote, las diferencias que ha observado entre España y la República Dominicana ….

Terminamos cantando todos juntos y contentos por haber compartido la tarde con este sacerdote, mensajero de Cristo por el mundo y llamado a servir a sus hermanos en un país donde el amor de Dios se manifiesta en los más pobres.

Gracias, Padre Rafa. ¡Hasta pronto!

Carmen Gordillo Alcalá